LOS
PRINCIPIOS Y VALORES DEL LÍDER CRISTIANO.
1. HACER SU
OBRA CON EXCELENCIA.
48:10
Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová. Jeremías 48:10.
DIOS NOS
ENSEÑA SU EXCELENCIA EN SU OBRA SALVADORA.
“Nos salvó,
no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el
Espíritu Santo” (Tito 3:5).
NUESTRA
PARTE TAMBIÉN ES IMPORTANTE.
Mateo 16:25:
“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su
vida por causa de Mí, la hallará.”
Cuando el
pastor Rogers era niño y encontraba algo que no le pertenecía, solía decir: “El
que lo halla se lo guarda, el que lo pierde, llora.” Pero, ¿sabe lo que el
apóstol Pablo enseñó? Los que guardan, lloran, los que pierden, hallan.
Pablo
testificó: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como
pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como
pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor
del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”
(Filipenses 3:7-8). ¿Qué quiere decir Pablo con “pérdida”? Él quiere decir que
aún las cosas buenas pasan a ser malas si llegan a ser substituto de lo mejor.
Suponga que vuela y su avión se va a estrellar y usted agarra su mochila en
lugar del paracaídas y brinca. ¿Es su mochila algo malo? No, simplemente no es
la mejor decisión si quiere salvar su vida. La peor forma de maldad puede ser
la piedad humana cuando ésta llega a ser substituto del nuevo nacimiento.
Piense en
todo lo maravilloso que ha realizado para Dios esta semana. ¿Cómo se siente? Si
está recibiendo alguna gloria por lo que efectuó, lea Isaías 64:6-9. Si bien
todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de
inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos
llevaron como viento.
64:7 Nadie
hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual
escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras
maldades.
64:8 Ahora
pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste;
así que obra de tus manos somos todos nosotros.
64:9 No te
enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he
aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.
Póstrese ante Dios. Muera a sí mismo y entréguese
completamente a Él, para que su gloria ―la de Él únicamente― pueda ser conocida
al mundo a través de su vida.
DIOS NOS
GARANTIZA UN AMOR MUY GRANDE.
Romanos
8:39: “Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá
separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Un perfeccionista
en la iglesia es una persona frustrada que frustra a todos a su alrededor. Para
ésta, el compañerismo nunca es lo suficientemente bueno. El maestro nunca está
lo suficientemente preparado. La música no es lo suficientemente espiritual. El
Señor Jesús provee la única perfección que nosotros obtendremos hasta que
lleguemos al cielo. No es la perfección lo que Dios está buscando en sus hijos;
lo que Él busca es la excelencia. Dios está trabajando en usted para lograr su
propósito para su gloria.
Memorice
esta declaración: “Yo valgo como persona, independientemente de mi servicio,
porque Cristo murió por mí y me dio su vida. Mi vida está guardada en Él. Jesús
me ama.”
PERO
RECUERDE QUE NO SOMOS MEJORES QUE OTROS.
Romanos
12:3: “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros,
que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de
sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.”
¿Trata usted
de ser el mejor o hacer lo mejor? El perfeccionista tiene que ser el mejor.
Tiene que ser el número uno. No puede aceptarse a sí mismo. La gracia de Dios
exalta a una persona sin enorgullecerla, y humilla a una persona sin
degradarla. La persona que se esfuerza por lograr la excelencia dice: “Soy lo
que soy por la gracia de Dios.”
¿Se valora
usted por lo que hace o por lo que es? Usted puede escoger. Puede escoger verse
como Dios le ve o puede escoger verse como el mundo le ve. ¿La opinión de quién
escuchará el día de hoy?
¿Existe
alguien en su vida cuya opinión le es profundamente importante? En lugar de
definir quién es usted basándose en esa opinión, mídase a sí mismo con las
normas de Dios expuestas en su palabra.
LA
EXCELENCIA Y EL PODER ES DE DIOS, Y NO DE NOSOTROS.
Segunda
Corintios 4:7: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la
excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
Si usted es
como la mayoría de las personas, usted no se da cuenta de su dependencia en
Dios hasta que ya está consumido por el estrés causado por usted mismo, o por
circunstancias más allá de su control.
¿Por qué
pasa esto?
Pablo enseña
que es porque somos frágiles, y añade que Dios nos ha hecho de esta manera para
que el poder de Dios sea dado a conocer a través de nosotros. Quizás algunos le
digan: “Haga un nudo en la cuerda de su vida y ¡sosténgase!” En ocasiones Dios
desea que soltemos la cuerda que nos ata a hábitos destructivos. Dependemos
totalmente en Dios para que el amor de su Hijo sea dado a conocer a todo el mundo.
