UNA
SALVACIÓN RECIBIDA POR GRACIA POR AMOR Y COMO UN REGALO DE DIOS.
“Porque por
gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” - (Efesios 2:8-9).
El Diablo es
muy listo cuando se trata de nuestra fe. Le contaremos lo que le hizo al pastor
Rogers en una ocasión, y puede hacerle lo mismo a usted. Él comenzará a estar
de acuerdo con usted, para hacerle tropezar. Le dirá: “Claro, tú eres salvo por
fe en Cristo. Pero, ¿cómo sabes si tu fe es lo suficientemente buena y fuerte
para salvarte? ¿Qué tal si tu fe es débil? ¿Qué tal si no lo logras?” Él trató
de hacer que pusiera su fe en la fe, en vez de poner su fe en Cristo. ¿Ha oído
a alguna persona hablar de “fe salvadora”? Mi amigo, no existe tal cosa. Usted
es salvo porque Dios el Padre le ama de tal manera que envió a su Hijo para que
sufriera el dolor de la ira de Dios, en lugar suyo.
Usted es
salvo porque Dios lo hizo todo .Él le llamó:
(lea Romanos 8: 28- 30) 8:28 Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados.
8:29 Porque
a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
hermanos.
8:30 Y a los
que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también
justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
8:31 ¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
8:32 El que
no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo
no nos dará también con él todas las cosas?
8:33 ¿Quién
acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
Él le compró (lea 1 Corintios 6: 14- 20)
6:14 Y Dios, que levantó al
Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.
6:15 ¿No
sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los
miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.
6:16 ¿O no
sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice:
Los dos serán una sola carne.
6:17 Pero el
que se une al Señor, un espíritu es con él.
6:18 Huid de
la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del
cuerpo; más el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
6:19 ¿O
ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
6:20 Porque
habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
y Él lo
guardará (lea Efesios 4: 24-30) 4:24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y santidad de la verdad.
4:25 Por lo
cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque
somos miembros los unos de los otros.
4:26 Airaos,
pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
4:27 ni deis
lugar al diablo.
4:28 El que
hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno,
para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.
4:29 Ninguna
palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
4:30 Y no contristéis
al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la
redención.
4:31
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda
malicia.
4:32 Antes
sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
RIQUEZAS EN
SU GRACIA.
Primera Juan
3:1: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de
Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él.”
¡Usted es
rico (a)! El Señor Jesucristo llegó a ser el hijo del hombre para que nosotros
podamos llegar a ser hijos de Dios. Somos salvos debido a la gracia de Navidad.
Esto no es oratoria: ¡Es realidad! Un niño hablaba de la seguridad eterna y
expresó: “Dios me sostiene en sus manos.” Un cínico respondió: “¿Y qué si te
resbalas de sus manos?” “Oh, se me olvidó decirle ―contestó el niño―, yo soy
uno de sus dedos.” Usted es opulento (a), mi amigo (a).
Hebreos
12:6: “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por
hijo.”
Cuando era
niño (a), ¿alguna vez le dieron una paliza inmerecida? Quizás en ocasiones su
mamá o su papá andaban con ganas de dar palizas, y le daban a todo el que le
pudiesen poner la mano encima. ¡Qué ofensa! No hay nada peor para un niño (a)
que darse cuenta: “Me pegaron y no lo merecía.” ¿No es algo chistoso? En
aquellos tiempos nunca nos detuvimos para pensar en todos las otras ocasiones
que sí merecíamos la paliza y no la recibimos. Nuestro Padre es
misericordiosamente amoroso y bondadosamente sabio para darnos siempre lo que
necesitamos en nuestras vidas. Y a veces necesitamos su mano amorosa de
consuelo y a veces su mano de disciplina.
Dele gracias
a Dios que su mano de misericordia se la extiende cuando usted no lo merece. Y
que su mano de disciplina la extiende cuando sí.
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