viernes, 28 de septiembre de 2018

LA ANGUSTIA Y MÁS CONOCIDA COMO EL AFÁN SE PUEDE CONVERTIR EN ESTRÉS Y PREOCUPACIÓN.


LA ANGUSTIA Y MÁS CONOCIDA COMO EL AFÁN SE PUEDE CONVERTIR EN ESTRÉS Y PREOCUPACIÓN.
“GUARDA TUS FUERZAS PARA  MAÑANA”.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7.
Cierto día un hombre olvidó su mochila en un barco. Se desesperó tratando de descubrir la manera de recuperar sus pertenencias.
- No hay nada que podamos hacer ahora - le dijo el jefe de la aldea. Mañana el barco regresará y el conductor traerá la mochila de vuelta.
- ¿Y si no la trae? – preguntó ansioso.
- En ese caso - respondió el sabio jefe -, guarda tus fuerzas para resolver el problema mañana.
Tú sabes muy bien que la ansiedad no soluciona ningún problema, no sirve de nada, solo causa sufrimiento; pero como seres humanos, pasamos horas analizando un problema cuya única solución es el tiempo. Lamentablemente, el tiempo no está hecho apenas de segundos y minutos, sino también de horas, meses y años.
La palabra "afanosos", en griego, es merimnáo y significa "preocuparse demasiado por lo que no se tiene". El consejo de Pablo es "Agradece a Dios por lo que tienes". Si lo haces, percibirás que la paz de Dios inunda tu corazón y en vez de que tus pensamientos se pierdan, tus pensamientos se concentrarán en las maravillas del amor de Dios, como la vida, la salud y las mañanas nuevas de cada día, que traen desafiantes oportunidades.
¿Estás enfrentando algún problema en este momento? ¿Tiene que ver con tu matrimonio, con algún ser querido, con tu salud o economía? Ponlo en las manos de Dios, y luego pídele que te ayude a ver la diferencia entre luchar para superar las dificultades con su dirección o preocuparse inútilmente con algo que, por lo menos hoy, no tiene solución.
Así que no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal. Mateo 6:34.
Autora: Brisna Bustamante.
1.ENTENDER EL AFÁN.
Mateo 6:34: “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán.”
En el crisol de su sabiduría y en la ecología de su gracia, Dios ha diseñado algunos problemas para usted el día de hoy, y todos los días de su vida. Hemos sido bendecidos con dificultades. Así es, leyó lo correcto: ¡bendecidos! Lo peor que puede pasarnos sería no tener dificultades. Si ese fuera el caso, nunca llegaríamos a conocer cuánto necesitamos al Señor. En esencia, Dios nos dice: “Te daré suficientes dificultades para este día.” Dios le da los problemas necesarios para acercarlo a Él, pero también la gracia suficiente para enfrentarlos diariamente.
¿Existe alguna situación difícil en su vida? Si es así, agradézcale a Dios por ponérsela en su camino, puesto que ésta le hace más como Jesús. Ahora, pídale gracia para salir victorioso de esa dificultad.
2.¿QUÉ HACER EN MEDIO DE LA ANGUSTIA?.
Jeremías 33:3: “CLAMA a Mí, y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.”
En una ocasión el pastor Rogers leyó acerca de unos niños en una clase de escuela dominical que le escribieron una carta a un misionero para hacerle saber que estaban orando por él. El maestro de la clase les informó: “Niños, el misionero es una persona bastante ocupada, así que no esperen que les conteste.” La carta de una niñita leía así: “Querido hermano Brown: Estamos orando por usted, no esperamos una respuesta.”
Tristemente, ¡así es como oramos! En realidad, no esperamos una respuesta. Mas Dios ha prometido que nos contestará si clamamos a Él. Salmos 91:15 dice: “Me invocará, y Yo le responderé; con él estaré Yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré.”
¿Por qué está orando hoy? ¿Cree que Dios le puede contestar? ¿Cree que le contestará? Agradézcale ahora por contestarle.