Consiga una
cuerda y ate un nudo en ella. Manténgala en su escritorio durante esta semana
como un recordatorio que Dios no es solamente el nudo al final de la cuerda,
¡Él es el Salvador del mundo!
“LO POCO ES
MUCHO, CUANDO DIOS ESTÁ EN ELLO, PORQUE LO HACEMOS CON SU PODER Y CON EL
CONOCIMIENTO DE AQUEL QUE NOS LLAMÓ POR
SU GLORIA Y EXCELENCIA”.
“Como todas
las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su
divino poder, mediante el conocimiento de Aquel que nos llamó por su gloria y
excelencia” (2 Pedro 1:3).
Un
violinista salió al escenario del teatro, una noche, y puso el arco sobre las
cuerdas del violín. En medio de un profundo silencio por parte del público, el
violinista ejecutó la más gloriosa música que la audiencia había jamás
escuchado. Cuando finalizó, toda la audiencia se puso de pie y le brindó una
prolongada ovación. No obstante, lo que sucedió inmediatamente después, dejó a
todos sin palabras. El violinista rompió el violín en mil pedazos, golpeándolo
contra el atril, y sonriendo, dijo a los asombrados espectadores: “Damas y
caballeros, no se preocupen. Este fue un violín de sólo $3.50 dólares. No es
tanto el violín lo que hace la música, sino el hombre que maneja el arco.” Lo
poco es mucho cuando Dios está en ello. Dios puede tomar una vida que puede
compararse a un violín de $3.50 dólares, y transformarla en una pieza maestra.
Personalice
el versículo de nuestra meditación de hoy. Luego, memorícelo y deje que esa
Verdad transforme su vida.
2. PROMETER
Y CUMPLIR.
5:1 Cuando
fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para
ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.
5:2 No te
des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de
Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas
tus palabras.
5:3 Porque
de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz
del necio.
5:4 Cuando a
Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los
insensatos. Cumple lo que prometes.
5:5 Mejor es
que no prometas, y no que prometas y no cumplas.
5:6 No dejes
que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por
qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus
manos? Eclesiastés 5:1-6.
DIOS NOS
PROMETE Y CUMPLE.
>Joel
2:25: “Y os RESTITUIRÉ los años que comió la oruga.”
El profeta
Oseas tuvo una esposa llamada Gomer. Ella no cometió únicamente inmoralidades,
sino que terminó de prostituta en las calles. Con el poder del Señor, Oseas fue
a ella, la buscó, la perdonó y la restituyó como su esposa.
¡Qué
ilustración de la RESTAURACIÓN que el Señor hace en nosotros!
Dios ha
prometido sanar todos los dolores de nuestro pasado, los sufrimientos de las
relaciones deshechas, las luchas por salir de la derrota, las frustraciones de
nuestras vidas. En todas las ocasiones que nos hemos sentido quebrantados sin
esperanza de recuperarnos, Dios ha prometido RESTAURARNOS. Dios está en el
negocio de RESTAURAR a sus hijos para convertirlos en bellas obras de su
SANTIDAD.
¿Conoce a
alguien que se ha apartado de la fe y siente el abandono de su familia y sus
amigos? Si es así, acérquese a esa persona hoy y anímela en el AMOR del Señor
Jesús.
DIOS PROMETE
QUE LA OBRA QUE COMIENZA, LA VA A TERMINAR.
Filipenses
1:6: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra,
la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.”
Dios no le
ha prometido un viaje tranquilo, pero sí ha prometido un aterrizaje seguro. Él
tiene un propósito al permitir cada circunstancia en su vida. Usted puede
contar con ello. Él estará con usted en toda tormenta de la vida. Andrew Murray
dijo: “Dios está dispuesto a asumir completamente la responsabilidad de la vida
que totalmente se entrega a Él.”
Uno de estos
días, su destino será alcanzado. Y pronto, muy pronto, Él bajará de la montaña
de su gloria y la trompeta sonará. Y nuestra pequeña embarcación zarpará de las
aguas del tiempo y llegará inmediatamente a las orillas de la eternidad. Cuando
Él venga, ¡Él vendrá por usted! ¡Él viene por nosotros!
Primera
Tesalonicenses 4:16-18 nos dice que nos alentemos unos a otros con las palabras
acerca del regreso de Cristo. ¿Tiene un amigo que está pasando por un problema?
Llévele consuelo con estas palabras.
DIOS
PROMETIÓ UN PERDÓN, Y HA CUMPLIDO.
