jueves, 19 de enero de 2017

PÍDALE A DIOS QUE LE CONFIRME LA AUTORIDAD Y LLEVE PAZ AL QUE ESTÁ SUFRIENDO.

PÍDALE A DIOS QUE LE CONFIRME LA  AUTORIDAD Y LLEVE PAZ AL QUE ESTÁ SUFRIENDO.
“He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” - (Lucas 10:19).
TODOS PODEMOS HACER PARTE DE LA GRAN COMISIÓN.
¿Alguna vez ha pensado en “La Gran Comisión” como una misión imposible? Sin embargo, no lo es debido a las bases sobre las cuales Jesús la dio. Verá, Jesús dijo que todo poder, autoridad y dominio le fue dada en el cielo y en la tierra (ver Mateo 28:18-20). El dominio le fue dado primero al hombre, pero el hombre se lo entregó al diablo en el Huerto de Edén. Jesús lo recibió de nuevo de su Padre, y a todo creyente nos ha dado esa autoridad. ¿Posee Jesús autoridad sobre el diablo? ¡Por supuesto! Por lo tanto, usted también la posee. ¿Tiene Jesús la victoria? ¡Claro que sí! Entonces, usted también tiene la victoria. ¿Está Jesús en el trono? ¡Absolutamente! Y usted también lo está. La victoria es nuestra por medio de Jesucristo.
VIVA EN LA VICTORIA QUE JESUCRISTO DECLARÓ PARA NOSOTROS.
Pídale al Espíritu Santo que le muestre cuáles son sus temores, y confiéselos como pecado. Arrepiéntase, y extienda su mano para asir la mano de Jesús, que está extendida para sostenerle y darle la victoria.
LOS CAMBIOS ESPIRITUALES QUE DIOS QUIERE EN NOSOTROS Y NO LOS CAMBIOS SUPERFICIALES Y EXTERNOS.
“¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio” - (Mateo 23:26).
NACER DE NUEVO, ES EL CAMBIO PROFUNDO DE JESUCRISTO EN NOSOTROS.
¿Qué sucede cuando usted trata de ayudar a otros? Siempre comenzamos desde “afuera”. Pensamos que si podemos cambiar el medio ambiente del hombre (su hogar, vestimenta, alimentos, educación, etc.), entonces podemos crear un nuevo hombre. Esto no se puede hacer. No hay que olvidar que fue en el Huerto de Edén en donde el hombre se metió en problemas. El “limpiar” lo exterior, lo de afuera, es sólo reformar. Mas cuando usted limpia lo interior, eso es regenerar. Jesús les dijo a los fariseos que no necesitaban otro baño; necesitaban un nuevo nacimiento. Preste atención, no estamos diciendo que no debemos ayudar a otros. Debemos hacerlo. Pero el ser humano necesita algo más que jabón y jamón. ¡Necesita salvación! Necesita nacer “de arriba”, y no sólo un empujoncito desde abajo.
EL CAMPO ESTÁ LISTO, PERO LOS OBREROS SON POCOS
¿SERÁ USTED UNO DE LOS OBREROS?
¿Tiene usted una lista de personas que no son salvas? Ore por ellas hoy. Pídale a Dios que le use en el proceso de guiarles hacia Él, para que Él las regenere pudiendo así ellas nacer de nuevo.
NUESTRA CONFIANZA ESTÁ EN DIOS, NUESTRO SALVADOR.
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas” - (Proverbios 3:5-6).
DEBE PREGUNTÁRSE QUÉ QUIERE EL SEÑOR DE USTED.
Si Jesucristo es Señor de su vida, usted va a darle a Él la primacía en toda decisión que tome. Usted se preguntará: “¿Cuál es la voluntad del Señor? ¿Cuál es el propósito de Jesús? ¿Qué es lo que glorificará al Padre?” ¿Alguna vez ha trabajado para una empresa que un día decidió transferirlo? Muchas personas, debido a sus obligaciones financieras, lo discuten brevemente con sus familias y amigos, y luego hacen planes para el cambio. En ocasiones el traslado ocurre tan rápidamente, que la oración es olvidada. Amigo, si Dios quiere que usted vaya, entonces hágalo. Si Dios no quiere que vaya, entonces debe quedarse. Sin embargo, usted nunca lo sabrá hasta que esté a solas con Dios, y deje que Él le diga qué es lo que quiere.
¿SEÑOR, QUÉ QUIERES QUE YO HAGA?
Si Jesucristo es Señor de su vida, usted va a darle a Él la primacía en toda decisión que tome. Usted se preguntará: “¿Cuál es la voluntad del Señor? ¿Cuál es el propósito de Jesús? ¿Qué es lo que glorificará al Padre?” ¿Alguna vez ha trabajado para una empresa que un día decidió transferirlo? Muchas personas, debido a sus obligaciones financieras, lo discuten brevemente con sus familias y amigos, y luego hacen planes para el cambio. En ocasiones el traslado ocurre tan rápidamente, que la oración es olvidada. Amigo, si Dios quiere que usted vaya, entonces hágalo. Si Dios no quiere que vaya, entonces debe quedarse. Sin embargo, usted nunca lo sabrá hasta que esté a solas con Dios, y deje que Él le diga qué es lo que quiere.
UNA CONFIANZA ABSOLUTA EN EL SEÑOR.
“Echa sobre Jehová tu carga, y Él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo” - (Salmo 55:22).
JESUCRISTO PROMETIÓ QUE NO NOS DEJARÍA SOLOS.
Fue terrible el funeral de Simón Pedro. Jesús estuvo allí y dijo: “Es una pena que Pedro haya muerto tan joven. Él ya estaba aprendiendo cómo caminar sobre las aguas. Yo no debí haberle dicho que saliera del bote.” Fue un funeral triste. Ahora, esperamos que usted esté diciendo: “¡Un momento!”, porque todos sabemos que Pedro no se ahogó cuando Jesús le llamó que saliera del bote (ver Mateo 14:22-23). Y usted tampoco se ahogará o hundirá cuando Jesús le llame a realizar algo humanamente imposible. Tal vez Pedro no caminó mucho sobre las aguas, pero nos atrevemos decir que él caminó mucho más de lo que ninguno jamás ha caminado sobre las aguas, con la excepción de Jesús. No se preocupe si tiene que salir del bote, si es que eso es lo que Dios le llama hacer. Es más seguro estar con Jesús en medio de las olas que en el bote sin Él.
DEBEMOS CONFIAR EN EL LLAMADO DE DIOS, ÉL ESTARÁ CON NOSOTROS.
¿Dios le ha llamado para que usted haga algo, y no lo ha hecho porque piensa que no podrá? Tal vez le ha llamado para que confíe en Él en una situación que parece sin esperanza. Quizás le ha llamado para que se goce acerca de algo por lo que usted lo único que siente es tristeza. Posiblemente le ha llamado para que hable de su fe, sabiendo que al hacerlo experimentará grandes pérdidas o vergüenza. Pídale a Dios que le dé la fortaleza para confiar en Él. Él le proveerá de todo lo que usted necesita para hacer lo que Él le ha ordenado hacer (Proverbios 3:5-6).
ECHEMOS LAS CARGAS SOBRE ÉL.
CUANDO NO CONFIAMOS EN JESUCRISTO, ESTO NOS PUEDE SUCEDER.
TODA UNA VIDA POR DELANTE
Por el Hermano Pablo.
Se llamaba Pastor Pérez Gutiérrez. Tenía quince años de edad y vivía en Managua, Nicaragua. Un día recibió un fuerte regaño de su madre. El muchacho se sintió sumamente deprimido. Negros pensamientos invadieron su mente, y lo envolvió una mezcla de resentimiento y despecho junto con la sensación de no valer nada.
Con la voluntad vencida, la mente ofuscada y la razón perdida, el muchacho, que apenas estaba entrando a la vida, vio en su imaginación que se levantaba ante él una tétrica figura. Era la rama de un árbol, con una cuerda amarrada. Pastor Pérez Gutiérrez se dijo a sí mismo que la única solución para su vida era el suicidio, y tomando la fatal determinación, se encaminó al árbol en el patio de su casa. Allí amarró una soga a una de las ramas, y se colgó de ella. Quince años, nada más, y ya la carga de la vida le era demasiado pesada.
El suicidio de un joven nos conmueve hasta lo más profundo. Todo suicidio, toda derrota de un semejante, nos entristece, pero cuando oímos de algún joven que se suicida, sufrimos más. El que tiene toda una vida por delante, con tan brillantes oportunidades como ofrece la vida, y trunca todo en un instante, está despreciando lo más grande que posee: su futuro.
Además, Cristo ofrece vida en abundancia a todo el que sepa echar sus cargas sobre Él. La vida trae de todo —momentos malos y tristes, y días de dicha y alegría—, pero cada ser humano es una vida que Dios ha creado y que ninguno debe cortar antes que Dios lo llame.
El suicidio de un joven es un grave síntoma social. Algo anda muy mal cuando una criatura de quince años arma su brazo contra sí mismo. Eso dice muchísimo acerca de la falta de fe, del descreimiento, de la insensibilidad espiritual y de la furia contenida que existe en el ambiente en que vive ese joven.
Dios nos tiene en este mundo porque Él aquí nos necesita. Es cierto que en esta vida hay momentos de agonía, pero los hay también de profunda paz. Y la vida de cada uno de nosotros tiene, querámoslo o no, una influencia poderosa en otros que nos acompañan en este camino. Ellos dependen de nuestra estabilidad. No les neguemos nuestro brazo de ayuda.

Cristo quiere que pongamos nuestra confianza y nuestra vida entera en sus manos. Si aún no lo hemos hecho, rindámonos hoy mismo a Dios nuestro Creador.

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