lunes, 20 de agosto de 2018

EL AMOR A DIOS Y EL AMOR A MI PRÓJIMO LE DAN CUMPLIMIENTO A LA LEY DE DIOS.


EL AMOR A DIOS Y EL AMOR A MI PRÓJIMO LE DAN CUMPLIMIENTO  A LA LEY DE DIOS.
“COMPARTE TU TESORO”
Un campesino estaba haciendo un pozo en su campo. Cuando llevaba horas cavando con su pala, encontró un cofre enterrado. Al abrirlo vio lo que nunca había visto en su vida: un fabuloso tesoro; estaba lleno de diamantes, monedas de oro, joyas bellísimas, collares de perlas, esmeraldas, zafiros y un sin fin de objetos.
Pasado el primer momento de sorpresa, el campesino se quedó mirando el cofre. Viendo las riquezas que contenía pensó que era un regalo que Dios le había hecho. Pero aquello no podía ser para él solo. Así que decidió compartirlo con los demás.
Tomó el camino hacia el pueblo y siempre se cruzaba con alguien que tenía algún problema y él los ayudaba con lo que tenía. Fueron tantos que en un momento pensó: ¿qué va a pasar conmigo? a este paso me voy a quedar sin nada, y la duda de su buena fe invadió su corazón.
Sin embargo, Dios le dio una respuesta: Yo puse el tesoro en tus manos, ¿por qué estás preocupado? ¿Acaso no tendré cuidado de ti también, te desampararé?. Las personas a las que ayudaste me pidieron ayuda primero a mí, yo sabía de su necesidad y te elegí a ti para suplirla porque conozco tu buen corazón, te usé para cumplir mi propósito.
El verdadero tesoro que cada uno tiene no es lo material, las posesiones o logros, hay algo más importante: Dios, Él es quien pone en cada uno: amor, compasión, talentos, habilidades, dones, etc. y éstos, no se pueden quedar sólo para nuestro deleite, si no, lo tenemos que compartir con los necesitados.
La relación íntima con Dios activa el amor hacia los demás. Somos canal de bendición, no nos quedemos con el tesoro porque hay alguien necesitado que nos está esperando.
Jesús contestó: --“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primer mandamiento y el más importante. Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Mateo 22:37-39 NTV.
Autora. Soraida Fuentes.
LA PALABRA DE DIOS ES UN TESORO ESCONDIDO.
El TESORO ESCONDIDO
Por el Hermano Pablo

Don Julio Gómez Arbizú hacía un viaje a caballo por el campo. Al ocultarse el sol, pidió posada en una casa que estaba a la vera del camino. La casa tenía aspecto de pobreza. No había muebles, y la alimentación era escasa. Todo daba la impresión de suma indigencia.

La señora de la casa era joven, y sin embargo en su rostro se veían las huellas de una vida llena de sinsabores. No era de extrañarse. Su esposo era un borracho empedernido que la maltrataba una y otra vez.

Mientras el visitante miraba el aspecto de aquel hogar, vio una vieja y olvidada Biblia que estaba en un rincón. Al despedirse, le dijo a la familia: «Hay en esta casa un tesoro que los puede hacer ricos.»

Después que el forastero partió, los dueños de la casa comenzaron a buscar lo que a su juicio tendría que ser una joya o una vasija llena de oro. Hasta hicieron hoyos en el piso, pero todo sin resultado.

Un día la señora levantó la Biblia olvidada, y encontró escrita en la guarda esta nota: «Lea Salmo 119:72.» En ese pasaje de los Salmos encontró la siguiente afirmación: «Para mí es más valiosa tu enseñanza que millares de monedas de oro y plata.» La señora, recordando las palabras del visitante, se preguntó: «¿Será éste el tesoro del que habló el forastero?»

Así que le comunicó al resto de la familia lo que pensaba, y empezaron a leer la Biblia. Con eso, un gran milagro comenzó a efectuarse. El borracho se convirtió en un hombre trabajador. El color volvió a las mejillas de la señora. La armonía desplazó el resentimiento, y la felicidad retornó al hogar.

Cuando el forastero visitó de nuevo la casa, había desaparecido de ella todo indicio de tristeza. En su lugar reinaba la paz. Con el corazón rebosante de gratitud, la familia le dijo: «Encontramos el tesoro, que se ha convertido en todo lo que usted nos dijo.»

Lo cierto es que la Biblia es el Libro por excelencia. Produce resultados positivos en la vida de quienes lo estudian con fe y con devoción.

