jueves, 4 de agosto de 2016

EL MAYOR Y MÁS GRANDE PECADO DE DAVID CONTRA DIOS ES LA INCREDULIDAD.

EL MAYOR Y MÁS GRANDE PECADO DE DAVID CONTRA DIOS ES LA INCREDULIDAD.
¿Sabía usted que el mayor pecado que cometió David tenía nada que ver con Betsabé? Todo el mundo piensa que el asunto de Betsabé era un pecado terrible, y yo estoy en ese número. Estoy de acuerdo en que era un pecado horrible. Pero si pasamos al libro de Crónicas, se encuentra la perspectiva de Dios en cuanto a estas cosas. Y, amigos, ¡Dios no registra el pecado de David con Betsabé en el libro de Crónicas! Cuando Dios perdonó a David por el pecado, Él no sólo le perdonó, sino que ¡también se lo olvidó!
David se lavó limpio de ese pecado, pero Dios sí registra otro. Es el tipo de pecado sobre el cual dice la gente, "No puedo ver por qué esto era un pecado tan grande." Sin embargo, fue importante para Dios porque era un pecado en un nivel espiritual. No afectó la salvación de David, pero ciertamente le afectó a él y a la nación de Israel en su relación personal con Dios. Era el pecado del censo que hizo David del pueblo de Israel y de Judá.
Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa. 1 Crónicas 21:2.
Amigos, a Dios no le agradaba cuando David tomó un censo porque David no estaba deleitándose en el Señor; estaba deleitándose en su propia fuerza. Así que lo que le motivó a contar el pueblo fue el terrible pecado de la incredulidad. David estaba confiando en números en vez de confiar en Dios. A pesar de su buen juicio, Joab siguió la orden de David y llevó a cabo el censo de las personas.
Por lo tanto, Joab, se marchó y recorrió todo Israel, y vino a Jerusalén. Entonces Joab dio la cuenta del número del pueblo a David. Había en todo Israel un millón cien mil hombres que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada. Pero no contaba Levi y Benjamín entre ellos, porque la orden del rey era abominable a Joab (1 Crónicas 21: 4-6). En todo Israel eran 1.100.000 hombres de guerra, y en Judá había casi 500.000.
Antes, cuando Moisés había tomado el censo, tenía un mísero 603.000 hombres. Así que ¡David tenía un millón más de hombres que tenía Moisés! Qué contraste a David, el niño pastor. Cuando él llegó al campamento y vio el gran gigante pavoneándose y desafiando a Israel; este pequeño niño pastor no tomó un censo. Él no contó cuántos estaban en el ejército filisteo y luego tratar de averiguar sus probabilidades de ser capaz de eliminarlos todos. Sólo dijo, "lo haré."

