¡!BASTA LA
GRACIA DE DIOS!!.
“Y me ha
dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por
tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose
sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las
debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias;
porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” - (2 Corintios 12:9-10).
¿Alguna vez
se ha sentido demasiado débil como para ganar la batalla? Amigo (a), pudiera
ser que usted no sea lo suficientemente débil. Dios se identifica con nuestra
debilidad obediente. Es cuando dejamos de “tratar” y comenzamos a “confiar”,
que el poder de Dios se podrá manifestar.
Verá, su
debilidad no es una desventaja; es, más bien, una ventaja. La batalla no es
suya, ¡es del Señor! Si tan sólo pudiéramos aprender que Dios no necesita
nuestra fortaleza. ¡Dios quiere nuestra obediencia! Dios tiene la fortaleza, y
Dios quiere darle esa fortaleza sobrenatural en lugar de la suya. No es nuestra
habilidad la que cuenta, sino nuestra “disponibilidad”. No es cuestión de su
fama, sino de su fe. No es asunto de quién es usted, sino de a quién usted
pertenece.
Usted puede
pensar que hacer algo en sus propias fuerzas debe llenarlo de orgullo. No obstante,
lea 1 Corintios 1:26-31. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois
muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;
1:27 sino
que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil
del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
1:28 y lo
vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo
que es,
1:29 a fin
de que nadie se jacte en su presencia.
1:30 Más por
él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios
sabiduría, justificación, santificación y redención;
1:31 para
que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.
¿De quién o
de qué debería usted ufanarse?
NO ES TIEMPO
DE HACER JUICIO, SINO DE AMAR AL PRÓJIMO, COMO ASI MISMO.
“No
juzguéis, para que no seáis juzgados” (Mateo 7:1).
¿Qué cree usted
que significa “la viga” en la pregunta que hizo Jesús: “¿Y por qué miras la
paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu
propio ojo?” (Mateo 7:3). ¿Cree usted que Jesús se refería a pecados tan
horrendos como el adulterio o el asesinato? Si usted hubiera conocido a la
multitud a la cual Jesús hablaba, sabría que éstas no eran las tentaciones con
las cuales ellos luchaban. Verá, Él estaba hablando a los fariseos. “La viga”
en sus ojos era su actitud hacia “la paja” que estaba en el ojo de su hermano.
Eran arrogantes, orgullosos e hipócritas. Dios no quiera que nosotros nos
volvamos como esos fanáticos religiosos que nada sabían de la amorosa humildad
de nuestro Señor. Que Dios nos ayude a remover el aserrín de nuestros ojos
antes de pensar jamás en juzgar a otros.
¿Quiere
usted tener hacia los demás, la actitud de Cristo? Lea y obedezca Filipenses
2:1-16.
EL
PENSAMIENTO ESTÁ UNIDO AL CORAZÓN.
Proverbios
23:7: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él.”
Había un
letrero en un negocio que decía: “No somos lo que pensamos que somos; lo que
pensamos, eso somos.” ¿Qué es lo que usted permite que entre en su mente y que
por consiguiente controle su corazón, sus acciones y sus palabras? Dios lo hizo
de tal manera que usted no puede pensar en dos cosas a la vez. Si usted está
pensando en lo que es correcto, no puede pensar en lo incorrecto. Y cual sea su
pensamiento, tal será usted. Guarde su mente. Concéntrese en el Señor Jesús. No
permita que Satanás le quite su devoción total por el Señor Jesucristo. Permanezca
enamorado de Jesús y de esa manera no habrá lugar en su mente para esos
pensamientos sucios, pecaminosos, inicuos, lujuriosos y tentadores, llenos de
orgullo, que nos bombardean a todos nosotros.
Empiece hoy
activamente a organizar sus pensamientos y traerlos en obediencia a Cristo. Use
(2 Corintios 10:5) derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra
el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo.
Use Filipenses 4:8. Por lo demás, hermanos, todo lo que
es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable,
todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
en esto pensad.
Como un filtro por el cual usted pasa todo
pensamiento.
“PUESTO LOS
OJOS EN JESÚS”.
QUITE SU
MIRADA DE LOS ANTIVALORES.
Salmos
25:15: “Mis ojos están siempre hacia Jehová.”
Una historia
cuenta que Satanás subastaba sus herramientas. Tenía un precio bastante alto
para el orgullo, la holgazanería, la arrogancia, el odio, la envidia y los
celos. Sin embargo, había una herramienta bajo la cual puso un letrero que
leía: “No está a venta.” Alguien le preguntó: “¿Cuál es esa herramienta y por
qué no está a la venta?” Satanás le explicó: “Ésta me es imprescindible, no
puedo venderla. Es mi herramienta principal, EL DESÁNIMO. Con ella, puedo abrir
corazones y una vez dentro de éstos, puedo hacer casi todo lo que me plazca.”
¿Quiere que
le digamos porqué se llega usted a desanimar? Se lo diremos en pocas palabras:
porque, ¡HA QUITADO SUS OJOS DEL DIOS!
¿Está
desanimado? Si no lo está, ¡alabe a Dios! Mas busque a alguien que lo esté y dele
el ánimo que necesita en Cristo Jesús. Tal vez sea un vecino, un colega, o su
cónyuge.
DIOS ES
SUFICIENTE PARA SATISFACER TODAS LAS NECESIDADES DEL HOMBRE.
“Lo saciaré
de larga vida, y le mostraré mi salvación” (Salmos 91:16).
Un día el
pastor Rogers, estaba comiendo en un restaurante en Nueva York, cuando de
pronto se abrió la puerta del restaurante y un hombre corrió hacia una mesa que
recién había sido desocupada, y comenzó a comer desesperadamente las sobras
dejadas por los clientes, antes de que los empleados del restaurante se dieran
cuenta. El hombre se escapó, veloz como una ardilla. Sin orgullo. Sin que le
importara lo que la gente pensara. Un hombre que se muere de hambre se
desespera por conseguir alimento. Su enfoque es eso. Tiene un solo pensamiento
en mente: dónde conseguir su próxima comida. A él no le preocupa la
popularidad, posición social o posesiones materiales. Cuando una persona tiene
suficiente hambre o sed, hará cualquier cosa para satisfacerse.
¿De qué
tiene hambre usted, hoy día? ¿Es Jesús suficiente para satisfacer su apetito?
“A todos los
sedientos: Venid a las aguas; y a los que no tienen dinero, venid, comprad y
comed. Venid comprad sin dinero y sin precio, vino y leche” (Isaías 55:1).
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