PREPARADOS
TODOS LOS DÍAS PARA PRESENTARNOS DELANTE DE DIOS.
“Más el fin
de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración” (1 Pedro
4:7).
G. Campwell
Morgan fue un gran expositor de la Palabra de Dios, y alguna vez dijo: “Nunca recuesto
mi cabeza en la almohada sin pensar que tal vez antes de despertar, mi mañana
final haya llegado. Nunca comienzo a trabajar sin pensar que Él puede
interrumpir mi trabajo para hacer el Suyo.”
Cada noche,
al irnos a acostar, deberíamos decir: “Jesús puede venir esta noche.” Y cada
día al ir a nuestros respectivos trabajos, deberíamos pensar que ese día
pudiera ser el último día de trabajo para nosotros. Debemos estar apercibidos
para Su regreso.
¿Está usted
orando por el retorno de Jesús? Si usted le ama, debería estar anhelando Su
regreso y orando: “Sí, ven, Señor Jesús”(Ap. 22:20).
Si éste
fuera su último día sobre la tierra, ¿qué es lo que haría diferente? ¿Cómo
invertiría su tiempo? ¡Piénselo! Luego viva como si Jesús fuera a venir
cualquier momento. ¿Y sabe qué? ¡A lo mejor lo hace!
“No te
jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día” (Proverbios
27:1).
“Prosigo a la META, al premio del supremo
LLAMAMIENTO de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14).
Tal vez
usted mismo es una de esas personas. Mañana saldrá de vacaciones. Mañana
limpiará y arreglará la casa. Mañana comenzará una nueva dieta. Mañana va a
poner al día su chequera. ¡Mañana, mañana, mañana! El único problema es que el
mañana nunca llega, porque cuando llega, entonces es hoy. Y hoy es el mañana
que le preocupó ayer. ¡Siempre es hoy!
“Yo soy el
Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha
de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:8).
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