CRECE CADA
DÍA MÁS LA INMORALIDAD EN EL MUNDO.
EL RETO PARA
LOS CRISTIANOS ES MANTENERNOS FIRMES EN NUESTROS PRINCIPIOS Y VALORES.
“Manteniendo
buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran
de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación,
al considerar vuestras buenas obras” - (1 Pedro 2:12).
Frecuentemente
escucho a creyentes quejarse por la inmoralidad en las películas y en la
televisión, pero ¿quién está haciendo algo al respecto?¿Es usted parte de la
solución? ¿Tiene en su lista de oración los nombres de productores, directores,
escritores, actores o periodistas? ¿Testifica usted a estas personas? ¿Las ama
en el Señor Jesucristo? ¿Está escribiendo cartas a los productores, en respaldo
por su buena programación? ¿Respalda usted a los patrocinadores que promueven
programas morales? Debemos ser sal y luz. Mateo 5:16 dice: “Así alumbre vuestra
luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen
a vuestro Padre que está en los cielos.”
Hágase la
siguiente pregunta: “¿Cómo impacta mi vida la inmoralidad en el mundo? ¿Cómo
sacrifico mi propia vida a fin de que otros puedan conocer la salvación que
Jesús ofrece?” ¡Entregue su vida para la gloria de Dios!
Romanos
4:16: “Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa
sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley,
sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos
nosotros.”
Existen casi
seis billones de personas sobre la faz de la tierra. Si usted extrae las
mejores características de cada individuo, y las ponemos en una sola persona,
ésta aún tendría que postrarse ante Dios y suplicar misericordia para ser
salvo. Tenemos que abandonar el concepto de alcanzar la salvación mediante
buenas obras o por llevar una vida moral... o por tratar de obedecer los Diez
Mandamientos. La ley ordena: “Si hace esto o aquello”, mientras que el
evangelio enseña: “Por tanto, es por fe.” La ley dice que debe ganarse la
salvación; el evangelio, por el contrario, asegura que es un regalo de Dios. La
ley demanda santidad, el evangelio la provee. La ley dice: “Corre”, pero no te
da piernas para hacerlo. El evangelio afirma: “Vuela”, y nos da alas de gracia
para remontarnos.
Por favor,
lea Romanos 10. ¿Qué aplicación puede obtener de éste que le sea de beneficio
para su vida?
BUSCANDO
VIVIR LA PUREZA MORAL.
“Derribando
argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” - (2 Corintios
10:5).
Jóvenes
creyentes me preguntan cuáles son las cosas específicas que ellos deben hacer
para practicar la pureza moral. Les digo que:
1. Primero,
tengan cuidado del grupo con el que se juntan; que escojan sabiamente a sus
amigos (ver Proverbios 13:20).
2. Segundo,
que tengan cuidado con lo que ponen en sus mentes por medio de libros,
películas y música (ver Salmo 101:3ª; Proverbios 6:27).
3. Tercero,
que controlen sus pensamientos (ver Proverbios 23:7ª; Filipenses 4:8). El
pensamiento es el padre de las acciones. Alguien lo dijo muy bien: “No podemos
evitar que los pájaros vuelen sobre nuestras cabezas, pero sí podemos impedir
que hagan su nido en nuestro pelo.”
Camine con
Dios hoy, como nunca lo ha hecho antes. Vaya valientemente hacia territorio
desconocido. Eso bien puede ser el ir y cuidar de una persona enferma. Hasta
pudiera ser su propio vecino. O hacer algo bueno por un vendedor o vendedora,
agotados por el tumulto. O tal vez decirle a alguien que Jesús le ama.
“Pues no nos
ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación” (1 Tesalonicenses 4:7).
Un
ex-presidente de la Asociación Americana de Psiquiatría dijo: “Las relaciones
prematrimoniales (físicas), resultantes de la así llamada “nueva moralidad”, en
gran manera ha aumentado el número de gente joven en los hospitales mentales.”
El Dr. Billy
Graham dijo que él habló con el Decano de la Facultad de Psiquiatría de una de
nuestras grandes universidades, y que en ese tiempo más del 50% de los
estudiantes en esa universidad sufrían de desórdenes psicológicos debido al
problema de relaciones inmorales.
Amigo (a),
¿por qué Dios nos dice que debemos vivir una vida pura? No sólo es para que
tengamos compañerismo con Él, sino también para nuestra propia salud mental.
Dios sabe que la santidad trae vida a nuestros huesos, sanidad a nuestros
corazones y gozo a nuestros pasos.
¿Qué piensa
usted cuando escucha que necesita vivir una vida santa? Usted tendrá un buen comienzo si empieza a aplicar
la exhortación de la Palabra de Dios en Colosenses 3:12-14.