“A quien
Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su
justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados” (Romanos 3:25).
Propiciación
es una palabra grande que significa “satisfacer”. Porque Dios es un Dios Santo,
su ira y justicia queman contra el pecado. Y Él ha prometido que el pecado será
castigado. Debe haber un pago satisfactorio por el pecado. Dios dijo: “Si
castigo al hombre por su pecado, morirá y se irá al infierno. Pero si no
castigo al hombre por su pecado, mi justicia nunca será satisfecha.” ¿La
solución? Dios dijo que Él mismo sería nuestro substituto. Llevaría el pecado
de la humanidad sobre Sí mismo en agonía, derramando su sangre: un juicio justo
y substituto por el pecado. Su ira se quemó en la cruz cuando su Unigénito murió
como la propiciación por los pecados del hombre, y esto es amor (vea 1 Juan
4:10).
¿Cuándo fue
la última vez que usted le agradeció a Dios por no mandarlo al infierno, como
se lo merecía? A lo mejor ya es tiempo de que lo haga, ¿no le parece?
DIOS NOS
PRESENTA SUS MANDAMIENTOS Y LAS BENDICIONES Y NOSOTROS DECIDIMOS CONOCERLOS,
SEGUIRLOS Y OBEDECERLOS.
“He aquí Yo
pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: la bendición, si
oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que Yo os prescribo hoy, y la
maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os
apartareis del camino que Yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que
no habéis conocido” - (Deuteronomio 11:26-28).
Dios pone
delante de usted, este día, una bendición y una maldición. ¿Qué es lo que
determina que usted reciba la bendición? Si usted obedece. ¿Qué es lo que determina
si usted recibe o no una maldición? Si usted desobedece. Existen seis
bendiciones que Dios quiere darle hoy a cambio de su obediencia: abundancia
(Isaías 1:19-20); paz (Jeremías 26:13); protección (Éxodo 23:22); poder (Hechos
5:32); pureza (1 Pedro 1:22) y percepción (Salmo 119:100). ¿Quiere que Jesús
sea real para usted, y no sea solamente alguien sobre quien ha leído algo?
Quizás usted quisiera algo más que “orar” a Él. Tal vez quisiera conversar con
Él y relacionarse con Él. Bien puede hacerlo. Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra
guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
Lea Juan
14:23-24. Respondió
Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y
vendremos a él, y haremos morada con él.
14:24 El que
no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino
del Padre que me envió.
¿Qué es lo
que Jesús dijo que sería el resultado de su amor por Él? ¿Y qué es lo que Dios
ha prometido hacer, como resultado de su acción?
JESÚS
PROMETE SER UNA PUERTA ABIERTA TODO EL TIEMPO.
Juan 10:9:
“Yo soy la puerta; el que por Mí entrare, será salvo.”
Necesitamos
practicar la presencia del Señor este próximo año. Usted va a ser tentado a
apresurarse en la vida debido al acelerado paso en que la sociedad está
caminando. Muchas puertas se abrirán para usted. Muchas puertas se cerrarán.
¿Qué hará usted?
Recuerde en
medio de todo, Jesucristo estará detrás de cada una de esas puertas, si lo
busca con todo su corazón. Él ha prometido nunca dejarlo, ni desampararlo.
Cuando el diablo venga y toque a la puerta de su corazón este próximo año,
simplemente diga: “Señor Jesús, por favor ve abre la puerta.” El Señor está con
nosotros para cuidar de nosotros.
Cuando la
puerta de la oportunidad se abra para usted hoy, tome un momento para
reflexionar en la bondad, misericordia, y fidelidad del Señor. Confíe en que Él
le dará lo que usted necesita.
3. SER
SANTO, PORQUE DIOS ES SANTO.
57:15:
“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre
es el Santo.”
“No tomarás
el nombre de Jehová tu Dios en vano”(Éxodo 20:7). Todos sabemos que el empleo
de palabras profanas es una manera en que usted puede tomar el nombre de Dios
en vano, más le diremos otra forma y es en frívola palabrería. Es decir,
utilizar sin pensar o a la ligera el nombre de Dios. Efesios 5:4 menciona “ni
necedades, ni truhanerías”. ¿Qué significa eso? El nombre de Dios es santo. No
debemos utilizar su nombre a menos que lo esté haciendo seriamente. Ahora, si
acostumbra a integrar el humor para ilustrar algo, eso está bien. Sin embargo,
es repugnante usar el nombre Santo de Dios frívolamente. Isaías 57:15.
Empiece el
día meditando en la santidad de Dios.
