LOS JUDÍOS
QUERÍAN QUE JESÚS FUERA SU REY TERRENAL Y NO CELESTIAL.JUAN 11.
La
resurrección de Lázaro; el complot de los fariseos para matar a Jesús; María
unge los pies de Jesús; Su entrada triunfal; Él les contesta a los griegos
EL TIEMPO
PARA JESÚS MANIFESTARSE COMO EL MESÍAS NO HABÍA LLEGADO, POR ESO NO QUERÍA
PUBLICIDAD.
Durante los
años del ministerio de Jesús aquí en la tierra, muchas veces vemos que Él se
fue aparte del gentío público, y les pidió y «mandó a Sus discípulos que a
nadie dijesen que Él era Jesús el Cristo (el Mesías)» (Mateo 16:20). Cuando
Jesús resucitó la hija de Jairo, «Él les mandó mucho que nadie lo supiese»
(Marcos 5:43). Cuando Sus discípulos descendieron del monte de la
transfiguración, Jesús les instruyó: «(y) les mandó que a nadie dijesen lo que
habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos»
(9:9). La razón por esto se puede ver porque, cuando los cinco mil que fueron
alimentados milagrosamente con los dos peces y los cinco panecillos y estaban
listos: «para apoderarse de Él y hacerle Rey, (entonces) volvió a retirarse al
monte Él solo» (Juan 6:15). Pero cuando Sus hermanos que no eran creyentes le
insistieron: «manifiéstate al mundo», entonces Jesús les dijo: «Mi tiempo aún
no ha llegado» (7:4,6).
MUCHOS
QUERÍAN PURIFICARSE Y VER A JESÚS.
En esos días
Jerusalén estaba llena de personas que venían allí a adorar desde Judea, de
Samaria, de Galilea, y hasta desde lugares bien lejos como Grecia. Muchos
venían días antes para purificarse y estar limpios según la Ley para participar
de la fiesta: «Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de
aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse» (11:55-56), y
también para ver a Jesús.
UN
RECIBIMIENTO DE REY, DE UNGIDO Y DE ACEPTADO.
Cuando Jesús
entró a Jerusalén en Su entrada (triunfal) pública, los líderes religiosos
estaban abrumados por la multitud tan grande que seguía a Jesús, y se oía que
decían: «Mirad, el mundo se va tras Él» (12:19). Cuando llegó el cumplimiento
del tiempo de Dios, Jesús aceptó justa y públicamente el clamar de la multitud
que decían que Él era su Mesías.
UN REY JUSTO
Y SALVADOR, HUMILDE Y VERDADERO.
El profeta
Zacarías bien había profetizado unos 500 años antes: «Alégrate mucho, hija de
Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu Rey vendrá a ti, Justo
y Salvador, Humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna»
(Zacarías 9:9). El Verdadero Rey de Israel oficialmente se presentó a Sí mismo
a la nación como el cumplimiento de esta profecía. «Con todo eso, aun de los
gobernantes, muchos creyeron en Él; pero a causa de los fariseos no lo
confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria
de los hombres que la gloria de Dios» (Juan 12:42-43).
YA NO VIVO
YO, MÁS CRISTO VIVE EN MÍ: PALABRAS DEL APÓSTOL PABLO.
Debemos de
vivir de tal manera que otras personas puedan ver a Cristo viviendo en y por
nosotros.
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