lunes, 27 de agosto de 2018

CADA DÍA NECESITO Y QUIERO SEÑOR TU SABIDURÍA PARA OBEDECER TU PALABRA.


CADA DÍA NECESITO Y QUIERO SEÑOR TU SABIDURÍA PARA OBEDECER TU PALABRA.
“El que es sabio e inteligente presta atención y aprende más. “. Proverbios 18:15 (TLA)
El corazón del entendido adquiere sabiduría; Y el oído de los sabios busca la ciencia. Proverbios 18:15.
El Rey Salomón decía “Todo esfuerzo vale la pena, pero quien habla y no actúa acaba en la pobreza.” Proverbios 14:23.
En toda labor hay fruto. Más las vanas palabras de los labios empobrecen. Proverbios 14: 23.
1. SEÑOR MUÉSTRAME TU CAMINO, PARA CAMINAR RECTO.
“Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque Tú eres el Dios de mi salvación; en Ti he esperado todo el día” (Salmos 25:4-5).
2. SEÑOR QUIERO SER OBEDIENTE.
Cuando obedecemos a Dios, somos una bendición para otros. Usted no puede obedecer a Dios sin que esa obediencia se derrame en bendiciones para los que le rodean. Lo mismo es verdad en lo negativo. Cuando desobedecemos a Dios, quebrantamos no sólo el corazón de Dios, sino también el corazón de los que están a nuestro alrededor. Tal vez usted está rompiendo el corazón de su papá, de su mamá, de su esposa, de su esposo o de su mejor amigo, porque está desobedeciendo a Dios, en vez de dejar que el gozo de Jesús se manifieste en usted.
¿Por qué obedece a Dios? Le obedece por su propio bien, para alegría de los demás, pero, primordialmente, para Su gloria.
3. SEÑOR QUIERO CONOCERTE MÁS CADA DÍA.
Ore: “Señor, con todo mi corazón, con todo lo que soy, quiero conocerte. Quiero que nuestra relación sea muy íntima y que mi fe crezca. Límpiame y renuévame para que pueda ser todo lo que Tú quieres que sea.”
4. SEÑOR ENSÉÑAME A BUSCAR PRIMERO TU REINO.
“Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
¿Alguna vez ha notado que junto con el mandamiento de “no preocuparse”, en Mateo 6:34, viene correspondientemente la promesa de Dios de cuidar de nosotros? Una de las más frecuentes promesas es que seremos alimentados. Dios suplirá nuestras necesidades. Entonces, ¿por qué Dios promete que “todas estas cosas os serán añadidas”? ¿Será para que no pasemos hambre? No. Amigo, mucha gente que no confía en Dios tiene su mesa llena de alimentos. La persona inconversa promedio piensa en el dinero, casas, carros, ropa, joyas, etc. Jesús sabe que tenemos una mente “de un solo carril”, y que no podemos servir a dos señores. Si son las cosas materiales las que usted está buscando, entonces no está buscando al Señor. Y Él es quien nos dice: “Confía en Mí. Pon toda tu atención y confianza en Mí. Haz el bien y Yo cuidaré de ti.”
¿Está usted buscando primero el reino de Dios? ¿Cómo lo sabe? ¿Cuál es la evidencia en su vida que testifica que Él es su primera prioridad?
5. SEÑOR QUIERO TU REINO.
“Y Él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna” - (Lucas 18:29-30).
Dios le ha dado habilidades y Él quiere que usted use esas habilidades y las invierta en Él. Amigo, es un pecado el que usted sea menos de lo que Dios le ha llamado a ser. Es cierto, pudiera ser que no sea usted el próximo Einstein, o Pelé, o Michael Jordan o Billy Graham. Pero ese no es el punto. El peligro es que usted no haga lo que puede hacer. Hay tres personas dentro de usted: Uno, quien es usted ahora mismo; dos, quien podría ser para lo malo si permite que el diablo lo atrape; tres, quien pudiera ser para Dios.
En una demostración física de su entrega, abra sus manos y levante sus brazos, extendidos hacia Dios, y ore: “Padre, me aparto del mundo con ambas manos, y entrego todo lo de mí a Ti. Úsame para tu gloria en la forma que Tú creas es la mejor.”
6. SEÑOR QUIERO HACER TU VOLUNTAD.
Mateo 6:9-10: “Vosotros, pues, ORARÉIS así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. VENGA tu REINO. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”
Cuando usted ora: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. VENGA tu REINO. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”, ¿está al tanto que esta oración aún no ha sido contestada, más lo será? Cristo Jesús literalmente, visiblemente, corporalmente REGRESARÁ a esta TIERRA. ¿Lo cree? ¿Piensa que el Señor Jesús nos hubiera enseñado a orar esta oración si no fuese a ser contestada? Su reino todavía no ha llegado a la tierra. Su voluntad no se está llevando a cabo en la tierra, más se la hará, porque nuestro Señor nos enseñó a pedirlo en oración.