“Y me ha dicho: Bástate mi GRACIA; porque mi poder se PERFECCIONA en la DEBILIDAD. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” - (2 Corintios 12:9).
Cuando está en angustia existen tres posibles formas de orar.
1. Primero, puede orar que Dios le dé un escape del dolor. Eso es normal, de hecho, así es como se mantienen abiertas las farmacias.
2. Segundo, puede orar que Dios le dé la energía para sobrellevar el dolor. Y esa, asimismo, es una respuesta natural. Si no podemos escapar el dolor, oramos poder sobrellevarlo.
3. La tercera y última forma de orar es pedirle a Dios que emplee nuestro dolor en nuestras vidas para nuestro bien y su gloria.
Si oramos para escapar de nuestro dolor, entonces vemos el dolor como nuestro enemigo. Si oramos con fuerza (energía) para sobrellevar el dolor, entonces el dolor parece ser un amo.
 Pero si oramos que nuestro dolor sea empleado o utilizado, lo vemos como nuestro siervo. Somos capaces de encontrar la gracia de Dios para gloriarnos en nuestras debilidades, para que el poder de Dios sea manifestado en nuestras vidas.
¿Está sufriendo por algo que le sucedió? Órele a Dios que le dé fortaleza para escoger emplear ese dolor para su bien y la gloria de Dios.
3.ENTENDER LA CONFIANZA EN DIOS.
“¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios” (Isaías 50:10).
Podemos soportar casi cualquier cosa si sabemos por qué está sucediendo, ¿verdad? Pero no siempre tenemos el lujo de saber por qué suceden las cosas. Es inevitable para cualquier pastor el que le hagan preguntas, provenientes de corazones quebrantados: “¿Por qué murió mi bebé?”; “¿Por qué perdí mi negocio?”; “¿Por qué estoy tan enfermo?”, etc. Job se sintió de esta manera, y dijo: “Merezco una respuesta, ¿por qué me está pasando todo esto? Es como si  el mundo se puso en mi contra. ¡Y no sé por qué!” ¿Se ha encontrado alguna vez hundido en la oscuridad? No piense que si usted está bien con Dios, tendrá todas las respuestas. Pero escúcheme: Nunca dude en la oscuridad, lo que Dios le ha mostrado en la luz.
¿Está usted en medio de una angustia? Escriba sus sentimientos al Señor. Derrame su corazón ante Él. Ahora, doble ese pedazo de papel, y en la parte de afuera escriba: “Confiaré en Dios para que ayude. Me enfocaré en Él.” Mantenga ese pedazo de papel, y cada vez que piense en su angustia, repita esta promesa al Señor.
4.PEDIR LA BENDICIÓN DE DIOS.
“E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió” (1 Crónicas 4:10).
Jabes quería que su influencia se extendiera. Dios puede extenderle a usted, también. El Salmo 4:1 dice que Dios “ensanchó” al salmista cuando estuvo en angustia. Si usted pide ser “ensanchado”, debe esperar a que Dios use circunstancias inquietantes para hacerlo. Y el dolor valdrá la pena. Cuando Dios lo ensancha, lo hace para llenarle con más de Él. No esté satisfecho con que Dios llene un pequeño lugar, si es que Él quiere llenar un lugar grande. ¿Está usted listo a decir: “Señor, quiero más. Quiero que Tú ensanches mis fronteras. No quiero una pequeña bendición. Ciertamente quiero una gran bendición.”?¡Necesitamos orar en grande a un gran Dios!
Pídale a Dios que le mantenga consciente de Su presencia todo el día, para que bendiga su testimonio, para Su gloria, y para guardarle del mal.
