miércoles, 4 de noviembre de 2015

EL PASTOR VERDADERO Y LOS PASTORES FALSOS EN EL MUNDO.

EL PASTOR VERDADERO Y LOS PASTORES FALSOS EN EL MUNDO.
JESÚS DESCRIBE CON TODA CLARIDAD A ESTOS DOS TIPOS DE PASTORES Y SUS CARACTERÍSTICAS.
Los líderes religiosos en Israel eran considerados los pastores de Israel; pero ellos eran falsos, sirviéndose a sí mismos, tal y como Ezequiel predijo: «¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños?» (Ezequiel 34:2). Ezequiel entonces reveló al Pastor Verdadero, diciendo: «levantaré sobre ellas (las ovejas) a un pastor, y él las apacentará; a Mi siervo David . . . Yo Jehová les seré por Dios, y Mi siervo David príncipe en medio de ellos. . . . Y estableceré con ellos pacto de paz» (34:23-25).
Jesús se identificó a Sí mismo con la profecía de Ezequiel cuando Él dijo: «Yo soy el Buen Pastor; el Buen Pastor Su vida da por las ovejas. Más el asalariado . . . ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. . . . Yo soy el Buen Pastor; y conozco Mis ovejas, y las Mías Me conocen, así como el Padre Me conoce, y Yo conozco al Padre; y pongo Mi vida por las ovejas» (Juan 10:11-15).
Una de las características que distinguen al creyente es cuando él o ella reconocen la necesidad de tener la dirección y sentir el deseo de seguir al Buen Pastor. «(Y) las ovejas Le siguen, porque conocen Su voz. Más al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños» (10:4-5).
El Espíritu Santo guio al apóstol Pablo a escribir: «Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el Gran Pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis Su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos» (Hebreos 13:20-21).
Jesucristo también nos dice: «Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de Mi mano. Mi Padre que Me las dio, es mayor que todos» (Juan 10:28-29). Aquí Jesús se revela a Sí mismo como igual y coeterno con Dios el Padre. Es una gran consolación saber y estar seguro que tenemos a Jesús — el Buen Pastor cuidando por nosotros.
El apóstol Pedro nos predijo: «Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores (Jesucristo), vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria» (I de Pedro 5:4).
EL VERDADERO PASTOR NO DEJA SOLAS A LAS OVEJAS. EL MUNDO LAS QUIERE MATAR
Los creyentes, como las ovejas, necesitan vivir cerca del Pastor para estar protegidos de los engaños del mundo.
OVEJAS PREPARADAS PARA HACER LA VOLUNTAD DE DIOS. Tito 3: 3-8
3:3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.
3:4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,
3:5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
3:6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
3:7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
3:8 Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.
LOS PASTORES VERDADEROS AL SERVICIO DE DIOS RECIBIRÁN GOZO Y CORONAS.
ESTE ES UN PASTOR VERDADERO. EL APÓSTOL PABLO.
El gozo de Pablo.
Hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía. Filipenses 4:1
El gozo del apóstol Pablo venía de los demás creyentes. El versículo de hoy dice que los creyentes de Filipos eran su "gozo y corona". A los creyentes tesalónicos igualmente les dijo "¿Cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo" (1 Ts. 2:19-20).
Pablo se regocijaba en la salvación y en el crecimiento espiritual de la iglesia, que está representada por la palabra corona. El término se refiere a una corona de laurel, algo que un deportista recibía en los tiempos bíblicos por ganar un torneo (1 Co. 9:25). Pero un deportista no era el único que recibía tal corona de laurel. Si alguien era agasajado por sus compañeros, también recibiría una como invitado de honor al gran banquete. De modo que la corona simbolizaba el éxito o una vida provechosa. Los creyentes de Filipos eran el galardón de Pablo; prueba del éxito de sus esfuerzos. Cuando usted sirva con sus dones, Dios quiera que sienta el gozo que sentía Pablo.
“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis” (1 Corintios 9:24).
El pastor Rogers corrió su carrera. Asimismo Dios le ha dado a usted una carrera para correr. Cada persona corre su propia carrera. No estamos compitiendo unos contra otros para alcanzar la corona del vencedor. Estamos juntos en un peregrinaje. No tratamos de ir delante del otro. ¡Y estas son buenas noticias! Dios tiene un plan para su vida con particulares límites de velocidad, desvíos, y vallas que cruzar. Y usted tiene que permanecer en esta carrera hasta que la termine. Pero no está solo. Aunque no estamos en la misma carrera, estamos en los viajes juntos, para animarnos mutuamente para ganar. ¡Y deseamos que usted gane la corona de la victoria hoy¡ ¡Corra, mi amigo (a), corra!
Pídale a Dios que cubra sus pies con la preparación que proviene del evangelio de la paz (ver Efesios 6:15), para que pueda correr la carrera con confianza. Ruéguele a Dios que dirija sus pasos para ir a lugares en donde pueda declarar el plan de salvación de Dios (vea Romanos 10:15). Y agradezca a Dios por la corona que le espera al final de la carrera, debido a Su poder en su vida.
“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:20).
¿Hay, agitándose en su corazón, un espíritu de rebeldía? A lo mejor usted ni siquiera lo reconoce. Pero si lo hace, le rogamos que haga algo al respecto, ahora mismo. Pídale a Dios que le limpie de su deseo de rebeldía. Que desarraigue toda rebeldía en usted, puesto que Él no la quitará hasta que usted renuncie a ella. Es su decisión. Clame a Dios que le perdone por las necias y descuidadas palabras que ha pronunciado. Ruegue que le quite ese espíritu de rebeldía contra las autoridades. Pídale que le enseñe cómo amorosamente respetar a las personas cuando están equivocadas.
Amigo (a), una de dos: o usted corona a Cristo, o lo crucifica. ¿Está usted con Jesús hoy, o está en su contra?

¿Hay alguien que le ha hecho daño, y usted busca vengarse? ¿Tiene la necesidad de que sus “derechos” sean exaltados sobre otros? Lea y aplique la verdad de Filipenses 2:3-11.

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