martes, 3 de enero de 2017

LAS CONSECUENCIAS INMEDIATAS DEL PECADO DEL HOMBRE.

LAS CONSECUENCIAS INMEDIATAS DEL PECADO DEL HOMBRE.
ES CAPÍTULO CUATRO DE GÉNESIS NOS PRESENTA:
Los sacrificios de Caín y Abel; Caín mata a Abel; la genealogía de la raza humana desde Adán hasta Noé; el arca de Noé.
Las consecuencias físicas, espirituales, y eternas del pecado son sorprendentes e irrevocables. No tomó mucho tiempo para que Adán y Eva se dieran cuenta de su naturaleza pecaminosa. Su hijo primogénito, Caín, se celó de su hermano Abel y estaba airado con Dios porque su sacrificio no fue aceptado.
«Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas . . . Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda . . . » (Dios la recibió favorablemente), «pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya» (Génesis 4:4-5). El Señor se acercó a Caín en amor y le ofreció una oportunidad para arrepentirse de su pecado. «Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta» (Génesis 4:6-7). Aunque la ofrenda de Caín, con las primicias del fruto de la tierra, reconoció a Dios como el Creador, eso no reconoció a Caín como pecador. « . . . Y sin derramamiento de sangre no se hace remisión» (no hay perdón de los pecados) (Hebreos 9:22). «Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas» (Hebreos 11:4). Abel trajo lo mejor a Dios como una ofrenda de acción de gracias, pero también reconoció que él era pecador cuando «trajo también de los primogénitos de sus ovejas» (Génesis 4:4), lo cual quiere decir que él ofreció el sacrificio de la sangre de un cordero como expiación por sus pecados.
La genealogía de «los hijos de Dios» (Génesis 6:2,4), continuó por medio del tercer hijo de Eva, Set (Génesis 5:3), y por medio de su linaje vendría Jesucristo al mundo (Lucas 3:38). Exactamente como las cosas a veces pasan hoy en día, así pasó en aquel entonces: « . . . viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas (las personas que vivían en desobediencia a Dios), tomaron para sí mujeres» (Génesis 6:2). A veces se piensa que el matrimonio de los creyentes con los incrédulos es de alguna ventaja. El corazón de ellos puede llenarse de orgullo al pensar que esos matrimonios en yugo desigual pueden dar hombres ilustres al mundo. «Estos fueron valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre» (Génesis 6:4). Pero estos hombres no vivieron en obediencia a Dios.
Desde el principio, el mandato bíblico ha siempre sido: «No os unáis en yugo desigual con los incrédulos» (II de Corintios 6:14).

Jesucristo es el camino que nos guía desde donde estamos, como pecadores, a donde Dios está.

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