5.TOME LA DECISIÓN DE PONERSE DE RODILLAS DELANTE DE JESUCRISTO, SEÑOR Y REY.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Un jovencito tenía dificultades viviendo la vida cristiana. Fue a donde su Pastor, quien le dijo que fuera a ver un cuadro específico en el museo. En el museo, el guía lo llevó a un gran salón, en donde el cuadro adornaba toda la pared. El joven sintió repulsión por lo que vio. Era una pintura de Cristo en la cruz, pero la perspectiva desde la cual el artista pintó, estaba fuera de balance. Lucía grotesco. El guía le dijo: “Jovencito, necesitas acercarte más.” El joven se acercó más. “Ahora necesitas agacharte.” Y el joven se agachó. “Ahora, más cerca y más abajo.” Antes de que el joven se diera cuenta qué estaba sucediendo, se encontró de rodillas al pie de la cruz, y cuando miró hacia arriba, entendió por completo la pintura total. Hasta que usted no esté dispuesto a tomar su lugar al pie de la cruz, la vida cristiana nunca tendrá ningún sentido para usted, tampoco.
Pase algún tiempo meditando en lo que Jesucristo experimentó, al sufrir la angustia, las acusaciones, la flagelación, las burlas y al final la crucifixión, como expiación por todos sus pecados.
6.EL PODER ES DE DIOS, DE ÉL DEPENDEMOS.
Segunda Corintios 4:7: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
Si usted es como la mayoría de las personas, usted no se da cuenta de su dependencia en Dios hasta que ya está consumido por el estrés causado por usted mismo, o por circunstancias más allá de su control.
¿Por qué pasa esto?
Pablo enseña que es porque somos frágiles, y añade que Dios nos ha hecho de esta manera para que el poder de Dios sea dado a conocer a través de nosotros. Quizás algunos le digan: “Haga un nudo en la cuerda de su vida y ¡sosténgase!” En ocasiones Dios desea que soltemos la cuerda que nos ata a hábitos destructivos. Dependemos totalmente en Dios para que el amor de su Hijo sea dado a conocer a todo el mundo.
Consiga una cuerda y ate un nudo en ella. Manténgala en su escritorio durante esta semana como un recordatorio que Dios no es solamente el nudo al final de la cuerda, ¡Él es el Salvador del mundo!
7.¿QUÉ LE PASA  A LOS QUE ESPERAN EN DIOS?
Isaías 40:31: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán.”
El estrés no es nada nuevo. Noé lo sintió cuando estuvo construyendo el arca, sin lluvia en el horizonte. Marta estuvo estresada cuando preparó una cena para nuestro Señor. El estrés es la brecha que existe entre las demandas puestas sobre nosotros y la fortaleza que poseemos para poder llevarlas a cabo. No es pecado estar estresado, ni fatigado. Sin embargo, sí es pecado no buscar alivio para aquello que derrumba el templo del Espíritu Santo, nuestro cuerpo.
¿Dónde encontrará la respuesta? Su respuesta es esperar en el Señor, esperar en medio de todas las demandas. Cuando aprende a esperar en Él, Dios creará un puente sobre esa brecha de estrés con su poderosa fuerza.
Pídale a Dios que le equipe para poder acabar con el estrés hoy. Tal vez sea su jefe o su cónyuge que esté estresado. Regocíjese en la oportunidad que tiene de compartir el amor de Dios.
8.DELE PRIORIDAD A LO MEJOR.EL SEÑOR ES EL PRIMERO EN TOODO.NO DEJE QUE EL ESTRÉS Y LOS PROBLEMAS LE OCULTEN LO MÁS MARAVILLOSO EN LA VIDA.
“COMO LA TASA DE CAFÉ”.
Se cuenta que en una convención de ingenieros se reencontraron siete antiguos compañeros de una de las más prestigiosas universidades del país. Aunque cada uno se había graduado en una especialidad diferente, les unían el haber sido excelentes estudiantes y el hecho de haber desarrollado una prestigiosa carrera profesional que les permitía gozar de beneficios y lujos superiores al común de las personas. Durante la conversación recordaron repentinamente al profesor que les había dado a todos la bienvenida a la universidad. Era un extraordinario hombre que con sus enseñanzas marcaba la vida de cada uno de los alumnos que pasaba por su aula. Uno de ellos informó que, aunque se había jubilado, seguía dando clases. Como vivía cerca del lugar, decidieron llamarlo para ir a visitarlo al final de la tarde. Todos pensaron que era una buena oportunidad para mostrarle al profesor en qué se había convertido.
