MUCHAS PERSONAS ANTES DE MORIR DEJAN UN MENSAJE.
SU ÚLTIMO
MENSAJE.
Por el
Hermano Pablo.
—Estoy
sumamente deprimido —dijo Ricardo Leiva a sus compañeros de trabajo—. Estoy tan
deprimido que ni siquiera siento dolor.
Y puso el
brazo sobre la llama abierta de una cocina de gas.
Al mediodía
pidió permiso en el trabajo para ir a su casa. Como no regresó en la tarde, el
jefe lo llamó por teléfono.
Este es
Ricardo Leiva —contestó una voz doliente y apagada. Pero era una grabadora.
—He decidido
acabar con mi vida —siguió diciendo el mensaje grabado—. La vida me ha
consumido. He tomado catorce pastillas en los últimos cuarenta minutos. Si eso
falla, usaré mi pistola 45.
Cuando la
policía abrió la puerta de su casa, Ricardo estaba muerto. Pero su teléfono
seguía contestando: —Este es Ricardo Leiva.
He aquí otro
que se suma a lo que ha llegado a ser una interminable lista de suicidas.
Ricardo
Leiva era un ingeniero electrónico que llevaba cinco años trabajando en la
misma empresa. Vivía bien. Tenía pocos amigos, es cierto, pero en su trabajo se
llevaba bien con todos. De pronto entró en una profunda depresión, y no
encontró más recurso que catorce pastillas somníferas y el tiro de una pistola.
¿Qué lo
llevó a esa extrema resolución? Conjeturas hay muchas, pero hay una sola causa
básica, que siempre es la misma. Esa causa básica es la falta de fe. No es la
falta de religión. Lo cierto es que los suicidas suelen tener religión. Suelen
ir mucho a la iglesia. Muchos, incluso, le piden perdón a Dios por lo que van a
hacer. En sus notas de suicidio dicen con frecuencia: «¡Que Dios me perdone!»
Religión
tienen. Lo que no tienen es fe, fe verdadera y comunión constante y viva con
Cristo, fuente de vida espiritual. Por eso viven propensos a las depresiones y
a las desilusiones de la vida.
Todo el que
está siendo invadido por alguna depresión y por la tentación de quitarse la
vida, sepa que hay un Dios que lo ama profundamente. Él lo trajo a este mundo
para vida, no para muerte. La fe viva en Cristo, en su omnipotencia, en su
amor, le traerá la paz que disipará esa depresión. Apártese ahora mismo en
algún lugar donde pueda estar solo, y en la forma más sencilla posible, dígale
a Dios en tantas palabras: «Te necesito, Señor. Ayúdame, por favor. Yo me
someto a tu voluntad. Entra a mi corazón y tráeme tu paz.»
Si hablamos
así con Dios, Él corresponderá a nuestro clamor. Hagámoslo ahora mismo. No
esperemos. Pidamos con fe y seguridad al Creador de todo lo que existe. Él
vendrá en nuestro auxilio, y la depresión se alejará de nosotros.
DIOS SI NOS
RESPONDE Y NOS AYUDA. SALMO 4.
* CIRCUNSTANCIAS
ADVERSAS:
No sabemos a
ciencia cierta cuál fue la situación que atravesaba David cuando escribió este
Salmo; algunos piensan que se redactó durante la rebelión de Absalón, otros
creen que fue más temprano: durante las primeras escaramuzas entre Saúl y
David, también hay quienes piensan que la situación es genérica; y que el
propósito central de estos versículos es establecer una identificación con todo
creyente que pasa por circunstancias adversas.
¿Quién no
tiene días difíciles En esos momentos la oración se convierte en el instrumento
más utilizado, buena parte de nuestras energías se usan en clamar y suplicar.
El salmo 4 es un modelo de oración pidiendo ayuda, al analizarlo encontraremos
las siguientes verdades divinas:
* CUANDO
ESTAMOS EN PROBLEMAS, NOS PONEMOS EXIGENTES. “Respóndeme cuando clamo, oh Dios
de mi justicia…” La frase alude al apuro
con que se está orando, a la necesidad de una respuesta inmediata, a la
velocidad que necesitamos de parte de Dios (Sal 139:4). Muchas veces nos
acercamos a Dios en medio de grandes apremios y nos ponemos exigentes, reclamantes
y apurados.
* CUANDO LA
ESTAMOS PASANDO MAL.
