TODA LA OBRA
MARAVILLOSA QUE DIOS HACE EN SUS HIJOS PARA LA SALVACIÓN.
CINCO
BENDICIONES QUE OCURREN EN LA CRUZ.
1.
JUSTIFICACIÓN.
“Más por Él
estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, santificación y redención” (1 Corintios 1:30).
La iglesia
no es una organización con Jesucristo como presidente. La iglesia es un
organismo con Jesucristo como su cabeza. Estamos en Él, y Él está en nosotros.
La victoria que Él ganó en la cruz fue para nosotros. Cuando Jesús fue a la
cruz, no estaba peleando una batalla para Él mismo. Él no necesitaba vencer a
Satanás. Él peleó en representación suya. Jesús se hizo el “hijo del hombre”,
para que usted pueda llegar a ser “hijo de Dios.” Él llevó sus pecados para que
usted pudiera tomar Su inocencia. Él se hizo culpable, para que usted sea
absuelto. Él fue inundado con desesperación, para que usted pudiera ser lleno
de gozo. Él tomó su vergüenza, para que usted pudiera tomar Su gloria. Él
sufrió los dolores del infierno, para que usted conozca los goces del cielo.
Tanta gente
piensa que la salvación viene “de adentro hacia fuera”, al pedir a Cristo
entrar a sus corazones. Pero, ¿sabía que es igualmente correcto decir que usted
es salvo “de afuera hacia adentro”? Lea Colosenses 3:3: “Porque habéis muerto,
y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” Su salvación está “en
Cristo”, en la misma forma en que Noé fue salvo por estar “en el arca”. Pídale
a Dios que le ayude a comprender estas verdades hoy.
“Más al que
no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por
justicia” (Romanos 4:5).
Justificación
es el acto de Dios por medio del cual Él declara a los que han confiado en
Cristo, que son justos, así como su Hijo es justo. La salvación no se basa en
nuestras obras.
¿Sabe qué es
lo que Dios ve cuando mira a uno de sus hijos (as)? Él ve a Jesucristo. Algunos
dirán: “¡Eso es arrogancia!” No. No lo es. Está en la Biblia. Un hijo (a) está
en Cristo y, por lo tanto, Dios no puede ver sus pecados (lea 1 Corintios
1:30). Él sólo ve la justicia de su Hijo.
Justificación
es mucho más que sólo un perdón. ¡Es una promoción! Dios no sólo perdona
nuestros pecados. Él nos hace justos. Sólo Dios puede tomar a alguien que es
culpable y declarar a esa persona justa. Es el trabajo salvador de Dios. ¿Cuál
es la base de nuestra justificación? ¡Su gracia!
La próxima
vez que pase frente a un espejo y alguien está con usted, comience una
conversación evangelizadora: “El otro día Dios me enseñó algo acerca de mi
reflejo. Cuando miramos al espejo, nos vemos a nosotros mismos. Pero cuando
Dios me mira, Él ve a su Hijo.” Vea cómo la otra persona reacciona y responde.
Romanos
8:30c: “A los que justificó, a éstos también glorificó.”
¿Qué
significa ser justificado? Significa ser declarado justo. La justificación no
es ser bueno, aun cuando el ser bueno glorifica a Dios. Cuando usted pone su fe
en donde Dios pone sus pecados, Dios pone el sello de “Justo” sobre su nombre
en el libro de la vida del Cordero. No es por lo que usted ha hecho o hará,
sino por haber sido justificado. Ninguna corte humana lo puede justificar. Sin
embargo, lo que Dios hace no es solamente tomar al pecador y perdonarle sus
pecados, sino que hace al culpable justo como si nunca jamás hubiera pecado.
Eso es justificación.
Si usted
viviera cada momento creyendo en la justificación que Dios le ha dado, ¿cómo se
fortalecería su fe? ¿Tendría más disposición para compartir el regalo del amor
de Dios?
“Y a los que
predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también
justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Romanos 8:30).
El Dr.
