Leer: 2 Samuel 12:13-23
Cuando sufrimos las consecuencias del pecado, tenemos la tendencia a decir: “Estoy acabado. Mi vida terminó. Ya no vale la pena seguir viviendo.” Pero veamos lo que hizo David.
- David se negó a rendirse. David le dijo a su esposa: "consoló a Betsabé su mujer." Es fácil olvidar que ella también estaba sufriendo. Ambos atravesaron un período de sufrimiento. Ambos lloraron. Y entonces siguieron adelante con sus vidas. Todos necesitamos hacer esto en las tormentas de la vida.
- David está andando una vez más con el Señor. Como en el pasado David andaba caminando cerca de Dios. Esto es crucial en las tormentas.
Una de las escenas más dolorosas de este mundo es ver a un hijo de Dios sentado en un rincón demasiado tiempo, limpiándose las heridas y compadeciéndose a sí mismo. Es necesaria mucha (a menudo más de lo que creemos) fuerza espiritual y propósito para recuperarse y seguir adelante, que lo que se necesita para enfrentar una crisis. “Me levantaré, me sacudiré y seguiré adelante tras mi objetivo; volveré a mi trabajo; comenzaré a disfrutar de la compañía de mis amigos otra vez. Seguiré haciendo lo de antes. En realidad, por la gracia de Dios, ahora seré más sabio e incluso más efectivo que antes.”
- David, al salir de la tormenta, nos da un ejemplo precioso. Oró, enfrentó las consecuencias de manera realista, lo dejó todo a cargo del Señor cuando reclamó la verdad espiritual en cuanto a la muerte, y luego se negó a rendirse. Siguió adelante, confiado en Dios para que Él le fortaleciera. Aprendemos lo siguiente:
a. Salir de una tormenta es una experiencia solitaria. Usted se sentirá solo emocionalmente cuando se encuentre en medio del torbellino de las consecuencias. Deseará que otros puedan ayudarlo, pero ellos no podrán hacerlo. Querrán estar allí, se preocuparán, pero usted tendrá que superar solo la tormenta la mayor parte del tiempo.
b. Salir de una tormenta, gracias a Dios, es también una experiencia transitoria. No hay que olvidarlo. Es un momento en el tiempo y es pasajero. Puede ser el tiempo más difícil de su vida, tendrá que soportar su propio torbellino.
Por otra parte, puede ser el espectador inocente atrapado por las consecuencias del pecado de otra persona. Se sentirá desesperadamente solo, y podrá parecerle que nunca, nunca tendrá fin. Pero, créame: el torbellino es una experiencia transitoria. El Señor, siempre fiel y amoroso, le sacará adelante.
Recuerde: El torbellino es una experiencia transitoria, Dios siempre le sacará adelante.
Autor: Pastor Charles R. Swindoll
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