LA
MISERICRDIA TRAE ALIVIO PARA EL CORAZÓN.
El vínculo
esencial entre la gracia de Dios y nuestra paz es la misericordia—La compasión
infinita de Dios demostrada activamente hacia los que están en miseria. Algo
importante que hay que recalcar es que la misericordia no es lástima. No
significa dolor o comprensión de nuestra prueba sino más bien el alivio divino
que genera paz dentro de nosotros.
Pablo,
después de admitir que él había sido «blasfemo, perseguidor y agresor», se le
permitió participar en el servicio del Rey. ¿Cómo lo hizo? Él lo explicó en
cuatro palabras: «Se me mostró misericordia» (1 Timoteo 1:13).
Los hebreos
de la antigüedad tenían una palabra que utilizaban frecuentemente para
describir la misericordia: Chesed (se pronuncia kesed). Esa palabra se refiere
al amor leal de Dios y frecuentemente lo traducimos como «bondad» o
longanimidad». Existen muchas «miserias» que reciben alivio a través de su
misericordia. Por ejemplo:
Cuando
estamos sufriendo el dolor de consecuencias injustas (Génesis 39:21 -23).
Cuando
estamos sufriendo el dolor de la muerte (Rut 1:8-9)
Cuando
luchamos con las limitaciones de una discapacidad (2 Samuel:9).
Cuando
sufrimos físicamente (Job 10:12).
Cuando nos
encontramos bajo una nube de culpabilidad después de haber pecado (Salmos
32:10; 51:1).
¿Recuerda
las palabras conocidas del Salmo 23? A menos que leamos el Salmo desde la
perspectiva de una oveja, no entenderemos su gran mensaje.
El salmo
concluye diciendo: «Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los
días de mi vida» (RV60). Ambos son maravillosos compañeros de viaje. No existe
una consecuencia injusta tan extrema que la misericordia no pueda aliviar. No
existe un dolor tan profundo, una discapacidad tan debilitante, un dolor tan
insoportable o un pecado tan vergonzoso que su misericordia no pueda aliviar.
Las ovejas siempre le necesitan, por eso es que la misericordia, nuestra fiel
compañera, se mantiene cerca de nosotros.
Autor:
pastor C. Swindoll.
MISERICORDIA
ES EL CUIDADO DE DIOS.
Primera
Pedro 5:6-7: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os
exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él
tiene cuidado de vosotros.”
Cuando Dios
nos creó, Él no nos hizo para abandonarnos. Cuando Dios terminó su primera
creación, dio un paso hacia atrás y exclamó: “¡Es bueno!”Con todo, luego el
pecado entró al mundo, y rompimos la comunión con nuestro creador. No obstante,
por su gran amor y misericordia hacia nosotros, Dios envió a su único hijo para
reconciliarnos nuevamente con Él. Cuando recibimos el regalo de la salvación
llegamos a ser una nueva criatura y Dios afirma: “¡Es bueno!”Cuando el pecado
enlodó su propia ropa, Dios mandó las vestiduras de Jesús para que usted se las
pusiera.Ahora, usted está lavado en su sangre, limpio ante sus ojos, y por
siempre en su corazón.
Véase en el
espejo. ¿Lleva las vestiduras de un ser humano o las del Rey? Humíllese ante la
diestra del Todopoderoso Dios para que Él le exalte.
MISERICORDIA
ES LA PACIENCIA DE DIOS.
Segunda Pedro
3:9: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza,
sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento.”
¿Alguna vez
se ha puesto a pensar por qué el Señor Jesús aún no ha regresado? Porque
nuestro Señor está esperando que la gente se salve.Él está esperando a ese
pariente, a ese vecino, a ese compañero de trabajo suyo. Quizás lo esté
esperando a usted. Sin embargo, uno de estos días y tal vez muy pronto, Cristo regresará.
Verá, es la misericordia de Dios lo que detiene la Segunda Venida de
Jesucristo. No obstante, la justicia y juicio de Dios requieren que un día Él
retorne. Incluso, ahora mismo, las tormentosas aguas de la ira de Dios están
furiosamente golpeando la represa de su misericordia. Y uno de estos días,
dicha represa cederá al juicio de Dios y el día del Señor vendrá. ¡Nuestro
Señor regresará!
¿El regreso
del Señor Jesucristo hace que su corazón palpite con anticipación o con terror?
LA
MISERICORDIA ES NUEVA CADA MAÑANA.
“Por la
misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus
misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad” (Lamentaciones
3:22-23).
