EL DIOS DE
TODOS LOS AMORES ES JESUCRISTO.
«HATUEY Y
GUARINA» JESUCRISTO ES EL AMOR DE TODOS LOS AMORES.
Por Carlos
Rey.
(Día
Internacional de las Poblaciones Indígenas)
Un indio
desde una roca
miraba el
cielo cubano....
Un silbido
se escapó
de sus
labios, y al momento,
con pausado
movimiento
una indiana
apareció.
Cuando a la
roca subió,
el indio
ante ella se inclina.
Fue su
frente peregrina
el imán de
su embeleso:
oyóse el
rumor de un beso
y le dijo:
—¡Adiós, Guarina!
—¡Oh! no, mi
bien, no te vayas
—dijo ella
entre mil congojas—,
que tiemblo
como las hojas
de las altas
siguarayas.
Si abandonas
estas playas,
si te
separas de mí,
lloraré
angustiada aquí
cuando tu
nombre recuerde
como el
pitirre que pierde
su nido en
el ponasí....
Oyó el indio
enternecido
tan triste
lamentación:
palpitó su
corazón
y se sintió
conmovido.
Ahogó en su
pecho un gemido
la viramesa
infelice,
y el indio
que la bendice
y más que
nunca la adora,
las blancas
perlas que llora
enjuga
tierno y le dice:
—¡Oh Guarina!
Ya revive
mi provincia
noble y bella,
y pisar no
debe en ella
ningún
infame caribe.
Tu ardiente
amor no me prive,
mi Guarina,
de ir allá....
»Yo soy
“Hatuey”, indio libre....
Deja que de
nuevo vibre
mi voz allá
entre mi grey...
y sepan que
aún vive Hatuey....
»Tolera y
sufre, bien mío,
de tu
fortuna el azar;
pues también
sufro al dejar
las riberas
de tu río.
Siento dejar
tu bohío,
silvestre
flor de Virama,
y aunque mi
pecho te ama,
tengo que
ser ¡oh dolor!
sordo a la
voz del amor,
porque la
patria me llama.
Así dice
aquel valiente,
llora,
suspira, se inclina,
y a su
preciosa Guarina
dio un beso
en la tersa frente.
Beso de
amor, beso ardiente;
sublime,
sonoro y blando.
Y ella con
otro pagando
de su amante
la terneza,
alza la
negra cabeza
y le dice
sollozando:
—Vete, pues,
noble cacique,
vete,
valiente señor.
Pues no
quiero que mi amor
a tu patria
perjudique.
Mas deja que
te suplique,
como humilde
esclava ahora,
que si en
vencer no demora
tu valor,
acá te vuelvas;
porque en
estas verdes selvas
Guarina vive
y te adora.
—¡Sí!
volveré, ¡indiana mía!
—el indio le
contestó,
y otro beso
le imprimió
con dulce
melancolía.
De ella al
punto se desvía,
marcha en
busca de su grey,
y cedro,
palma y jagüey
repiten en
la colina
el triste
adiós de Guarina,
el dulce
beso de Hatuey.1
EL DIOS DE
TODOS LOS AMORES Y TODAS LAS MISERICORDIAS.
Gracias a Dios, es por ese mismo amor que nos
infundió a todos como creación suya que dispuso que su Hijo Jesucristo
abandonara las playas celestiales y viniera al mundo para librarnos de las
cadenas del pecado, permitiendo que fuera inmolado en una cruz para salvarnos
de nuestro infame enemigo mortal que nos tenía esclavizados. Pero conste que
así como Jesucristo, luego de vencer a la muerte misma, volvió a la presencia
del Padre a prepararnos un hermoso bohío allá en el cielo, volverá otra vez
para llevarnos consigo a los que con amor hayamos esperado su venida.2.
2 Jn 3:16.Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna.
Jn 6:31‑36.
Nuestros padres comieron el maná en el
desierto, como está escrito: Pan
del cielo les dio a comer.
6:32 Y Jesús
les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas
mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
6:33 Porque
el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
6:34 Le
dijeron: Señor, danos siempre este pan.
6:35 Jesús
les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el
que en mí cree, no tendrá sed jamás.
6:36 Mas os
he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
Jn 10:17‑18. Por
eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
10:18 Nadie
me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y
tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.
Jn 13:1. Antes de la fiesta de la pascua,
sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al
Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
fin.
Jn 14:1‑21. No se
turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
14:2 En la
casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho;
voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
14:3 Y si me
fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que
donde yo estoy, vosotros también estéis.
14:4 Y
sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
14:5 Le dijo
Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
14:6 Jesús
le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí.
14:7 Si me
conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le
habéis visto.
14:8 Felipe
le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.
14:9 Jesús
le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido,
Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú:
Muéstranos el Padre?
14:10 ¿No
crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo,
no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace
las obras.
14:11
Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por
las mismas obras.
14:12 De
cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las
hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
14:13 Y todo
lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo.
14:14 Si
algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
14:15 Si me
amáis, guardad mis mandamientos.
14:16 Y yo
rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre:
14:17 el
Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en
vosotros.
14:18 No os
dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
14:19
Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo
vivo, vosotros también viviréis.
14:20 En
aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo
en vosotros.
14:21 El que
tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama,
será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Ro 6:1‑10. ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos
en el pecado para que la gracia abunde?
6:2 En
ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en
él?
6:3 ¿O no sabéis
que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados
en su muerte?
6:4 Porque
somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que
como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva.
6:5 Porque
si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también
lo seremos en la de su resurrección;
6:6 sabiendo
esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el
cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
6:7 Porque
el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
6:8 Y si
morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;
6:9 sabiendo
que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se
enseñorea más de él.
6:10 Porque
en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para
Dios vive.
Col 1:13‑14. el
cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de
su amado Hijo,
1:14 en
quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
1Ts 4:13‑18.Tampoco
queremos, hermanos, que ignoréis acerca de
los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
4:14 Porque
si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los
que durmieron en él.
4:15 Por lo
cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que
habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que
durmieron.
4:16 Porque
el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
4:17 Luego
nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así
estaremos siempre con el Señor.
4:18 Por
tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
2Ti 4:8.Por lo demás, me está guardada la
corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no
sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
Tit 2:13.aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador
Jesucristo,
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