DIOS NOS
CONOCE A TODOS Y SABE TODO DE NOSOTROS.
“Oh Jehová,
Tú me has examinado y conocido” (Salmo 139:1).
¿PARA QUÉ
OCULTARLE A DIOS MIS MOTIVACIONES?
1. Dios ve
todo lo que usted hace.
2. Dios
conoce todo acerca de usted.
3. Dios le
ama. Es maravilloso que el Señor sienta ese amor acerca de todos nosotros,
cuando somos más pequeños que un grano de arena comparados con el universo que
Él creó.
4. No existe
ninguna razón por la cual Dios deba interesarse en nosotros, tal y como no
existe razón por la cual el Presidente de su nación deba estar interesado en
una hormiga flotando sobre un pedazo de pastel en medio del Océano Atlántico.
5. Con todo,
Dios está interesado... muy interesado. Así como el sol se mantiene en el cielo
y calienta la tierra madurando un racimo de bananos como si no tuviera nada
mejor que hacer, igualmente, el Dios Todopoderoso gobierna el universo y se
preocupa de usted como si usted fuese su único interés.
DEBEMOS
ACERCARNOS A DIOS, QUE ÉL ES NUESTRO
AMIGO.
“Acercaos a
Dios, y Él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los
de doble ánimo, purificad vuestros corazones” (Santiago 4:8).
Josué, en el
Antiguo Testamento, cerca de Jericó tuvo un encuentro con el preencarnado
Cristo (véase Josué 5). Las primeras palabras de Josué fueron: 1. “¿Eres de los
nuestros, o de nuestros enemigos?”. Josué estaba en guardia, no queriendo que
nadie hiciera daño al pueblo de Dios.
2. Note la
respuesta del Señor: “No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido
ahora” (v. 14). Básicamente, Él no vino a tomar lados, Él vino a tomar control.
3. Jesús es
el Príncipe del ejército del cielo y con su espada desenvainada Él vino a darle
a Josué un mensaje de victoria.
4. Usted
nunca conocerá la victoria hasta que coloque su espada a los pies de Jesús, se
postre ante su Trono poderoso y le adore.
5. Antes de
poder ser un conquistador, usted debe ser conquistado.
¡Oro que pronto esté en la radiante Avenida
Aleluya donde los caminos de gloria se interceptan!
ES TIEMPO DE
DAR LA GLORIA A DIOS.
Póstrese
ante Dios. Pídale que le humille y le dé una percepción completa de su
santidad, su hermosura y su gloria. Pídale que Él crucifique su carne, y que su
gloria sea dada a conocer a través de su vida.
CONFESAR
NUESTROS PECADOS ES LA GRAN OPORTUNIDAD.
“Que si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9).
NO SE CÓMO
SERÁ DE GRANDE SU PECADO, PERO DIOS PUEDE PERDONARLO.
¿Alguna vez
ha hecho algo tan horrible que ha servido tiempo en prisión? Quizás mató a
alguien, abusó de un niño, hizo un desfalco o violó a alguien. Para muchos,
usted es un criminal aborrecible y el sistema judicial ha declarado que no
posee ningún valor redentor para la humanidad. Bueno, estoy aquí para decirle,
que Dios puede cambiar todo eso. Dios dijo: “Si vuestros pecados fueren como la
grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18b). Toda mancha, toda imperfección,
toda suciedad que haya sobrevenido sobre su alma puede ser limpiada por la
sangre de Jesús. Jesús dijo: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a Mí; y al que
a Mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).
NO SE
RESISTA Y ENTRÉGUELE SU VIDA A
JESUCRISTO EL SEÑOR.
Alábele así:
“Señor Jesús, gracias porque mis pecados que eran como la grana como la nieve
fueron emblanquecidos por tu sangre; que aunque rojos como el carmesí lavados
fueron como blanca lana. Gracias mi Salvador porque a Ti vine y no me echas
fuera. Amen.”
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