¿Sabe el
significado de Lamentaciones 3:22-23? Significa que a Dios nunca se le acaba la
compasión. ¿Alguna vez ha estado en las cataratas del Niágara? ¿Ha observado su
turbulenta y torrencial fuerza?
Cuando el
pastor Rogers las vio por primera vez pensó: “De seguro esa agua algún día se
secará.” Pero no ha sucedido así.
Amigo, más
grande que las cataratas del Niágara es la compasión del Señor. Su compasión
nunca falla.
En 1923,
Tomás O. Chisholm escribió uno de los grandes himnos de todos los tiempos. Esta
estrofa es un reflejo de esta verdad: “Oh Dios eterno, tu misericordia ni una
sombra de duda tendrá, Tu compasión y bondad nunca fallan, y por los siglos el
mismo serás.”
Alabe a Dios
cantando el himno “Grande Es Tu Fidelidad”, y medite en esta gran verdad.
LA
MISERICORDIA ENGRANDECE EL NOMBRE DE DIOS.
“Me postraré
hacia tu santo templo, y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad;
porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas” (Salmos
138:2)
Había un
hombre que amaba estudiar la Biblia, cuando encontraba algo que no entendía, le
preguntaba a su amigo Carlos: “¿Qué significa este versículo?” Un día, durante
su estudio bíblico, el Espíritu Santo le dijo: “¿Por qué no me preguntas a Mí?
Yo soy el que le enseño a Carlos.”
Gracias por
los eruditos que enseñan la Palabra de Dios, pero el mismo Dios que enseña a esos hombres y
mujeres, quiere enseñarle a usted también. Cuando lea la Biblia, pídale a Dios
que le ayude a contestar las siguientes preguntas: 1) ¿Hay una lección que debo
aprender?; 2) ¿Hay algún pecado que debo evitar?; 3) ¿Hay una bendición que
disfrutar?; 4) ¿Hay alguna promesa que reclamar? y 5) ¿Hay algún nuevo
pensamiento que debo llevar?
Lea el Salmo
138. Luego conteste dichas preguntas relacionadas con lasVerdades en ese
pasaje.
LA FIDELIDAD
DE DIOS ES GUARDAR EL PACTO Y MANTENER SU MISERICORDIA.
“Conoce,
pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la
misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil
generaciones” (Deuteronomio 7:9).
Cuando el
pastor Rogers hablaba acerca de la seguridad eternal, inevitablemente escuchaba
a alguien decir: “Bueno, tal vez sus pecados no podrán separarle de la mano de
Dios, pero Satanás sí puede.” Con todo respeto él respondía: “Perdóneme, pero
eso es una tontería. Si Satanás puede separarle de la mano de Dios, ¿por qué no
lo ha hecho ya? ¿No ha sido él “bueno” con usted?”
Sería una
muy extraña doctrina el decir que usted va a ir al cielo por la gracia del
diablo, ¿no le parece? Dios nos salva. Dios nos guarda. Lo que ha sido sellado
en la eternidad jamás puede ser deshecho por los intentos de los hombres ni por
las artimañas del diablo.
¿Tiene usted
la seguridad en su corazón de que cuando muera, se irá al cielo? Si no la
tiene, pase algún tiempo hablando con Dios, ahora mismo. Pídale que le dé el
regalo de la fe, ahora mismo, para creer en la seguridad de lo que hizo Jesús
por usted, en la cruz, hace más de 2.000 años.
LA
MISERICORDIA DE DIOS SE EVIDENCIA EN SU TRABAJO INTERCESOR.
“Por lo cual
puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo
siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25).
Si usted es
hijo de Dios, ¡tenemos muy buenas noticias para usted! Porque Jesús vive, usted
vive. Porque usted es parte de Él y Él nunca morirá, usted nunca morirá.
Jesucristo es más que un Salvador, Él es Intercesor y Sumo Sacerdote.
El pastor
Adrián Rogers solía decir: “Me preocuparé de perder mi salvación, cuando Jesús
muera, y ¡Él no va a morir!”
¿Dónde está
Él hoy? A la diestra de Dios, “viviendo siempre para interceder por” usted.
Usted puede
estar seguro en este mundo porque su salvación está arraigada en la
misericordia del Padre, obtenida por la obediencia del Hijo, y hecha posible
por el poder renovador del Espíritu Santo.
Por favor
lea Hebreos 7:26-27. Porque
tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los
pecadores, y hecho más sublime que los cielos;
7:27 que no
tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero
sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo
hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
Y Hebreos 8:1-2. Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual
se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,
8:2 ministro
del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el
hombre.
Alabe a Dios
por la provisión de su Hijo como su Salvador y Sumo Sacerdote.
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