martes, 20 de diciembre de 2016

LAS DIMENSIONES DEL AMOR DE DIOS SON: ALTURA, PROFUNDIDAD, ANCHURA Y LARGURA.

LAS DIMENSIONES DEL AMOR DE DIOS SON: ALTURA, PROFUNDIDAD, ANCHURA Y LARGURA.
“Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:39).
Un historiador nos dice que después de la inquisición española, los soldados de Napoleón descubrieron un calabozo, en donde encontraron un esqueleto todavía encadenado. Para su sorpresa, ellos miraron en la pared el dibujo de una cruz. En la cabecera de la cruz estaba escrita la palabra “altura”; al pie de la cruz, la palabra “profundidad”; y a los lados de la cruz, las palabras “anchura” y “largura.” Para ese prisionero, la cruz fue una ilustración de las dimensiones del amor de Dios. El amor de Dios es expansivo y eterno.
LA VERDADERA RAZÓN DE LA NAVIDAD Y DE CUALESQUIER OTRO TIEMPO ES JESUCRISTO.
Durante el frenesí de fiestas y compras en diciembre, fácilmente podemos olvidar el verdadero significado de la celebración de Navidad: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree no se pierda, más tenga vida eterna.” ¿Qué está haciendo hoy para guiar a otros a Jesucristo, quien es la verdadera razón de la Navidad?
¿LE PREGUNTO, YA NACIÓ EL SEÑOR JESUCRISTO EN TU CORAZÓN?
DÍGALO CON TODAS SUS FUERZAS: QUE JESUCRISTO ES SU SALVADOR, SU SEÑOR Y SU  DIOS.
“Me diste asimismo el escudo de tu salvación; tu diestra me sustentó, y tu benignidad me ha engrandecido” - (Salmo 18:35).
DÍGALE CON TODAS SUS FUERZAS AL MALIGNO: QUE USTED ES AHORA DE CRISTO EL SEÑOR.
Durante la segunda guerra mundial, el General Jonathan Mayhew Wainwright dirigió una galante pero inútil batalla, terminando como prisionero de guerra. Por meses los japoneses se burlaron de él y lo torturaron. Entonces un día, llegó la noticia de que las Fuerzas Aliadas habían ganado la guerra. Los guardias japoneses pensaron que Wainwright no había escuchado las noticias, y se acercaron para someterle a su rutina diaria de torturas. Sin embargo, aunque Wainwright estaba débil y delicado, se puso firme de pie y les dijo: “Desde este momento, ¡yo doy las órdenes aquí!”
GRITE QUE EL VICTORIOSO VIVE EN USTED.

El diablo tampoco quiere que usted sepa las Buenas Nuevas de que Jesús ha ganado la victoria. Más usted debe resistirle y proclamar el poder de Dios en su vida.

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