martes, 23 de febrero de 2016

NUESTRO PADRE CELESTIAL NOS CONSUELA EN MEDIO DE LAS DIFICULTADES.

NUESTRO PADRE CELESTIAL NOS CONSUELA EN MEDIO DE LAS DIFICULTADES.
¿CUÁNDO HAY NECESIDAD DE CONSUELO?
¿Está usted plagado (a) de dudas? ¿La depresión, la soledad y la inferioridad se mantienen sobre usted como una nube tenebrosa? ¿Crea la tensión diaria de la vida un pozo de ira en lo íntimo de su ser? ¿Se encuentra paralizado (a) por el temor? ¿Está experimentando la enfermedad de la amargura?
Nuestro Padre es misericordiosamente amoroso y bondadosamente sabio para darnos siempre lo que necesitamos en nuestras vidas. Y a veces necesitamos su mano amorosa de consuelo y a veces su mano de disciplina.
Hebreos 12:6: “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.”
Cuando era niño (a), ¿alguna vez le dieron una paliza inmerecida? Quizás en ocasiones su mamá o su papá andaban con ganas de dar palizas, y le daban a todo el que le pudiesen poner la mano encima. ¡Qué ofensa! No hay nada peor para un niño (a) que darse cuenta: “Me pegaron y no lo merecía.” ¿No es algo chistoso? En aquellos tiempos nunca nos detuvimos para pensar en todos las otras ocasiones que sí merecíamos la paliza y no la recibimos. Nuestro Padre es misericordiosamente amoroso y bondadosamente sabio para darnos siempre lo que necesitamos en nuestras vidas. Y a veces necesitamos su mano amorosa de consuelo y a veces su mano de disciplina.
Dele gracias a Dios que su mano de misericordia se la extiende cuando usted no lo merece. Y que su mano de disciplina la extiende cuando sí.
EL PADRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ES UN DIOS DE CONSOLACIÓN.
Segunda Corintios 1:3-4: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”.
Alguien bien dijo que el desánimo es un aposento sombrío donde los negativismos del temor y el fracaso se desarrollan. Existen los que son alentadores y los que son desalentadores. ¿Ha conocido a un desalentador? Son como un trago de agua a un hombre que se ahoga. Ellos pueden iluminar un salón con sólo salir de éste. Le dejan debilitado y deprimido. Por el contrario, una persona alentadora le deja lleno y renovado. Dios ha acaparado el mercado del ánimo. Todo el ánimo y consuelo proviene de Dios. Nunca se parece usted más a Dios que cuando motiva a otros. Y nunca se parece más al diablo que cuando desanima a la gente.
NUESTRO TRABAJO EN LA OBRA ES CONSOLAR AL QUE SUFRE.
Encuentre una persona necesitada y enriquézcala, una persona solitaria y tómela en cuenta, una persona mal juzgada y afírmela, una persona con potenciales y desarróllela, una persona que ha fallado y restáurela.
SU CONSUELO DEFINITIVO VIENE PRONTO.
EL COMENZÓ UNA OBRA EN USTED Y LA TERMINARÁ.
Filipenses 1:6: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.”
Dios no le ha prometido un viaje tranquilo, pero sí ha prometido un aterrizaje seguro. Él tiene un propósito al permitir cada circunstancia en su vida. Usted puede contar con ello. Él estará con usted en toda tormenta de la vida. Andrew Murray dijo: “Dios está dispuesto a asumir completamente la responsabilidad de la vida que totalmente se entrega a Él.”
Uno de estos días, su destino será alcanzado. Y pronto, muy pronto, Él bajará de la montaña de su gloria y la trompeta sonará. Y nuestra pequeña embarcación zarpará de las aguas del tiempo y llegará inmediatamente a las orillas de la eternidad. Cuando Él venga, ¡Él vendrá por usted! ¡Él viene por nosotros!
Primera Tesalonicenses 4:16-18 nos dice que nos alentemos unos a otros con las palabras acerca del regreso de Cristo. ¿Tiene un amigo que está pasando por un problema? Llévele consuelo con estas palabras.
JESÚS ES NUESTRO CONSUELO EN MEDIO DE LA SOLEDAD.
Juan 14:18: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.”
El fallecido Dr. Paul Tournier, un gran siquiatra creyente suizo, escribió que la soledad es el mal más devastador de esta era.
¿Qué es la soledad? Muchos la confunden con estar solo. Más usted puede estar solo y no sentir soledad. Su soledad no tiene que abrumarlo. Después de todo lo que se dice y se hace, verdaderamente su único consuelo se encuentra en Jesús. ¿Por qué? Porque Él comprende. Juan 1:10-11 nos dice que el mundo no le recibió ni le conoció. En muchos aspectos, Él vivió una vida solitaria.