Scofield, editor de la Biblia que lleva su nombre, dice que “predestinación es
el ejercicio efectivo de la voluntad de Dios, por lo cual las cosas
determinadas de antemano por Él, se hacen realidad.” Significa que si Dios dice
que está determinado a hacer algo, Él lo hará. La sabiduría de Dios es
soberana. ¿Qué es lo que Dios predestinó? “Porque a los que antes conoció,
también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo”
(Romanos 8:29), quien es el primogénito. Dios tuvo un Hijo, único, y dijo:
“Quiero más hijos como Él.” Consecuentemente Dios está redimiendo toda una raza
de gente, para que todos puedan llegar a ser conforme a la imagen del Hijo de
Dios. Si usted es salvo, está predestinado a ser como Jesús. Dios conoció que
usted recibiría a Jesús como su Señor y Salvador, por lo que dijo: “Confirmado.
Tú serás un día como mi Hijo, Jesús.”
¡Alabe a
Dios que le conoció a usted desde antes, y que le predestinó para que sea como
su Hijo, y que le ha llamado, le ha justificado y le ha glorificado! Jesús
dijo: “¡Consumado es!” ¡Aleluya! ¡Alabe al Cordero que fue inmolado!
“En gran
manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió
con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me
atavió, y como a novia adornada con sus joyas” (Isaías 61:10).
Algunos que están
leyendo esta meditación, se van a quedar boquiabiertos, cuando tengan que
comparecer ante el Rey del cielo. Y aunque son miembros de alguna iglesia, no
son salvos, ellos se visten con los trapos de su auto-justificación, en vez de
ponerse las vestiduras nupciales de Su justicia.
En 1834, el
compositor Edgard Mote, escribió, en uno de sus himnos: “Oh, que entonces en Él
pueda yo ser encontrado, vestido sólo con Su justicia, y sin mancha estar
delante de Su trono.” Será muy trágico, por cierto, para aquellos que actúan en
cada forma religiosa posible, el que piensen que pueden venir a la boda del
Cordero, sin Su justicia. No tratamos de que usted dude de su salvación, pero
queremos preguntarle: ¿Es usted salvo? ¿Cómo lo sabe?
Si usted
está confiando, para su salvación, en cualquier otra cosa que no sea la sangre
de Jesucristo, entonces, necesita arrepentirse y creer en el Señor Jesucristo.
Ya es tiempo de que le corone como Señor de su vida.
2.
PROPICIACIÓN.
“Hijitos
míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.Y Él es la
propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:1-2).
Un artículo
titulado: “La cola era corta, pero la serpiente no”, captó de inmediato la
atención del pastor Rogers y se leyó todo el artículo. Parece que una señora en
África del Sur pasaba un día junto a un montón de paja, y vio la cola de una
serpiente. La señora buscó un palito para matar a la serpiente, y antes de que
se diera cuenta de lo que le sucedía, ¡se encontró luchando con una serpiente
pitón de seis metros de largo! Afortunadamente un hombre vino rápidamente y
mató a la serpiente con un poste de la cerca. De otra manera, la pitón hubiera
estrangulado a la señora.
Usted puede
pensar que su pecado es “sólo un pecado pequeño”, pero queremos decirle que ese
pecado pequeño es parte de la misma serpiente grande. El pecado mató a Jesús, y
el pecado lo estrangulará a usted. Su única esperanza es la salvación por medio
de Jesucristo.
¿Cómo
definiría usted las siguientes palabras: pecado, mediador, propiciación? Si
necesita alguna ayuda, lea 1 Juan 3:4, Hebreos 13:6 y Romanos 5:6-8.
“A quien
Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su
justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que Él
sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Romanos
3:25-26).
