LA ANGUSTIA Y
MÁS CONOCIDA COMO EL AFÁN SE PUEDE CONVERTIR EN ESTRÉS Y PREOCUPACIÓN.
“GUARDA TUS
FUERZAS PARA MAÑANA”.
Por nada
estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7.
Cierto día
un hombre olvidó su mochila en un barco. Se desesperó tratando de descubrir la
manera de recuperar sus pertenencias.
- No hay
nada que podamos hacer ahora - le dijo el jefe de la aldea. Mañana el barco
regresará y el conductor traerá la mochila de vuelta.
- ¿Y si no
la trae? – preguntó ansioso.
- En ese
caso - respondió el sabio jefe -, guarda tus fuerzas para resolver el problema
mañana.
Tú sabes muy
bien que la ansiedad no soluciona ningún problema, no sirve de nada, solo causa
sufrimiento; pero como seres humanos, pasamos horas analizando un problema cuya
única solución es el tiempo. Lamentablemente, el tiempo no está hecho apenas de
segundos y minutos, sino también de horas, meses y años.
La palabra
"afanosos", en griego, es merimnáo y significa "preocuparse
demasiado por lo que no se tiene". El consejo de Pablo es "Agradece a
Dios por lo que tienes". Si lo haces, percibirás que la paz de Dios inunda
tu corazón y en vez de que tus pensamientos se pierdan, tus pensamientos se
concentrarán en las maravillas del amor de Dios, como la vida, la salud y las
mañanas nuevas de cada día, que traen desafiantes oportunidades.
¿Estás
enfrentando algún problema en este momento? ¿Tiene que ver con tu matrimonio,
con algún ser querido, con tu salud o economía? Ponlo en las manos de Dios, y
luego pídele que te ayude a ver la diferencia entre luchar para superar las
dificultades con su dirección o preocuparse inútilmente con algo que, por lo
menos hoy, no tiene solución.
Así que no
os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia
preocupación. Basta a cada día su propio mal. Mateo 6:34.
Autora:
Brisna Bustamante.
1.ENTENDER
EL AFÁN.
Mateo 6:34:
“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su
afán.”
En el crisol
de su sabiduría y en la ecología de su gracia, Dios ha diseñado algunos
problemas para usted el día de hoy, y todos los días de su vida. Hemos sido
bendecidos con dificultades. Así es, leyó lo correcto: ¡bendecidos! Lo peor que
puede pasarnos sería no tener dificultades. Si ese fuera el caso, nunca
llegaríamos a conocer cuánto necesitamos al Señor. En esencia, Dios nos dice:
“Te daré suficientes dificultades para este día.” Dios le da los problemas
necesarios para acercarlo a Él, pero también la gracia suficiente para
enfrentarlos diariamente.
¿Existe
alguna situación difícil en su vida? Si es así, agradézcale a Dios por
ponérsela en su camino, puesto que ésta le hace más como Jesús. Ahora, pídale
gracia para salir victorioso de esa dificultad.
2.¿QUÉ HACER
EN MEDIO DE LA ANGUSTIA?.
Jeremías
33:3: “CLAMA a Mí, y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas
que tú no conoces.”
En una
ocasión el pastor Rogers leyó acerca de unos niños en una clase de escuela
dominical que le escribieron una carta a un misionero para hacerle saber que
estaban orando por él. El maestro de la clase les informó: “Niños, el misionero
es una persona bastante ocupada, así que no esperen que les conteste.” La carta
de una niñita leía así: “Querido hermano Brown: Estamos orando por usted, no
esperamos una respuesta.”
Tristemente,
¡así es como oramos! En realidad, no esperamos una respuesta. Mas Dios ha
prometido que nos contestará si clamamos a Él. Salmos 91:15 dice: “Me invocará,
y Yo le responderé; con él estaré Yo en la angustia; lo libraré y le
glorificaré.”
¿Por qué
está orando hoy? ¿Cree que Dios le puede contestar? ¿Cree que le contestará?
Agradézcale ahora por contestarle.
“Y me ha
dicho: Bástate mi GRACIA; porque mi poder se PERFECCIONA en la DEBILIDAD. Por
tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose
sobre mí el poder de Cristo” - (2 Corintios 12:9).