 Unas horas después, los siete profesores entraban por el pasillo que conducía a la amplia pero acogedora sala de estar. El viejo profesor estaba radiante de verlos y empezó a preguntarles cómo eran sus vidas. Rápidamente la conversación empezó a girar en torno a sus trabajos, las rabietas, las horas extras y fines de semana perdidos en la oficina, los continuos problemas, los jefes insufribles, los empleados ineptos, y toda la variedad de dolencias que había sufrido debido al estrés excesivo. Aunque las situaciones vividas no eran las mejores, todos coincidían en que tales sacrificios eran necesarios para alcanzar y mantener su nivel de vida, así como todas las comodidades que habían alcanzado. Entonces empezaron a hablar de grandes casas y quintas, de carros lujosos, viajes, negocios, fincas, joyas, fiestas, etc.
 Haciendo una pausa, y con su acostumbrada humildad, el viejo profesor se levantó para ofrecerles un café. Entró a la cocina y salió con una jarra repleta del preciado líquido recién colado y ocho tazas. Lo curioso fue que no trajo dos tazas iguales. Se diferenciaban por sus colores, por sus formas y por sus acabados que abarcaban desde la más fina pintada a mano y otra con reborde dorado, hasta las más sencillas, rústicas y baratas. También variaban sus materiales: porcelana, cerámica, cristal, barro, peltre, plástico, vidrio y hasta un vasito desechable.
 Una vez que la bandeja estuvo en el centro de la mesa, todos se apresuraron para servirse de café, mientras el profesor observaba pacientemente. Como era de esperarse, los primeros tomaron rápidamente las tazas más bellas y refinadas, mientras que los últimos tuvieron que conformarse con las que quedaban. Entonces, el profesor tomó la palabra y les dijo:
 - Si observaron bien, las primeras tazas en acabarse fueron las más lindas, las más finas, y aquellos que se sirvieron al final tuvieron que conformarse, sin mucho agrado, con las más humildes. A mí me dejaron el vasito desechable. Esto es normal, cada quién quiere lo mejor para sí mismo. Pues bien, todos se preocuparon por el envase, pero realmente no importa el color, lo lujoso o el material del cual están hechas las tazas, el café que todos se sirvieron es exactamente el mismo, y tendrá en sus bocas el mismo sabor sin importar el recipiente. Todos querían café, pero se dejaron distraer por las características de las tazas y pocos se ocuparon de disfrutar realmente lo que estaba dentro de ellas.
 Esto es lo que pasa muchas veces en nuestras vidas.  Imaginen ahora que el café es la vida y que las tazas son las cosas que nos rodean. Casi siempre nos preocupamos por las tazas, es decir por tener la mejor casa, el trabajo más lucrativo, el carro más lujoso, el club de mayor estatus social, la ropa que está de moda, la computadora y el celular último modelo, etc. Y como todo eso nos absorbe tanto tiempo y esfuerzo, nos olvidamos de disfrutar del café, es decir de disfrutar la vida misma. Así dejamos de pasar tiempo con nuestra familia, de divertirnos con nuestros hijos, de compenetrarnos cada día más con nuestra pareja, de crecer emocional y espiritualmente como persona, de deleitarnos con un amanecer o un atardecer, de regocijarnos por todos los detalles que nos ofrece a diario la naturaleza. Los días transcurren y nos preocupamos más por tener cosas que mostrar y almacenar en lugar de dedicarnos a vivir cada instante a plenitud. En definitiva, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café.
 Hagamos un esfuerzo para que  cada día de nuestras vidas esté dedicado a buscar  las cosas importantes, que no desperdiciemos un solo instante en las cosas superficiales y pasajeras.
Que el siguiente año, una de nuestras metas sea buscar aquellas cosas que verdaderamente importan, que tienen valor.
 Pidámosle a Dios sabiduría para que nos ayude a distinguir aquellas cosas valiosas de las que no nos darán más que una felicidad efímera.