Nunca
estamos solos, siempre tenemos alguien cerca, para animarnos o desalentarnos,
para oprimirnos o deprimirnos. En este salmo hay dos frentes que acompañan al
sufriente:
1. Los que no ayudan (vers. 2 y 4): Estos son
los indiferentes, los que viven de la apariencia, los que se enojan y destruyen
(como la esposa de Job “… maldice a Dios, y muérete” Job 2:9); los que tiemblan
de cólera (Ef. 4:26) y no tienen paz en las noches.
2. Los que deprimen (vers. 6): Aunque estos si
se preocupan, sin embargo no alientan ni animan; ellos nos deprimen porque han
perdido la esperanza y creen que la noche estará reinando por siempre, ellos no
soportan la oscuridad, son débiles porque solo conocen una parte de Rom 13:12
“La noche está avanzada, y se acerca el día…”
* ¿POR QUÉ A
VECES LA PASAMOS MAL?
Esta
pregunta permanece dentro de nosotros y pocas veces tiene una respuesta
adecuada. David ha recibido una revelación de Dios mientras oraba, Él le ha
dicho: “Yo te he escogido para algo especial, por eso es preciso que seas
probado”. Parece contradictorio, pero las pruebas son buena señal, significan
que Dios está puliendo nuestra vida para un propósito especial.
El
sufrimiento de Job solo puede entenderse en el marco del propósito divino, el
sufrimiento perfecciona. No es que Dios tenga una conducta sádica y que le
agrade vernos sufrir, pero Él sabe que todavía no hemos alcanzado la
perfección, entonces se dedica a pulir y mejorar nuestra vida a través del
fuego de la prueba; Pedro llego a comprenderlo “En el cual nosotros os
alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser
afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más
preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada
en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Ped. 1:6.7).
* ¿QUÉ HACE
DIOS SI?
Mientras
David está orando, Dios escribe en el corazón de su siervo dos verdades
maravillosas:
1. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste
ensanchar (vers. 1) Hay una historia hermosa que ilustra esta verdad: Gen 26:
22-30 Isaac está siendo oprimido, pero Dios usa esta circunstancia para hacerlo
ensanchar. ¿Cómo crees que viene el crecimiento y la madurez? Dios usa las angustias
de la vida para hacerte crecer y madurar. Las situaciones de estrechez son
variadas: enfermedades, agresiones, pobreza, stress pero de todas ellas nos
librará Jehová (ver 2 Ped. 1:9). Dios sabe usar todas estas angustias para
hacernos como las águilas.
2. Cuando me acuesto, al punto ya estoy dormido
(vers. 8) El milagro no solo está en el crecimiento que experimentamos cuando
somos probados, también está en la paz que llena nuestras vidas en medio de la
tormenta; es como si David estuviese diciendo “Cuando llega la noche no tengo
tiempo para preocuparme, porque Dios me hace dormir”. Me gusta pensar en que
Dios vigilia mi sueño “Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis
tarde a reposar, y que comáis pan de dolores, pues que a su amado dará Dios el sueño” (Sal 127:2).
Son dos las
obras de Dios: Usar las dificultades para hacernos crecer y regalarnos paz en
medio de los problemas. Tengo una pregunta final ¿Cuándo empieza a cambiar la
situación? Siempre pensamos que habrá un mañana mejor, pero cuando leemos con
atención nos daremos cuenta que las cosas empiezan a cambiar mientras David está
durmiendo “Cuando te acuestes, no tendrás temor, sino que te acostarás, y tu
sueño será grato. No tendrás temor de pavor repentino, ni de ruina de los impíos
cuando viniere, porque Jehová será tu confianza y el preservará tu pie de
quedar preso” (Prov. 3:24-25).
Aun en medio
de la noche, Dios está presente. Si Él está allí, entonces todo está bien,
meditemos en Mat. 26: 36-45. Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo
a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.
26:37 Y
tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a
angustiarse en gran manera.
26:38
Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos
aquí, y velad conmigo.
26:39 Yendo
un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si
es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
26:40 Vino
luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no
habéis podido velar conmigo una hora?
26:41 Velad
y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está
dispuesto, pero la carne es débil.
26:42 Otra
vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí
esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
26:43 Vino
otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de
sueño.
26:44 Y
dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas
palabras.
26:45
Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha
llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.
26:46
Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.
¿ENTONCES
POR QUÉ TOMAR LA DECISIÓN DE ACABAR CON MI VIDA?
APRENDA A
CONTROLAR LAS EMOCIONES.
¿Está usted
plagado (a) de dudas? ¿La depresión, la soledad y la inferioridad se mantienen
sobre usted como una nube tenebrosa? ¿Crea la tensión diaria de la vida un pozo
de ira en lo íntimo de su ser? ¿Se encuentra paralizado (a) por el temor? ¿Está
experimentando la enfermedad de la amargura?
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