NOS
ACOSTUMBRAMOS A ESTARNOS QUEJANDO Y DEJAMOS DE ACTUAR.
¿RECLAMAR O
ACTUAR?
« ¡Nací en
el infierno!»
Por Carlos
Rey.
En este
mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro
sitio. Lo hizo de manera
anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había
contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue:
«Llega una
al punto de no saber qué está bien o que está mal. Al oír sus mensajes, yo veía
un mundo posible en donde Dios es amor y todo el que ama a Dios es un ser
humano nuevo, o por lo menos eso hacen creer.
»Yo nací en
una familia cristiana... que se supone que su vida cambió al conocer a Dios....
Pero en los veintiocho años que tengo no he visto ningún cambio... ¿Cómo puedo
creer en Dios cuando veo que mis padres son cristianos, pero no [en el trato]
conmigo? Yo creo que Dios es amor, pero no veo ese amor en mis padres.... ¡Creo
que, en vez de haber nacido en un hogar, nací en el infierno!»
Este es el consejo
que le dio mi esposa: «Estimada
amiga:
»Tiene usted
toda la razón. Dios, nuestro Padre celestial, es amor, y se supone que todos
los que dicen ser hijos suyos son seres humanos nuevos. Dios envió a su único
Hijo, Jesucristo, a morir en la cruz a fin de pagar el castigo que nosotros
merecemos por nuestros pecados. Quienes deciden aceptar y seguir a Cristo van
cambiando poco a poco. Se debe a que el Espíritu Santo, la tercera persona en
la familia de Dios, viene a vivir dentro de nosotros. A medida que oramos y
escuchamos a Dios hablándonos por medio de la Biblia, el Espíritu Santo nos
cambia desde adentro hacia afuera.
»¿Entonces
por qué no fueron cambiados sus padres? ¿Por qué a todos los demás les dieron
la impresión de ser cristianos, mientras que usted sabía por experiencia
personal que ellos en realidad no lo eran? ... ¿Por qué hay hipócritas, que
dicen una cosa, pero hacen otra muy diferente? ... ¿Por qué hay personas en las
iglesias en todas partes que pretenden ser algo que no son?
»... El solo
hecho de entrar en una juguetería no es prueba de que uno tiene hijos. A todo
el mundo se le permite entrar, y no sólo a las personas que tienen hijos. Así
mismo, a todos se les permite entrar en una iglesia cristiana, aun cuando
algunas de las personas no tengan una auténtica relación con Cristo.
»Su niñez
fue una tragedia. ¡Cuánto siento que usted haya sufrido esa experiencia! Sin embargo,
no se debió a que Dios decidiera que usted llevara esa vida. Fueron sus padres
quienes decidieron cada día permitir o no permitir que el Espíritu Santo los
cambiara. Ellos decidieron no orar personalmente y no buscar la voluntad de
Dios mediante la lectura de la Biblia. Y decidieron no permitir que el Espíritu
Santo los llenara del amor de Dios.
»Usted no
está condenada a seguir el ejemplo de sus padres. Sí puede ser cambiada. Y sí
puede experimentar el amor de Dios. Le pedimos a Dios que así sea.»
Y TÚ ¿QUÉ
HARÁS?
Si
describiéramos el mundo en el que vivimos, estoy segura que ninguno de nosotros
utilizaría adjetivos como: justo, compasivo, amoroso, equitativo, pacífico,
etc. Esas no son características de nuestras sociedades, sin importar donde
vivas, seguramente no es un lugar perfecto.
Es cierto
que el ser humano tiene el corazón endurecido, cegado por el pecado y se ha
alejado de Dios y como consecuencia el sufrimiento es una de las
características de nuestro mundo. Nada de eso es una novedad, pero ¿Nos
conformaremos sólo con ver o reclamarle a Dios?
Hay una
fábula árabe que cuenta que un día un hombre paseaba por el bosque cuando se
encontró con un zorro herido. El pobre animalito se había roto las cuatro patas
mientras intentaba huir de un cazador y estaba tal malherido que ni siquiera
podía moverse para encontrar comida.
El hombre
sintió lástima por el animal y decidió acercarse a él. Pero mientras lo hacía
vio un gigantesco oso que se asomaba entre los árboles, arrastrando los
despojos del animal que acababa de devorar. El oso pareció no estar interesado el zorro y de hecho, dejó caer los
restos y se dio media vuelta en busca de otro animal que llevarse a la boca.
Los desperdicios cayeron junto al zorro, que se lanzó sobre la poca carne que
quedaba con enorme ansiedad.
Al día
siguiente, el hombre volvió al bosque. Una vez más, el oso había dejado un
apetitoso bocado cerca de donde estaba el hambriento zorro y éste, nuevamente
se había abalanzado sobre la comida. El tercer día, al volver al bosque, la
escena era la misma.
El hombre
reflexionó detenidamente sobre lo que había visto.
-Si Dios se
preocupa tanto por el zorro - se dijo a sí mismo-, ¿cuánto más se preocupará
por mí? Mi fe no es lo suficientemente fuerte, debo aprender a confiar en Dios
con la misma intensidad que el zorro.
