TODO PÁMPANO
QUE LLEVA FRUTO, DIOS LO LIMPIARÁ.
“Yo soy la
vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en Mí no lleva
fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve
más fruto” (Juan 15:1).
SOMOS
PIEDRAS VIVAS DEL TEMPLO DE DIOS.
Cuando
Salomón construyó el templo, utilizó 8.000 picapedreros. Ellos cortaron y
cincelaron, dieron forma a las piedras, en las mismas canteras, antes de traer
cientos y cientos de piedras al monte del templo. ¿Por qué? Porque Salomón no
quería que se escuchara el sonido de martillos y cinceles en el sitio de la
construcción del templo. De la misma manera, usted es parte de las “piedras
vivas” de Su templo, y Dios lo está formando aquí, en esta cantera llamada
Tierra. Y parte de ese “cincelar” llega en forma de persecución. Así que, no
mire a sus perseguidores como a enemigos, sino como a picapedreros de Dios.
QUIEN ME
PERSIGUE NO ES MI ENEMIGO, SINO MI PICAPEDRERO, QUIEN ME AYUDA A PULIR MÁS Y
MÁS PARA EL SERVICIO A DIOS.
La próxima
vez que alguien le critique, se burle de usted, o le insulte, ofrezca a Dios la
siguiente oración: “Gracias, Señor, por traer a mi vida otro picapedrero.”
DIOS SABE LO
QUE HARÁ DE USTED.
Amigo (a),
le podemos asegurar que no es nada fácil el decir, sinceramente, una oración
así. Pero recuerde: Dios le está cincelando para que sea lo que debe ser.
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