ES HORA DE
ACUDIR AL DIOS DE LAS SEGUNDAS OPORTUNIDADES.
DIOS SIEMPRE
QUIERE Y ESTÁ DISPUESTO A PERDONAR NUESTROS PECADOS.
UN AÑO PARA
VIVIR CON EL PERDÓN Y EN EL PERDÓN.
“Porque seré
propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus
iniquidades” - (Hebreos 8:12).
¿Alguna vez
ha sentido como si ya hubiese usado todas las reservas del perdón de Dios? Tal
vez ha pensado: “No tengo el derecho de venir y pedir que me perdone otra vez.”
Amigo, no importa cuántas veces haya pecado. Suponga que viene a Dios por la
milésima vez con el mismo pecado. ¿Le perdonará Él? ¡Sí, por supuesto que lo
hará! En lo que a Dios concierne, es como si viniera a Él la primera vez. ¿Por
qué? Porque Él ha enterrado en el olvido todas las otras veces. Dios castiga el
pecado, pero no guarda resentimientos. El Dios de Jonás, David, Marcos, Pedro y
Jacob es su Dios y nuestro Dios. Nos hemos acercado a Él tantas veces,
pidiéndole una segunda oportunidad, ¿y sabe qué? ¡Él nos la ha dado! Y sé que
si Él puede darnos una segunda oportunidad, de seguro que le dará a usted otra
oportunidad. ¡El fracaso no es final!
¿Ha estado
usted indeciso de ir a Dios y pedirle su perdón acerca de algo? Amigo, ¡corra
hacia Él ahora mismo!
DIOS NOS
PERDONA Y NOS ENSEÑA A PERDONAR A NUESTROS HERMANOS ENEMIGOS Y AMIGOS.
Mateo 19:26:
“Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; más para Dios
todo es posible.”
El Señor
Jesús enseñó: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele” (Mateo
18:15). Usted se dirá: “Él fue quien me hizo mal; si quiere perdón que venga y
me lo pida.” Con todo, Jesús dijo: “No, tú ve a él.” Sea usted el culpable o
no, como hijo de Dios, debe ir a hablar con ese individuo. ¿No fue eso lo que
Dios hizo en el Huerto del Edén? Eva y Adán pecaron contra Dios y la Biblia nos
dice que Dios fue quien los buscó: “Adán, ¿dónde estás tú?” Esa no es la voz de
un detective. Es la voz de Dios que nos busca para perdonarnos.
Haga una
pausa ahora mismo y ruéguele a Dios que Él le muestre si usted guarda algo
contra alguien que aún no ha perdonado. Luego, con el poder y la fuerza del
Señor, llame a esa persona y pídale perdón. En sus propias fuerzas será
imposible, más recuerde que para Dios todo es posible.
SANIDAD Y
SALVACIÓN PARA TODOS OFRECE DIOS.
Jeremías
17:14: “SÁNAME, oh Jehová, y seré SANO; SÁLVAME, y seré SALVO; porque Tú eres
mi alabanza.”
La mente
humana puede ser herida con dos tipos de lesiones. Una es el DOLOR y la otra es
la CULPA. El dolor es una herida limpia. De alguna manera, su corazón se
repondrá al Espíritu Santo aplicar su bálsamo SANADOR. Él derramará el “óleo de
alegría”. El tiempo y la gracia de Dios le sanarán. Por el contrario, la CULPA
es una herida sucia y nunca sanará hasta no ser confesada y limpiada con el
antiséptico del Calvario. Un esclavo sólo le teme al látigo de su amo, sin
embargo el hijo teme desagradar a su PADRE.
¿Está
sufriendo bajo una carga de CULPA? Permita que el Espíritu Santo le muestre su
pecado. Luego, CONFIÉSELO y obtenga el GOZO del PERDÓN de Cristo.
HUMILLAOS
DELANTE DE DIOS Y PIDAMOS PERDÓN.