En su
Segunda Carta a los Corintios, Pablo escribió: «Porque Dios, que ordenó que la
luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz en nuestro corazón
para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo.
Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime
poder viene de Dios y no de nosotros.... Dondequiera que vamos, siempre
llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se
manifieste en nuestro cuerpo.... Pues sabemos que aquel que resucitó al Señor
Jesús nos resucitará también a nosotros con él y nos llevará junto con ustedes
a su presencia.... Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por
fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día.»1.
Para que se
cumplan en nosotros estas alentadoras palabras del apóstol, tenemos que pedirle
a Cristo que ilumine con su presencia las tinieblas de nuestra vida, de modo
que su luz brille en nuestro corazón. Lamentablemente muchos no hemos caído en
cuenta que es aún más importante mantener el estado espiritual del alma que el
estado físico del cuerpo. Más vale que mantengamos encendida la luz de Dios
para que podamos decir, que tenemos el corazón de un niño. Así, mientras va
desgastándose esa vasija de barro que es nuestro cuerpo, se va renovando ese
tesoro que es nuestra alma, y algún día también nosotros podremos cambiar este
cuerpo mortal por uno nuevecito: un cuerpo glorificado. Pues cuando suene la
trompeta final seremos transformados en vida o resucitaremos de la muerte con
un cuerpo incorruptible.2.
1 2Co 4:6, 7, 10, 14,16.
2 1Co 15:51,52,
DIOS NO
LLAMA A SER SANTOS.
“Según nos
escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin
mancha delante de Él” (Efesios 1:4).
La iglesia,
como la novia de Cristo, estuvo en el corazón y la mente de Dios antes de la
fundación del mundo. De la misma manera, Abraham envió a uno de sus siervos
para encontrar una novia para su hijo Isaac, ¡y ella no sabía absolutamente
nada al respecto! (vea Génesis 24). Mientras tanto, ella ni soñaba siquiera que
dos importantes personas estaban teniendo una conversación, ¡y ella era el
tema! Estaban haciendo planes para ella. Y en Génesis 24:14 aprendemos que ella
fue divinamente elegida. Ella ya había sido escogida en el corazón y la mente
de Dios. Nos gusta llamar a esto: la predeterminación de la novia. En los
salones secretos del Todopoderoso, una conferencia se efectuó. Una novia fue
escogida. Amigo (a), Dios pone sus afectos sobre nosotros. ¿No es maravilloso
que nosotros fuimos escogidos en Él, antes de la fundación del mundo?
¡Qué
maravillosa verdad para que usted la comparta con alguien hoy! Alguien que
pudiera sentirse como que no es gran cosa. Pídale a Dios que le guíe hacia esa
persona ahora mismo.
Gálatas 4:7:
“Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y sí hijo, también heredero de Dios por
medio de Cristo.”
¿Es usted
salvo? Entonces usted es un santo. Sabemos lo que está pensando: “Pero yo no
puedo decir eso, puesto que Cristo quiere que sea humilde.” Déjenos explicarle
lo que es la verdadera humildad: es aceptar lo que Dios dice acerca de usted. Y
Dios asegura que usted es un santo. Ahora bien, eso no lo convierte en una
persona sin pecado, sino que lo hace una persona justificada, perdonada. Ante
los ojos de Dios (y eso es lo único que cuenta) usted es un santo. Dios lo ve
como una persona perfecta porque Él lo ve cubierto con la justicia de su Hijo.
¡Gloria a Dios por su inefable amor hacia nosotros!
Párese
frente a un espejo y diga en voz alta: “Yo soy un santo.” Disperse las Buenas
Nuevas a su familiares y amigos creyentes, que ellos también son santos.
“Bendito el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos
hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos” (1 Pedro 1:3).
Hay algunas
personas que piensan que pueden perder la salvación. Amigo y amiga, si usted
pierde o no su salvación, todo depende de cómo la obtuvo. Si usted es salvo por
sus buenas obras, entonces puede perder su salvación por sus malas obras. Pero
la Palabra de Dios es muy clara en este asunto. Tito 3:5 dice: “Nos salvó, no
por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia,
por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.”
¿Cómo se
salva una persona? ¡Por gracia! Y si es por gracia, entonces usted es guardado
por gracia. La salvación no está cimentada en los méritos del hombre, sino
única y exclusivamente en la gracia de Dios.
Alabe a Dios
por el trabajo regenerador del Espíritu Santo, por la sangre salvadora de su
Hijo, y por su llamado en su vida.
UNA
SALVACIÓN GARANTIZADA.
