viernes, 5 de agosto de 2016

BASTA YA DE PECAR, BASTA YA DE OFENDER A UN DIOS SANTO Y BUENO.

BASTA YA DE PECAR BASTA YA DE OFENDER A UN DIOS SANTO Y BUENO.
UNA, DOS, TRES, ¡BASTA!
Por el Hermano Pablo.
ES UN ROBO SIN VIOLENCIA, PERO AL FIN ROBO.
Fue algo relativamente leve: un pequeño robo de treinta y siete dólares. La policía y el sistema judicial lo calificaron de «robo de segundo grado». No hubo amenazas, ni hubo violencia ni sangre: sólo el arrebato de una billetera de un desprevenido transeúnte.
LEYES ESTRICTAS, PERO MUCHAS VECES NECESARIAS.
Sin embargo, era la tercera vez que el hombre había sido convicto de robo. Y según la ley de su país, al que comete tres veces el mismo delito lo encierran en la cárcel de por vida. Por eso condenaron a cadena perpetua a Paul Rivers, de veintiséis años de edad.
HOY ESTA CONDUCTA SE HA CONVERTIDO EN UN ESTILO DE VIDA PARA MUCHOS.
De ser primera vez, Rivers hubiera recibido, a lo sumo, una pena de un año. Tal vez aún podría salir libre bajo palabra. Pero era la tercera vez, y eso agraviaba triplemente el delito.
¿ Y SI ESTA CONDUCTA LA PRACTICAMOS EN CONTRA DE DIOS, QUÉ PASARÁ?
No nos corresponde a nosotros juzgar si una u otra ley de cualquier país es, o no, justa, pero este caso nos lleva a una reflexión espiritual. ¿Tendrá Dios, así mismo, límites en su trato con el hombre? ¿Qué hará Dios con los que no se contentan con pecar tres veces sino muchas más? ¿Hasta cuándo tolerará a los que mienten una y otra vez? ¿Qué de la lengua difamadora que en el transcurso de una vida vierte miles de calumnias? ¿Hasta dónde alcanzará la paciencia de Dios con el adúltero que continuamente repite su infidelidad? ¿Qué del hipócrita, del engañador, del ladrón, del homicida, en fin, del pecador que constantemente quebranta las leyes de Dios?
DIOS ES PACIENTE, PERO NO DEBEMOS ABUSAR.
Dios es en extremo paciente, y quiere que todos los hombres se arrepientan (2 Pedro 3:9). El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
3:10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
Él siempre extenderá su perdón y su gracia, pero el pecador contumaz, aquel a quien poco le importa si altera o no su comportamiento, termina agotando la paciencia del Creador. Dios, dice la Biblia, no soportará al hombre para siempre (Génesis 6:3). Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; más serán sus días ciento veinte años.
EL QUE NO ESCUCHA LA REPRENSIÓN, DEBERÁ ASUMIR EL CASTIGO.
El sabio Salomón añade: «El que es reacio a las reprensiones será destruido de repente y sin remedio» (Proverbios 29:1). El hombre que reprendido endurece la cerviz,
De repente será quebrantado, y no habrá para él medicina.
Dios es muy paciente, pero es peligroso poner a prueba su paciencia.
HOY DEBEMOS IR A LA PRESENCIA DE JESUCRISTO Y PEDIR SU PERDÓN.
La única vía segura es arrepentirnos, sincera y profundamente, al sentir ese golpe de conciencia, y pedir, humildemente, perdón por nuestros pecados.
ABANDONAR EL PECADO ES LA CLAVE SALVADORA.
No hay duda de que Dios siempre está dispuesto a perdonar. Pero al pecador perdonado le advierte que no vuelva a pecar (Juan 8:10- 11). Ser perdonado, y abandonar para siempre el pecado, es la clave salvadora.
8:10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?

8:11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

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