Cuando está
en angustia existen tres posibles formas de orar.
1. Primero,
puede orar que Dios le dé un escape del dolor. Eso es normal, de hecho, así es
como se mantienen abiertas las farmacias.
2. Segundo,
puede orar que Dios le dé la energía para sobrellevar el dolor. Y esa,
asimismo, es una respuesta natural. Si no podemos escapar el dolor, oramos
poder sobrellevarlo.
3. La
tercera y última forma de orar es pedirle a Dios que emplee nuestro dolor en
nuestras vidas para nuestro bien y su gloria.
Si oramos
para escapar de nuestro dolor, entonces vemos el dolor como nuestro enemigo. Si
oramos con fuerza (energía) para sobrellevar el dolor, entonces el dolor parece
ser un amo.
Pero si oramos que nuestro dolor sea empleado
o utilizado, lo vemos como nuestro siervo. Somos capaces de encontrar la gracia
de Dios para gloriarnos en nuestras debilidades, para que el poder de Dios sea
manifestado en nuestras vidas.
¿Está
sufriendo por algo que le sucedió? Órele a Dios que le dé fortaleza para
escoger emplear ese dolor para su bien y la gloria de Dios.
3.ENTENDER
LA CONFIANZA EN DIOS.
“¿Quién hay
entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en
tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios”
(Isaías 50:10).
Podemos
soportar casi cualquier cosa si sabemos por qué está sucediendo, ¿verdad? Pero
no siempre tenemos el lujo de saber por qué suceden las cosas. Es inevitable
para cualquier pastor el que le hagan preguntas, provenientes de corazones
quebrantados: “¿Por qué murió mi bebé?”; “¿Por qué perdí mi negocio?”; “¿Por
qué estoy tan enfermo?”, etc. Job se sintió de esta manera, y dijo: “Merezco
una respuesta, ¿por qué me está pasando todo esto? Es como si el mundo se puso en mi contra. ¡Y no sé por
qué!” ¿Se ha encontrado alguna vez hundido en la oscuridad? No piense que si
usted está bien con Dios, tendrá todas las respuestas. Pero escúcheme: Nunca
dude en la oscuridad, lo que Dios le ha mostrado en la luz.
¿Está usted
en medio de una angustia? Escriba sus sentimientos al Señor. Derrame su corazón
ante Él. Ahora, doble ese pedazo de papel, y en la parte de afuera escriba:
“Confiaré en Dios para que ayude. Me enfocaré en Él.” Mantenga ese pedazo de
papel, y cada vez que piense en su angustia, repita esta promesa al Señor.
4.PEDIR LA
BENDICIÓN DE DIOS.
“E invocó
Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas
mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que
no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió” (1 Crónicas 4:10).
Jabes quería
que su influencia se extendiera. Dios puede extenderle a usted, también. El
Salmo 4:1 dice que Dios “ensanchó” al salmista cuando estuvo en angustia. Si
usted pide ser “ensanchado”, debe esperar a que Dios use circunstancias
inquietantes para hacerlo. Y el dolor valdrá la pena. Cuando Dios lo ensancha,
lo hace para llenarle con más de Él. No esté satisfecho con que Dios llene un
pequeño lugar, si es que Él quiere llenar un lugar grande. ¿Está usted listo a
decir: “Señor, quiero más. Quiero que Tú ensanches mis fronteras. No quiero una
pequeña bendición. Ciertamente quiero una gran bendición.”?¡Necesitamos orar en
grande a un gran Dios!
Pídale a
Dios que le mantenga consciente de Su presencia todo el día, para que bendiga
su testimonio, para Su gloria, y para guardarle del mal.
5.TOME LA
DECISIÓN DE PONERSE DE RODILLAS DELANTE DE JESUCRISTO, SEÑOR Y REY.