De niño,
pensaba que Dios era como Papá Noel con una larga barba sentado en el cielo:
haciendo una lista y revisándola dos veces, tratando de descubrir si me porté
bien o mal. Luego cuando mi vida hubiese llegado a su fin y compareciera ante
Él, Él sacaría una gran pesa y pesaría mis buenas obras contra las malas viendo
si lograría entrar al cielo. ¿Sabe qué hizo esta forma de pensar en mí? Me hizo
temeroso que al final de mi vida Dios me dijera: “Adrián, lo siento, según mis
cálculos, no lo lograste.” Después, tendría que darme la vuelta y salir
avergonzado, pasando entre familia y amigos. Amigo, quizás usted piensa esto,
pero permítame aclararle: La salvación no es algo que usted pueda obtener, la
salvación es el sacrificio de Cristo.
Por favor
lea Romanos 5. En sus propias palabras escriba qué enseña este pasaje acerca de
Dios. Póngalo en un sobre cerrado con su dirección y pídale a un amigo que se
lo mande en un mes. Qué mejor forma de iniciar el Año Nuevo que recordando lo
que Dios le enseñó acerca de su salvación.
“Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas
Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6).
Jesús sufrió
como usted sufrirá. Pero Él sufrió mucho más que eso porque tomó no solo el
sufrimiento suyo, sino llevó sobre Sí el sufrimiento de todo el mundo. Los
pecados del mundo fueron comprimidos y destilados sobre el Señor Jesucristo.
Los eruditos hebreos nos dicen que hay un plural intensivo en Isaías 53 que
habla de la muerte de Cristo. Indican que literalmente significa que Jesús
murió mil muertes. ¿Sabe lo que eso significa? Quiere decir que Jesús, siendo
infinito, sufrió por una cantidad finita de tiempo, lo que usted, siendo
finito, sufriría por una cantidad infinita de tiempo. Él sufrió en la cruz una
eternidad infernal por cada uno de nosotros.
Jesús murió
para aplacar la ira de Dios, para que Su justicia y santidad sean satisfechas.
La Biblia llama a esto “propiciación” (ver Romanos 3:23-25 y 1 Juan 2:2).
Escriba en una pequeña tarjeta la palabra “propiciación” y medite acerca de
esta humilde verdad, transformadora de vida, durante todo el día.
“A quien
Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su
justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados” (Romanos 3:25).
Propiciación
es una palabra grande que significa “satisfacer”. Porque Dios es un Dios Santo,
su ira y justicia queman contra el pecado. Y Él ha prometido que el pecado será
castigado. Debe haber un pago satisfactorio por el pecado. Dios dijo: “Si
castigo al hombre por su pecado, morirá y se irá al infierno. Pero si no
castigo al hombre por su pecado, mi justicia nunca será satisfecha.” ¿La
solución? Dios dijo que Él mismo sería nuestro substituto. Llevaría el pecado
de la humanidad sobre Sí mismo en agonía, derramando su sangre: un juicio justo
y substituto por el pecado. Su ira se quemó en la cruz cuando su Unigénito
murió como la propiciación por los pecados del hombre, y esto es amor (vea 1
Juan 4:10).
¿Cuándo fue
la última vez que usted le agradeció a Dios por no mandarlo al infierno, como
se lo merecía? A lo mejor ya es tiempo de que lo haga, ¿no le parece?
3. REDENCIÓN.
Primera
Corintios 1:30: “Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha
sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.”
El apóstol
Pablo creía que la mayor bendición era ser “hallado en Él.” Pablo cambió una
serie de reglamentos por un Amigo. ¿No preferiría usted tener un amigo que una
serie de reglamentos? Antes de su salvación, Pablo tenía la ley, mas ahora
tiene al Señor. ¡Qué diferencia! Qué lugar tan seguro es el ser hallado en
Cristo.
Si usted es
salvo no es tan sólo un miembro de la iglesia, sino que está en Cristo. Usted
está en su cuerpo (la iglesia) y Él está en usted. ¡Qué comunión divina! Puede
ser que no tenga a nadie a su derredor, pero nunca estará solo otra vez, porque
el Señor Jesucristo está en usted y usted en Él.
Le invitamos
a meditar en esta verdad. A su vez lea Filipenses 3:9.
“Cuando
Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la
cabeza, entregó el espíritu” (Juan 19:30).
