¿ESTÁ USTED SEGURO DE SABER QUIÉN ES JESUCRISTO? Juan 5: 5- 47.
5:5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que
estaba enfermo.
5:6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho
tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?
5:7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en
el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende
antes que yo.
5:8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.
5:9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y
anduvo. Y era día de reposo aquel día.
5:10 Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido
sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho.
5:11 Él les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma
tu lecho y anda.
5:12 Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma
tu lecho y anda?
5:13 Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque
Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar.
5:14 Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira,
has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor.
5:15 El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús
era el que le había sanado.
5:16 Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y
procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo.
5:17 Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y
yo trabajo.
5:18 Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque
no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su
propio Padre, haciéndose igual a Dios.
5:19 Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de
cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer
al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.
5:20 Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las
cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros
os maravilléis.
5:21 Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da
vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.
5:22 Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio
dio al Hijo,
5:23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El
que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.
5:24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y
cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha
pasado de muerte a vida.
5:25 De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es,
cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.
5:26 Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también
ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;
5:27 y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto
es el Hijo del Hombre.
5:28 No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando
todos los que están en los sepulcros oirán su voz;
5:29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de
vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
5:30 No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así
juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del
que me envió, la del Padre.
5:31 Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio
no es verdadero.
5:32 Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el
testimonio que da de mí es verdadero.
5:33 Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio
testimonio de la verdad.
5:34 Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo
esto, para que vosotros seáis salvos.
5:35 Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros
quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.
5:36 Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las
obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan
testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.
5:37 También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí.
Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto,
5:38 ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien
él envió, vosotros no creéis.
5:39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece
que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;
5:40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
5:41 Gloria de los hombres no recibo.
5:42 Más yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en
vosotros.
5:43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si
otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis.
5:44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los
unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?
5:45 No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay
quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza.
5:46 Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque
de mí escribió él.
5:47 Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis
palabras?
LA AUTORIDAD
DE JESUCRISTO EL HIJO DE DIOS.
(Jn 5:17-29) "Y Jesús les respondió: Mi
Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aún más procuraban
matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía
que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. Respondió entonces
Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada
por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace,
también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra
todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que
vosotros os maravilléis. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da
vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. Porque el Padre a nadie
juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como
honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. De
cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene
vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De
cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán
la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre
tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;
y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.
No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los
sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de
vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación."
INTRODUCCIÓN.
Después de
que el Señor sanara a un paralítico en el estanque de Betesda, los judíos
comenzaron una persecución a muerte contra él, porque había realizado este
milagro en un día de reposo (Jn 5:16). Pero como ya consideramos en nuestro
estudio anterior, lo que Jesús había quebrantado no era el mandamiento bíblico,
sino la absurda interpretación que los judíos hacían de él. Ahora bien, ante
las acusaciones de los judíos, el Señor hizo una afirmación que de ninguna
manera podía dejar indiferente a nadie: "Mi Padre hasta ahora trabaja y yo
trabajo" (Jn 5:17). Para ellos esto sólo podía ser interpretado de una
manera: Jesús estaba declarando su igualdad con Dios. Por supuesto, ellos no se
cuestionaron si era cierto, simplemente le acusaron de blasfemia y añadieron
otra causa más por la que merecía la muerte.
Lo que vamos
a considerar a continuación tiene una importancia muy grande, porque si el
Señor Jesucristo no estaba realmente afirmando su divinidad, tenía la ocasión
de aclararlo. De hecho, era urgente que lo hiciera, porque su vida estaba en
peligro. Y no le habría sido difícil matizar su afirmación, explicando tal vez
que la relación que tenía con el Padre era igual a la que cualquier otro hombre
puede tener. Sin embargo, lo que vamos a ver a continuación, es que él no se
retractó de su afirmación, sino que de hecho toda la exposición que tenemos
delante sirvió para afirmar la relación única y especial que existe entre el
Hijo y el Padre.
Juan el
evangelista ya había afirmado anteriormente la deidad del Hijo en el prólogo de
su evangelio (Jn 1:1-18). También ha recogido otras declaraciones similares de
aquellos que trataron con Jesús. Por ejemplo, Juan el Bautista dijo de sí mismo
que sólo era un mensajero que preparaba el camino del Señor (Jn 1:23), mientras
que Felipe le dijo a Natanael que habían encontrado a aquel de quien escribió
Moisés (Jn 1:45), y cuando Natanael tuvo su primer encuentro con Jesús, lo
reconoció como "el Hijo de Dios... el Rey de Israel" (Jn 1:49).