“Porque de
tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Un jovencito
tenía dificultades viviendo la vida cristiana. Fue a donde su Pastor, quien le
dijo que fuera a ver un cuadro específico en el museo. En el museo, el guía lo
llevó a un gran salón, en donde el cuadro adornaba toda la pared. El joven
sintió repulsión por lo que vio. Era una pintura de Cristo en la cruz, pero la
perspectiva desde la cual el artista pintó, estaba fuera de balance. Lucía
grotesco. El guía le dijo: “Jovencito, necesitas acercarte más.” El joven se
acercó más. “Ahora necesitas agacharte.” Y el joven se agachó. “Ahora, más
cerca y más abajo.” Antes de que el joven se diera cuenta qué estaba sucediendo,
se encontró de rodillas al pie de la cruz, y cuando miró hacia arriba, entendió
por completo la pintura total. Hasta que usted no esté dispuesto a tomar su
lugar al pie de la cruz, la vida cristiana nunca tendrá ningún sentido para
usted, tampoco.
Pase algún
tiempo meditando en lo que Jesucristo experimentó, al sufrir la angustia, las
acusaciones, la flagelación, las burlas y al final la crucifixión, como
expiación por todos sus pecados.
6.EL PODER
ES DE DIOS, DE ÉL DEPENDEMOS.
Segunda
Corintios 4:7: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la
excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
Si usted es
como la mayoría de las personas, usted no se da cuenta de su dependencia en
Dios hasta que ya está consumido por el estrés causado por usted mismo, o por
circunstancias más allá de su control.
¿Por qué
pasa esto?
Pablo enseña
que es porque somos frágiles, y añade que Dios nos ha hecho de esta manera para
que el poder de Dios sea dado a conocer a través de nosotros. Quizás algunos le
digan: “Haga un nudo en la cuerda de su vida y ¡sosténgase!” En ocasiones Dios
desea que soltemos la cuerda que nos ata a hábitos destructivos. Dependemos
totalmente en Dios para que el amor de su Hijo sea dado a conocer a todo el
mundo.
Consiga una
cuerda y ate un nudo en ella. Manténgala en su escritorio durante esta semana
como un recordatorio que Dios no es solamente el nudo al final de la cuerda,
¡Él es el Salvador del mundo!
7.¿QUÉ LE
PASA A LOS QUE ESPERAN EN DIOS?
Isaías
40:31: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas
como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán.”
El estrés no
es nada nuevo. Noé lo sintió cuando estuvo construyendo el arca, sin lluvia en
el horizonte. Marta estuvo estresada cuando preparó una cena para nuestro
Señor. El estrés es la brecha que existe entre las demandas puestas sobre
nosotros y la fortaleza que poseemos para poder llevarlas a cabo. No es pecado
estar estresado, ni fatigado. Sin embargo, sí es pecado no buscar alivio para
aquello que derrumba el templo del Espíritu Santo, nuestro cuerpo.
¿Dónde
encontrará la respuesta? Su respuesta es esperar en el Señor, esperar en medio
de todas las demandas. Cuando aprende a esperar en Él, Dios creará un puente
sobre esa brecha de estrés con su poderosa fuerza.
Pídale a
Dios que le equipe para poder acabar con el estrés hoy. Tal vez sea su jefe o
su cónyuge que esté estresado. Regocíjese en la oportunidad que tiene de
compartir el amor de Dios.
8.DELE
PRIORIDAD A LO MEJOR.EL SEÑOR ES EL PRIMERO EN TOODO.NO DEJE QUE EL ESTRÉS Y
LOS PROBLEMAS LE OCULTEN LO MÁS MARAVILLOSO EN LA VIDA.
“COMO LA
TASA DE CAFÉ”.
Se cuenta
que en una convención de ingenieros se reencontraron siete antiguos compañeros
de una de las más prestigiosas universidades del país. Aunque cada uno se había
graduado en una especialidad diferente, les unían el haber sido excelentes
estudiantes y el hecho de haber desarrollado una prestigiosa carrera
profesional que les permitía gozar de beneficios y lujos superiores al común de
las personas. Durante la conversación recordaron repentinamente al profesor que
les había dado a todos la bienvenida a la universidad. Era un extraordinario
hombre que con sus enseñanzas marcaba la vida de cada uno de los alumnos que
pasaba por su aula. Uno de ellos informó que, aunque se había jubilado, seguía
dando clases. Como vivía cerca del lugar, decidieron llamarlo para ir a
visitarlo al final de la tarde. Todos pensaron que era una buena oportunidad
para mostrarle al profesor en qué se había convertido.