Usted dirá: “¡Pero yo necesito a alguien real!”
Escuche: ¡Jesús es real! Él está más cerca de usted que lo que nadie puede o podrá estarlo jamás.
¡Cuán gran amigo tenemos en Jesús! ¡Nunca estaremos separados de Él!
¿Se siente solo (a)? Las probabilidades son que una persona que usted conoce también se sienta igual. ¿Por qué no llama a alguien ahora y le invita a hacer algo?
EL ESPÍRITU SANTO ES EL CONSOLADOR.
San Juan 14:26: “Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que Yo os he dicho.”
El Señor Jesús llamó al Espíritu Santo el Consolador. Cuando la paz entra a su corazón en medio del pesar. Cuando el gozo entra a su corazón en medio de una tribulación. Cuando usted ve evidencia de la vida de Cristo en su propia vida, puede estar seguro que el Espíritu Santo está obrando en su vida. ¿Puede el Espíritu olvidarlo? Nunca. El sello del Espíritu Santo, el Consolador, está sobre su vida si usted es hijo de Dios. Cuando usted pasa por un salón o camina entre una muchedumbre, ¡el óleo de alegría del Consolador aromatiza el aire con un dulce aroma de Cristo!
Por favor lea2 Corintios 1:3-5. ¿Cómo puede usted mostrar el consuelo de Cristo a alguien que está sufriendo?
SI ABUNDAN LAS AFLICCIONES EN CRISTO, ENTONCES TAMBIÉN ABUNDA LA CONSOLACIÓN.
1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
1:4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
1:5 Porque de la manera que abunda en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.
ESTOY SEGURO QUE ÉL ES PODEROSO PARA CONSOLARME.
“Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” - (2 Timoteo 1:12).
Escuché de una dama que memorizó tantos versículos de la Escritura, que ella los recitaba al Señor en alabanza a su nombre. Cuando ella envejeció y empezó a perder su memoria, ella sólo recordaba un versículo: “Porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que [Él] es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.” Ella lo citaba una y otra vez. Pronto su memoria se deterioró más y todo lo que ella podía recordar era una frase: “Estoy seguro que [Él] es poderoso.” Esto le dio mucho consuelo. Finalmente, ella llegó a tal punto que sólo podía decir: “Él.” Usted pude destilar la Biblia en sólo esa palabra: “Él.”
Pase los siguientes cinco minutos apaciguando su mente, calmando su corazón y depositando toda su vida en esa nota de alabanza: “Él.”
BENDITO EL DIOS Y PADRE QUE NOS BENDICE Y NOS CONSUELA.
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3).
¿Sabía que el temor puede hacer que usted olvide cosas? No hablamos de olvidar un número telefónico o el nombre de una persona, aunque eso puede suceder también. Más bien nos referimos al temor que causa que usted se olvide de las bendiciones, del ungimiento, del poder de Dios, y de todas las posesiones que usted tiene porque ya es salvo. Le sucedió a Timoteo, quien fue poderosamente dotado por Dios para el ministerio que Él mismo le había dado, y sin embargo, en medio del temor, se olvidó de esto, y Pablo tuvo que recordárselo (vea 2 Timoteo 1:6). Timoteo había apartado sus ojos de Dios, y se enfocó en el temor tanto, que no podía ver nada más.
Permítanos decirle algo: usted ha sido tremendamente bendecido. Pero si usted tiene su mente turbada por el temor, entonces no podrá ver sus bendiciones en Cristo. El temor expulsará cada rayo de luz de su alma, diluirá el azul de su cielo, y sacará el gozo de su vida.
Es tiempo de despertar y contar sus bendiciones. Pablo nos dice que los creyentes son bendecidos con toda bendición espiritual. Amigo (a), es tiempo de reclamar lo que ya tiene en Cristo. Invierta unos minutos repasando el alfabeto y agradeciendo a Dios por algo que comience con cada letra. Por ejemplo: el Amor de Dios; la Belleza del Creador; el Consuelo del Espíritu Santo; la Dádiva de su gracia, etc.
AUN EN EL PEOR DÍA SEREMOS AMADOS, PROTEGIDOS Y CONSOLADOS POR DIOS.
AUN EN EL PEOR DÍA.
… Hablaré en la angustia de mi espíritu, y me quejaré con la amargura de mi alma. Job 7:11
En mayo de 2011, una joven se refugió en una bañera durante un tornado que devastó la ciudad donde vivía. Su esposo la cubrió con su cuerpo y recibió los golpes de los escombros que volaban. Él murió, pero ella sobrevivió gracias al heroísmo de su marido. Como es natural, ella lucha con la pregunta: « ¿Por qué?». Pero un año después de lo ocurrido, dijo que encontraba consuelo pensando que, aun en su peor día, se sintió amada.
