¿QUIÉN ES MI
PRÓJIMO SEÑOR Y QUÉ DEBO HACER POR ÉL? LUCAS 10.
Los setenta
mensajeros son enviados; el buen samaritano; Marta y María; las enseñanzas
sobre la oración; Jesús critica a los fariseos.
EL MENSAJE
DE JESUCRISTO DEBE LLEGAR A MI PRÓJIMO.ÉL TAMBIÉN DEBE SER SALVO.
Un escriba
que era un intérprete oficial de la Ley de Moisés y también de las tradiciones
de los ancianos, «se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa
heredaré la vida eterna?» (Lucas 10:25). Entonces Jesús le contestó: «¿Qué está
escrito en la ley? ¿Cómo lees?» El hombre respondió: «Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu
mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Jesús le dijo: «Bien has respondido;
haz esto, y vivirás. Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús:
¿Y quién es mi prójimo?» (10:26-29).
MI PRÓJIMO
ES TODO AQUEL QUE NECESITA DE MI AYUDA.
Jesús
contestó esta pregunta con una ilustración, diciendo: «Un hombre descendía de
Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron (de
lo que llevaba); e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que
descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un
levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un
samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a
misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y
poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. . . . ¿Quién,
pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los
ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo:
Ve, y haz tú lo mismo» (10:30-37).
TODO AQUEL
QUE SUFRE Y NECESITA DE COMPASIÓN ES MI PRÓJIMO.
Mi «prójimo»
es cualquiera que necesita mi compasión y a quien yo tengo la oportunidad y la
habilidad de ayudar. No importa cuál sea su posición, su raza, o su religión.
Nosotros solamente entramos en los sentimientos de sufrimientos y de desgracias
de otras personas así como Dios lo ha hecho con nosotros (Hebreos 4:15). Todo
lo que es mío en verdad pertenece a Dios y todo lo que pertenece a Dios lo debo
de compartir con mi prójimo, pues mi prójimo también fue creado por y en la
imagen de Dios.
MI PRÓJIMO
NECESITA MUCHO AMOR Y YO PUEDO DARLE
MUCHO AMOR DEL RECIBIDO DE DIOS.
Todos
nosotros necesitamos de ser recordados de la respuesta que nuestro Señor le dio
a este abogado. «Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?» Jesús le
llevó a reconocer que la evidencia de la vida eterna en nuestras vidas es el
deseo de obedecer la Palabra de Dios. Jesucristo dijo: «Un mandamiento nuevo os
doy: Que os améis unos a otros; como Yo os he amado, que también os améis unos
a otros. En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tuviereis amor los
unos con los otros» (Juan 13:34-35).
DEMOS DE LO
MUCHO QUE HEMOS RECIBIDO DE PARTE DE DIOS. DIOS ES AMOR.
Es una cosa
servir a Dios, pero es otra cosa completamente diferente el mostrar compasión a
los que son menos afortunados que nosotros.
EL AMOR NOS
PREPARA PARA HACER EL BIEN.CONFIAR PARA ACTUAR BIEN
“Confía en
Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad”
(Salmo 37:3).
La palabra
“confía” es muy interesante. Su raíz proviene de una palabra que significa
postrarse bocabajo en el suelo. La idea es que la persona está totalmente
indefensa. Él ha sido derribado y no posee nada sobre qué ponerse en pie. No
posee forma visible de apoyo. Ese es el lugar al cual Dios desea traernos:
donde no tenemos ninguna forma de apoyo físico y todo lo que poseemos es a
Dios. De hecho, ¿sabía que en ocasiones Dios remueve todo aquello en que se
apoya para que usted aprenda a confiar en Él? Cuando está en esa posición, la
fe no es más tan sólo una opción, ni un lujo, sino una necesidad. Para el
mundo, su situación parece desesperanzada; con todo, es donde Dios desea
manifestarse poderosamente en su vida.
REFLEXIÓN
PROFUNDA: CUANDO ALGUIEN TROPIEZA, NO CREO QUE HAY QUE PISARLO FUERTE.
Cuando Colin
Powell era un joven oficial de infantería, sirvió en Frankfurt, Alemania.
Un día su
pelotón fue asignado para custodiar un cañón atómico de 280 milímetros. Powell
alertó a sus hombres, cargó su pistola calibre 45 y saltó dentro de su jeep.
Después de
un pequeño recorrido, se percató que ya no tenía su pistola 45. Sabiendo muy
bien que la pérdida de un arma era considerada un asunto serio, llamó de mala
gana por radio a su capitán Tom Miller.
Cuando
Powell regresó, el capitán Miller le dijo: "Tengo algo para usted", y
le entregó a Powell su pistola. Le dijo: "Algunos niños del barrio la
encontraron donde se le cayó de su cartuchera". Powell sintió un
escalofrío.
¿La habían
encontrado niños?
"Sí";
continuó Miller, por suerte solamente dieron una vuelta antes de oír nosotros
el tiro y quitarles la pistola. Miller concluyó: "Por el amor de Dios,
hijo, no permitas que esto ocurra otra vez".
Powell
revisó más tarde su pistola y comprobó que no había sido disparada. La había
perdido dentro de su tienda de campaña. Miller había urdido esa historia para
darle un susto.
Powell
concluyó su relato: "Su ejemplo de liderazgo inteligente no se perdió en
mí. Nadie llegó jamás a la cima sin resbalar. Cuando alguien tropieza, no creo
que hay que pisarlo fuerte. Mi filosofía es: Levántalo, sacúdele el polvo y
ponlo nuevamente en carrera".
El hombre
que no se equivoca, generalmente
no hace nada.
Salmo 37:24
Cuando
caiga, no quedará derribado, porque el Señor sostiene su mano.
Fuente El libro devocionario de Dios para Hombres, editorial Unilit.
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