Santiago
4:10: “Humillaos delante del Señor y Él os exaltará.”
¿Alguna vez
se ha preguntado qué es la humildad? La verdadera humildad no es pensar
negativamente acerca de sí mismo. Es estar de acuerdo con lo que Dios dice
acerca de usted. La gracia de Dios exalta a una persona sin envanecerla, y
humilla a una persona sin rebajarla. Somos lo que somos por Cristo.
En esta
vida, usted no estará sin pecado, más cuando se encargue de éste, usted se
acercará a poder liberarse del pecado. Sin pecado no vivirá, pero sí sin culpa.
Si usted confiesa su pecado y ora a Dios pidiendo perdón, vivirá libre de
culpa.
¿Posee una
Biblia con concordancia? Haga un estudio acerca del tema de la humildad.
Comience con Filipenses 2:5-11.
2:5 Haya,
pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
2:6 el cual,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse,
2:7 sino que
se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
2:8 y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz.
2:9 Por lo
cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo
nombre,
2:10 para
que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos,
y en la tierra, y debajo de la tierra;
2:11 y toda
lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
ES TIEMPO DE
PONERNOS EN PAZ CON TODOS, ES TIEMPO DE PERDONAR.
Job 22:27:
“Orarás a Él, y Él te oirá; y tu pagarás tus votos.”
¿Alguna vez
ha estado en desacuerdo con alguien y piensa que usted tiene la razón? Lo que
empezó como una conversación terminó en una confrontación. La tensión aumenta a
tal grado que es difícil de tolerar. Cuando las cosas llegan a este punto, es
tiempo de separarse antes que todo empiece a desintegrarse. Y cuando usted se
separa, es tiempo de comunicarse con el Señor. Es cuando usted está a solas con
Dios que la comunión de la convicción llega y lo que parecía ser confuso queda
evidente bajo Su luz. En estos casos el pastor Rogers admitía que por lo
general el Espíritu Santo le mostraba que él era el que estaba equivocado y que
necesitaba pedir perdón.
¿Ha tenido
algún desacuerdo con alguien últimamente? Es tiempo de retirarse, reflexionar y
recibir lo que el Señor quiere decirle. Entre en su aposento hoy.
BIENAVENTURADOS
LOS PERDONADOS.
Romanos 4:7:
“Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son
cubiertos.”
Había un rey
que le preguntó a los esclavos en un buque: “¿Por qué están encadenados?” Uno
respondió: “No sé. Estaba en medio de una multitud cuando se cometió un crimen.
Soy inocente.” Le preguntó a otro quien contestó: “No soy culpable, soy víctima
de falso testimonio.” El rey procedió a preguntarle a cada hombre lo mismo y
cada uno tenía una explicación del porqué era inocente. Hasta que al
preguntarle a un hombre, éste respondió: “Yo estoy aquí porque merezco estar
aquí. He pecado contra mi Dios y contra mi rey. Y ahora estoy pagando mi
sentencia.” El rey quedó admirado y exclamó: “¿Que estás haciendo aquí entre
tantos hombres honestos? Guardias, ¡suéltenlo!”
Hasta que no
admitamos nuestro pecado, no conoceremos la misericordia y el perdón de nuestro
Rey. Arrodíllese ante Él hoy y admita que está perdido sin Él.
JESUCRISTO
ES EL HÉROE DEL PERDÓN.
Apocalipsis
4:8: “Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es,
y el que ha de venir.”
Nunca ha
existido un hombre como el Señor Jesús. John Phillips escribió estas palabras
acerca de Jesús que impactan profundamente. Él dijo: “Él nunca pronunció una
palabra impulsiva, cruel, falsa, o trivial. Nunca contempló un pensamiento
impuro. Nunca degradó sus talentos con fines egoístas. Su influencia, nunca fue
mala. Su juicio, nunca equivocado. Él nunca tuvo que pedir perdón por algo que
hizo o retractarse de ninguna palabra que pronunció. Nunca llegó demasiado
tarde, ni temprano, nunca acongojado, ni insípido, ni superficial, ni
temeroso... Él tuvo victoria absoluta desde el momento que tomó su primer aliento
en aquel establo de Belén hasta el momento que cerró sus ojos al morir en la
cruz del Calvario.”
