EL AMOR LA
CARIDAD ES EL MAYOR DE LOS DONES.
“Nadie me
había demostrado generosidad en bastante tiempo”.
Este hombre
sin hogar nunca olvidará el hermoso momento que vivió junto al joven del video
El dueño del
coche lo recogió, lo sentó a su lado y lo llevó a ordenar comida rápida para
saciar su hambre. Pero la cosa no terminó ahí, él fue más lejos y le prometió
que cada día iba a preocuparse de darle alimento. Ante este acto de generosidad
desinteresada, el veterano no pudo disimular la emoción. Simplemente se echó a
llorar y abrazó a su benefactor:
Hechos 20:35
En todo os
he enseñado que, trabajando así,
se debe
ayudar a los necesitados, y recordar
las palabras
del Señor Jesús, que dijo:
Más
bienaventurado es dar que recibir.
Aunque sea
sorprendente al mundo, desde el punto de vista de Dios es más importante ser
conocido por la bondad amorosa, el cuidado y la consideración con otras
personas que por ser un gran evangelista, o un predicador o un maestro famoso.
«Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como
metal que resuena, o címbalo que retiñe» (I de Corintios 13:1).
Es más
importante ser conocido por el amor que damos, tal y como Dios ama, que por ser
un prominente orador profético en el mundo. El apóstol Pablo siguió revelando
esta habilidad dada por Dios para amar: «Y si tuviese profecía (predecir o
predicar todo), y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese
toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy»
(llego a ser inútil para Dios) (13:2).
«El amor es
sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia» (13:4), no se jacta con ideas
infladas de su propia importancia, que quiere decir que no insiste en su propia
manera de pensar y nunca es descortés con otros. Tampoco busca solamente lo
suyo, ni busca la ofensa o el rencor. El amor no piensa mal contra otros. Esta
clase de amor de Dios es muy paciente — nunca se envanece o es jactancioso.
Otra
dimensión del amor es que «no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se
irrita, no guarda rencor» (13:5), que quiere decir que el amor tiene buenos
sentimientos, es caritativo, y siempre está dispuesto a perdonar. El amor nos
lleva a estar más ocupados con los sentimientos y los derechos de otras
personas y menos ocupados en los nuestros. El amor de Dios nos lleva a no estar
siempre tratando de coger lo mejor para nosotros mismos o aprovecharnos de las
desventajas de otros.
El amor
también nos cuida de no oír a esas personas que siempre están ansiosos para
darnos los últimos chismes sobre las faltas y los fracasos de otros hermanos y
hermanas en Cristo.
El amor
«todo lo sufre. . . todo lo soporta» (13:7) sin llegar a estar frustrado y
airado. «El amor nunca deja de ser» (13:8), sin considerar si es para los
amigos, personas con problemas, o aun extranjeros. «Amados, amémonos unos a
otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y
conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor» (I de
Juan 4:7-8).
SU PRIMER
AMOR DEBE SER DIOS.
Cuando
amamos al Señor, el amor para con otros fluye naturalmente.
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