LA
IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
El Pueblo de
Dios y la Palabra de Dios.
Si Dios va a
trabajar en y por medio de su pueblo, pero para eso los creyentes debemos
entonces responder positivamente a Su Palabra. Entender la Palabra (8:1-8),
regocijarse en la palabra (vv. 9-12), y obedecer la Palabra (vv. 13-18). Todo
nuestro ser debe responder, la mente (entendimiento), corazón (sentimientos), y
voluntad (en obediencia), Toda nuestra vida debe estar cautivada por la verdad
de Dios. Este capítulo describe tres respuestas básicas. Hoy observamos la
primera respuesta.
1- Debemos
entender la Palabra de Dios (Neh. 8:1-8)
La Biblia no
es un "libro mágico" que cambia a la persona o las circunstancias
simplemente por leerla o recitarla. La Palabra debe ser entendida antes de que
pueda entrar en el corazón y liberar su poder transformador de la vida. Note
cómo aparece mencionado "entender" seis veces en este capítulo (vs.
2, 3, 7, 8, 12, 13)
Esdras era
el hombre ideal para llevar a cabo esta conferencia bíblica al aire libre. Él
era un sacerdote y un escriba que "había preparado su corazón para
inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel" (Esdras.
7:10). Llegó a Jerusalén unos catorce años antes que Nehemías y ya había
procurado llevar al pueblo por los caminos de Dios (Esdras. 7-10).
a. Llevó el
libro (Neh. 8:1-4). Este era el primer día del mes séptimo, que era el
equivalente judío para nuestro primer día del Año Nuevo. Era el momento más
oportuno para que la nación se reconciliara con el Señor y tuviera un nuevo y
refrescante comienzo. Jamás nos avergoncemos de la Biblia y busquemos llevar en
nuestros corazones la Palabra de Dios.
b. Abrió el
libro (Neh. 8:5, 6). Cuando Esdras levantó el rollo y lo desenrolló hasta el
pasaje que iba a leer, el pueblo que estaba sentado en la plaza honró la
Palabra de Dios poniéndose en pie. Sabían que no iban a estar escuchando
solamente a un hombre que expresaba sus propias ideas; sino que estarían
escuchando la misma Palabra de Dios (1 Ts. 2:13). El pueblo permaneció de pie
mientras que se leía y se explicaba la Ley (Neh. 8:7). Esdras empezó la lectura
y enseñanza temprano en la mañana y continuó hasta el mediodía (v. 3), lo que
significa que la congregación permaneció escuchando durante cinco o seis horas;
y eso siguió así durante una semana (v. 18). Sin duda alguna que de vez en
cuando les dio oportunidad para descansar; pero las personas estaban allí para
escuchar a Dios hablar y se mantuvieron dispuestas a estar de pie y prestar
atención. Nuestras iglesias tienen hoy una gran necesidad de mostrar en los
servicios públicos más respeto por la Palabra de Dios.
c. Leyó y
explicó el libro (Neh. 8:7, 8). La gente común no poseía copias de las
Escrituras en aquel tiempo, de forma que los oyentes estaban emocionados con la
posibilidad de escuchar la Palabra de Dios. La expresión "ponían el
sentido" en el versículo 8 quiere decir que explicaban la Ley de forma que
los oyentes pudieran comprenderla. La Palabra era leída y explicada de manera
tal que las personas podían aplicarla a su propia vida. Tenemos aquí un
equilibrio entre la proclamación pública de la Palabra en la asamblea y la
aplicación personal de la misma. Ambas son importantes.
La Palabra
de Dios produce entre muchas cosas convicción y lleva al arrepentimiento, pero
también nos trae gozo; porque la misma Palabra que hiere también sana. Dice el
profeta: "Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue
por gozo y por alegría de mi corazón, porque tu nombre se invocó sobre mí"
(Jer. 15:16). El salmista agrega: "Los mandamientos de Jehová son rectos,
que alegran el corazón" (Sal. 19:8). "Por heredad he tomado tus
testimonios para siempre, porque son el gozo de mi corazón" (119:111).
Autor: W.
Wiersbe.
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