 “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Mateo 6: 19-21
¿Qué descuidaste este año? ¿Tu relación con Dios? ¿Tu familia? ¿Tus amigos? No importa lo que haya sido, ahora puedes empezar a recuperar aquello que es importante.
 Ana María Frege Issa.
Coordinadora Call Center.
10.TAN A PRISA QUE NECESITO UN LADRILLAZO.
REFLEXIONES:”EL LADRILLO”.
Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad en su auto Jaguar último modelo, con precaución de no toparse con un chico cruzando la calle sin mirar, y al bajar la velocidad; sintió un estruendoso golpe en la puerta, y al bajarse vio que un ladrillo le había estropeado la pintura, carrocería y vidrio de la puerta de su lujoso auto.
Trancó los frenos, dio un brusco giro de 180 grados; y regresó a toda velocidad a donde vio salir el ladrillo que acababa de desgraciar lo hermoso que lucía su exótico auto.
Salió del auto de un brinco y agarró por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia un auto estacionado; le gritó a toda voz: ¿Qué rayos fue eso?
¿Quién eres tú? ¿Qué crees que haces con mi auto? Y enfurecido casi botando humo, continuó gritándole al chiquillo: !Es un auto nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a costarte caro! ¿Por qué hiciste eso?
"Por favor, Señor, por favor. Lo siento mucho! no sé que hacer", suplicó el chiquillo." Le lancé el ladrillo porque nadie se detenía lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia alrededor del auto estacionado.
"Es mi hermano", le dijo. Se descarriló su sillón de ruedas y se cayó al suelo y no puedo levantarlo". Sollozando, el chiquillo le preguntó al ejecutivo: "Puede usted, por favor; ayudarme a sentarlo en su silla? Está golpeado, y pesa mucho para mí solito". Soy pequeño.
Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo, el ejecutivo tragó grueso el taco que se le formó en su garganta.
Indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y lo sentó en su silla nuevamente sacando su pañuelo de seda para limpiar un poco las cortaduras y el sucio de sobre las heridas del hermano de aquel chiquillo especial. Luego de verificar que se encontraba bien, miró; y el chiquillo le dio las gracias con una sonrisa que no tiene posibilidad de describir nadie... "DIOS lo bendiga, señor...y muchas gracias" le dijo.
El hombre vio cómo se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita.
El ejecutivo no reparó la puerta del auto, manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo; para recordarle el no ir por la vida tan de prisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención.
DIOS nos susurra en el alma y en el corazón a través de su Espíritu Santo.
Hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención.
Escoge: Escucha el susurro... o el ladrillazo.
11.TODO SE PUEDE RESUMIR EN LA PALABRA PROBLEMAS DEL SER HUMANO Y SOLUCIONES DE PARTE DE DIOS.
EL SUFRMIENTO ES COMÚN A TODOS.
“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2:21).
Cristo sufrió por usted. Y algunos dirán: “Pero, ¡yo no quiero sufrir por Él!” Amigo, permítame decirle que usted va a sufrir de todas maneras, ya sea salvo o perdido. No obstante, cuando usted se somete a Jesucristo y obedece la Palabra de Dios, Él va a poner un arco iris de esperanza sobre su sufrimiento. Él va a escribir Romanos 8:28 sobre lo que usted está pasando. Usted sabrá que las pruebas presentes son para su bien. Rendirse y someterse a Dios es la única manera de tener la gracia y poder de Dios en su vida. Gozo, paz y días sin preocupaciones están delante de aquel que rinde su vida para la gloria de Dios. Sí, el sufrimiento vendrá, pero será seguido por el gozo.
¿Qué significa que “Cristo sufrió por usted”? Lea Isaías 53 para tener una vislumbre profética de lo que Cristo en realidad sufrió, en lugar suyo. ¿Cómo va a ser su vida diferente hoy, debido al sacrificio de Jesús?
DEBEMOS CONFIAR EN DIOS.