En el Libro de 1ª de Samuel 17: 1- 58. Se narra toda la historia de David y Goliat, las palabras de Confianza que tiene David en Dios.
 ¿Cómo es que tenía el valor? Bueno, él confió en el Señor. Amigo mío, uno no se siente la necesidad de Dios cuando tiene un millón de hombres de pie con usted respaldándole. Pero cuando enfrenta a un gigante y tiene en sus manos solamente una honda y cinco piedras, usted sabe que necesita a Dios.
Ese fue el pecado de David – en vez de creer que Dios proveería para él; prefirió confiar en los números.
Este pecado de incredulidad era el mayor pecado de David. Estoy consciente de que este hecho no se registra con muchos hoy en día. De la misma manera que señalamos con el dedo a David por su pecado con Betsabé, también señalaríamos con el dedo a un miembro de la iglesia que llega a un servicio tambaleándose, obviamente borracho. Pero uno puede entrar a un servicio religioso dominical en la incredulidad y nadie se daría cuenta. Y lo que es peor, si su incredulidad se conociera, no se consideraría un asunto serio.
Mi amigo, Dios nos dice aquí que Él considera la incredulidad el asunto más serio. ¿Por qué? Porque Satanás siempre está detrás de la incredulidad. Él pone la incredulidad en nuestros corazones y mentes para que no confiemos en Dios. Él siempre nos está instando a poner nuestra confianza en los hombres, en los ejércitos, en el dinero, en otra cosa que no sea Dios.
Muchas personas hoy en día confían en los cálculos y no en el Creador.  Confían en la computadora y no en el Cristo. Confían en números y no en el nombre del Señor.  Esto es el pecado de las estadísticas.
David aprendió bien su lección. Escúchenlo:
Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre. Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes. (Salmo 118: 8-9).
Pero David era tan humano como nosotros. Confiamos en Dios para la salvación, pero no confiamos en Él para los problemas de la vida. David miró a su alrededor a sus enemigos y se preguntó si su ejército era lo suficientemente grande. Se olvidó por un momento que su Dios era lo suficientemente grande para todos los gigantes y todas las naciones que lo amenazaban. Así que, en un momento de falta de fe, David tomó un censo. ¿Cuántas veces usted y yo hemos tomado un censo? Nosotros realmente no hemos confiado en Dios, y hemos puesto nuestra fe en otra cosa.
Editado de David: Un hombre conforme al corazón de Dios, escrito r Por J. Vernon McGee.
BIENAVENTURADOS LOS QUE ESPERAN EN DIOS.
“Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día, aguardando a los postes de mis puertas” (Proverbios 8:34).
Tick-tack; tick-tack; tick-tack. Miramos constantemente el reloj y nos frotamos nerviosamente las manos. ¿Es esto lo que Dios tiene en mente cuando dice que “debemos esperar en Él”? Bueno, sí, algunas veces, pero no siempre.
Cuando usted llega a un restaurante y se sienta, y el mesero se acerca para tomar su orden, ¿piensa que esa persona estaba sin hacer absolutamente nada, tan sólo esperando a que usted llegara?
¡De ninguna manera, si es que quiere conserva su trabajo! Debe estar ocupado u ocupada sirviendo a la clientela. De la misma manera, debemos estar ocupados mientras esperamos en el Señor. Esperar en Dios significa anhelar a Jesús, escuchar a Jesús, mirar a Jesús y vivir por Jesús. Si usted practica esta clase de espera, recibirá su poder, provisión y paz. Tal vez usted le ha pedido a Dios que le conceda un cónyuge o un hijo, y han pasado años sin recibir una respuesta. Tal vez usted está en el aeropuerto, esperando la hora de su vuelo. ¿Cómo redime el tiempo? Pídale a Dios que le revele qué es lo que Él quiere que usted haga, en este momento, para Su gloria.
FUERTE CONFIANZA Y ESPERANZA EN DIOS.
“En el temor de Jehová está la fuerte confianza; y esperanza tendrán sus hijos” (Proverbios 14:26).
El Diablo odia a las familias que adoran juntas. Él permitirá que los padres sean religiosos, pero no quiere que se lleven a sus hijos al cielo, con ellos. Como resultado de esta estrategia diabólica, estamos perdiendo una generación completa. Nuestros hijos están siendo dejados atrás para que mueran y se vayan al infierno, porque estamos transigiendo con Satanás. Catherine Booth, esposa del fundador de “El Ejército de Salvación”, oraba de la siguiente manera: “Oh, Dios, no estaré delante de Ti sin todos mis hijos.” Hay muchos padres y madres hoy en día que también necesitan decir eso. ¡Esté firme, madre! ¡Esté firme, padre! Reúna a sus hijos cerca de usted, y ámelos trayéndolos a Jesús.
NUESTROS HIJOS DEBEN APRENDER A CREER Y CONFIAR EN DIOS.
¿Es usted una madre, o un padre? Entonces tenga con sus hijos una cita diaria, semanal o mensual, para conversar acerca de la relación personal de ellos con Dios. ¿Por qué no empezar hoy mismo?
CONFIANZA EN EL REINO DE JESUCRISTO.
“Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
¿Alguna vez ha notado que junto con el mandamiento de “no preocuparse”, en Mateo 6:34, viene correspondientemente la promesa de Dios de cuidar de nosotros? Una de las más frecuentes promesas es que seremos alimentados. Dios suplirá nuestras necesidades. Entonces, ¿por qué Dios promete que “todas estas cosas os serán añadidas”? ¿Será para que no pasemos hambre? No. Amigo, mucha gente que no confía en Dios tiene su mesa llena de alimentos. La persona inconversa promedio piensa en el dinero, casas, carros, ropa, joyas, etc. Jesús sabe que tenemos una mente “de un solo carril”, y que no podemos servir a dos señores. Si son las cosas materiales las que usted está buscando, entonces no está buscando al Señor. Y Él es quien nos dice: “Confía en Mí. Pon toda tu atención y confianza en Mí. Haz el bien y Yo cuidaré de ti.”
¿Está usted buscando primero el reino de Dios? ¿Cómo lo sabe? ¿Cuál es la evidencia en su vida que testifica que Él es su primera prioridad?
CREYENDO EN JESUCRISTO TENEMOS VIDA ETERNA.
Juan 20:31: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.”
El mismo Jesús que convirtió el agua en vino puede transformar su hogar, su vida, su familia, y su futuro. Este mismo Jesús aún está activo en el negocio de los milagros. Y su negocio es el negocio de la transformación. Y cuando nosotros creemos que Jesús es el Cristo, recibiremos vida a través de su nombre.
Alguien bien dijo que la naturaleza nos forma, el pecado nos deforma, la penitenciaría nos reforma, la educación nos informa, el mundo nos conforma, pero sólo Jesús nos transforma.
Si su confianza está depositada en Cristo hoy, ¿qué está esperando: un milagro o más de Él? Su próximo aliento es un milagro. Agradézcale a Dios el milagro de la vida que le ha dado hoy.

NUESTRA MAYOR CONFIANZA DEBE ESTAR EN EL DIOS FUERTE Y TODOPODEROSO. Josué 5: 13- 15, 6: 1- 2.
JOSUÉ Y EL VARÓN CON LA ESPADA DESENVAINADA.
5:13 Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?
5:14 El respondió: No; más como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?
5:15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.
6:1 Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.
6:2 Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.
6:3 Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días.
6:4 Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.
6:5 Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.
6:6 Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes, les dijo: Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes lleven bocinas de cuerno de carnero delante del arca de Jehová.
6:11 Así que él hizo que el arca de Jehová diera una vuelta alrededor de la ciudad, y volvieron luego al campamento, y allí pasaron la noche.
6:12 Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová.
6:20 Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.
6:21 Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.
6:22 Mas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis.
6:23 Y los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo; y también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera del campamento de Israel.
6:24 Y consumieron con fuego la ciudad, y todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de la casa de Jehová la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro.
6:25 Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.
6:26 En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas.

6:27 Estaba, pues, Jehová con Josué, y su nombre se divulgó por toda la tierra.

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