Si usted
está buscando un héroe, permítame sugerirle el nuestro, si no tiene uno. Su
nombre es Jesús.
NUESTRO
PECADO ES UN PUÑO CONTRA DIOS, DIOS NOS HA PERDONADO.
Primera
Pedro 3:18: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el
justo por los injustos, para llevarnos a Dios.”
¡Suponga que
alguien le da un puñetazo en la nariz! E imagínese que en un acto de compasión,
usted le dice a esa persona que le pegó: “Le perdono.” Y suponga que le
responde: “No hay necesidad de que usted me perdone. Yo ya me he perdonado.”
Usted se sentiría un poco estafado. Sólo el que fue golpeado puede perdonar al
golpeador. El pecado es un puño ante Dios, y sólo Dios puede perdonar el
pecado. Primera Pedro 3:18 contiene suficiente dinamita del Evangelio para
apagar el pecado, el odio, el dolor, y la enfermedad en la vida de alguien, más
esa dinamita debe encenderse con la chispa de la fe.
¿Hay alguien
en su vida que usted necesita perdonar? ¿Quizá alguien a quien usted necesita
pedirle perdón? Hágalo ahora mismo. Mañana quizás nunca llegue.
EL QUE NO
CONOCIÓ PECADO, PAGÓ POR TODOS LOS PECADOS.
Segunda
Corintios 5:21: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para
que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.”
Dios nunca
pasará por alto el pecado. Él no puede. Dios es santo, y por su santidad ha
jurado que el pecado se castigará. Si Dios permitiera que la mitad de un pecado
quedara impune, Dios ya no sería santo. El atributo principal de Dios no es el
amor, sino la santidad. La cruz es la manera en que Dios castiga el pecado y
perdona al pecador a la vez. “Al que no conoció pecado, por nosotros [Dios] lo
hizo pecado. ”El precio que Jesús pagó sólo el condenado en el infierno puede
empezar a comprenderlo, más éste nunca lo sabrá en su totalidad porque sólo
paga por su propio pecado. El Señor Jesús pagó por todo el pecado de todas las
personas de todos los siglos.
Le invito a
leer Apocalipsis 4:8. Permita que su himno a lo largo del día sea: “Santo,
Santo, Santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha
de venir.”
EL PERDÓN DE
JESUCRISTO, ES UN PERDÓN SIN LÍMITES.
Job 33:28: -
“Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro, y su vida se verá en luz.”
La noche que
Jesús fue arrestado, Pedro lo negó ¡tres veces! A pesar de su falta de lealtad,
Jesús le extendió a Pedro una invitación de misericordia y le animó: “Venid,
comed.”
Allí en las
orillas del mar de Galilea, después de su resurrección, Jesús vino a Pedro y
preparó una mesa de restauración.
¿Puede
imaginarse lo que estaba pasando por la mente de Pedro? La culpa y la alegría,
el miedo y la fascinación, la maravilla y la adoración: ¡un calidoscopio de
emociones! Él no podía creer que se le invitara a la mesa de aquel a quien él
había abandonado sólo días antes. ¡Y no sólo lo invitó, sino que lo restauró!
La profundidad del pacto de amor de Jesús no se agota cuando pecamos. Hay
perdón y restauración.
Le invito a
leer este relato de restauración en Juan 21:4-19. Regocíjese en el plan de Dios
de restauración en su vida.
JESÚS NO
CONOCIÓ PECADO Y MURIÓ POR TODO PECADO.
“Al que no
conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en Él” - (2 Corintios 5:21).
