LO MÁS
INCREÍBLE ES QUE DIOS NOS DICE QUE SOMOS SACERDOTES SANTOS ¿LO CREES TU?
“Vosotros
también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio
santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de
Jesucristo” - (1 Pedro 2:5).
Jesús no
sólo es la piedra angular de la iglesia, sino también es quien edifica cada
bloque individual por medio de cada creyente. ¿Ha escuchado alguna vez la
expresión: “De tal palo, tal astilla”? Significa el compartir la naturaleza del
progenitor. En un sentido, cada hijo de Dios es una “astilla” del árbol. Por
nosotros mismos no somos mucho que digamos. ¿Cuántos edificios ha visto usted,
construidos con un solo ladrillo? Una piedra puede fácilmente ser lanzada de un
lado al otro, pero si usted junta muchas de ellas, habrá fortaleza. Nuestro
Señor nos construye juntos para que ganemos fuerza el uno del otro. Es
increíble lo que puede suceder cuando el cuerpo de Cristo está unificado.
Salga de su
“zona de seguridad” en sacrificio al trabajo del Señor. Vaya más allá de las
fronteras culturales, socioeconómicas o raciales para traer unidad al cuerpo de
Cristo. ¿Cómo hará eso? Ore, y Dios le mostrará cómo hacerlo.
JESUCRISTO
ES NUESTRO GRAN SACERDOTE Y CAPAZ DE AYUDARNOS Y BENDECIRNOS.
“Por lo cual
puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo
siempre para interceder por ellos” - (Hebreos 7:25).
Si usted es
hijo de Dios, ¡tenemos muy buenas noticias para usted! Porque Jesús vive, usted
vive. Porque usted es parte de Él y Él nunca morirá, usted nunca morirá.
Jesucristo es más que un Salvador, Él es Intercesor y Sumo Sacerdote.
El pastor
Adrián Rogers solía decir: “Me preocuparé de perder mi salvación, cuando Jesús
muera, y ¡Él no va a morir!”
¿Dónde está
Él hoy? A la diestra de Dios, “viviendo siempre para interceder por” usted.
Usted puede
estar seguro en este mundo porque su salvación está arraigada en la
misericordia del Padre, obtenida por la obediencia del Hijo, y hecha posible
por el poder renovador del Espíritu Santo.
Por favor lea Hebreos 7:26-27 y 8:1-2.
Alabe a Dios
por la provisión de su Hijo como su Salvador y Sumo Sacerdote.
“La cual
tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del
velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho Sumo Sacerdote para
siempre según el orden de Melquisedec” (Hebreos 6:19-20).
El templo
del Antiguo Testamento tenía tres partes: el atrio exterior, el atrio de
adentro, y el atrio interno. Este patio más íntimo era llamado “el lugar santísimo”,
y únicamente los sacerdotes podían entrar allí. Una vez al año, el Sumo
Sacerdote entraba en el lugar Santísimo para hacer expiación por el pueblo.
Levantaba una esquina del pesado velo que separaba el lugar Santísimo, y
entraba para rociar con sangre el propiciatorio. Si alguien entraba a ese lugar
sin la sangre, moría súbitamente. Cuando el velo del templo se rompió al morir
Jesús, se rasgó de arriba hacia abajo, para que nadie pensara que alguna
persona lo hizo. Dios lo hizo. Con su muerte, Jesús estaba diciendo que ya no
eran necesarios más sacrificios de animales. Ahora, cada creyente puede entrar
en el lugar Santísimo.
¿Ha estado
usted hoy allí? Es tiempo de entrar y alabar a Dios por haber enviado a su Hijo
para que sea la expiación de sus pecados. Es tiempo de arrodillarse delante de
Su propiciatorio y agradecerle por Su gracia para con usted, que le ha salvado
de la eterna separación de la presencia de Dios.
TENEMOS UN
GRAN Y SUMO SACERDOTE, JESUCRISTO.
“Porque no
tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,
sino Uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” -
(Hebreos 4:15).
Cuando la
gente lee que Jesús “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado”, algunos lo cuestionan. Quizás usted no dice nada en voz alta, pero piensa:
“¿Fue Él verdaderamente tentado en toda forma? ¿Fue tentado a tener sexo? No
leí donde Él fue tentado a pasarse una luz roja… o fumar marihuana.” Con todo, la Biblia es muy clara al decir que
Él fue tentado en todo. De hecho, existen sólo tres tentaciones y Jesús fue
tentado en las tres. Primera Juan 2:16 las menciona: “los deseos de la carne”
(la tentación para que hagamos algo: nuestras pasiones), “los deseos de los
ojos” (la tentación para que tengamos algo: nuestra posesiones), “y la vanagloria
de la vida” (la tentación para que seamos alguien: nuestro orgullo). Si usted
lo duda, entonces lea acerca de la tentación que Él enfrentó en Lucas 4:1-13.
Alabe a Dios
que su Hijo fue el sacrificio perfecto por sus pecados (lea Efesios 5:2 e
Isaías 53:4-5). Alabe a Dios que usted posee su Espíritu para liberarlo (lea
Hebreos 2:18). Alabe a Dios que usted posee su Palabra para vencer a Satanás
(lea Hebreos 4:12).
ES TIEMPO DE
ACUDIR AL TRONO DE LA GRACIA.
Hebreos
4:16: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”
Cuando está
siendo tentado, recuerde que no es un pecado el ser tentado. La tentación no es
pecado. Si la tentación fuese pecado entonces el Señor Jesús es pecador.
Hebreos 4:15 enseña: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda
compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según
nuestra semejanza, pero sin pecado.”
Cristo fue
tentado en todas las áreas tal y como nosotros lo somos, más Él no pecó.
Jesucristo sintió lo que usted siente. Él fue completamente hombre como si no
hubiese sido Dios. A su vez fue totalmente Dios como si no hubiese sido hombre.
Él fue el Dios Hombre. ¡Gloria a Dios! Cristo nunca pecó, aunque sí fue
tentado.
¿Está
enfrentando actualmente una tentación y piensa que nadie jamás la ha
enfrentado? Acuda al Señor y Él le ayudará a vencerla.
UN SUMO SACERDOTE
QUE FUE TENTADO EN TODO.
Hebreos
4:15: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras debilidades, sino UNO que fue tentado en todo según nuestra semejanza,
pero sin pecado.”
Cuando algo
malo nos pasa, a veces nos preguntamos: “¿Qué hice? Debí haber hecho algo
terrible.” Y luego continuamos por el camino de la introspección mórbida o lo
que el pastor Rogers llamaba “clavar la mirada en el ombligo”. Miramos hacia
abajo y nos observamos internamente. Nos despedazamos parte por parte,
examinándonos y re-examinándonos una y otra vez. Luego, nos volvemos a
reconstruir con el fin de encontrar en qué fallamos. Puede ser que usted no ha
hecho absolutamente nada incorrecto y que simplemente Dios esté probando su fe.
Verá, si no entendemos esto, podemos desanimarnos porque las semillas de la
duda y desmoralización germinan en el suelo de la ignorancia.
Clame las
promesas de 1 Pedro 1:3-9 para que adquiera fortaleza en medio de la tribulación.
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