miércoles, 26 de septiembre de 2018

DIOS SIEMPRE QUIERE LO MEJOR PARA NOSOTROS.


DIOS SIEMPRE QUIERE LO MEJOR PARA NOSOTROS.
DIOS NOS OFRECE UNA VIDA ABUNDANTE.
Juan 10:10: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”
¿Sabe qué anda mal con muchos de nosotros? Tratamos de salirnos de los problemas en lugar de meternos en la justicia. Estamos tan concentrados en el lado defensivo del cristianismo que nos olvidamos de tomar la ofensiva: un avance positivo.
¿Le gustaría levantarse y permanecer firme? ¿Le gustaría experimentar la vida abundante de la cual nos habla nuestro Señor? Jesús vino a darnos vida eterna. Vino a darnos vida abundante. Necesitamos hacer como lo dice una vieja canción: “Acentúa lo positivo. Elimina lo negativo.”
¿Por qué no decide hoy ponerse en paz con Dios y permanecer en Él? Así podrá dar los pasos que le guiarán a una vida de obediencia.
DIOS NOS DA UNA MEDIDA DE FE.
“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17).
¿Alguna vez se ha preguntado por qué algunas personas parecen tener tanta fe, otras una fe débil, y otras no tener ninguna fe? ¿Es Dios injusto? No, “Dios no hace acepción de personas” (vea 2 Crónicas 19:7). Él ha dado a cada ser humano una medida de fe (vea Romanos 12:3).
Entonces, ¿qué es fe? Permítanos primero decirle lo que NO ES la fe. Fe no es pensamiento positivo u optimismo. Fe no es un “sentir” que puede hacer algo. Fe no es una corazonada o el mirar el lado brillante de las cosas. Fe es recibir una palabra de Dios y actuar de acuerdo a esa palabra.
Verá, usted puede recibir una palabra de Dios y creer esa palabra. Eso es creer. Pero cuando usted actúa de acuerdo a esa palabra, eso es fe. Fe es creer, ¡pero con piernas! Hoy es el día en que usted puede poner sus pies de fe sobre las promesas de Dios y decir: “¡Esa promesa es mía!”
DIOS NOS DA SU PALABRA.
“Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:7).
¿Alguna vez ha tratado de quitarle a un perro un apetitoso hueso? ¡Esa es una buena forma para ser mordido! Pero, ¿qué si usted pone un filete en el piso? El perro dejará el hueso y se apoderará del filete. Este es el error que muchos padres cometen hoy en día. Gastan todo su tiempo diciendo a sus hijos: “No hagas esto. No hagas lo otro. Eso no está bien.” Con ese comportamiento, estos padres están fallando a una generación completa. Muchas veces, nunca se les muestra a los hijos las riquezas de Cristo Jesús. A los hijos se les debe enseñar que lo que ellos tienen en el Señor Jesucristo es mucho mejor que lo que este mundo puede ofrecerles.
¿Es usted un padre o una madre? Piense acerca de las maneras negativas de disciplinar a sus hijos, y pídale a Dios que le muestre las formas positivas de enseñar y recompensar a sus hijos.
DIOS NOS DA BUENOS PENSAMIENTOS.
“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” - (2 Corintios 10:5).
Jóvenes creyentes me preguntan cuáles son las cosas específicas que ellos deben hacer para practicar la pureza moral. Les digo que, primero, tengan cuidado del grupo con el que se juntan; que escojan sabiamente a sus amigos (ver Proverbios 13:20). Segundo, que tengan cuidado con lo que ponen en sus mentes por medio de libros, películas y música (ver Salmo 101:3ª; Proverbios 6:27). Y, tercero, que controlen sus pensamientos (ver Proverbios 23:7ª; Filipenses 4:8). El pensamiento es el padre de las acciones. Alguien lo dijo muy bien: “No podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestras cabezas, pero sí podemos impedir que hagan su nido en nuestro pelo.”
Camine con Dios hoy, como nunca lo ha hecho antes. Vaya valientemente hacia territorio desconocido. Eso bien puede ser el ir y cuidar de una persona enferma. Hasta pudiera ser su propio vecino. O hacer algo bueno por un vendedor o vendedora, agotados por el tumulto navideño. O tal vez decirle a alguien que Jesús le ama.
Segunda Corintios 10:5:[...] llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”
Satanás está llevando a cabo una batalla para controlar los pensamientos de los adolescentes. El típico joven estadounidense escucha un promedio de 10.500 horas de música rock entre el séptimo y décimo grado de colegio. ¡Eso es solamente 500 horas menos del tiempo total que pasan en la escuela desde el primer año escolar hasta el duodécimo año de colegio! ¿Tiene usted una idea del fatalismo que se bombardea por las ondas radiales a las mentes de los jóvenes de hoy?
La Asociación Nacional de Educación de los Estados Unidos estima que un porcentaje significativo de los 5.000 suicidios entre adolescentes que ocurren anualmente, es causado por la música tan fatalista que escuchan. Alguien digo: “Permítame escribir las canciones que la nación entona, y no me importa quién decrete las leyes.”
