EL APÓSTOL
PABLO ES Y QUIERE QUE NOSOTROS SEAMOS ESCLAVOS DE CRISTO.
Un esclavo
de Cristo.
Téngannos
los hombres por servidores de Cristo. 1 Corintios 4:1.
El apóstol
Pablo era un "siervo" de Cristo. Era una función que escogió por
amor, no por temor.
Había tal vez millones de esclavos en
el Imperio Romano. En su mayor parte, no se les trataba como a personas, sino
como objetos. Si un amo quería matar a un esclavo, podía hacerlo sin temor al
castigo. Aunque era un vocablo negativo para los romanos, la palabra esclavo
significaba dignidad, honor y respeto para los hebreos, y los griegos lo
consideraban un término de humildad. Como siervo de Cristo, por tanto, Pablo
paradójicamente se considera exaltado y envilecido. Esa es la ambivalencia que
afrontará todo representante de Jesucristo.
Cuando
pienso en el honor que se me ha dado de predicar el evangelio de Jesucristo, me
siento a veces abrumado. No hay más alto llamamiento en la vida que proclamar
el evangelio desde el púlpito y poder enseñar la Palabra de Dios bajo el poder
del Espíritu Santo. Pero hay también una paradoja que exige que un ministro de
Cristo comprenda que no merece servir. Debe tener la debida perspectiva de ser
un esclavo indigno que tiene el privilegio incomprensible de proclamar el
evangelio.
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