martes, 19 de enero de 2016

SOMOS NUEVAS CRIATURAS EN CRISTO TODO ES HECHO NUEVO PARA LOS HIJOS DE DIOS.

SOMOS NUEVAS CRIATURAS EN CRISTO TODO ES HECHO NUEVO PARA LOS HIJOS DE DIOS.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
Durante el otoño, el pastor Rogers y su esposa disfrutaban mirar la caída de las hojas, puesto que tenían varios árboles en el patio trasero de su casa, pero hay algunos árboles que mantienen sus hojas hasta la primavera. Sus hojas se secan y se tornan cafés, pero no se desprenden de las ramas. Y en la primavera, estos árboles pierden esas hojas, cuando las nuevas hojas reclaman su lugar. Eso es exactamente lo que sucede con nuestros viejos hábitos y vida, cuando encontramos al Señor Jesús. La nueva vida empuja hacia fuera a la vida antigua. No es un asunto de ir arrancando hojas. La vida cristiana no se forja de esa manera. Nuestra vida nueva reemplaza nuestra vida vieja, cuando nacemos de nuevo.
¿Sabe usted que es imposible vivir la vida cristiana? Quiero decir, es imposible vivir la vida cristiana apartados del Espíritu Santo. Pídale a Dios que le muestre dónde usted está tratando de vivir la vida cristiana en su propia fortaleza. Ruegue Su perdón, y rinda su voluntad a Él, hoy.
SI USTED QUIERE EL PERDÓN, DEBE PEDIR PERDÓN A JESUCRISTO.
“Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” - (Mateo 26:28).
En 1829, George Wilson fue encontrado culpable de asesinato, y condenado a la pena de muerte. Pero algunos amigos de Wilson solicitaron al entonces presidente Andrew Jackson que le perdonara. Jackson otorgó el perdón, y el documento fue entregado en la prisión a Wilson. Para sorpresa de todos, Wilson dijo: “Yo voy a ser colgado.” Nunca antes nadie había rechazado el perdón, por lo tanto las Cortes de justicia no sabían qué hacer. Las discusiones llegaron hasta la Corte Suprema, y el Juez John Marshall dictaminó lo siguiente: “El perdón es un pedazo de papel, el valor del cual depende de la aceptación por la persona implicada. Si él no acepta el perdón, entonces debe ser ejecutado.”
Amigo (a), Dios le ama y desea perdonarle, pero si usted le rechaza a Él y su perdón, entonces morirá y se irá al infierno. Entréguese por completo a Él, y reciba hoy mismo el regalo gratuito de Su perdón.
¿Se ha arrepentido usted de sus pecados y creído en la obra expiatoria de Cristo, al Él derramar su sangre en la cruz? El ser “bueno” no lo llevará al cielo, solamente Jesús lo hará.
HOY Y SOLO HOY ES EL DÍA DE PEDIR PERDÓN.
“No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día” (Proverbios 27:1).
Leí una investigación realizada por el psicólogo William Morris, quien informa que el 94% de las 3.000 personas que entrevistó, estaban “soportando el día de hoy”, a fin de poder llegar “a mañana”. ¿Conoce usted a alguien así? Tal vez usted mismo es una de esas personas. Mañana saldrá de vacaciones. Mañana limpiará y arreglará la casa. Mañana comenzará una nueva dieta. Mañana va a poner al día su chequera. ¡Mañana, mañana, mañana! El único problema es que el mañana nunca llega, porque cuando llega, entonces es hoy. Y hoy es el mañana que le preocupó ayer. ¡Siempre es hoy!
¿Qué es lo que le tiene preocupado? Es tiempo de pedir perdón a Dios, y entregarle sus preocupaciones. Él está más que listo para manejarlas. La preocupación es el cubrir con las nubes de mañana, el brillante sol de hoy. ¡No lo haga!
NO PODEMOS PRESENTAR NUESTRO CUERPO, NUESTROS MIEMBROS AL PECADO.
“Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia” (Romanos 6:13).