Incluso los samaritanos afirmaron que él "es el Salvador del mundo, el
Cristo" (Jn 4:42). Si tenemos en cuenta que todas estas declaraciones
fueron hechas por judíos (o samaritanos) monoteístas, adquieren una gran
importancia, porque no pueden querer decir otra cosa que Jesús es el divino
Mesías que había sido anunciado por las Escrituras.
Ahora bien,
hasta aquí hemos visto la opinión que sus propios discípulos tenían de Jesús.
Pero ¿era algo que ellos creían sin que el mismo Jesús llegara nunca a
confirmarlo o aprobarlo? ¿No sería que los discípulos, deseosos de exaltar a su
Maestro, llegaron mucho más lejos de lo que realmente debían, interpretando los
hechos de una manera exagerada y desproporcionada? Bueno, esto es la opinión de
muchos teólogos liberales de nuestro tiempo, pero a continuación vamos a ver
que si los primeros discípulos llegaron a estas conclusiones, fue porque el
mismo Señor lo dejó claro más allá de toda duda.
A modo de
resumen, vamos a adelantar ahora algunas de las afirmaciones que Jesús hizo y
en las que se compara con su Padre mostrando su absoluta igualdad con él:
Iguales en
poder: (Jn 5:19) "Porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el
Hijo igualmente".
Iguales en
conocimiento: (Jn 5:20) "El Padre le muestra todas las cosas que él
hace".
Iguales en
su capacidad de dar vida a los muertos: (Jn 5:21) "Porque como el Padre
levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da
vida".
Iguales en
autoridad para juzgar: (Jn 5:22,27) "Porque el Padre a nadie juzga, sino
que todo el juicio lo dio al Hijo"... "Y también le dio autoridad de hacer
juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre".
Iguales en
dignidad y honra: (Jn 5:23) "Para que todos honren al Hijo como honran al
Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió".
Iguales en
poder para impartir vida eterna: (Jn 5:24) "El que oye mi palabra y cree
al que me envió tiene vida eterna".
Iguales en
tener vida eterna en sí mismos: (Jn 5:26) "Porque como el Padre tiene vida
en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida eterna en sí
mismo".
Y también
vamos a considerar de manera resumida las claves de la relación del Hijo con el
Padre:
Son uno en
todo lo que hacen (Jn 5:17).
El Hijo es
dependiente del Padre en toda la obra que realiza (Jn 5:19).
La base de
esta relación es el amor y la perfecta confianza entre el Padre y el Hijo (Jn
5:20).
"Haciéndose
igual a Dios"
La razón
para este odio homicida radicaba en dos asuntos fundamentales para ellos. Por
un lado Jesús quebrantaba el día de reposo, y por otro, y mucho más grave, se
hacía igual a Dios, atribuyéndose la divinidad en el sentido más alto posible
de esta palabra.
Esta
pretensión, o bien era una terrible blasfemia, que se debía pagar con la
muerte, o bien era la más gloriosa verdad que el hombre debe creer. Ellos
decidieron que era falso, y acordaron matarle. Por supuesto, comprendían
perfectamente las implicaciones de esta declaración. Si Jesús era Dios, esto
atentaba contra el riguroso monoteísmo en el que habían sido instruidos por las
Escrituras del Antiguo Testamento. ¿Acaso no afirmaba la ley que Jehová era uno
solo y que no había otro Dios fuera de él (Dt 4:35-39) (Dt 6:4)? Tal como ellos
lo entendían, si Jesús era Dios, entonces ya no había un solo Dios, sino dos.
Esto era una grave negación del riguroso monoteísmo que enseñaban las
Escrituras.
Estaba claro
que Jesús tenía que dar alguna explicación, y la dio. En primer lugar, hizo una
defensa completa del monoteísmo cristiano en el cual el Padre y el Hijo son uno
(Jn 5:19-29), y luego mostró aquellas credenciales que demostraban que
realmente él era Dios (Jn 5:30-47). Comencemos entonces por ver la firme
defensa que él hace de su afirmación de igualdad con el Padre.
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