¿Alguna vez
se ha acostado al final de un largo día y satisfecho se dice: “Bien, hoy fui
una buena persona, así que si muero esta noche iré al cielo?” Si lo ha hecho,
no está solo. Me atrevo a afirmar que la mayoría de personas creen que si van a
la iglesia, diezman su dinero y hacen bien a otros, que Dios les permitirá
entrar al cielo. Con todo, si ser religioso nos puede llevar al cielo, por qué
fue un hombre tan religioso como Pablo confrontado cuando viajaba camino a
Damasco y el Señor le preguntó: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos
9:4b). Aún más importante, si pudiésemos salvarnos a nosotros mismos realizando
buenas obras Dios no tenía necesidad de enviar a su Unigénito al mundo como
sacrificio substituto por usted y por mí. No, es la justicia de Jesús lo que
nos salva.
No es hasta
que admitamos nuestro pecado que vamos a conocer la misericordia y el perdón
del Rey. Póstrese ante Él hoy y admita que está perdido sin Él y que su
salvación fue comprada exclusivamente con la sangre de Cristo.
SIN PERDÓN,
NO HAY CIELO, SIN PERDÓN, NO HAY REINO.
“¿No sabéis
que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios,
ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con
varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes,
ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” - (1 Corintios 6:9-10).
La gente
posee la idea que está bien vivir inmoralmente y que Dios pasará por alto sus
indiscreciones. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el
hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas6:7). A Dios no se le pasa por
alto nada de nuestras vidas. Él es un Dios justo y juzgará (véase Hebreos
13:4). “Bueno Pastor, ¿significa esto que si he hecho alguna de estas cosas no
podré ser salvo?” ¡No! Primera Corintios 6:11 promete: “Y esto erais algunos;
mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido
justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”
¡Aleluya! No existe pecado tan atroz que la sangre de Cristo no pueda lavar. Él
limpia al pecador más vil.
¿Ha pensado
alguna vez que Dios no puede perdonarle un pecado o pecados cometidos?
Entonces, pídale perdón por elevar su pecado más allá de la sangre de Cristo.
Satanás no quiere que usted sepa que el pecado más vil puede ser limpiado por
la sangre de Jesucristo cuando acudimos a Él en arrepentimiento y fe.
UNA DE LAS
GRANDES BENDICIONES DEL CREYENTE ES LA CRUZ, LA SEPULTURA Y LA RESURRECCIÓN DE
CRISTO.
“Y que fue
sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1
Corintios 15:4).
Una de las
más grandes bendiciones en la Biblia pasa frecuentemente inapercibida entre
creyentes. ¡Es la sepultura de Jesucristo! Me escuchó bien, la sepultura de
Jesús es una bendición para usted. Porque no sólo murió usted con Él, sino que
ha sido sepultado con Él. En tiempos bíblicos cuando la gente judía fallecía,
eran inmediatamente embalsamados con aceites especiales y envueltos en lino. El
cuerpo era ocultado y sepultado en una tumba. Eso es lo que Jesús ha hecho con
su cuerpo viejo del pecado. No sólo ha sido usted crucificado con Cristo, sino
también ha sido sepultado con Cristo. ¿Por qué el énfasis? Para que usted nos
sea acosado por el fantasma de la culpabilidad. El diablo tratará de recordarle
lo que usted fue. No se lo permita. No ande merodeando entre los huesos muertos
de su vida vieja. ¡Ésta desapareció por la gracia de Dios!
¿Los
demonios del infierno le acosan con acusaciones de culpabilidad de pecados
pasados? Es hora de hacerlos correr de regreso a su fosa. ¿Cómo lo hace? ¡Con
la Palabra! Si usted es acusado de algo ahora mismo y sabe que lo ha confesado,
se ha arrepentido y le ha rogado a Dios perdón, apodérese de la autoridad que
Dios le dio y declárele a esos demonios su Palabra: 1 Timoteo 1:12-14 y Romanos
8:1.
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