LA PALABRA
DICE QUE NO HAY NI UNO BUENO.
“Si bien
todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de
inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos
llevaron como viento” (Isaías 64:6).
No existe ni
uno bueno. Ni uno solo. Si usted pidiera a cada ser humano en el planeta tierra
que ponga en una taza todas sus cosas buenas, no habría en esa taza ni siquiera
lo suficiente para salvar a una sola persona.
Isaías 64:6
dice que “todas nuestras justicias son como trapo de inmundicia” a los ojos de
Dios. La cruz de Jesucristo es nuestra única esperanza. Sin Jesús, usted tendrá
que enfrentar la ira de Dios. Jesús pagó la deuda de su pecado que la justicia
de Dios requiere, y ahora, como Su hijo, usted comparte Su justicia.
En 1906
Jessie Brown Pounds escribió estas palabras: “Necesito ir al hogar por el
camino de la cruz; no hay ninguna otra forma, sino ésta. Nunca podré ver las
puertas de luz, si es que pierdo el camino de la cruz.”
¿Cómo se ve a usted mismo, este
momento? ¿Digno? ¿O indigno? ¿Qué es lo que dice Juan 3:36, 5:24 y Romanos
3:23-26?
SIN DIOS,
NADA SOMOS.
“Como
también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye
justicia sin obras” (Romanos 4:6).
El mismo año
que los Estados Unidos declararon su independencia de Inglaterra, Augustus
Toplady escribió una canción declarando completa dependencia de Dios: Roca de
la eternidad. Una estrofa declara: “Nada en mi mano traigo, Simplemente a la
cruz me arraigo; Desnudo, a Ti por vestido vengo; Impotente a Ti gracia ruego;
Sucio, a la fuente vuelo; Lávame, Salvador, o muero.” En ocasiones es difícil soltar nuestros
pecados y nuestras obras de justicia para poner completamente nuestra confianza
en Dios para salvación. ¿Sabía que existe algo en la naturaleza humana que no
quiere hacerlo? De alguna forma queremos ayudar a Dios con nuestras obras de
justicia. Mas sin embargo “todas nuestras justicias son como trapo de
inmundicia” (Isaías 64:6b). Dios es quien nos hace justos.
Ore así:
“Nada en mi mano traigo, Simplemente a la cruz me arraigo; Desnudo, a Ti por
vestido vengo; Impotente a Ti gracia ruego; Sucio, a la fuente vuelo; Lávame,
Salvador, o muero.”
UNA
REFLEXION MUY SERIA.
¿QUIÉN
GANARÁ?
Todo lo que
hacemos, cómo nos comportamos, hablamos, lo que hacemos, a lo que dedicamos
nuestras fuerzas, nuestro tiempo, responde a lo que tenemos dentro de nosotros.
Un viejo
jefe de una tribu estaba conversando con sus nietos acerca de la vida, y les
dijo: “Una vieja pelea está ocurriendo dentro de mí, es entre dos lobos; uno de
los lobos es maldad, temor, ira, envidia, dolor, rencor, avaricia, arrogancia,
culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, orgullo, competencia,
superioridad, egolatría. El otro es bondad, alegría, paz, amor, esperanza,
serenidad, humildad, dulzura, generosidad, benevolencia, amistad, empatía,
verdad, compasión y fe. Esta misma pelea está ocurriendo continuamente dentro
de ustedes y dentro de todos los seres de la tierra”
Los niños se
quedaron pensativos, y uno de ellos preguntó a su abuelo: ¿Cuál de los lobos
ganará?
-"El
que alimentes"- Respondió el viejo cacique.
Todos los
seres humanos, por nuestra naturaleza, tenemos estos dos lobos en nuestro
interior, sentimientos que luchan por dominarnos.
Antes de
conocer a Dios el primer lobo era el que gobernaba nuestra forma de actuar,
pensar, hablar, sentir, etc., pero una vez que aceptamos a Jesús en nuestros
corazones y dejamos que Él tome el control de nuestras vidas, el segundo lobo
empieza a crecer y a hacerle frente al que antes nos gobernaba.
Es una pelea
constante, por lo que debemos asegurarnos de alimentar al lobo correcto. Es una
decisión que se toma día a día, a cada instante estamos alimentando a uno de
ellos y el resultado final sólo dependerá de nosotros.
“El hombre
bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal
tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la
boca”. Lucas 6:45.
¿A qué lobo
estás alimentando?
Autora.
Ana María Frege Issa
Coordinadora
Call Center.
NOTA: Esos
dos lobos algunos los describen como: 1. Nuestra parte humana actuando y 2.El
Espíritu Santo guiándonos.
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