¿Sabe que si el diablo hace lo que hace en su vida, es porque usted mismo se lo ha permitido? Antes de ser salvo, no tenía opción. Usted era esclavo del pecado (lea Juan 8:34). Y mucho más que eso, usted estaba muerto en sus delitos y pecados (vea Efesios 2:1-3). ¿Puede un hombre muerto escoger ser justo? Por supuesto que no. Pero si usted es salvo, Dios le ha dado vida en Cristo (vea Efesios 1:4-5). Ahora, usted no tiene que dejar que el pecado tenga autoridad en su vida. No hay absolutamente ningún poder que diga que usted debe pecar. Cuando Dios le salvó, le dio poder para vencer al pecado. Cuando Jesús es Señor, usted quita del trono al pecado y pone en el trono a Jesús. Necesitamos ser como el hombre que oraba: “Señor, ayúdame a cooperar contigo; así no tendrás que operarme.”
Pídale a Dios que le revele si usted consciente o inconscientemente ha cedido para ser un instrumento de injusticia. Pídale a Dios que le dé convicción de pecado y lo traiga al arrepentimiento. Pida Su perdón y Su poder para poder ser un vencedor.
¡Alabe a Dios porque Él hace nuevas todas las cosas!
EL PERDÓN DE DIOS, ME PRODUCE HOY TODO EL GOZO QUE NECESITO.
“Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón, y glorificaré tu nombre para siempre” (Salmos 86:12).
¿Qué es lo que le proporciona gozo hoy? Usted dirá: “El Señor me hace feliz.” Bueno, pero ¿cómo sabe usted que no es el bonito carro que tiene? ¿O su novia o novio? ¿O su buena apariencia física? ¿O su cuenta bancaria? ¿O su popularidad?
Le diremos cómo puede saberlo: por el proceso de eliminación. Si Dios le quitara su salud, su hogar, su trabajo, y aún así usted tiene gozo, entonces sabe que es Jesús. Si usted pierde el gozo cuando pierde cualquiera de las cosas mencionadas, usted es un idólatra porque de ahí es de donde obtiene su gozo. No queremos decir que no esté temporalmente triste y disgustado cuando pierde algunas de esas cosas, pero si el gozo desaparece de su vida, usted no estaba obteniendo su gozo del Señor. Usted nunca sabrá que Jesús es todo lo que necesita, hasta que Jesús sea todo lo que tiene.
Es tiempo de chequear su corazón: ¿en verdad ama a Dios con todo su corazón? Vuelva a dedicar su vida a Él, hoy. Rinda cada milímetro de quién es usted y de lo que tiene, a Él. Si es necesario, pídale perdón por haber cometido idolatría.
JUSTIFICACIÓN Y PERDÓN RECIBIMOS DE DIOS.
“Más al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:5).
Justificación es el acto de Dios por medio del cual Él declara a los que han confiado en Cristo, que son justos, así como su Hijo es justo. La salvación no se basa en nuestras obras.
¿Sabe qué es lo que Dios ve cuando mira a uno de sus hijos (as)? Él ve a Jesucristo. Algunos dirán: “¡Eso es arrogancia!” No. No lo es. Está en la Biblia. Un hijo (a) está en Cristo y, por lo tanto, Dios no puede ver sus pecados (lea 1 Corintios 1:30). Él sólo ve la justicia de su Hijo.
Justificación es mucho más que sólo un perdón. ¡Es una promoción! Dios no sólo perdona nuestros pecados. Él nos hace justos. Sólo Dios puede tomar a alguien que es culpable y declarar a esa persona justa. Es el trabajo salvador de Dios. ¿Cuál es la base de nuestra justificación? ¡Su gracia!
La próxima vez que pase frente a un espejo y alguien está con usted, comience una conversación evangelizadora: “El otro día Dios me enseñó algo acerca de mi reflejo. Cuando miramos al espejo, nos vemos a nosotros mismos. Pero cuando Dios me mira, Él ve a su Hijo.” Vea cómo la otra persona reacciona y responde.
DUDAR, NO CREER EN DIOS Y NO CONFIAR EN ÉL TAMBIÉN ES PECADO.
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así” - (Mateo 24:45-46).
Es un pecado pedirle a Dios que nos pruebe que es Dios, realizando milagros y señales. Quizás todos hemos hecho eso.
Cuando el pastor Rogers era un jovencito y estuvo en la Universidad Stetson, tenía su tiempo devocional en la capilla de oración, y le pedía a Dios que moviera una silla de un lado de la sala hacia el otro. Le decía: “Yo creo en Ti y no quiero ofenderte, pero ¡qué tremenda confirmación sería para mi corazón y mi vida si Tú haces ese pequeño milagro!”