Cuando pienso en «los peores días», de inmediato me viene a la mente Job. Aunque amaba a Dios, ¡perdió sus animales, sus criados y sus hijos en un solo día! (Job 1:13-19). Se lamentó profundamente y se preguntó el porqué. Exclamando: «Si he pecado, ¿qué puedo hacerte a ti […]? ¿Por qué me pones por blanco tuyo…?» (Job 7:20). Sus amigos lo acusaron de haber pecado y pensaban que merecía sufrir, pero Dios les dijo: «… no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job» (42:7). El Señor no le explicó a Job porque sufría, pero lo escuchó y no lo culpó por sus cuestionamientos. También le aseguró que tenía el control de todo y que podía confiar en Él (42:1-6).
Quizá el Señor no nos explique las razones de las pruebas, pero debemos estar agradecidos de que, aun en nuestro peor día, podemos saber con certeza que Él nos ama (Romanos 8:35-39).
Reflexión: El amor de Dios no nos exime de las pruebas, pero nos ayuda a sobrellevarlas.
ESTAS SON LAS CARACTERÍSTICAS DEL AMOR DE DIOS.
1. Es un amor incondicional. No está condicionado por ser amado. Aunque a uno no le amen, debemos seguir amando. Sin embargo, no podríamos amar si Cristo no nos hubiera amado primero. (1 Juan 4:11)
2. Es un amor responsable. Cumple fielmente sus deberes. No hace las cosas de mala gana. (1 Corintios 16:14)
3. Es un amor diligente. Busca, con todo interés, alcanzar los propósitos santos. Y por ello es un amor que toma la iniciativa. (Romanos 12:11)
4. Es un amor puro. Es decir limpio, bien intencionado. No hará ningún mal. Nace de un corazón limpio. (1 Timoteo 1:5)
5. Es un amor sincero. Sincero quiere decir transparente; no esconde nada. No es intrigante ni misterioso. Es un amor sencillo. "Todo lo cree". (1 Corintios 13:7)
6. Es un amor honesto. No traiciona ni juega un doble papel. No es de apariencia. Es auténtico en sus alegrías y en sus tristezas. (2 Corintios 2:4)
7. Es un amor entrañable. Entrañable quiere decir profundo, porque viene desde dentro del corazón. (1 Pedro 1:22)
8. Es un amor intenso. Involucra al ser. Jesús nos enseñó a amar con el alma, con la mente, con el corazón, con la voluntad, con todas las fuerzas. (Marcos 12:30)
9. Es un amor creciente. No estático. Cada día es mejor. No decae, ni se enfría. (Filipenses 1:9)
10. Es un amor abundante. Es un amor grande. Tiene suficiencia, no se escasea. Esta abundancia viene de Dios que es la fuente del amor. (2 Corintios 2:4; 1 Juan 4:8; 2 Tesalonicenses 3:5).
Autor: Eliseo Mirón.
NO OLVIDES DE DÓNDE VENDRÁ TU SOCORRO, TU AYUDA TU PROTECCIÓN Y TU  CONSUELO. SALMO 121. 1- 8.
121:1 Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
121:2 Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
121:3 No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
121:4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel.
121:5 Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
121:6 El sol no te fatigará de día,
Ni la luna de noche.
121:7 Jehová te guardará de todo mal;
El guardará tu alma.
121:8 Jehová guardará tu salida y tu entrada
Desde ahora y para siempre.
¿A QUIÉN DEBEMOS RECURRIR PIDIENDO CONSUELO, CUANDO NOS HALLAMOS EN DIFICULTADES? ISAÍAS 61: 1. 2ª Corintios 1:3- 4. 2ª Tesalonicenses 2: 16- 17.
61:1 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;
1: 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
1:4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
2:16 Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,
2:17 conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.
UNA REFLEXIÓN: Ya que Dios es nuestra máxima consolación, su Palabra es nuestra mayor fuente de aliento.
¿CUÁNDO NOS CONSUELA DIOS?
Salmo 23: 4. 23:4 Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Salmo 138: 3. El día que clamé, me respondiste;
Me fortaleciste con vigor en mi alma.
Salmo 145: 14. Sostiene Jehová a todos los que caen,
Y levanta a todos los oprimidos.
Salmo 147: 3. El sana a los quebrantados de corazón,
Y venda sus heridas.
Isaías 43: 2- 3. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
43:3 Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.
Mateo 5: 4. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Juan 16: 33. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

1ª Pedro 5: 7. 5:7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario