PABLO ES
AHORA EL NUEVO APÓSTOL DE JESUCRISTO Y
YA NO ES EL ENEMIGO DE LA IGLESIA.
LA
CONVERSIÓN DE PABLO ES UN HECHO EXTRAORDINARIO.
EL GRAN
PERSEGUIDOR, SE CONVIRTIÓ EN EL GRAN SIERVO DE CRISTO.
Ananías le
respondió al Señor: «Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos
males ha hecho a Tus santos en Jerusalén. . . El Señor le dijo: Ve, porque
instrumento escogido Me es éste, para llevar Mi nombre en presencia de los
gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque Yo le mostraré cuánto le
es necesario padecer por Mi nombre.
Saulo de
Tarso era un fariseo sincero que estaba determinado a apagar la llama del
evangelio de los seguidores de Jesús quienes él consideraba que eran blasfemos
religiosos que se merecían la sentencia de muerte. De esta manera Saulo recibió
las cartas del sumo sacerdote para viajar unos 217 kilómetros hasta Damasco en
Siria para arrestar a los creyentes que habían huido de Jerusalén. Él dijo: «a
fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino (seguidores de
Jesús), los trajese presos a Jerusalén» (Hechos 9:2), donde podían ser juzgados
por herejía y sentenciados a muerte.
En camino
cerca de Damasco, «repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y
cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú
persigues» (9:3-5). Tres días después, el Señor llamó a Ananías, un discípulo
de Cristo que vivía en Damasco, y le dijo: «Levántate, y ve a la calle que se
llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque
he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías» (9:11-12).
Ananías le
respondió al Señor: «Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos
males ha hecho a Tus santos en Jerusalén. . . El Señor le dijo: Ve, porque
instrumento escogido Me es éste, para llevar Mi nombre en presencia de los
gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque Yo le mostraré cuánto le
es necesario padecer por Mi nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo
sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús . . . me ha enviado
para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. . . . (Y) recibió al
instante la vista; y levantándose, fue bautizado» (9:13-18).
Durante esos
mismos días, Pedro también tuvo una visión que le causó reconocer que «(En)
verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas» (10:34). Hablándole a
los gentiles en la casa de Cornelio, Pedro les declaró: «De Éste dan testimonio
todos los profetas, que todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de
pecados por Su nombre. Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu
Santo cayó sobre todos los que oían el discurso» (10:43-44). Después que el
Espíritu Santo había caído sobre ellos, Pedro preguntó: «¿Puede acaso alguno
impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu
Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús»
(10:47-48). «Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un Cuerpo»
(I de Corintios 12:13,27).
EL APÓSTOL
PABLO RECIBIÓ DE DIOS LO MEJOR.
Vamos a
vivir para Dios y Él nos dará lo mejor que Él tiene.
EL APÓSTOL
PABLO ES UN MODELO A IMITAR.
Saulo de
Tarso era judío de nacimiento, pero también era un ciudadano romano por haber
nacido en la ciudad de Cilicia, una provincia de Roma (Hechos 16:37-38). Su
familia parece haber tenido considerables riquezas. Después de cumplir con los
estudios recomendados de las Santas Escrituras en Tarso, Saulo fue escogido
para continuar sus estudios de rabino en Jerusalén como estudiante del famoso
rabí Gamaliel (22:3). Pablo después pudo compartir con los creyentes en Galacia
que él era «mucho más celoso de las tradiciones de mis padres» (los ritos de
los antiguos rabinos que se mantenían como leyes autoritarias) (Gálatas 1:14).
Después de
aceptar a Jesucristo como el Mesías, Saulo se cambió su nombre hebreo a su
nombre romano (pagano) de Pablo para identificarse mejor con los gentiles.
