LOS HIJOS DE DIOS SOMOS:
SOMOS OBREROS Y GUERREROS
La oposición no es solo una evidencia que Dios está
bendiciendo, sino es también una oportunidad para que nosotros crezcamos. Las
dificultades que aparecieron sacaron lo mejor de Nehemías y de su pueblo.
Refiriéndose a Satanás, Pablo escribió: "pues no ignoramos sus
maquinaciones" (2 Co. 2:11). Este capítulo presenta cuatro de las
maquinaciones de Satanás para oponerse a la obra del Señor, y también nos dice
cómo el pueblo de Dios puede mantenerse firme y derrotar al enemigo. Si usted
empieza a edificar, pronto se verá batallando; así que ¡prepárese! Los
capítulos 4 al 6 de Nehemías describen tácticas diferentes que el enemigo usó
para tratar de parar el trabajo en los muros.
Cuando el enemigo ataca con: El Desánimo (Neh. 4:10)
Las presiones exteriores crean a menudo problemas interiores.
No es fácil llevar a cabo el trabajo cuando se está rodeado de peligros y se
enfrentan a diario las demandas de una tarea que parece imposible. Si los
judíos se dejaban desanimar, se derrotarían a sí mismos; y Sanbalat y sus
aliados no tendrían que entrar nunca en guerra con ellos.
El desánimo es un arma clave en el arsenal de Satanás. Fue el
desánimo lo que evitó que Israel entrara en la Tierra Prometida en Cades-barnea
(Nm. 13). "No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que
nosotros" (v. 31) Los diez espías incrédulos "desalentaron a los
hijos de Israel" (32:9); como una consecuencia, la nación vagó por el
desierto durante cuarenta años hasta que la nueva generación estuvo lista para
conquistar la tierra. "No podremos" es el grito de todos los que
dejan de mirar al Señor y empiezan a mirarse a sí mismos y a sus problemas.
Estos desalentados trabajadores judíos estaban en realidad
poniéndose de acuerdo con el enemigo que decía que ellos eran débiles (Neh. 2:19;
4:1-3). Sanbalat había declarado abiertamente que el trabajo cesaría, y casi
sucedió así.
¿Por qué surgió este desaliento en la tribu real de Judá?
(Véase Gn. 49:8-12.) Tenían la sangre de David en sus venas, y uno pensaría que
debían ser hombres y mujeres de gran fe y valor. La respuesta la encontramos en
Nehemías 6:17-19: Algunos en la tribu de Judá estaban cooperando en secreto con
el enemigo. Los lazos de matrimonio eran más fuertes que los vínculos de
compromiso con el Señor. Según Nehemías 13:15-22, algunos de los dirigentes de
Judá no estaban totalmente dedicados al Señor, sino que estaban más interesados
en obtener dinero.
He aprendido, en mis más de cuarenta años de ministerio, que
en el trabajo del Señor, los que desaniman son:
1- Personas dadas a la duda, personas desconfiadas, rebeldes
que no cooperan con el liderazgo.
2- Personas que se prestan a la componenda. Hay por lo
general algo equivocado en su caminar espiritual. La inmadurez, el egoísmo, la
obstinación son algunas de las características de estas personas.
3- Personas que carecen frecuentemente de fe en la Palabra de
Dios. Su vida está marcada por otras metas que poner primero el reino de Dios.
4- Personas que están ante todo interesados en sus propios
planes y metas.
5- Personas de doble ánimo, esa persona generalmente es
incrédula e inestable (Stg. 1:5-8) y dificulta la obra del Señor.
Nehemías no prestó mucha atención a estos quejosos, sino que
sin dudarlo siguió adelante con el trabajo del Señor. Eso es lo mejor que
podemos hacer. Si pierde tiempo y deja de hacer su tarea por escuchar a todo el
que reclama su atención, o se queja nunca logrará hacer nada. Nehemías recibió
ánimo de la oración y de las promesas de Dios. La Palabra de Dios le ayudo para
seguir adelante con sus convicciones de edificar, y no atender las emociones
intimidantes, tácticas y maquinaciones del enemigo.
Autor: W. Wiersbe
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