Acto
seguido, el hombre se arrodilló en el bosque y, con la mirada puesta en el
cielo, exclamó:
-Señor, el
zorro me ha demostrado lo que es tener fe en ti. A partir de este momento me
entrego a ti en cuerpo y alma. Confío en que cuides como el oso asiste al
zorro. Dicho esto, el hombre se tumbó en el suelo a la espera de que Dios se
ocupara de él. Transcurrió un día y no sucedió nada. El hombre empezó a tener
hambre. Pasó otro día y seguía sin ocurrir nada. El hombre empezó a
inquietarse. El tercer día, cuando aún no había ni rastro de Dios, el hombre se
enfadó.
- Señor,
quieres a ese zorro más que a mí. ¿Por qué no te preocupas de mí con lo mucho
que yo confío en ti? ¿Por qué no me alimentas?.
Por fin, el
hambre obligó al hombre a volver al pueblo. En una de las calles del pueblo, se
topó con un niño hambriento. No pudo contenerse y le manifestó a Dios su ira:
-¿Por qué no
haces nada para ayudar a este pobre niño?.
- Ya lo he
hecho, respondió Dios. Te he creado a ti. Pero has decidido seguir el ejemplo
del zorro y no el del altruista oso. Nosotros somos los responsables de cambiar
nuestro entorno. Conocemos la verdad, somos libres, Dios nos ha provisto de
habilidades, talentosos, dones y nos dará la fortaleza para hacer algo por los
demás.
Si bien es cierto
que Dios siempre provee y de formas milagrosas, como sucedió con Elías que fue
alimentado por cuervos, en el caso de la fábula, un oso alimentaba al zorro
herido, nosotros somos sus representantes en la tierra, debemos ser sal y luz
para las personas, no podemos conformarnos con compadecernos del sufrimiento de
la gente.
Es verdad
que es una tarea difícil pero si no empezamos por nuestra casa, nuestro
entorno, entonces será imposible. No necesitas decir nada, con tu testimonio,
mostrando el amor de Cristo en tu vida puedes transformar a alguien.
Ya hay mucha
gente culpando y reclamando a Dios por los males que aquejan a la humanidad, es
hora de mostrar que el amor de Cristo cambia vidas y transforma realidades y
que nunca se ha olvidado de nosotros.
Dios se
ocupará de tus necesidades, tú ocúpate de mostrar el amor de Dios a otros.
“En todo os
he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar
las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”.
Hechos 20:35.
Autora.
Ana María Frege Issa.
Coordinadora
Call Center.
SOMOS
LLAMADOS A DAR FRUTO.
“Yo soy la
vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en Mí no lleva
fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve
más fruto” (Juan 15:1).
Cuando
Salomón construyó el templo, utilizó 8.000 picapedreros. Ellos cortaron y
cincelaron, dieron forma a las piedras, en las mismas canteras, antes de traer
cientos y cientos de piedras al monte del templo. ¿Por qué? Porque Salomón no
quería que se escuchara el sonido de martillos y cinceles en el sitio de la
construcción del templo. De la misma manera, usted es parte de las “piedras
vivas” de Su templo, y Dios lo está formando aquí, en esta cantera llamada
Tierra. Y parte de ese “cincelar” llega en forma de persecución. Así que, no
mire a sus perseguidores como a enemigos, sino como a picapedreros de Dios.
La próxima
vez que alguien le critique, se burle de usted, o le insulte, ofrezca a Dios la
siguiente oración: “Gracias, Señor, por traer a mi vida otro picapedrero.”
Amigo (a),
le podemos asegurar que no es nada fácil el decir, sinceramente, una oración
así. Pero recuerde: Dios le está cincelando para que sea lo que debe ser.
¡!BASTA LA
GRACIA DE DIOS!!.
“Y me ha
dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por
tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose
sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las
debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias;
porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” - (2 Corintios 12:9-10).
¿Alguna vez
se ha sentido demasiado débil como para ganar la batalla? Amigo (a), pudiera
ser que usted no sea lo suficientemente débil. Dios se identifica con nuestra
debilidad obediente. Es cuando dejamos de “tratar” y comenzamos a “confiar”,
que el poder de Dios se podrá manifestar.
Verá, su
debilidad no es una desventaja; es, más bien, una ventaja. La batalla no es
suya, ¡es del Señor! Si tan sólo pudiéramos aprender que Dios no necesita
nuestra fortaleza. ¡Dios quiere nuestra obediencia! Dios tiene la fortaleza, y
Dios quiere darle esa fortaleza sobrenatural en lugar de la suya. No es nuestra
habilidad la que cuenta, sino nuestra “disponibilidad”. No es cuestión de su
fama, sino de su fe. No es asunto de quién es usted, sino de a quién usted
pertenece.
Usted puede
pensar que hacer algo en sus propias fuerzas debe llenarlo de orgullo. No obstante,
lea 1 Corintios 1:26-31. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois
muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;
1:27 sino
que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil
del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
1:28 y lo
vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo
que es,
1:29 a fin
de que nadie se jacte en su presencia.
1:30 Más por
él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios
sabiduría, justificación, santificación y redención;
1:31 para
que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.