Durante su primer viaje misionero, «Pablo y sus compañeros. . . pasando de
Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia» (una provincia romana de Galacia, hoy
en día en Turquía); « . . . y entraron en la sinagoga un día de reposo y se
sentaron. Y después de la lectura de la Ley y de los profetas» (Hechos
13:13-15), fueron invitados a hablar. Pablo escogió las Escrituras proféticas
para mostrar que Jesús era el Mesías. Él empezó con un repaso de cómo «El Dios
de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres. . . les levantó por rey a David.
. . (De) la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús
por Salvador a Israel. . . . (Sus) gobernantes, no conociendo a Jesús. . .
pidieron a Pilato que se le matase. Y habiendo cumplido todas las cosas que de
Él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro (la
tumba). Mas Dios le levantó de los muertos» (13:17,22-23,27-30).
Por medio de
la muerte y la resurrección de Cristo,
recibimos la vida eterna. Pero el llegar a ser salvo y en Él ser «justificado
todo aquel que cree» es mucho más que sólo escoger un mejor estilo de vida.
Primeramente, llegamos a reconocer lo terrible que es el pecado como una ofensa
contra Dios, y sintiendo un verdadero dolor por nuestros pecados y un deseo
sincero para ser librado del poder de esos pecados. Después sigue la decisión
de vivir nuestras vidas evitando y resistiendo el pecado por medio del poder
del Espíritu Santo. Pablo declaró: «todo aquello de que por la Ley de Moisés no
pudisteis ser justificados, en Él es justificado todo aquel que cree» (Hechos
13:39).
EL APÓSTOL
PABLO COMPARTIÓ A CRISTO, Y ¿TU HARÁS LO MISMO?
Vamos a
compartir con otros hoy en día lo que Cristo significa para nosotros.
PABLO SIGUE
DANDO EJEMPLO DE SU CONVERSIÓN A CRISTO.
En casi
todos los lugares adonde Pablo y Bernabé fueron, «los judíos y los gentiles,
juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos»
(Hechos 14:5). En Iconio, unos 144 kilómetros al este de Antioquía de Pisidia,
una violenta oposición otra vez surgió cuando Pablo les dijo que Jesús era el
Mesías predicho por los profetas. Él se fue de Iconio y viajó unos 33
kilómetros hasta Listra donde fue atraído a un hombre inválido. «Este oyó
hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser
sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y
anduvo» (14:9-10). Al ver esta sanidad milagrosa, la gente estaba convencida
que «dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros» (14:11). Pero
Pablo y Bernabé se opusieron firmemente a ser hechos objetos de cultos
idólatras (14:12-18).
Después de
este evento, «vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a
la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad,
pensando que estaba muerto. Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró
en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe» (14:19-20) donde
hicieron muchos discípulos.
Después,
Pablo hizo una breve referencia de sus sufrimientos por causa de Cristo,
diciendo: «Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el
reino de Dios» (14:22; ver 9:16). Donde quiera que encontramos un avivamiento
espiritual y hay personas que se están salvando, sin excepción, Satanás buscará
la forma de interrumpir, desanimar, y destruir su efecto. Así, que nosotros no
debemos de sorprendernos cuando, después de nuestros mejores esfuerzos para
servir al Señor, Satanás tratará de desanimarnos por medio de la opresión y aun
por los disgustos con las personas de quienes esperábamos la animación. Pablo,
el hombre que Dios eligió para escribir gran parte del Nuevo Testamento, tuvo
que enfrentarse a muchos peligros; pero aun pudo escribir: «Sé vivir
humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así
para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para
padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses
4:12-13).
LA VERDAD
NOS GUÍA Y NOS LLEVA A TODA OBEDIENCIA.
Para ser
guiados a toda la verdad, tenemos que leer y obedecer toda la Verdad.
GOLPES,
PRISIÓN Y PERSECUCIÓN RECIBEN PABLO Y SUS DEMÁS COMPAÑEROS POR LLEVAR EL
EVANGELIO.
El apóstol
Pablo y su compañero Silas fueron golpeados brutalmente por un tumulto en
Filipos y echados en la prisión. Sin embargo, por medio de la intervención de
Dios, ellos fueron soltados al próximo día. Pablo no se daba por vencido,
«habiendo visto a los hermanos, los consolaron, y se fueron. . . . (Y) llegaron
a Tesalónica» (Hechos 16:40-17:1). Dondequiera que él iba, Pablo siempre
asistía a la sinagoga de los judíos. «Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y
por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo (dando
evidencias) por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo
padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio. . .
es el Cristo. Y algunos de ellos creyeron» (17:2-4).
Cuando los
incrédulos líderes religiosos se dieron cuenta de todos estos nuevos conversos,
ellos se enfurecieron y empezaron un gran alboroto. Inmediatamente después de
esto, Pablo se fue de noche y viajó hacia el suroeste hasta Berea. Al llegar,
«entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que
estaban en Tesalónica, pues recibieron la Palabra con toda solicitud,
escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Así que
creyeron muchos de ellos» (17:10-12). El hecho de confesar a Jesús como su
Mesías era una decisión monumental para los creyentes, lo cual tendría un gran
efecto sobre todos los aspectos de sus vidas — su familia, sus amigos, y sus
asociados en los negocios. Su dedicación a la verdad debe de animarnos a todos,
sin pensar en el nivel de entrenamiento religioso, para estudiar todas las
Escrituras con un deseo sincero para aprender las verdades que ellas nos
revelan.
Nuestro
Creador nos ha distribuido a cada uno de nosotros con sólo una vida para
prepararnos en nuestro destino eterno. Todos nosotros tenemos una
responsabilidad doble — de llegar a ser la persona que Dios quiere que seamos y
de llegar a cumplir con el propósito para el cual Él nos creó. Vamos a pensar
en lo trágico que será para esas personas que no llegan a cumplir la voluntad
de Dios, solamente perdiendo sus cortos años en esta vida acumulando las metas
materiales, sociales y financieras para su auto complacencia. Dios ha provisto
solamente un perfecto libro para guiarnos — Su Santa Palabra. Vamos a obedecerla
y vamos a seguir a Jesús, como nuestro Salvador y nuestro Señor (I de Timoteo
2:5).
«Pero Dios,
habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos
los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día
en el cual juzgará al mundo con justicia» (Hechos 17:30-31).
ES TIEMPO DE
ALABAR, DAR GLORIA Y ALABANZA AL SEÑOR.
Alabado sea
Dios, Sus caminos siempre son los mejores.
EL APÓSTOL
PABLO ES GUIADO POR EL ESPÍRITU SANTO, EN TODO SU RECORRIDO MISIONERO.
El apóstol
Pablo se reunió en Mileto con los ancianos de la iglesia en Éfeso, diciendo:
«Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá
me ha de acontecer; salvo (excepto) que el Espíritu Santo por todas las
ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.
Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal
que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para
dar testimonio (afirmar solemnemente) del evangelio de la gracia de Dios»
(Hechos 20:22-24).
El Espíritu
Santo que mora en nuestras vidas nos dará la fuerza para resistir nuestras
pruebas y tentaciones tal y como lo hizo para el apóstol Pablo. Jesucristo les
prometió a todos los creyentes: «Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador, para que esté (more) con vosotros para siempre» (Juan 14:16). Dios
no nos ha dejado solos, sino que somos «fortalecidos con poder en el hombre
interior por Su Espíritu» (Efesios 3:16). Con la seguridad de la Presencia del
Espíritu Santo que mora en nosotros podemos enfrentarnos a la vida con la
certeza que tenemos un futuro con Él. Esto nos permite gozarnos de una profunda
paz interna que procede de Dios (Juan 14:27). Nosotros entonces experimentamos
gran contentamiento que «sobrepasa todo entendimiento» (Filipenses 4:7), cual
paz las circunstancias de esta vida no pueden afectar. Porque Dios, quien es
misericordioso y amoroso, mora en nuestras vidas, nosotros podemos responder
con amor y misericordia para todas las personas y hacer desvanecer todo
prejuicio, celo, odio, y envidia. Ninguna oposición puede robarnos de la paz
que Dios nos da cuando permitimos que Cristo nuestro Rey reine sobre nuestras
emociones. Aunque anteriormente no le habíamos permitido a Cristo gobernar
nuestras emociones, ahora podemos decir: «Aunque todavía no soy lo que debo de
ser, ya no soy lo que antes era; gracias a Cristo, estoy llegando a ser lo que
Dios propuso que yo fuese».
El
crecimiento espiritual viene cuando damos, no sólo de las cosas materiales,
pero también de lo que las personas verdaderamente necesitan: de nuestro amor,
de nuestro perdón, y de nuestro entendimiento. Al hacer esto, estamos llegando
a ser más y más como Jesucristo. Pablo nunca denunció las maldades del
emperador romano Nerón, pero sí sabemos que él oró por Nerón. Aun siendo un
prisionero en Roma, Pablo escribió: «Exhorto ante todo, a que se hagan
rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
por los reyes y por todos los que están en eminencia. . . Porque esto es bueno
y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los
hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (I de Timoteo
2:1-4).
DIOS HACE
CADA DÍA, PARA QUE NOS GOCEMOS Y ALEGREMOS EN EL.
«Este es el
día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él» (Salmo 118:24).
EL APÓSTOL
PABLO EXPONE ANTE LAS AUTORIDADES Y JUECES TRES ASPECTOS DE SUMA IMPORTANCIA:
1. JUSTICIA 2. DOMINIO PROPIO Y 3. JUICIO VENIDERO.
ESTO TRAJO TODO TIPO DE REACCIONES:
ALBOROTO DE LOS JUDÍOS, INTENTO DE MATAR A PABLO Y CÁRCEL
Cuando el
apóstol Pablo llegó a Jerusalén, los líderes religiosos «alborotaron a toda la
multitud» con acusadores falsos: «Este es el hombre que por todas partes enseña
a todos contra el pueblo, la Ley y este lugar» (Hechos 21:27-28). En respuesta,
el tumulto con aun más ira se apoderó de Pablo y trató de matarlo, pero él fue
rescatado de este acto violento por los soldados romanos. Entonces le
permitieron hablar en defensa propia a los judíos. Cuando Pablo mencionó la
comisión que él había recibido de Jesús de ir a los gentiles, ellos
inmediatamente le consideraron un traidor a su religión, y airadamente
gritaron: «Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva»
(22:22).
Cuando las
autoridades del Sanedrín no pudieron sentenciar a Pablo, los religiosos celosos
decidieron tomar la ley en sus propias manos y asesinarle (23:12-15). «Más el
hijo de la hermana de Pablo» oyó del malvado complot para asesinar a Pablo y
vino y se lo dijo a un capitán romano, quien entonces tuvo que transferir a
Pablo secretamente de noche y lo llevaron ante Félix, el gobernador romano de
Judea que vivía en Cesarea (23:16-35).
Durante su
encarcelamiento por varios años en Cesarea, Pablo fue juzgado por tres
poderosos gobernadores del imperio romano que oyeron lo que él tenía que decir
sobre su fe en Cristo Jesús. Él fielmente disertó «acerca de la justicia, del
dominio propio y del juicio venidero» (24:25). Cada uno de sus jueces tuvieron
diferentes reacciones cuando Pablo les habló «del juicio venidero». Su primer
juez Félix «se espantó» (24:25), y por eso sólo le oyó de vez en cuando.
Después, su segundo juez Festo mostró su indiferencia al exclamar en gran voz:
«Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco» (26:24). Y, por lo que
esto quiera decir, su tercer juez Agripa le dijo: «Por poco me persuades a ser
cristiano» (26:28). No sabemos si las palabras de Agripa fueron sinceras, o
sólo una burla, como algunos piensan, pero eso no importa — pues el resultado
fue igual. Por lo que sabemos, ninguno de estos tres hombres recibieron a
Cristo como su Salvador y Señor de sus vidas y, por consiguiente, todos
terminaron perdidos eternamente.