¡Qué solemne tontería! Nos alegramos que Dios no permitió que el diablo moviera esa silla de allá para acá, y lo envolviera en alguna clase de actividad tipo “abra-cadabra”.
Jesús dijo que pedir a Dios una señal, es evidencia de un corazón malo y adúltero (lea Mateo 12:39).
¡Oh!, que Dios nos encuentre fieles y sin avergonzarnos de lo que hacemos en Su nombre.
¿Le ha pedido a Dios que realice algo sobrenatural para confirmar en su corazón que Él le está escuchando o que Él es, en verdad, Dios? Confiese esto como incredulidad, y pida perdón a Dios, y que le dé una fe que le ama a Él, porque Él es digno de su lealtad.
PERDER LA FE Y NO CONFIAR EN CRISTO, ES PECADO.
“Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8).
El pastor Rogers testificó: “Creo con todo mi corazón que el llamado a los creyentes a mantener la fe debe ser proclamado hoy más claramente que nunca.”
William Booth, fundador del Ejército de Salvación dijo: “El mayor peligro del siglo 20 será una religión sin el Espíritu Santo, cristianismo sin Cristo, perdón sin arrepentimiento, salvación sin regeneración, política sin Dios y un cielo sin el infierno.”
Estamos tan sólo a una generación del paganismo. Si esta generación no guarda la fe y la pasa a la siguiente, no habrá fe.
¿Puede discernir algunas formas en que usted o su iglesia no han guardado la fe? Si es así, ¿cuáles son esas formas? Pídale a Dios que le dé una visión y traiga avivamiento a su vida y a su iglesia.
ANDAR CON DIOSY OBEDECER A DIOS, ES LO QUE ÉL PIDE.
“En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a Él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a Él serviréis, y a Él seguiréis” (Deuteronomio 13:4).
Cuando leemos un mandamiento en la Biblia, sea que lo entendamos o no, debemos obedecerlo. La Biblia no es principalmente un libro que debe ser explicado; más bien es un libro que debe ser creído y obedecido. Cuántas veces nosotros queremos decirle a Dios cómo Él debe hacer las cosas. Puedo imaginarme a esos primeros apóstoles cuando por primera vez conocieron a Pablo, perseguidor de los creyentes. Esos bien intencionados creyentes podían haber estado orando a Dios para que elimine a Pablo. Pero, ¿qué es lo que Dios hizo? ¡Le dio a Pablo una nueva vida! ¿No se alegra usted de que así lo haya hecho? Amigo, no substituya razonamiento humano por obediencia.
Lea Isaías55:8-9 y Proverbios3:5-6. Busque el perdón de Dios si es que usted está confiando en su propia manera de hacer las cosas, en lugar de hacerlas a Su manera. Pídale fortaleza para confiar por completo en Él.
LA IDOLATRÍA ES PECADO.
“Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es” (Éxodo 34:14).
 El pastor Rogers afirmó: “Dios es un Dios celoso. Ahora, para usted y para mí eso puede sonar como un mal atributo. No obstante, para Dios es un atributo santo. Verá, yo no tengo que estar celoso de ningún otro predicador, porque yo no soy el único predicador en el mundo. El predicar no es mi propiedad. Por el contrario, sí existe sólo Dios.”
En Éxodo 20:2 y 3 leemos: “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de Mí.” Y cuando a Jesús le preguntaron cuál era el más grande mandamiento, contestó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento” (Mateo 22:37). Cuando usted muere a sí mismo, comenzará a experimentar la llenura de Dios, de una forma que transformará su vida.
¿Qué es un ídolo? Es cualquier cosa que usted ame, sirva o desee más que a Dios. Pídale a Dios que le redarguya acerca de los ídolos que puede tener en su vida. Luego, pídale perdón, y que le ayude a amarle a Él con todo su corazón, alma y mente.
SIN FE HAY PECADO.
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” - (Hebreos 11:1).