En el
Antiguo Testamento, el sacerdote entraba en el templo para ministrar, quemar
incienso y ofrecer oraciones y sacrificios. Pero había una pieza del mobiliario
que no estaba en el lugar Santísimo, y esa era la silla en la cual el sacerdote
se sentaba. ¿Por qué? Porque su trabajo nunca se terminaba. No obstante, cuando
Jesús inclinó su cabeza en la cruz y exclamó: “Consumado es”, terminó su labor
de redención y se sentó a la diestra de Dios Padre. Las primeras palabras
registradas del joven Jesús fueron: “¿No sabías que en los negocios de mi Padre
me es necesario estar?” (Lucas 2:49). Y sus últimas palabras en la cruz fueron:
“Consumado es” (Juan 19:30). Él se quedó hasta terminar el trabajo encomendado
por su Padre. Nada de lo que usted haga puede añadir nada a su trabajo
cumplido. “Consumado es.” ¡Aleluya!
Adore a Dios
cantando el himno “En el Monte Calvario”, letra de George Bennard.
“Bendito el
Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo” (Lucas 1:68).
La
compositora Fanny Crosby escribió: “Redimida (o), ¡cómo amo proclamarlo!
Redimida (o), por la sangre del Cordero; Redimida (o), por medio de su infinita
misericordia, su hija (o), por siempre seré.” ¿Ama usted proclamarlo? Oh, cómo oramos
que así sea. Otro compositor Isaac Watts escribió: “Fuese todo el reino de la
naturaleza mío, ese sería un obsequio muy pequeño: Amor tan admirable, tan
divino, demanda mi alma, mi vida, mi todo.” ¿Le ha entregado su alma, su vida y
su todo a este admirable amor? Jesús no bañó este planeta con su sangre para
que usted sirva a este mundo, a su carne, ni al diablo. Él murió para hacerle
santo. Usted no es dueño de sí mismo. Primera Corintios 6:20 dice: “Porque
habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”
¿Qué piensa
que Isaac Watts quiso decir cuando compuso que el amor admirable de Dios
demanda su alma, su vida y su todo? ¿Cómo piensa que ese tipo de dedicación
influye su vida diaria? ¿Podría escribir algunas metas para ese tipo de
dedicación total?
Colosenses
1:16: “TODO fue CREADO por medio de Él y para Él.”
¿Quiere
saber el significado de “todo”? El significado de TODO es únicamente JESÚS.
Usted puede pensar que esto es una exageración. Vivimos en un grandioso
universo, billones de años luz en expansión. Y la Biblia nos dice que “TODO fue
creado por medio de Él y para Él”. No existe nada que el Señor Jesucristo no
haya hecho. La RESPUESTA a la CREACIÓN es solamente JESÚS. La gente dice que el
mundo necesita ser salvado. Sin embargo, lo que el mundo realmente necesita es
redención. ¿Y de dónde vendrá esa redención? No vendrá de ningún credo, ningún
sistema, ninguna causa, sino exclusivamente de JESÚS. Todo el universo, los
planes de Dios, y la conclusión de los siglos son el resultado de dos palabras:
¡SÓLO JESÚS!
¿Cuándo fue
la última vez que compartió su fe? Tal vez hoy usted pueda iniciar una
conversación con alguien acerca de la expansión del universo. Quién sabe a
dónde le guiará ese destello de verdad.
“Sabiendo
que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”
(1 Pedro 1:18-19).
¡Emancipación!
¿Qué cuadro le trae a la mente esa palabra? Muchos piensan en los esclavos.
Pero, ¿sabía que la cruz de Jesucristo ha emancipado a cada creyente? En 1
Pedro 1:18 la palabra rescatados es la misma palabra usada para emancipar a un
esclavo. Jesucristo le ha redimido y le ha “rescatado de vuestra vana manera de
vivir”, eso significa “de su vida vacía”: respirar y ganar un salario, sin
interesarse seriamente en esto que se llama “la vida cristiana”. Mi amigo, es
hora de que usted experimente la emocionante vida a la cual Dios le ha llamado.
