DEBEMOS
OCUPARNOS DE NUESTRA SALVACIÓN CON TEMOR Y TEMBLOR.
UN CAMINO
HACIA LA SANTIFICACIÓN. RECUPERACIÓN Y SANIDAD TOTAL.
“Ocupaos en
vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros
produce así el querer como el hacer”. – Fil. 2:12-13 Una amiga mía se cayó de
la bicicleta y sufrió un severo daño cerebral; los doctores no estaban seguros
de si sobreviviría. Durante varios días permaneció entre la vida y la muerte.
UNA HISTORIA
REAL DE LA RECUPERACIÓN FÍSICA. TAMBIÉN NECESITAMOS LA RECUPERACIÓN ESPIRITUAL.
La primera
buena noticia llegó cuando abrió los ojos. Luego respondió a sencillas órdenes
verbales. Pero la angustia permanecía ante cada pequeña mejoría. ¿Hasta dónde
progresaría? Después de un duro día de terapia, su esposo se desanimó; pero a
la mañana siguiente, compartió estas reconfortantes palabras: «Sandy ha
vuelto!» Física y psicológicamente, su esposa estaba volviendo a ser «ella»: la
persona que conocíamos y amábamos. El accidente de Sandy me recuerda a lo que
los teólogos llaman «la caída» de la humanidad (Génesis 3). Y la lucha de mi
amiga por recuperarse se compara con nuestra batalla por vencer el
quebrantamiento del pecado (Romanos 7:18). La recuperación sería incompleta si
funcionara sólo su cuerpo o su cerebro. La integridad implica que todas las
partes trabajan juntas para un propósito. Dios está sanando a Sandy, pero ella
tiene que trabajar duro con la terapia para recuperarse. A nosotros nos pasa lo
mismo desde el punto de vista espiritual. Después que Dios nos rescata por
medio de Cristo, debemos «ocuparnos» en nuestra salvación (Filipenses 2:12), no
para ganarla, sino para armonizar nuestros pensamientos y acciones con Su
propósito. Recuerda: Para recuperarnos, sigamos sometiéndonos al Espíritu
Santo.
HERRAMIENTAS
EN EL PROCESO DE LA SANTIFICACIÓN.
Herramientas
para la Santificación.
1. La Biblia: "lámpara a mis pies y
lumbrera a mi camino" (119.105). El Espíritu Santo ilumina lo que leemos,
para que nos arrepintamos de nuestros pecados y crezcamos en nuestra fe.
2. La iglesia. Como parte de nuestro
aprendizaje están las enseñanzas del pastor y de los maestros que se preparan.
La Comunión unos con otros (He 10.25), utilizándonos en el proceso de
santificación de cada uno.
3. El sufrimiento. Dios nos ofrece
generoso consuelo y ayuda en tiempos de dificultades, pero también usa nuestras
circunstancias dolorosas para moldearnos. Cuando nos sometemos a la obra que Él
está haciendo, emergemos de nuestras luchas pareciéndonos más a Cristo.
VIVAMOS CADA DÍA Y CADA MOMENTO COMO SI FUERA EL ÚLTIMO DE NUESTRA VIDA.
Capturar el momento que está viviendo hoy.
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino
como sabios, aprovechando bien el tiempo”. - Efesios 5:15-16
A mi esposa Marta le gusta hacer compras, aunque no siempre
puede hacerlas. Cuando compra alimentos, lee todas las etiquetas y se fija en
el precio por unidad para determinar cuál conviene adquirir. Pero su mejor
costumbre es mirar la fecha de «vencimiento». Ella no toma el primer envase de
leche que ve, sino que se lleva el que tiene la fecha más tardía, de modo que
pueda traer a casa la más fresca del supermercado.
En cierto modo, nuestra vida está marcada con una fecha de
«vencimiento», excepto que nadie sabe exactamente cuándo se nos parará el
corazón ni cuando respiraremos por última vez en este planeta. Ante esta
realidad, ¿no deberíamos esforzarnos un poquito más por capturar los momentos
que se nos han brindado? Capturar el momento significa que haremos cosas como
amar más profundamente, perdonar con más rapidez, escuchar más atentamente y
hablar de manera más positiva. Pablo nos da este buen consejo: «Mirad, pues,
con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien
el tiempo, porque los días son malos» (Efesios 5:15-16). También nos instruye,
diciendo: «… andad como hijos de luz…, comprobando lo que es agradable al
Señor» (vs. 8-10). Como ninguno de nosotros sabe cuál es su fecha de
«vencimiento», ¡debemos aprovechar las oportunidades de iluminar hoy nuestro
mundo con el amor de Cristo!
Reflexión: Vive cada día como si fuera el último de tu vida.
APRENDAMOS A DISCIPLINARNOS.
Aprendiendo a disciplinarse.
Tres áreas básicas:
La disciplina es el fuego purificador por el cual el talento
se convierte en capacidad. (R. Smith)
1. Aprenda a
Disciplinar su Mente: Mantenga la mente activa, pensando lo bueno y correcto.
Como alguien ha dicho, no se puede tener una mente cristiana, sin leer la
Biblia con regularidad (Fil. 4:8 - Ro. 12:1-2 - Pr. 14:22 - ).
2. Aprenda a
Disciplinar su Corazón: Pida ayuda a Dios para poder controlar sus emociones o
ellas le controlaran a usted. Cultive el dominio propio (2 Ti. 1:7).
3. Aprenda a
Disciplinar su Voluntad: Sus acciones son importantes, las mismas perjudican o
benefician a aquellos que le rodean. No actúe por impulsos o solo por aquello
que desea (Pr. 15:19 - 16:9 - 20:25 - 23:4 - 24:10).
¡Mantenga un equilibrio entre ser y hacer. Procure ser mejor
cada día!
Examínese para ser más disciplinado:
- Revise y analice
sus prioridades personales, familiares y laborales. Vea si están en conformidad
con la Palabra de Dios.
- Revise sus hábitos
de pensamiento. Qué ocupa su mente. Cuánto tiempo invierte en la meditación de
la Biblia. Cuántos libros cristianos ha leído.
- Revise sus hábitos
de trabajo: Alguien dijo que disciplina es hacer las cosas correctas en el
momento correcto y por la razón correcta. Por ejemplo: Analice, Cómo invierte
su tiempo. Es diligente en su trabajo. Se coloca metas y las logra.
- Revise sus
relaciones. Invierta el tiempo suficiente especialmente con su esposa, hijos,
suegros, padres, familia, amigos. etc.
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