El hijo de un hombre noble se enfermó, así que ese padre buscó a Jesús para que sanara a su hijo. Cuando encontró a Jesús, le pidió que viniera a ver a su hijo. Pero Jesús, en vez de ir, lo sanó con su Palabra. En Juan 4:50 leemos: “Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.” No una cosa extraordinaria, no una señal, no una visión, ni ángeles haciéndole cosquillas, ni escalofríos en su espina dorsal. El hombre creyó la Palabra de Jesús, y se fue. La fe ve lo invisible, cree lo increíble, y recibe lo imposible. La duda ve los obstáculos; la fe ve el camino. La duda ve la noche oscura; la fe ve el claro día. La duda teme dar un paso; la fe se eleva a las alturas. La duda cuestiona quién cree; la fe responde: Yo creo. La vida sigue a la fe como la noche sigue al día. No hay vida si no hay fe.
Pídale perdón a Dios por las ocasiones que usted ha dudado de Él. Por las veces en que no ha confiado en Él, cuando ha escogido creer en algo más, que en lo que Él dice. Pídale a Dios que le ayude a creer.
NO CRER EN SU SEGUNDA VENIDA ES PECADO.
“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria” (Marcos 13:26).
Cuando llegamos a un momento en el cual no entendemos lo que está sucediendo. Cuando todo parece que se desmorona y se viene abajo…tenemos a Jesús. Siempre tenemos el perdón de la cruz, la victoria de la tumba vacía, y la esperanza del inminente regreso de Cristo. Cuando vamos donde el doctor y nos dice que tenemos cierta enfermedad; cuando escuchamos que, como pareja, somos estériles y no podemos tener hijos; cuando nos tenemos que declarar en bancarrota; cuando nos despiden del trabajo; cuando leemos una carta de nuestro cónyuge diciéndonos que nos abandona; cuando un ser amado muere debido a un acto terrorista…¡Tenemos un Salvador!, y es nuestra la opción de creer o no creer. En esos momentos podemos murmurar, criticar, refunfuñar o desesperarnos. O podemos ceder ante el Salvador y escucharle decir: “Hijo mío, no importa lo que está sucediendo, quiero que sepas que te amo. Mira a la cruz. Mira la tumba vacía. Espérame. Regresaré nuevamente.”
Póngase en una posición de humildad. Si puede, arrodíllese. Si no puede, incline su cabeza y cierre sus ojos. Imagínese la cruz de Cristo. Medite en la vergüenza que Él experimentó, el dolor que soportó y la victoria que aseguró con Su muerte.
CONFESEMOS HOY TODOS NUESTROS PECADOS.
“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
¿Qué significa “confesar sus pecados”? No significa el que usted simplemente admita su pecado. Hay mucha gente que admite sus pecados, pero nunca han confesado sus pecados. Si le pregunta a la gente: “¿Sabe que usted es un pecador (o pecadora)?” Mucha gente responde: “Sí, lo sé. Todos hemos pecado.” Pero esas personas no están confesando sus pecados; todo lo que están haciendo en solamente admitiéndolos. Y hay una diferencia. La palabra “confesar” en una amalgamación de dos palabras que quieren decir: “estar de acuerdo”. El confesar sus pecados es estar de acuerdo con Dios en lo que Él dice que es el pecado.
Lea Proverbios 28:13: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Pídale a Dios que le revele su pecado. Confiéselo, arrepiéntase y reciba su perdón.
LO QUE APRENDEMOS DEL PECADO.
“JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en Ti hay perdón, para que seas reverenciado” (Salmos 130:3-4).
Sansón, el poderosos hombre del Antiguo Testamento aprendió tres cosas acerca del pecado que compartiremos con usted hoy. Primero, el pecado le llevará más lejos de lo que quiere ir. Segundó, el pecado lo mantendrá por más tiempo del que quiere quedarse y, tercero, el pecado le costará mucho más de lo que quiere pagar. Nunca ha habido un fracasado tan grande como Sansón, pero en su remordimiento, él empezó a pensar en el gran Dios que le amaba. Y pensó en el hecho de que Dios siempre está dispuesto a perdonar. No importa cuán grande, ni cuán horrible sea el pecado, Dios es mayor.