Cuando lea o vea las noticias hoy, observe cómo la voluntad de Dios no se hace en la tierra. Pídale al Señor que su voluntad sea hecha en la tierra al orar por las personas involucradas en los reportajes por su bienestar y salvación.
7. SEÑOR QUIERO VIVIR EN SANTIDAD.
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” - (1 Corintios 6:9-10).
La gente posee la idea que está bien vivir inmoralmente y que Dios pasará por alto sus indiscreciones. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas6:7). A Dios no se le pasa por alto nada de nuestras vidas. Él es un Dios justo y juzgará (véase Hebreos 13:4). “Bueno Pastor, ¿significa esto que si he hecho alguna de estas cosas no podré ser salvo?” ¡No! Primera Corintios 6:11 promete: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” ¡Aleluya! No existe pecado tan atroz que la sangre de Cristo no pueda lavar. Él limpia al pecador más vil.
¿Ha pensado alguna vez que Dios no puede perdonarle un pecado o pecados cometidos? Entonces, pídale perdón por elevar su pecado más allá de la sangre de Cristo. Satanás no quiere que usted sepa que el pecado más vil puede ser limpiado por la sangre de Jesucristo cuando acudimos a Él en arrepentimiento y fe.
8. SEÑOR QUIERO USAR LAS LLAVES DEL REINO.
“Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16:19).
Muchos de nosotros que estamos orando por nuestros familiares, amigos y vecinos no salvos, estamos pidiendo en nuestras oraciones en la forma equivocada. Estamos diciendo: “Oh, Dios, ayúdales para que vean”. Pero ellos están ciegos y no pueden ver.
Segunda Corintios 4:3 y 4 dice: “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.”
Debemos primero atar al “cegador”. No estamos en guerra contra carne y sangre. Estamos en guerra contra Satanás mismo y nunca penetraremos en su casa, sino hasta que primero lo atemos.
Pídale a Dios que ponga a los cautivos libres. Que ocasione que ellos se arrepientan y crean en su Hijo Jesucristo. Pídale que le dé a usted un espíritu de oración, y que le otorgue Su valentía y pasión para testificar a los perdidos.
Mateo 6:33.
“Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”
De acuerdo a Jesucristo, lo primero que debemos de buscar, la prioridad No. 1 que debemos tener, es el reino de Dios y Su justicia. Esto a su vez, no se refiere simplemente a una búsqueda externa. Nada puede manifestarse externamente y ser genuino, si primero no ha sido establecido internamente. Por sobre todas las cosas primero el corazón es el que tiene que buscar al Señor y Su reino.
EL CONTEXTO NOS LLEVA  A LO QUE JESÚS ESTÁ ENSEÑANDO SOBRE LA ANSIEDAD Y EL AFÁN DEL HOMBRE POR TODO LO MATERIA.
Mateo 6:19-20.
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.”
Aunque hay tesoros terrenales. Los verdaderos tesoros están en el cielo. Esos son, los verdaderos tesoros, los que Jesucristo nos exhorta a juntar. ¿Cuál es el beneficio si alguien es muy rico en la tierra, pero es muy pobre en el cielo? Como Jesucristo dijo al ángel de la iglesia de Laodicea en Apocalipsis 3:
Apocalipsis 3:17-18
“Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.”
El Señor Jesucristo es el que tiene el verdadero oro, exhortándonos a que vayamos y lo compremos de Él. ¿Aceptaremos Su llamado de riquezas celestiales, del oro refinado, o perseguiremos las riquezas perecederas de este mundo? Como primera de Timoteo 6:6-9 dice: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;”
Y Hebreos 13:5-6.
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.
La gran ganancia es la piedad. La riqueza genuina es la celestial. El verdaderamente rico es aquel que ha comprado oro del Señor Jesucristo. Por lo cual, compremos de Él el oro refinado y volvámonos verdaderamente ricos, y no dejemos que el engaño de las riquezas y los afanes de este mundo hagan que la Palabra de Dios en nuestros corazones sea infructuosa (Lucas 8:14).
2. Mateo 6:21.
Continuando, Jesucristo pone muy en claro porqué tiene tanta importancia lo que uno considere como verdaderos tesoros. Así que el verso 21 dice: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”
Donde está vuestro tesoro ahí está vuestro corazón también. En otras palabras, es imposible tener a nuestros corazones adjuntos a lo terrenal y al mismo tiempo atesorar tesoros en el cielo. Los verdaderos tesoros en los cielos están almacenados solamente por aquellos que tienen sus corazones en el cielo. Como Pablo dice:
Colosenses 3:2
“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”
Y como el Señor continúa: Mateo 6:24
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
Es imposible servir a Dios y al mundo. Porque uno es el opuesto del otro. Como Santiago característicamente dice:
Santiago 4:4
“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
Entre más uno desee al mundo, más la llama de Dios se apagará en él. Por supuesto, no estamos hablando de nuestra presencia física en el mundo, porque todos vivimos en el mundo y el Señor nos ha puesto para que seamos testimonios vivos en él. De lo que hablamos, es de la mezcla de las prácticas y el espíritu del mundo. Es imposible servir a ese espíritu y al Espíritu Santo.