“El cual
también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros
corazones” (2 Corintios 1:22).
Dios nos ha
dado “las arras del Espíritu en nuestros corazones”. ¿Qué significa eso? En los
días de Jesús, cuando un hombre quería comprar algo pero no tenía el dinero
suficiente ese momento, dejaba una cantidad de dinero como “fianza o depósito”.
Mientras mayor era el depósito inicial, más segura era la indicación de que
completaría el pago. Por ejemplo, si una persona estaba vendiendo un carro por
$1.000 dólares y un posible comprador depositaba $5 dólares para “apartar” el
coche, el dueño del vehículo prácticamente no prestaba atención a tal
comprador. Pero si esa persona daba $500 dólares como depósito por el vehículo,
quería decir que sí tenía interés y que regresaría con el resto del dinero.
En
terminología moderna, podríamos decir que Dios depositó como “fianza” al
Espíritu. ¿Piensa usted que Dios se va a olvidar de su Espíritu Santo? ¡No!
Asimismo, Dios no se va a olvidar de usted, porque ha hecho una gran inversión
en su vida.
Alabe a Dios
porque su salvación fue pagada totalmente cuando Jesús murió en la cruz. Alabe
a Dios porque Él le ha sellado por la eternidad con la sangre expiatoria de su
Hijo. Alabe a Dios porque no está solo, su Espíritu Santo mora en usted para
santificarlo.
4. CREER
PARA PODER VER LA GLORIA DE DIOS.
FE A PESAR
DE LA MUERTE.
Juan 11:40
“Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”.
En este
versículo vemos reflejada una de las frases más hermosas que pronunció Jesús
durante su tiempo en la tierra, sin embargo; el momento que Marta estaba
viviendo el escuchar esta expresión no era tan sublime. Lázaro el hermano de
Marta había estado gravemente enfermo, cuando ella y su hermana María mandan
llamar a Jesús, este no llega a tiempo y la muerte cobra la vida del único varón
de aquel hogar, dejando así dos mujeres desconsoladas y desprotegidas.
Ante la
muerte de un ser querido y todas los temores, vicisitudes e inconvenientes que
esto significaba para las dos mujeres, Jesús muy calmadamente le recuerda a
Marta su promesa – si crees verás mi gloria.
Muchas veces
ante las dificultades esperamos un milagro que cambie la situación o lloramos
anhelando que Dios hubiese impedido tal mal. Entonces en medio de nuestras lágrimas,
lamentación y gemidos; escuchamos las tiernas palabras de Jesús recordándonos
sus promesas, oímos su voz dulce diciéndonos confía y verás mi mano poderosa
actuar en medio de la adversidad, Yo estoy en control, nunca te he dejado y
nunca lo hare, eres mi especial tesoro y cuido tu levantarte, acostarte y no hay
dificultad que no pueda resolver, pero es necesario que pases por esta
adversidad para que experimentes mi poderío y grandeza.
Marta y maría
tuvieron que experimentar la muerte de su hermano para conocer la grandeza de
Jesús, quizá hay cosas que han muerto en tu vida; relaciones sentimentales o
familiares, trabajos, sueños, oportunidades, esperanzas, pero es necesario que
recuerdes que aun cuando sufres estas pérdidas verás la gloria de Dios si
puedes creer. No desconfíes, no desesperes, solo espera y abre tus ojos y
corazón a la esperanza que tenemos en nuestro Señor.
Para Dios la
muerte es tan sólo parte del proceso, no es el final.
Salmos 42:11”
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en
Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
LA GLORIA DE
DIOS ES JESUCRISTO.
“Por cuanto
agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud” (Colosenses 1:19).
¿Sabe usted
por qué suceden todas las cosas? Es para traer gloria a Dios el Padre, Dios el
Hijo, y Dios el Espíritu Santo. De hecho, la Palabra de Dios nos dice que
Jesucristo debe tener preeminencia en toda la historia. El todo de la historia
culmina exclusivamente en eso. ¿Sabe la razón por qué el mundo fue creado?
¡Jesús! ¿Sabe por qué ministra el Espíritu Santo? ¡Jesús! ¿Sabe para qué habrá
un día de juicio final? Para que “toda lengua confiese que Jesucristo es el
Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:11). Hitler y Hemingway lo
confesarán. Buda y Mahoma lo confesarán. Ningún ser humano puede cambiar ese
certísimo futuro: toda la creación reconocerá que Jesús es el Señor.
La próxima
vez que alguien le pegunte por qué suceden ciertas cosas, dígales: “¡Para la
gloria de Dios!”
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