¿Tiene usted algún pecado al que no quiere renunciar? ¿Quiere tener victoria? ¿Desea perdón? Pídale a Dios que perdone su espíritu de rebeldía. Pídale fortaleza para arrepentirse. Deje que su Santo Espíritu trabaje su convicción, y entonces busque su perdón. Usted puede reconciliarse con Dios hoy. Hágalo ahora mismo.
PEDIR PERDÓN Y PERDONAR.
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” - (Mateo 6:14-15).
Un padre llegó a su casa un día, y encontró a sus dos pequeños hijos en medio de una gran pelea. Cuando la niña vio a su padre, supo que estaba en problemas. Así que de inmediato vertió unas lágrimas de cocodrilo, se abrazó al cuello de su papá y le dijo: “Papi, lo siento mucho. No debíamos haber estado peleando. Perdóname. Te amo mucho.” Ella estaba en los brazos de su padre, y él pensaba: “Ella en realidad tiene una buena actitud sobre esto.” Pero entonces, con el rabillo de su ojo, él vio que su hija le estaba mostrando la lengua a su pequeño hermano. El papá le dijo: “No puedes estar abrazándome y mostrándole la lengua a tu hermano, al mismo tiempo.” ¿Tiene usted esa clase de corazón? ¿Está usted jugando a amar a Dios, pero guarda resentimientos contra alguien? ¿Piensa que Dios recibirá su adoración? Amigo, es tiempo de hacer lo correcto. Su espíritu no perdonador le hará más daño a usted que a la persona a la cual usted no quiere perdonar.
Si hay alguien que ha pecado contra usted, perdone. Si hay alguien que tiene algo en contra suya, vaya a esa persona y reconcíliese. Y entonces, invierta tiempo en adoración.
NUESTRO DIOS ES FUERTE.
“No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).
Muchas personas quieren saber qué es la vida victoriosa. Primero le diremos lo que no es la vida victoriosa. No es una vida sin jamás cometer un pecado. No es una vida sin tener ningún fracaso. No es una vida sin tener nunca una duda. No es una vida sin experimentar desánimo. Por el contrario, la vida victoriosa esuna vida que trae nuestros fracasos al Señor Jesús, permitiéndole a Él darnos un nuevo comienzo. Día tras día debemos decirle al Señor Jesús que necesitamos un nuevo comienzo, que necesitamos ser ungidos con aceite fresco diariamente, y que necesitamos perdón. Agradezca a Dios que Él es un Dios de gracia, un Dios de gloria, un Dios de segundas oportunidades. Usted probablemente estará mejor preparado para servir a Dios después de un fracaso y restauración, que quizás en ningún otro momento de su vida.
¿Ha fallado usted en algo recientemente? NO hay mejor tiempo que ahora para pedir su perdón (si es que tiene pecados no confesados) y pedirle que le dé un nuevo comienzo.
PIDE PERDÓN POR DEJAR TÚ PRIMER AMOR JESUCRISTO.
“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido” - (Apocalipsis 2:4-5).
La década de los sesenta trajo la revolución sexual. Ahora, explíquenos una vez más, ¿cómo el “amor libre” iba a traer paz y armonía a nuestro mundo? La gente está siendo absorbida en turbulentas cloacas de pecado. Los cimientos de los hogares se desmoronan. Preciosos bebecitos en el vientre son condenados a muerte. Las enfermedades transmitidas sexualmente están fuera de control. Parece que fuera demasiado tarde, y debemos regresar “a nuestro primer amor”. Es tiempo de amar al Señor con todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente, y amar al prójimo como nos amamos nosotros mismos (ver Mateo 22:36-39). Es tiempo de hacer conocer a la gente del “amor libre” ofrecido por nuestro Salvador, cuando Él murió para perdonar nuestros pecados y comprar nuestra salvación por la eternidad.
¿Cómo sabe que ha dejado “su primer amor”? Pregúntese: “¿Hay algo o alguien a lo que sirvo más que a Dios? ¿Hay alguien o algo a lo que amo más que a Dios?” Si lo hay, entonces confiese ese pecado, y arrepiéntase de su pecado de idolatría.
¿Vivir una vida moral me llevará al cielo?
© Copyright 2009 Más de la Vida con Jorge Cota