Como el Señor continúa:
Mateo 6:25
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
La frase “Por tanto os digo”, liga lo que Jesús dice en este pasaje con lo que dijo anteriormente, es decir, que no podemos servir a dos amos. En otras palabras, “por tanto” es decir porque no podemos servir a dos amos, no debemos afanarnos por nuestra vida. De otro modo, serviremos al maestro equivocado. NO TE AFANES POR TU VIDA, y eso incluye cualquier afán que uno pueda tener: familia, hijos, finanzas, carrera, salud y generalmente cualquier afán de esta vida, pequeño o grande, diario o solo de un momento, los que se incluyen en esta categoría. Por supuesto, el hecho de que no nos debemos de afanar por nuestra vida, no significa que la vida no tenga afanes. Sin embargo es que no nos afanemos por ellos. Como 1 de Pedro 5:6-7 dice:
1 Pedro 5:6-7
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”
Dios es el que cuida de nosotros, y aquel al cual debemos echar todos nuestros afanes. No es solo una exhortación. Regresando a “por tanto os digo” del Señor, nos enseña que el servicio al único y verdadero Dios va de la mano con el depositar nuestras cargas. O por decirlo de otro modo, uno puede servir al Señor a tal grado que ha depositado sus afanes en Él.
En cuanto al tema de los afanes y las consecuencias que pueden traer al no depositarlos en el Señor, Jesús advierte:
Lucas 21:34
“Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día”
Y de nuevo en Lucas 8:14
“La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.”
Y          2 Timoteo 2:3-4
“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.”
El resultado que trae el que un hombre de Dios se quede con sus afanes es la infructuosidad. No hay duda de que los afanes son reales. La pregunta es ¿qué hacemos realmente con ellos? ¿Los mantenemos en nosotros, cargando nuestros corazones, haciéndolo pesado y torpe y de ese modo inapropiado para el fruto o los depositamos en Dios que, como nos dice, CUIDA DE NOSOTROS? Hasta donde a la Palabra de Dios concierne, una vez más está muy claro:
Filipenses 4:6-7
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. ”
3. Mateo 6:31-32
Ahora, pasando a Mateo 6 y a las palabras de nuestro Señor:
Mateo 6:31-32
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.”
Puede ser razonable el afanarse, así como también es razonable amar solamente a aquellos que te aman, resistir al diablo al defenderte a ti mismo y demás. Lo que para el mundo es razonable NO ES CRISTIANO. El hecho de que caminemos con razón no significa necesariamente que caminemos en el Espíritu de la Palabra. De lo contrario, yo diría que puede que estemos caminando en el espíritu del mundo, el espíritu del árbol del conocimiento del bien y del mal y es precisamente a ese espíritu al que el Señor nos dice que no debemos unirnos:
2 Corintios 6:14-18
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.”
El yugo del cual habla la Palabra de Dios en este pasaje, no es uno físico sino uno espiritual. El Señor ama a cada hombre de este mundo y por cada uno dio a Su Hijo Jesucristo, para que “el que en ÉL crea no se pierda más tenga vida eterna” (Juan 3:16). Es por eso que Él también nos pone en este mundo para que seamos luz (Mateo 5:14). Por lo tanto, no es con la gente misma con quien el Señor tiene algún problema, sino con el “sistema del mundo y el espíritu, el gobernador de este mundo. La frase “no os unáis a yugo desigual con los incrédulos” no significa por ejemplo el dejar nuestros trabajaos y estar físicamente aislados. Más bien, lo que significa es el abandonar las mezclas, la unión con el espíritu del mundo. Estamos unidos con los incrédulos cuando nos sometemos al espíritu al que ellos están sometidos. Es por eso que romanos nos dice:
Romanos 12:1-2
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Hay confrontación pero también hay transformación. En cualquier momento, cada uno de nosotros hace una de las dos: ya sea nos conformamos con el mundo o nos transformamos con la renovación de la mente. Ya sea que vivamos para nosotros mismos o presentamos nuestro cuerpo como un sacrificio vivo para el Señor.
Regresando a Mateo 6 y al verso donde empezamos:
Mateo 6:31-34
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”
La existencia de afanes es indiscutible. Sin embargo, no nos conformemos con el espíritu de este mundo, preocupándonos por ellos, porque Dios nos dice que ÉL sabe lo que necesitamos. Más bien, “transformémonos mediante la renovación de la mente”, volviendo nuestro corazón a Dios y a Su reino y justicia. Él es nuestra prioridad No. 1 y Aquél que cubrirá más que abundantemente todo lo que necesitamos. Solo su tesoro es el genuino, que nunca perece sino que está guardado para nosotros en el cielo.

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