AQUÍ PODEMOS
VER UN EJEMPLO DE LA CONFESIÓN DE UN PECADO, LA BÚSQUEDA DEL PERDÓN Y EL DESEO
DE NO VOLVER A PECAR.
«PROBLEMAS
CON LA PORNOGRAFÍA»
Por Carlos
Rey.
«Yo soy un
joven que... tuve problemas con la pornografía.... Duró siete años.... Sentía
que mi vida era una basura.... Le dije a mi padre, y él me respondió que si yo
me equivocaba en la vida, no tenía que volver a hacerlo, y que Dios me
perdonaría si me arrepentía y no volvía a hacerlo.
»No fue un
proceso fácil. Caí muchas veces, [pero] gracias a Dios, hoy mi conciencia está
tranquila.... [Sin embargo,] quisiera saber si Dios realmente ha perdonado mi
pecado... o si está enojado conmigo por haberle fallado varias veces en mi
corta vida.»
»¡Qué bien que
pudo confiar en su padre, y que él le dio ese magnífico consejo! ¡Y qué
fantástico que usted reconoció las consecuencias negativas del pecado y que
determinó cambiar! Lo felicitamos por ser persistente y no darse por vencido
hasta conquistar al enemigo contra el que estaba luchando...
»Dios diseñó
el acto sexual como la unión entre un hombre y una mujer comprometidos en una
relación conyugal. Las sustancias placenteras que emite el cerebro fortalecen
esa unión y fortalecen el matrimonio. Pero cuando se consume la pornografía,
esas mismas sustancias químicas en el cerebro unen al consumidor a la pantalla
de video o a la página impresa, y el consumidor comienza a tener una relación
con una imagen gráfica. Sin embargo, esa imagen sólo satisface por un tiempo
limitado, así que el consumidor siente el impulso de buscar una imagen mejor, y
luego más imágenes. Eso se convierte en una búsqueda insaciable que puede
llegar a ser obsesiva y acapararle varias horas al día.
»Como el
consumidor ha cultivado una relación con las imágenes gráficas, no le queda
tiempo ni energía para invertir en relaciones humanas auténticas. Si el
consumidor está casado, el matrimonio sufre. Si el consumidor es joven y
soltero, como lo era usted, las imágenes pueden resultar en expectativas poco
realistas con respecto a una relación sexual apropiada dentro del matrimonio.
»Usted dice
que quisiera saber si Dios realmente lo ha perdonado por todas las veces que le
ha fallado.... Aunque parezca muy difícil creerlo, el pecado suyo no es más
grave o diferente al de cualquier otra persona, y el sacrificio de Cristo fue
más que suficiente para todos nosotros. No importa que el pecado suyo se haya
prolongado por años ni que se haya cometido en secreto. Cristo sufrió el
castigo por usted y por mí.
»Así como su
padre fue compasivo y lo ayudó, su Padre celestial también es compasivo y
bondadoso. Por eso envió a su Hijo a este mundo. Cuando pedimos perdón en el
nombre de Jesucristo, y nos apartamos de nuestro pecado, podemos tener la
conciencia tranquila debido a que Dios ya no nos considera culpables. No
permita que un complejo de culpabilidad le haga creer lo contrario.»
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