Mateo 5:20

¿Sabía usted que el 53% de las personas creen que se pueden ganar el cielo haciendo buenas obras? Ven a Dios como un gran contable que está encorvado escribiendo en una hoja todas las buenas y las malas obras que determinarán nuestro destino eterno.

Este tipo de pensamiento está lleno de problemas. Piénselo, ¿Dónde exactamente la línea de las buenas obras y las malas se traza? ¿Cuántas buenas obras son necesarias para aprobar? ¿Cuántas buenas obras son necesarias para borrar una mala? ¿Diez palabras amables remplazarán un mal pensamiento? ¿Y qué si usted pierde el corte por una? Imagínese usted a Dios diciéndole, "Lo siento mucho José pero has perdido por una de manera que te tendrás que ir al infierno".

Aun cuando este concepto es fundamentalmente falible; es la razón principal del porqué las personas no siguen a Jesús. Porque es muy difícil para ellos ver su necesidad. Es por eso que es imprescindible que usted vea su necesidad.
Lo que sucede es que tendemos a sobrestimar la justicia relativa y subestimar la santidad absoluta de Dios. De hecho, siempre ha sido difícil para los más sabios e inteligentes ver su necesidad. Cuando usted está en el fondo del montón es más fácil mirar hacia arriba. Cuando está en la cárcel es más fácil admitir su necesidad. Cuando ha destruido a su familia a causa del alcoholismo, es más fácil buscar a Dios. Pero cuando usted está entre los mejores y los más sabios es muy difícil ver su necesidad. El problema es que todos pensamos que estamos ahí.

Así que permítame ver si puedo aumentar el nivel de nuestra necesidad. Necesitamos ir más allá de la justicia relativa pero si usted necesita compararse con la justicia relativa. Si usted quiere creer que con tan solo vivir una vida moral se irá al cielo. Vea lo que dijo Jesús en Mateo 5:20,

"Porque les digo a ustedes que si no superan a los maestros de la ley y a los fariseos en hacer lo que es justo ante Dios, nunca entrarán en el reino de los cielos".

Yo le puedo asegurar que las personas que escucharon esas palabras dijeron "¡Ay Caray!" Esta fue una declaración asombrosa porque los fariseos eran los superestrellas espirituales de aquella época. Se memorizaban todo el Antiguo Testamento. Iban al templo o la sinagoga tres veces al día. Se detenían a orar siete veces al día. Diezmaban fielmente al tesoro del templo y sin embargo, Jesús dijo, "Si quieren irse al cielo, tendrán que ser mejores que ellos."

Quizás esté pensando; entonces ¿Qué es lo que Dios espera de mí? Dios espera que usted sea perfecto.  Jesús dijo, "Sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto." (Mateo 5:48)

Como puede ver, el estándar es la perfección, no las buenas obras que uno haga. De manera que si el estándar es la perfección ¿Cómo haría delante de Dios? ¿Ve usted un problema? ¿Ve su necesidad?

Es por eso que es absurdo pensar que con tan solo vivir una vida moral, y no hacerle daño a nadie, hacer obras de caridad le garantizará un lugar en el cielo. Las personas que piensan así, están sinceramente equivocadas. La salvación es un regalo, no la puede comprar ni mantenerla haciendo buenas obras, yendo a la iglesia todos los domingos, o portándose bien.

Dios no perdona pretextos, perdona pecados. No importa que tan moral viva su vida, si no tiene a Jesús en su corazón; las buenas intenciones por más buenas que sean son buenas para nada.



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