Unas horas después, los siete profesores
entraban por el pasillo que conducía a la amplia pero acogedora sala de estar.
El viejo profesor estaba radiante de verlos y empezó a preguntarles cómo eran
sus vidas. Rápidamente la conversación empezó a girar en torno a sus trabajos,
las rabietas, las horas extras y fines de semana perdidos en la oficina, los
continuos problemas, los jefes insufribles, los empleados ineptos, y toda la
variedad de dolencias que había sufrido debido al estrés excesivo. Aunque las
situaciones vividas no eran las mejores, todos coincidían en que tales
sacrificios eran necesarios para alcanzar y mantener su nivel de vida, así como
todas las comodidades que habían alcanzado. Entonces empezaron a hablar de
grandes casas y quintas, de carros lujosos, viajes, negocios, fincas, joyas,
fiestas, etc.
Haciendo una pausa, y con su acostumbrada
humildad, el viejo profesor se levantó para ofrecerles un café. Entró a la
cocina y salió con una jarra repleta del preciado líquido recién colado y ocho
tazas. Lo curioso fue que no trajo dos tazas iguales. Se diferenciaban por sus
colores, por sus formas y por sus acabados que abarcaban desde la más fina
pintada a mano y otra con reborde dorado, hasta las más sencillas, rústicas y
baratas. También variaban sus materiales: porcelana, cerámica, cristal, barro,
peltre, plástico, vidrio y hasta un vasito desechable.
Una vez que la bandeja estuvo en el centro de
la mesa, todos se apresuraron para servirse de café, mientras el profesor
observaba pacientemente. Como era de esperarse, los primeros tomaron
rápidamente las tazas más bellas y refinadas, mientras que los últimos tuvieron
que conformarse con las que quedaban. Entonces, el profesor tomó la palabra y
les dijo:
- Si observaron bien, las primeras tazas en
acabarse fueron las más lindas, las más finas, y aquellos que se sirvieron al
final tuvieron que conformarse, sin mucho agrado, con las más humildes. A mí me
dejaron el vasito desechable. Esto es normal, cada quién quiere lo mejor para sí
mismo. Pues bien, todos se preocuparon por el envase, pero realmente no importa
el color, lo lujoso o el material del cual están hechas las tazas, el café que
todos se sirvieron es exactamente el mismo, y tendrá en sus bocas el mismo
sabor sin importar el recipiente. Todos querían café, pero se dejaron distraer
por las características de las tazas y pocos se ocuparon de disfrutar realmente
lo que estaba dentro de ellas.
Esto es lo que pasa muchas veces en nuestras
vidas. Imaginen ahora que el café es la
vida y que las tazas son las cosas que nos rodean. Casi siempre nos preocupamos
por las tazas, es decir por tener la mejor casa, el trabajo más lucrativo, el
carro más lujoso, el club de mayor estatus social, la ropa que está de moda, la
computadora y el celular último modelo, etc. Y como todo eso nos absorbe tanto
tiempo y esfuerzo, nos olvidamos de disfrutar del café, es decir de disfrutar
la vida misma. Así dejamos de pasar tiempo con nuestra familia, de divertirnos
con nuestros hijos, de compenetrarnos cada día más con nuestra pareja, de
crecer emocional y espiritualmente como persona, de deleitarnos con un amanecer
o un atardecer, de regocijarnos por todos los detalles que nos ofrece a diario
la naturaleza. Los días transcurren y nos preocupamos más por tener cosas que
mostrar y almacenar en lugar de dedicarnos a vivir cada instante a plenitud. En
definitiva, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café.
Hagamos un esfuerzo para que cada día de nuestras vidas esté dedicado a
buscar las cosas importantes, que no
desperdiciemos un solo instante en las cosas superficiales y pasajeras.
Que el
siguiente año, una de nuestras metas sea buscar aquellas cosas que
verdaderamente importan, que tienen valor.
Pidámosle a Dios sabiduría para que nos ayude
a distinguir aquellas cosas valiosas de las que no nos darán más que una
felicidad efímera.
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la
polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos
tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones
no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también
vuestro corazón”. Mateo 6: 19-21
¿Qué
descuidaste este año? ¿Tu relación con Dios? ¿Tu familia? ¿Tus amigos? No
importa lo que haya sido, ahora puedes empezar a recuperar aquello que es
importante.
