lunes, 13 de octubre de 2014

HASTA LA CASA DE CÉSAR RECIBIÓ EL EVANGELIO DE LA SALVACIÓN.

HASTA LA CASA DE CÉSAR RECIBIÓ EL EVANGELIO DE LA SALVACIÓN.
UN PÚBLICO QUE NO QUERÍA, ESCUCHÓ LA PALABRA Y SE ARREPINTIÓ.
UN PÚBLICO OBLIGADO A ESCUCHAR.
EN LA CASA DEL REY TAMBIÉN HABÍAN  SANTOS.
NO IMPORTA EL PRECIO QUE HAY QUE PAGAR, SI FINALMENTE ESCUCHAN LA PALABRA.
Todos los santos os saludan, y especialmente los de la casa de César.

Filipenses 4:22.
EL APÓSTOL PABLO NO ES SOLO UN PRISIONERO, ES UN EVANGELISTA EN LAS CORTES REALES.
No todo sufrimiento es físico. A veces pasamos por sufrimientos emocionales y mentales. Pablo estaba preso en Roma cuando escribió a los filipenses. Se había reducido mucho su ministerio; no obstante, les dijo a los filipenses que su encarcelamiento en realidad había contribuido al adelanto del evangelio. Estando encadenado a soldados romanos, tuvo la oportunidad de ganarlos para el Señor (v. 13).


Estaba ocurriendo una especie de avivamiento en el palacio del César, que evidentemente llevó a la salvación de algunos, como lo indica el versículo de hoy. Los soldados no sabían a quién tenían en sus manos: creían que tenían un preso, pero en realidad tenían a un evangelista para quienes ellos eran un público que ¡no tenía más remedio que escuchar! ¡Qué ejemplo de regocijo en medio de una situación frustrante y desalentadora!.

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