¿UNA
PREGUNTA MUY INTERESANTE DÓNDE ESTÁ DIOS?
¿DÓNDE ESTÁ
DIOS?
Por el
Hermano Pablo.
Eran enormes
pilas de cartas, y cada día entraban nuevas. Llegaban entre cincuenta y cien
cartas diarias, principalmente de Europa y América, aunque también del resto
del mundo. Su destino era el correo de Jerusalén, y las autoridades no sabían
qué hacer con ellas. Eran cartas que iban dirigidas a «Dios en Jerusalén».
Una carta
iba dirigida así: «El Señor del mundo. Trono de gloria. Séptimo cielo.
Jerusalén.» Algunas de esas cartas contenían peticiones de ayuda, especialmente
de solteras que buscaban esposo. Otras venían de niños que habían sido
abandonados. El jefe de correos se vio obligado a tomar la decisión de quemar
todas esas cartas. «No podemos hacer otra cosa con ellas», concluyó.
Esta noticia
de un número crecido de cartas enviadas a Jerusalén y dirigidas a Dios debe
hacernos reflexionar. Que haya tanta gente en el mundo urgentemente necesitada
y que no sabe cómo hallar a Dios es sumamente triste.
Que haya
necesidad de dirigirse a Dios es evidente. Que este haya sido el anhelo de toda
la humanidad de todos los tiempos, también es evidente. Y que toda persona se
sentiría feliz si Dios le diera la respuesta que necesita, lo es igualmente.
En el Libro
de Job, tal vez el libro más antiguo de la Biblia, se expresa el mismo anhelo:
«¡Ah, si supiera yo dónde encontrar a Dios! ¡Si pudiera llegar adonde él
habita! Ante él expondría mi caso; llenaría mi boca de argumentos» (Job 23:3).
Para satisfacer esa necesidad, el hombre ha inventado toda clase de religiones
y ha fundado toda clase de ciudades sagradas.
En cierta
ocasión, Jesucristo pasaba por la ciudad de Samaria cuando junto a un pozo se
encontró con una mujer samaritana. Ella, en la conversación que se suscitó, le
dijo a Jesús: «Nuestros antepasados adoraron en este monte, pero ustedes los
judíos dicen que el lugar donde debemos adorar está en Jerusalén.» A lo que
Jesús le respondió: «Los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en
espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren»
(Juan 4:20-23).
Dios no está
circunscrito a ningún lugar, a ninguna organización, a ningún orden ni a
ninguna religión. Si tratáramos de describir el lugar donde se halla,
tendríamos que concluir que se encuentra en el lugar de nuestra necesidad. Lo
hallamos en el corazón del arrepentido. Lo hallamos en el dolor del humilde. Y
más que todo, lo hallamos al pie de la cruz de Cristo.
DIOS NO
HABITA EN TEMPLOS HUMANOS.
El Apóstol Pablo
enseñó a los atenienses en Hechos 17: 16-34. Mientras Pablo los esperaba en
Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.
17:17 Así
que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día
con los que concurrían.
17:18 Y
algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos
decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de
nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la
resurrección.
17:19 Y
tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva
enseñanza de que hablas?
17:20 Pues
traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir
esto.
17:21
(Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra
cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)
17:22
Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses,
en todo observo que sois muy religiosos;
17:23 porque
pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba
esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin
conocerle, es a quien yo os anuncio.
17:24 El
Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo
y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,
17:25 ni es
honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a
todos vida y aliento y todas las cosas.
17:26 Y de
una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda
la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites
de su habitación;
17:27 para
que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque
ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.
17:28 Porque
en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas
también han dicho: Porque linaje suyo somos.
17:29
Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante
a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.
17:30 Pero
Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a
todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
17:31 por
cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por
aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los
muertos.
17:32 Pero
cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros
decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.
17:33 Y así
Pablo salió de en medio de ellos.
17:34 Más
algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el
areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.
Dios está
ahora mismo tocando a la puerta de nuestro corazón. Como dice Apocalipsis 320.
'He aquí, yo estoy a la puerta
y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y
él conmigo.
Abrámosle la puerta y dejémoslo entrar. Él
quiere ser nuestro seguro y eterno Salvador.
¿ Y LA
IGLESIA ENTONCES?
Primera
Corintios 6:20: “Porque habéis sido comprado por precio; glorificad, pues, a
Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”
Mateo 26:28
dice: “Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada
para remisión de pecados.” Note la palabra “pacto” que proviene de la palabra
griega diatheke. Cristo nos ha comprado con su sangre. Hemos entrado en un
pacto con Él. La iglesia es la esposa y Él es el esposo. Estamos desposados a
Él en un pacto comprado con su sangre.
Samuel J.
Stone escribió estas palabras poderosas en un himno que cantamos en nuestra
iglesia titulado: “El cimiento de la iglesia” (The Church’s One Foundation):
“Desde el cielo, Él vino a buscar a su esposa santa, con su propia sangre la
compró, y por darle vida murió.”
Permita que
esta poderosa verdad penetre en lo profundo de su corazón. Medite en lo que
significa que Jesús haya venido a buscarle y que le haya comprado con su propia
sangre.
Apocalipsis
7:12: “La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la
honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los
siglos.”
Un hombre
que se emocionaba demasiado en la iglesia. Continuamente gritaba: “¡Alabado sea
el Señor!” Un día, unos miembros de su congregación vinieron a hablarle cuando
él araba sus campos. Al terminar de platicar, él inclinó su rostro y explicó:
“Sé que es verdad. He interrumpido los cultos, pero saben, me siento ahí y
pienso todo lo que el Señor ha hecho por mí: Cómo murió en agonía, y derramó su
sangre en la cruz por mí... cómo Él ha perdonado todos mis pecados... cómo me
ha llenado del Espíritu Santo y... ¡cuida de mi mula mientras le alabo!”
Si ser salvo
y saber que irá al cielo no lo emociona, usted tiene callos en su alma. ¡Es
emocionante conocer al Señor Jesucristo!
¿Cuándo fue
la última vez que usted levantó sus manos y grito: “¡Alabado sea el Señor!”?
¡Quizás ahora mismo sea un buen tiempo para hacerlo!
LA IGLESIA
ES EL LUGAR DE REUNIÓN DE LOS HERMANOS PARA ALABAR A DIOS COMO DICE EL SALMO
133:1-3.¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
Habitar los
hermanos juntos en armonía!
133:2 Es
como el buen óleo sobre la cabeza,
El cual
desciende sobre la barba,
La barba de
Aarón,
Y baja hasta
el borde de sus vestiduras;
133:3 Como
el rocío de Hermón,
Que
desciende sobre los montes de Sion;
Porque allí
envía Jehová bendición,
Y vida
eterna.
¿ESTÁ USTED
ASISTIENDO A LA IGLESIA PARA ADORAR A DIOS, O HA DEJADO EL PRIMER AMOR?
En
Apocalipsis 2:1-7, leemos que el Señor acusa a la iglesia de Éfeso de haber
abandonado su primer amor. No era que no amaban al Señor Jesús, sino que no lo
amaban como antes. Si ha existido alguna ocasión cuando usted ha amado a Jesús
más de lo que lo ama en este momento, usted se está descarriando. G. Campbell
Morgan dijo que ser tibio en cuanto al Señor es la peor blasfemia. Creemos que
está en lo correcto. Ser tibio es una manera de decir: “Dios, creo en Ti, pero
simplemente no me emocionas.” ¡Oh, cuánto deberíamos permanecer enamorados del
Señor Jesucristo!
¿Ha dejado
usted su primer amor? ¿Está tibio su amor por Jesús? Lea el Salmo 26:1-8, haga
una oración basada en éste y busque a Jesús.
Júzgame, oh
Jehová, porque yo en mi integridad he andado;
He confiado
asimismo en Jehová sin titubear.
26:2
Escudríñame, oh Jehová, y pruébame;
Examina mis
íntimos pensamientos y mi corazón.
26:3 Porque
tu misericordia está delante de mis ojos,
Y ando en tu
verdad.
26:4 No me
he sentado con hombres hipócritas,
Ni entré con
los que andan simuladamente.
26:5
Aborrecí la reunión de los malignos,
Y con los
impíos nunca me senté.
26:6 Lavaré
en inocencia mis manos,
Y así andaré
alrededor de tu altar, oh Jehová,
26:7 Para
exclamar con voz de acción de gracias,
Y para
contar todas tus maravillas.
26:8 Jehová,
la habitación de tu casa he amado,
Y el lugar de
la morada de tu gloria.
Primera
Corintios 1:30: “Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha
sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.”
El apóstol Pablo creía que la mayor
bendición era ser “hallado en Él.” Pablo cambió una serie de reglamentos por un
Amigo. ¿No preferiría usted tener un amigo que una serie de reglamentos? Antes
de su salvación, Pablo tenía la ley, mas ahora tiene al Señor. ¡Qué diferencia!
Qué lugar tan seguro es el ser hallado en Cristo.
Si usted es
salvo no es tan sólo un miembro de la iglesia, sino que está en Cristo. Usted
está en su cuerpo (la iglesia) y Él está en usted. ¡Qué comunión divina! Puede
ser que no tenga a nadie a su derredor, pero nunca estará solo otra vez, porque
el Señor Jesucristo está en usted y usted en Él.
Le invitamos
a meditar en esta verdad. A su vez lea Filipenses 3:9.
y ser
hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que
es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;
3:10 a fin
de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus
padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,
SOMOS EL
CUERPO Y LA IGLESIA DE JESUCRISTO.
“Vosotros
también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio
santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de
Jesucristo” - (1 Pedro 2:5).
Jesús no
sólo es la piedra angular de la iglesia, sino también es quien edifica cada
bloque individual por medio de cada creyente. ¿Ha escuchado alguna vez la
expresión: “De tal palo, tal astilla”? Significa el compartir la naturaleza del
progenitor. En un sentido, cada hijo de Dios es una “astilla” del árbol. Por
nosotros mismos no somos mucho que digamos. ¿Cuántos edificios ha visto usted,
construidos con un solo ladrillo? Una piedra puede fácilmente ser lanzada de un
lado al otro, pero si usted junta muchas de ellas, habrá fortaleza. Nuestro
Señor nos construye juntos para que ganemos fuerza el uno del otro. Es
increíble lo que puede suceder cuando el cuerpo de Cristo está unificado.
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