“Porque vosotros, hermanos, a LIBERTAD fuisteis LLAMADOS; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13).
Una de las señales que le indica que usted ha dejado de CONFIAR en Dios es que deja de funcionar. Usted simplemente deja las actividades de la vida. Usted empieza a tener temor de esto y aquello; se agobia por una pérdida; es oprimido por el diablo. ¿Y qué hace usted? Renuncia a todo, cierra las cortinas, se acuesta a dormir, se levanta tarde. ¿Ha estado alguna vez así? Así afecta la preocupación. Cuando usted se preocupa, es porque no está CONFIANDO en DIOS. Usted quizás diga: “Perdí mi trabajo.” Bueno, ¿qué está haciendo? “Me la paso sentado en la casa.” ¡Levántese! Usted tiene más oportunidad de servir a Dios. Haga el bien porque está CONFIANDO en el SEÑOR.
¿Está sin trabajo? Haga lo que tenga que hacer para encontrar un trabajo y cuando lo logre... ¡haga el bien! Vaya a su iglesia y pídales que le pongan a trabajar. Vaya a su misión local de voluntario. Corte el pasto de un vecino. Lleve comida a una persona incapacitada. Escriba una carta a un prisionero.
1 Pedro 5:7: “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.”
¿Qué pasa cuando usted se preocupa? Usted transporta las dificultades del mañana al día de hoy. Dios no le dio gracia para las dificultades de mañana. Él solamente le da gracia para las de hoy. Cuando usted toma prestado los problemas del mañana, sobrecarga el circuito de hoy. La ansiedad no quita el pesar del mañana, sino las fuerzas del día de hoy. Entonces cuando usted enfrenta el mañana, ya está sin aliento porque va sobrecargado en el presente. Por consiguiente, la preocupación no le prepara para el mañana, por el contrario, no estará listo para enfrentarlo. El ayer es cheque cancelado. El mañana es una nota promisoria. El día de hoy posee todo el efectivo que usted puede administrar. ¡Gástelo sabiamente!
¡La preocupación se comerá su almuerzo y también su desayuno y cena! Confiese sus preocupaciones como pecado (porque lo son). Coloque sus ansiedades ante el trono de Dios todopoderoso y confíe en que Él proveerá.
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).
¿Alguna vez tiene preocupaciones? No mire a su alrededor para señalar a alguien más. Le preguntamos a usted: ¿alguna vez se preocupa, aunque sea un poquito, por algo? Y sin embargo la Biblia nos dice claramente que no debemos preocuparnos por nada, sino que debemos orar por todo. Hay, en realidad, solamente dos clases de cosas por las cuales no debemos preocuparnos: las cosas por las cuales nada podemos hacer, y las cosas por las cuales algo podemos hacer. Lo mejor que se puede decir acerca de la preocupación, es que es inútil. La peor cosa que se puede decir de la preocupación es que deshonra a Dios. La preocupación es lo opuesto a la fe.
Tenga el siguiente versículo como una oración de consagración a Dios:
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
SOLO CONTAMOS CON EL DÍA DE HOY.
“No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día” (Proverbios 27:1).
Leí una investigación realizada por el psicólogo William Morris, quien informa que el 94% de las 3.000 personas que entrevistó, estaban “soportando el día de hoy”, a fin de poder llegar “a mañana”. ¿Conoce usted a alguien así? Tal vez usted mismo es una de esas personas. Mañana saldrá de vacaciones. Mañana limpiará y arreglará la casa. Mañana comenzará una nueva dieta. Mañana va a poner al día su chequera. ¡Mañana, mañana, mañana! El único problema es que el mañana nunca llega, porque cuando llega, entonces es hoy. Y hoy es el mañana que le preocupó ayer. ¡Siempre es hoy!
¿Qué es lo que le tiene preocupado? Es tiempo de pedir perdón a Dios, y entregarle sus preocupaciones. Él está más que listo para manejarlas. La preocupación es el cubrir con las nubes de mañana, el brillante sol de hoy. ¡No lo haga!


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