¿Hay algún adolescente en su vida? Si es así, dedíqueles un tiempo ésta semana para hablar acerca de la música que escucha y de las opciones saludables que necesita tomar para arrebatarle a Satanás el territorio que está tratando de conquistar con su violento ataque de música funesta.
DIOS NOS OFRECE LARGA VIDA Y SALVACIÓN.
“Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación” (Salmos 91:16).
Un día el pastor Rogers, estaba comiendo en un restaurante en Nueva York, cuando de pronto se abrió la puerta del restaurante y un hombre corrió hacia una mesa que recién había sido desocupada, y comenzó a comer desesperadamente las sobras dejadas por los clientes, antes de que los empleados del restaurante se dieran cuenta. El hombre se escapó, veloz como una ardilla. Sin orgullo. Sin que le importara lo que la gente pensara. Un hombre que se muere de hambre se desespera por conseguir alimento. Su enfoque es eso. Tiene un solo pensamiento en mente: dónde conseguir su próxima comida. A él no le preocupa la popularidad, posición social o posesiones materiales. Cuando una persona tiene suficiente hambre o sed, hará cualquier cosa para satisfacerse.
¿De qué tiene hambre usted, hoy día? ¿Es Jesús suficiente para satisfacer su apetito?
“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y a los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid comprad sin dinero y sin precio, vino y leche” (Isaías 55:1).
DIOS NOS DIO UN CORAZÓN.
Proverbios 23:7: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él.”
Había un letrero en un negocio que decía: “No somos lo que pensamos que somos; lo que pensamos, eso somos.” ¿Qué es lo que usted permite que entre en su mente y que por consiguiente controle su corazón, sus acciones y sus palabras? Dios lo hizo de tal manera que usted no puede pensar en dos cosas a la vez. Si usted está pensando en lo que es correcto, no puede pensar en lo incorrecto. Y cual sea su pensamiento, tal será usted. Guarde su mente. Concéntrese en el Señor Jesús. No permita que Satanás le quite su devoción total por el Señor Jesucristo. Permanezca enamorado de Jesús y de esa manera no habrá lugar en su mente para esos pensamientos sucios, pecaminosos, inicuos, lujuriosos y tentadores, llenos de orgullo, que nos bombardean a todos nosotros.
Empiece hoy activamente a organizar sus pensamientos y traerlos en obediencia a Cristo (2 Corintios 10:5) Use Filipenses 4:8 como un filtro por el cual usted pasa todo pensamiento.
DIOS NOS HACE UN LLAMADO.
“Prosigo a la META, al premio del supremo LLAMAMIENTO de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14).
Pablo no quería fracasar. Él se esforzó con cada pulgada, con cada onza, con cada nervio, en fin, con cada parte de su cuerpo para ganar el PREMIO. Tenía ambición, pero era una ambición justa, santa. Dijo: “Quiero ganar el PREMIO, y voy a hacerlo. Voy a ser como un atleta que se niega a tener placeres mundanos. Voy a entrenarme como un atleta. Voy a estar en forma para el Señor Jesús. Voy a hacer todo lo que sea necesario para GANAR.”
Amigo (a), la Biblia claramente enseña que debemos ser ambiciosos, pero por la razón adecuada, y ésta es Jesús.
¡Que Dios nos libre de tener ambiciones diminutas y aspiraciones de corta duración!
Lea 1 Corintios 9:24-27. ¿Quiere usted ganar el PREMIO del cual habla Pablo? Entonces, ¿qué está esperando? Golpee su cuerpo, y hágalo su esclavo. Tenga cautivo cada mal pensamiento. Póngase la armadura y salga a la batalla.
DIOS QUIERE QUE SAQUEMOS DE NUESTRA MENTE LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS.
“Dios, Dios mío eres Tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de Ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas” (Salmo 63:1).
El Diablo tentó a Jesús para que convirtiera las piedras en pan. He estado en Palestina y he visto piedras que asombrosamente parecen bollos pequeños de pan. En mi mente puedo ver al diablo mirando el suelo sabiendo que Jesús había estado ayunando por 40 días y él le tienta: “Bueno, mira aquí. ¡Sencillamente convierte esto en pan!” Ahora, no hay nada de malo con comer pan. De hecho, Jesús nos enseñó que oráramos por el pan de cada día. Sin embargo, Jesús fue guiado al desierto a ayunar, orar y buscar el rostro de Dios. El diablo trataba de poner el pan por sobre la voluntad de Dios, diciendo: “¡Consiente a tu carne!” No obstante, lo que él estaba verdaderamente diciendo fue: “Comete suicidio espiritual.” Jesús rehusó. Jesús venció la carne y usted también lo puede hacer.
¿Sabía que cada minuto que usted entretiene pensamientos negativos que van en contra de lo que Dios ha mandado se está arrodillando ante Satanás? Es correcto. La próxima vez que empiece a pensar en algo que Dios desaprueba, mire el segundero del reloj, es tiempo que nunca recuperará, por lo tanto, ¿por qué seguir botándolo?