¿De quién o
de qué debería usted ufanarse?
NO ES TIEMPO
DE HACER JUICIO, SINO DE AMAR AL PRÓJIMO, COMO ASI MISMO.
“No
juzguéis, para que no seáis juzgados” (Mateo 7:1).
¿Qué cree usted
que significa “la viga” en la pregunta que hizo Jesús: “¿Y por qué miras la
paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu
propio ojo?” (Mateo 7:3). ¿Cree usted que Jesús se refería a pecados tan
horrendos como el adulterio o el asesinato? Si usted hubiera conocido a la
multitud a la cual Jesús hablaba, sabría que éstas no eran las tentaciones con
las cuales ellos luchaban. Verá, Él estaba hablando a los fariseos. “La viga”
en sus ojos era su actitud hacia “la paja” que estaba en el ojo de su hermano.
Eran arrogantes, orgullosos e hipócritas. Dios no quiera que nosotros nos
volvamos como esos fanáticos religiosos que nada sabían de la amorosa humildad
de nuestro Señor. Que Dios nos ayude a remover el aserrín de nuestros ojos
antes de pensar jamás en juzgar a otros.
¿Quiere
usted tener hacia los demás, la actitud de Cristo? Lea y obedezca Filipenses
2:1-16.
EL
PENSAMIENTO ESTÁ UNIDO AL CORAZÓN.
Proverbios
23:7: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él.”
Había un
letrero en un negocio que decía: “No somos lo que pensamos que somos; lo que
pensamos, eso somos.” ¿Qué es lo que usted permite que entre en su mente y que
por consiguiente controle su corazón, sus acciones y sus palabras? Dios lo hizo
de tal manera que usted no puede pensar en dos cosas a la vez. Si usted está
pensando en lo que es correcto, no puede pensar en lo incorrecto. Y cual sea su
pensamiento, tal será usted. Guarde su mente. Concéntrese en el Señor Jesús. No
permita que Satanás le quite su devoción total por el Señor Jesucristo. Permanezca
enamorado de Jesús y de esa manera no habrá lugar en su mente para esos
pensamientos sucios, pecaminosos, inicuos, lujuriosos y tentadores, llenos de
orgullo, que nos bombardean a todos nosotros.
Empiece hoy
activamente a organizar sus pensamientos y traerlos en obediencia a Cristo. Use
(2 Corintios 10:5) derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra
el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo.
Use Filipenses 4:8. Por lo demás, hermanos, todo lo que
es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable,
todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
en esto pensad.
Como un filtro por el cual usted pasa todo
pensamiento.
“PUESTO LOS
OJOS EN JESÚS”.
QUITE SU
MIRADA DE LOS ANTIVALORES.
Salmos
25:15: “Mis ojos están siempre hacia Jehová.”
Una historia
cuenta que Satanás subastaba sus herramientas. Tenía un precio bastante alto
para el orgullo, la holgazanería, la arrogancia, el odio, la envidia y los
celos. Sin embargo, había una herramienta bajo la cual puso un letrero que
leía: “No está a venta.” Alguien le preguntó: “¿Cuál es esa herramienta y por
qué no está a la venta?” Satanás le explicó: “Ésta me es imprescindible, no
puedo venderla. Es mi herramienta principal, EL DESÁNIMO. Con ella, puedo abrir
corazones y una vez dentro de éstos, puedo hacer casi todo lo que me plazca.”
¿Quiere que
le digamos porqué se llega usted a desanimar? Se lo diremos en pocas palabras:
porque, ¡HA QUITADO SUS OJOS DEL DIOS!
¿Está
desanimado? Si no lo está, ¡alabe a Dios! Mas busque a alguien que lo esté y dele
el ánimo que necesita en Cristo Jesús. Tal vez sea un vecino, un colega, o su
cónyuge.
DIOS ES
SUFICIENTE PARA SATISFACER TODAS LAS NECESIDADES DEL HOMBRE.
“Lo saciaré
de larga vida, y le mostraré mi salvación” (Salmos 91:16).
Un día el
pastor Rogers, estaba comiendo en un restaurante en Nueva York, cuando de
pronto se abrió la puerta del restaurante y un hombre corrió hacia una mesa que
recién había sido desocupada, y comenzó a comer desesperadamente las sobras
dejadas por los clientes, antes de que los empleados del restaurante se dieran
cuenta. El hombre se escapó, veloz como una ardilla. Sin orgullo. Sin que le
importara lo que la gente pensara. Un hombre que se muere de hambre se
desespera por conseguir alimento. Su enfoque es eso. Tiene un solo pensamiento
en mente: dónde conseguir su próxima comida. A él no le preocupa la
popularidad, posición social o posesiones materiales. Cuando una persona tiene
suficiente hambre o sed, hará cualquier cosa para satisfacerse.
¿De qué
tiene hambre usted, hoy día? ¿Es Jesús suficiente para satisfacer su apetito?
“A todos los
sedientos: Venid a las aguas; y a los que no tienen dinero, venid, comprad y
comed. Venid comprad sin dinero y sin precio, vino y leche” (Isaías 55:1).
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