Ana María Frege Issa.
Coordinadora
Call Center.
10.TAN A
PRISA QUE NECESITO UN LADRILLAZO.
REFLEXIONES:”EL
LADRILLO”.
Un joven y
exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad en su auto Jaguar último modelo, con
precaución de no toparse con un chico cruzando la calle sin mirar, y al bajar
la velocidad; sintió un estruendoso golpe en la puerta, y al bajarse vio que un
ladrillo le había estropeado la pintura, carrocería y vidrio de la puerta de su
lujoso auto.
Trancó los
frenos, dio un brusco giro de 180 grados; y regresó a toda velocidad a donde
vio salir el ladrillo que acababa de desgraciar lo hermoso que lucía su exótico
auto.
Salió del
auto de un brinco y agarró por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia
un auto estacionado; le gritó a toda voz: ¿Qué rayos fue eso?
¿Quién eres tú?
¿Qué crees que haces con mi auto? Y enfurecido casi botando humo, continuó
gritándole al chiquillo: !Es un auto nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a
costarte caro! ¿Por qué hiciste eso?
"Por
favor, Señor, por favor. Lo siento mucho! no sé que hacer", suplicó el
chiquillo." Le lancé el ladrillo porque nadie se detenía lágrimas bajaban
por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia alrededor del auto
estacionado.
"Es mi
hermano", le dijo. Se descarriló su sillón de ruedas y se cayó al suelo y
no puedo levantarlo". Sollozando, el chiquillo le preguntó al ejecutivo:
"Puede usted, por favor; ayudarme a sentarlo en su silla? Está golpeado, y
pesa mucho para mí solito". Soy pequeño.
Visiblemente
impactado por las palabras del chiquillo, el ejecutivo tragó grueso el taco que
se le formó en su garganta.
Indescriptiblemente
emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y lo sentó
en su silla nuevamente sacando su pañuelo de seda para limpiar un poco las
cortaduras y el sucio de sobre las heridas del hermano de aquel chiquillo
especial. Luego de verificar que se encontraba bien, miró; y el chiquillo le
dio las gracias con una sonrisa que no tiene posibilidad de describir nadie...
"DIOS lo bendiga, señor...y muchas gracias" le dijo.
El hombre
vio cómo se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de
ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita.
El ejecutivo
no reparó la puerta del auto, manteniendo la hendidura que le hizo el
ladrillazo; para recordarle el no ir por la vida tan de prisa que alguien tenga
que lanzarle un ladrillo para que preste atención.
DIOS nos
susurra en el alma y en el corazón a través de su Espíritu Santo.
Hay veces
que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención.
Escoge:
Escucha el susurro... o el ladrillazo.
11.TODO SE
PUEDE RESUMIR EN LA PALABRA PROBLEMAS DEL SER HUMANO Y SOLUCIONES DE PARTE DE
DIOS.
EL
SUFRMIENTO ES COMÚN A TODOS.
“Pues para
esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos
ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2:21).
Cristo
sufrió por usted. Y algunos dirán: “Pero, ¡yo no quiero sufrir por Él!” Amigo,
permítame decirle que usted va a sufrir de todas maneras, ya sea salvo o
perdido. No obstante, cuando usted se somete a Jesucristo y obedece la Palabra
de Dios, Él va a poner un arco iris de esperanza sobre su sufrimiento. Él va a
escribir Romanos 8:28 sobre lo que usted está pasando. Usted sabrá que las
pruebas presentes son para su bien. Rendirse y someterse a Dios es la única
manera de tener la gracia y poder de Dios en su vida. Gozo, paz y días sin
preocupaciones están delante de aquel que rinde su vida para la gloria de Dios.
Sí, el sufrimiento vendrá, pero será seguido por el gozo.
¿Qué
significa que “Cristo sufrió por usted”? Lea Isaías 53 para tener una vislumbre
profética de lo que Cristo en realidad sufrió, en lugar suyo. ¿Cómo va a ser su
vida diferente hoy, debido al sacrificio de Jesús?
DEBEMOS
CONFIAR EN DIOS.
