CRISTO MURIÓ
POR NUESTROS PECADOS PERO TAMBIÉN CRISTO RESUCITÓ.
GLORIA Y
ALELUYA AL SEÑOR, SALVADOR Y DIOS.
Es un hecho
triunfante: «Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras»
(I de Corintios 15:3-4). Para el creyente, la muerte no es el final de la vida,
pero el verdadero principio a un futuro magnífico con nuestro maravilloso
Señor. «He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos
transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final
trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados
incorruptibles, y nosotros seremos transformados» (15:51-52).
EL SEÑOR NOS
INVITA A CRECER EN SU OBRA.
El apóstol
Pablo concluye sus gloriosos pensamientos sobre la segunda venida del Señor
Jesús al decir: «Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes,
creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el
Señor no es en vano» (siempre es útil) (15:58). A la vez que el apóstol Pablo
escribió sobre una eternidad en gran gozo con Cristo, el apóstol Juan escribió
del juicio venidero para todos los incrédulos. «Y vi un gran trono blanco y al
que estaba sentado en él. . . . Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie
ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es
el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban
escritas en los libros, según sus obras. . . . Y el que no se halló inscrito en
el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego» (Apocalipsis 20:11-15).
Los
creyentes tienen la suma confianza que, «si el Espíritu de (Dios) Aquel que
levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos
a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por Su Espíritu que
mora en vosotros» (Romanos 8:11).
VOY A
PREPARAR LUGAR PARA VOSOTROS Y VOLVERÉ.
Nuestro
propósito triple para vivir está en llegar a ser la persona que Dios ha
preparado para que seamos, entonces así poder llegar a cumplir Su voluntad para
nuestras vidas aquí en la tierra, y después estar preparados para el esplendor
triunfante del cielo. Sobre el cielo, las Palabras de Jesús les ha dado una
consolación preciosa a millones de personas cuando Él dijo: «No se turbe
vuestro corazón. . . voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si Me fuere y
os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a Mí mismo, para que donde Yo
estoy, vosotros también estéis» (Juan 14:1-3).
LA VIDA QUE
JESUCRISTO NOS OFRECE ES ETERNA.
Los
creyentes vivirán con Cristo para siempre. ¡Qué seguridad tan preciosa!
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