DIOS QUIERE QUE TENGAMOS UN PENSAMIENTO VERDADERO, HONESTO, JUSTO, PURO, AMABLE, DONDE HAY VIRTUD Y ALABANZA A DIOS.
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad (Filipenses 4:8).
A quince profesores universitarios que enseñaban motivación humana se les pidió que redactaran un reporte conciso acerca de la motivación humana. Después de horas de estudio, ellos escribieron: “A lo que la mente presta atención, lo considera. A lo que la mente no presta atención, lo descarta. A lo que la mente presta atención continuamente, lo cree. A lo que la mente cree, eventualmente lo hace.” ¿Cuánto ha leído de la Biblia? Aún más importante, ¿cuánto está aplicándola en su vida? Muchos leen la Biblia como un libro de matemáticas en lugar de una historia de amor. Ellos reciben las palabras, pero no la música. No es suficiente el sencillamente leer la Palabra. Usted debe pedirle a Dios que le enseñe. El Salmo 119:18 dice: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.”
Enseñe a otros la poderosa lección de Filipenses 4:8 al escribir las palabras claves en pedacitos de papel. Luego en un cernidor o colador con harina ponga los pedacitos de papel. Al cernir, enseñe que la harina cernida son los pensamientos negativos que debemos dejar ir y lo que queda es lo que debemos guardar.
DIOS NOS PIDE MIRAR CORRECTAMENTE.
MIRANDO CORRECTAMENTE.

​“Mira, oh Jehová, que amo tus mandamientos; vivifícame conforme a tu misericordia” (Sal. 119:159).
Hace un tiempo dije a un hermano que mantenía con firmeza su posición sobre un determinado asunto: Míralo de esta otra forma. Las cosas cambian notablemente según las consideres. La estrofa del Salmo (vv. 153-160) presenta una progresión en la forma de enfrentar los problemas según tres puntos de vista: Mirarse a sí mismo; mirar a otros; mirar a Dios.
- La mirada a uno mismo pone al descubierto la aflicción personal (v. 153). No hay duda que el salmista y cada uno de nosotros pasamos por dificultades y aflicciones, éstas llenan nuestra mente. Las presentamos delante de Dios de la misma manera: “Mira mi aflicción”, de otra forma Señor, ocúpate un poco de mí. De ahí el ruego: “Líbrame”. La segunda petición es de amparo: “Defiende mi causa”; así se pone la dificultad en manos de Dios; le llama para que actúe con él como su abogado. Así hizo David con el problema de Saúl, su perseguidor: “Jehová será juez, y Él juzgará entre tú y yo. Él vea y sustente mi causa, y me defienda de tu mano” (1 S. 24:15). Pide también: “redímeme”, habla de liberación, ruega que Dios le saque de aquella situación difícil, librándole del problema. Aún más, ruega también: “vivifícame”, dame una nueva dimensión de vida. Apela a la gracia que vivifica y al poder de la Palabra que consuela el alma (v. 154).
- La segunda mirada es al entorno. Está rodeado de enemigos, de diversos problemas, de diferentes pruebas, pero se mantiene fiel a Dios sin apartarse de Su palabra (156). Sin embargo, cuando vemos a otros, o alrededor nuestro, siempre hay un punto de tristeza: “Veía a los prevaricadores y me disgustaba” (v. 158). Es un disgusto santo, porque no observa lo que pueden hacerle a él, sino lo que hacen a Dios: “no guardan tus palabras”. No importa cuál sea el motivo, la mirada hacia otros descubrirá siempre aspectos negativos, que producirán tristeza. - La tercera mirada es hacia Dios (v. 159). Descubre en ella que Dios es digno de ser amado, y así lo hace: “amo tus mandamientos”. Jesús dijo que quien le ama a Él, obedece Sus mandamientos. No hay amor a Dios, si no es en el camino de la obediencia. Podemos estar desalentados, afligidos, pasando por grandes conflictos, donde el alma desfallece y la angustia inunda. Pero, viendo a Dios, descubrimos que podemos ser renovados: “vivifícame conforme a tu misericordia”. Lo importante no son mis problemas, ni las aflicciones, es amarte con toda el alma. Finalmente, al mirar a Dios encontramos en Él la fuente de la fidelidad y de la justicia (v. 160).
Sé que los hombres fracasan en el amor y en la fidelidad. Un día me encontraré con que alguien en quien confío me ha defraudado. Otras veces buscaré amparo en alguien y será injusto conmigo. Por eso mis ojos se vuelven a Dios, el único que ama sin reservas y es continuamente fiel. Sólo puedo confiar en Él. Debo preguntarme: ¿En dónde está puesta mi vista? Acaso lo esté en mis problemas, o en mi entorno, pero debo ver a Dios. Necesito una visión más clara, tengo que decirle perdona mi estado y se Tú quien me lleve a nueva bendición. Esta es mi oración ahora: Señor, que no me envuelva la luz de los ocasos... oh, rasga pronto el velo, aumenta mi visión.
 Autor: Pastor Samuel P. Millos.

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