La abundante vida por lo cual murió Jesús para dársela. Es extraordinario el
servir a Aquel que nos ha redimido con la plata de sus lágrimas y el oro de su
sangre.
¿Está usted
sirviendo a Dios hoy? Usted es un ministro, un sacerdote. Usted es las manos,
los pies y la boca de Jesús en un mundo que necesita de un Salvador. Pídale a
Dios que le use hoy, y marche, en fe, hacia las maravillas que Él haga.
4.
SANTIFICACIÓN.
“Más ahora
que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por
vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna” - (Romanos 6:22).
En primera
de Samuel 15, leemos la historia de cómo Saúl fracasó en destruir los animales
que Dios había ordenado fueran aniquilados. Samuel confrontó a Saúl sobre este
asunto, y Saúl mintió diciendo que sacrificaría a los animales, pero nunca lo
hizo. Y Samuel le dijo: “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y
víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el
obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de
los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e
idolatría la obstinación” (1 Sam.15:22,23ª).
El rebelarse
contra Dios es como el pecado de hechicería porque lo pone a usted en los
dominios del diablo. Cuando Dios da un claro mandamiento en su Palabra, no
debemos hacerlo pasar por el filtro juzgador de nuestro humano entendimiento.
Debemos obedecerlo sea que lo entendamos o no, sea que estemos de acuerdo o no.
O es la Palabra de Dios que debe obedecer o no lo es.
¿Hay alguna
verdad en la Palabra de Dios que no entiende? Pídale a Él que le dé
entendimiento. ¿Hay alguna verdad a la cual usted no se ha rendido en
obediencia? Pida que Dios le perdone, y que le derrita y le moldee como su
siervo, para su gloria.
“Según nos
escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin
mancha delante de Él” (Efesios 1:4).
La Santa
Trinidad trabajó unida para nuestra salvación. Dios el Padre la pensó, Dios el
Espíritu Santo la formó, y Dios el Hijo la compró. Los creyentes cristianos son
los escogidos especiales de Dios. ¿Es usted un creyente? Entonces, ustedes un
hijo deseado. Su salvación no es algo que solo sucedió. En Efesios 1:4 se nos
dice que “nos escogió en Él antes de la fundación del mundo”. Antes de que Él
suspendiera las estrellas en el espacio, antes de que sembrara las semillas,
antes de que edificara las montañas, antes de todo eso, nosotros estuvimos en
el corazón y la mente de Dios. ¡Cuán especial es usted para Dios! Dios el Padre
envió su Espíritu al mundo para seleccionar y santificar a sus hijos para su
santo propósito. Somos totalmente dependientes de su Espíritu para nuestra
salvación. Y nosotros le buscamos ¡porque Él nos buscó primero!
Lea el Salmo
33. ¡Alabe a Dios por haberle llamado! ¡Alabe a Dios por haberle escogido!
¡Alabe a Dios por haberle santificado!
Mateo
6:9-10: “Vosotros, pues, ORARÉIS así: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. VENGA tu REINO. Hágase tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra.”
Cuando usted
ora: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. VENGA
tu REINO. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”, ¿está
al tanto que esta oración aún no ha sido contestada, más lo será? Cristo Jesús
literalmente, visiblemente, corporalmente REGRESARÁ a esta TIERRA. ¿Lo cree?
¿Piensa que el Señor Jesús nos hubiera enseñado a orar esta oración si no fuese
a ser contestada? Su reino todavía no ha llegado a la tierra. Su voluntad no se
está llevando a cabo en la tierra, más se la hará, porque nuestro Señor nos
enseñó a pedirlo en oración.
Cuando lea o
vea las noticias hoy, observe cómo la voluntad de Dios no se hace en la tierra.
Pídale al Señor que su voluntad sea hecha en la tierra al orar por las personas
involucradas en los reportajes por su bienestar y salvación.
“Pues no nos
ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación” (1 Tesalonicenses 4:7).
Un
ex-presidente de la Asociación Americana de Psiquiatría dijo: “Las relaciones prematrimoniales
(físicas), resultantes de la así llamada “nueva moralidad”, en gran manera ha
aumentado el número de gente joven en los hospitales mentales.”