“Porque
vosotros, hermanos, a LIBERTAD fuisteis LLAMADOS; solamente que no uséis la
libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los
otros” (Gálatas 5:13).
Una de las
señales que le indica que usted ha dejado de CONFIAR en Dios es que deja de
funcionar. Usted simplemente deja las actividades de la vida. Usted empieza a
tener temor de esto y aquello; se agobia por una pérdida; es oprimido por el
diablo. ¿Y qué hace usted? Renuncia a todo, cierra las cortinas, se acuesta a
dormir, se levanta tarde. ¿Ha estado alguna vez así? Así afecta la
preocupación. Cuando usted se preocupa, es porque no está CONFIANDO en DIOS.
Usted quizás diga: “Perdí mi trabajo.” Bueno, ¿qué está haciendo? “Me la paso
sentado en la casa.” ¡Levántese! Usted tiene más oportunidad de servir a Dios.
Haga el bien porque está CONFIANDO en el SEÑOR.
¿Está sin
trabajo? Haga lo que tenga que hacer para encontrar un trabajo y cuando lo
logre... ¡haga el bien! Vaya a su iglesia y pídales que le pongan a trabajar.
Vaya a su misión local de voluntario. Corte el pasto de un vecino. Lleve comida
a una persona incapacitada. Escriba una carta a un prisionero.
1 Pedro 5:7:
“Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.”
¿Qué pasa
cuando usted se preocupa? Usted transporta las dificultades del mañana al día
de hoy. Dios no le dio gracia para las dificultades de mañana. Él solamente le da
gracia para las de hoy. Cuando usted toma prestado los problemas del mañana,
sobrecarga el circuito de hoy. La ansiedad no quita el pesar del mañana, sino
las fuerzas del día de hoy. Entonces cuando usted enfrenta el mañana, ya está
sin aliento porque va sobrecargado en el presente. Por consiguiente, la
preocupación no le prepara para el mañana, por el contrario, no estará listo
para enfrentarlo. El ayer es cheque cancelado. El mañana es una nota
promisoria. El día de hoy posee todo el efectivo que usted puede administrar.
¡Gástelo sabiamente!
¡La
preocupación se comerá su almuerzo y también su desayuno y cena! Confiese sus
preocupaciones como pecado (porque lo son). Coloque sus ansiedades ante el
trono de Dios todopoderoso y confíe en que Él proveerá.
“Por nada
estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).
¿Alguna vez tiene
preocupaciones? No mire a su alrededor para señalar a alguien más. Le
preguntamos a usted: ¿alguna vez se preocupa, aunque sea un poquito, por algo?
Y sin embargo la Biblia nos dice claramente que no debemos preocuparnos por
nada, sino que debemos orar por todo. Hay, en realidad, solamente dos clases de
cosas por las cuales no debemos preocuparnos: las cosas por las cuales nada
podemos hacer, y las cosas por las cuales algo podemos hacer. Lo mejor que se
puede decir acerca de la preocupación, es que es inútil. La peor cosa que se
puede decir de la preocupación es que deshonra a Dios. La preocupación es lo
opuesto a la fe.
Tenga el
siguiente versículo como una oración de consagración a Dios:
“Pero sin fe
es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios
crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
SOLO
CONTAMOS CON EL DÍA DE HOY.
“No te
jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día” (Proverbios
27:1).
Leí una
investigación realizada por el psicólogo William Morris, quien informa que el
94% de las 3.000 personas que entrevistó, estaban “soportando el día de hoy”, a
fin de poder llegar “a mañana”. ¿Conoce usted a alguien así? Tal vez usted
mismo es una de esas personas. Mañana saldrá de vacaciones. Mañana limpiará y
arreglará la casa. Mañana comenzará una nueva dieta. Mañana va a poner al día
su chequera. ¡Mañana, mañana, mañana! El único problema es que el mañana nunca
llega, porque cuando llega, entonces es hoy. Y hoy es el mañana que le preocupó
ayer. ¡Siempre es hoy!
¿Qué es lo
que le tiene preocupado? Es tiempo de pedir perdón a Dios, y entregarle sus
preocupaciones. Él está más que listo para manejarlas. La preocupación es el
cubrir con las nubes de mañana, el brillante sol de hoy. ¡No lo haga!
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