Puede que
haya solamente un tiempo conveniente para arrepentirse y recibir a Cristo como
el Salvador y el Señor: «he aquí ahora el día de salvación» (II de Corintios
6:2).
JESUCRISTO LO
DIO TODO. ¿QUÉ LE DARÁS TU A ÉL?
Cristo dejó
todo lo que Él era por nosotros; vamos a darle todo lo que somos para que Él
pueda vivir Su vida en y por nosotros.
ANTES DE
LLEGAR HASTA ROMA, SU DESTINO FINAL, PABLO SUFRE TODO TIPO DE PENALIDADES. ASÍ
ES LA VIDA, LLENA DE OBSTÁCULOS.
Cuando Saulo
de Tarso confesó sobre su fe en Jesucristo como el Salvador y Mesías resucitado
delante de Festo, el nuevo gobernador romano de Judea, exclamó en alta voz:
«Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. Más él (Pablo) dijo
(Hechos 26:24-25).
Desde que
Pablo, como un ciudadano romano, había apelado su caso para ir ante César,
Festo le puso bajo el cuidado de «un centurión llamado Julio, de la compañía
Augusta» (27:1). Julio tenía que llevar a Pablo a salvo hasta Roma para
presentarse en juicio ante Nerón, el emperador romano. Ellos salieron en un
barco, y después de un tiempo en el muelle de Sidón, continuaron a lo largo de
la costa de Chipre. Pero los vientos de una gran tormenta no les permitió
adelantar muy rápido. Al llegar a «Buenos Puertos» en Creta (27:8), Pablo les
sugirió de quedarse allí durante los meses del invierno. Entonces él les
advirtió: «Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha
pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas»;
pero la mayoría de las personas en el barco le pidieron a Julio de continuar
«por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y
sudeste, e invernar allí» (27:10-12).
Un poco
después, furiosos vientos de categoría de huracán empezaron a abatirles.
Después de dos semanas de tormentas, el barco empezó a hundirse cerca de la
costa de Malta. «Entonces Pablo . . . puesto en pie en medio de ellos, dijo . .
. Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida
entre vosotros, sino solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo
el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es
necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los
que navegan contigo» (27:21-24). De esta experiencia podemos aprender que
nuestra habilidad para juzgar es sólo buena según la fuente de nuestra
información.
El viaje que
hacemos a lo largo de nuestras vidas, como el de Pablo, puede que esté lleno de
tormentas violentas. Puede que experimentemos naufragios físicos, financieros,
o aun emocionales, y «toda esperanza de salvarnos» puede parecer perdida
(27:20). Pero, llegará un día cuando las tormentas que hemos sufrido parecerán
insignificantes al compararlas con todo lo que Dios ha cumplido por medio de
nuestra fidelidad. Por causa de Cristo, Pablo con confianza pudo decir: «me
gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en
angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (II de Corintios
12:10; ver Romanos 5:1-5).
HOY ES EL
DÍA DE BUSCAR A JESUCRISTO EL SEÑOR; POR FAVOR HÁGALO HOY, NO ESPERE EL MAÑANA.
No hay
garantía que usted pueda aceptar a Cristo mañana.
LAS
ORACIONES EFICACES POR EL APÓSTOL Y POR LA IGLESIA, POR LOS SANTOS.
Oraciones
eficaces. Las oraciones de los santos.
Os ruego,
hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me
ayudéis orando por mí a Dios. Romanos 15:30.
Pablo
confiaba en que sería librado gracias a las oraciones de los santos, sin que
importara cuál prueba estuviera soportando. Creía en la voluntad soberana y en
el propósito de Dios, y sabía que Él haría que se cumplieran sus propósitos en
concierto con las oraciones de sus hijos. También sabía que "la oración
eficaz del justo puede mucho" (Stg. 5:16). Así como el amor y las
oraciones de los santos en el primer siglo ayudaron tanto a Pablo, las
oraciones que usted hace por sus líderes espirituales también los ayudarán.
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