El Dr. Billy
Graham dijo que él habló con el Decano de la Facultad de Psiquiatría de una de
nuestras grandes universidades, y que en ese tiempo más del 50% de los
estudiantes en esa universidad sufrían de desórdenes psicológicos debido al
problema de relaciones inmorales.
Amigo (a),
¿por qué Dios nos dice que debemos vivir una vida pura? No sólo es para que
tengamos compañerismo con Él, sino también para nuestra propia salud mental.
Dios sabe que la santidad trae vida a nuestros huesos, sanidad a nuestros
corazones y gozo a nuestros pasos.
¿Qué piensa
usted cuando escucha que necesita vivir una vida santa? Usted tendrá un buen comienzo si empieza a aplicar
la exhortación de la Palabra de Dios en Colosenses 3:12-14.
5. ADOPCIÓN.
“Le
respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida
eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente” - (Juan 6:68-69).
¿Alguna vez
ha pensado por qué los creyentes fueron tan perseguidos en los días del
gobierno liberal romano? Los romanos no persiguieron a otros grupos religiosos,
sólo a los cristianos. ¿Por qué persiguieron a los creyentes? Porque los
creyentes proclamaban a Jesús como Señor y no a César. Los romanos eran una
nación politeísta, incluso construyeron el Partenón, que fue un templo dedicado
a todos los dioses que la antigua Roma adoraba. Cuando ellos subyugaban y
conquistaban una nación, ellos les permitían conservar sus dioses ―por lo menos
bajo una condición― que recordaran que César era señor. Al adoptar el mundo el sincretismo
más y más, dirigiéndose hacia un régimen mundial, los hombres y las mujeres que
testifican que Jesús es el verdadero Señor serán perseguidos. ¿Proclamará usted
que Jesús es Señor, pase lo que pase?
Compre una
Biblia esta semana con el sólo propósito de obsequiarla. Luego, pídale a Dios
que encuentre a esa persona especial
para dársela.
“En amor
habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de
Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de
su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” - (Efesios 1:5-6).
En el
Antiguo Testamento, había tres clases de personas que eran ungidas por Dios: el
profeta, el sacerdote y el rey. Como creyente, usted también es profeta,
sacerdote y rey, porque Dios le ha ungido. Como profeta, debe recibir la
Palabra de Dios y compartir esa Palabra con otros. Como sacerdote, usted tiene
acceso directo a Dios, de tal manera que puede adorarle y ofrecerle sacrificios
espirituales. Y como rey, usted un día reinará con Cristo. ¿No le emociona
profundamente el saberse profeta, sacerdote y rey, ungido por Dios?
Al enfrentar
las actividades de este día, pregúntese: “¿Qué es lo que diría un profeta?
¿Cómo reaccionaría un sacerdote? ¿Haría esto un rey?”
Romanos
8:15: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el ESPÍRITU de ADOPCIÓN, por el cual clamamos:
¡Abba Padre!”
Es trágico,
pero muchos nunca aceptarán su santidad. Hace tiempo, estaba de moda entre los
creyentes hacer comentarios como éste: “Soy salvo, pero no soy cristiano.”
Luego la persona explicaba: “Bueno, no soy digno de llamarme cristiano porque
no estoy viviendo como uno.”
Permítanos
aclararle algo. ¿Ha creído usted en el nombre del Señor Jesucristo y se ha arrepentido
de sus pecados? ¿Ha invocado el nombre del Señor para que le libre del juicio
del infierno? Si es así, usted es pariente cercano de la Trinidad. ¡Usted es un
hijo del Rey! Dado que usted es ahora parte de la familia de Dios, Jesús no es
solamente su Señor y Salvador, es también su AMIGO y su HERMANO.
¿Ha sentido
que no puede llamarse a sí mismo cristiano por su pecado? Entonces, arrodíllese
y arrepiéntase del pecado de incredulidad que no le permite conocer que ¡usted
es hijo del Rey!
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