¿Con cuánta frecuencia leemos nosotros la Biblia? ¿Hemos leído la historia de Abraham? ¿Hemos experimentado la satisfacción que produce la lectura de los Salmos? ¿Hemos seguido la vida de Cristo? Si no hemos leído la Biblia, hemos hecho caso omiso del mensaje más importante para nuestra vida.

Leamos la Biblia. En ella encontraremos tesoros que cambiarán nuestra vida. Leámosla con sinceridad y fe. Dios, mediante su Santa Palabra, quiere hablarnos. Leamos ese tesoro que hace rico a todo el que lo descubre.
TESORO Y DELICIA.
“Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche” (Salmos 1:2 RV 1960).
Amo el libro de los Salmos. Descubro que leo ese libro de la Biblia más que ningún otro en particular. Es una colección de himnos sagrados que instruyen, animan, aclaran, exaltan... y  sí, a veces corrigen y castigan. ¿Pero no se alegra usted que los Salmos comienzan con una descripción de lo que significa realmente ser bendecido?
El primer versículo en ese primer Salmo nos dice que un hombre es bendecido cuando él sigue un consejo sabio y de Dios. El versículo dos entonces continúa diciendo que un hombre bendecido encuentra su placer en la ley de Dios, meditando sobre ello día y noche. ¿Los dos versículos se unen perfectamente, porque cómo puede alguien caminar en un consejo sabio sin estar  primero consciente de la ley de Dios como está escrita en las Escrituras?
El mundo intenta abrumarnos con voces fuertes, pidiendo nuestra atención a gritos. Somos inundados con distintas vistas políticas, teorías psicológicas, hasta consejos para invertir. Algunas suenan más sabias que otras, pero si ellas no tienen su raíz en la última verdad de la Palabra de Dios, entonces a lo más solo contienen una sabiduría temporal. Esta es la ley de Dios, dicha y escrita por Él, quien solo Él sostiene los asimientos del universo juntos y solo Él durará hasta la eternidad.
¿Quiero ser bendecida, y usted? Esto significa que nosotros debemos leer y memorizar y meditar que lo que  Dios dice es correcto y verdadero -- y luego vivir de esa manera. Cuando hacemos esto, el versículo 3 de ese mismo Salmo promete que seremos como arboles con raíces profundamente enterradas – firmes y  prosperando en cualquier cosa que  Dios nos llama a hacer o a ser. Y, queridos amigos(as), eso es lo que nos permitirá pasar las bendiciones de Dios a los demás.
DIOS PONE EN NOSOTROS EL QUERER Y EL HACER POR SU BUENA VOLUNTAD.
“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” - (Filipenses 2:13).
En una ocasión el pastor Rogers dijo: “Yo no puedo hacer ninguna cosa como Jesús. Por lo menos, no en mi propia fortaleza. Pero, ¿no se alegra usted de que el ejemplo para nuestra obediencia es también QUIEN nos capacita para obedecer?” Dios es responsable no sólo por el “desear” sino también por el “realizar”.
La palabra “produce” en Filipenses 2:13, es una palabra de la cual se deriva la palabra “energía”. Dios nos da energía para que hagamos Su voluntad. Es como la dirección hidráulica del volante de su carro: está ahí para ayudarle, pero no hace nada hasta que usted mueva el volante. En el momento que así lo hace, nota el maravilloso efecto de la dirección hidráulica. En el momento que usted se decide a servir a Dios, Su poder toma control. Dios está esperando por usted, ahora mismo, para que le sirva. ¿Qué es lo que usted está esperando?
Hoy le desafiamos a que intente algo tan grande para Dios, que esté condenado al fracaso si es que Dios no está en él. Intente lo imposible. Trate de alcanzar lo inalcanzable. Sueñe lo improbable.
Filipenses 2:13: “Porque DIOS es el que en vosotros PRODUCE así el QUERER como el HACER, por su buena voluntad.”
El pastor Rogers compartió: “Uno de los secretos más grandes que jamás haya aprendido es éste: Dios no quiere que yo haga nada para Él. Él anhela hacer algo a través de mí.”
La gente dice: “Bueno, yo simplemente sirvo a Dios en mi debilidad en lo poquito que puedo hacer.”
Da ganas de pedirles: “Pues mejor deje de hacerlo.”
Él no quiere que usted le sirva de esa manera. ¡Dios desea que se quite del camino para así ÉL poder FLUIR a través de usted!
Necesitamos estar disponibles para Dios y decirle: “Dios, estoy cansado de ser inhibido, quiero ser habitado por Ti. Deseo que VIVAS TU VIDA a través de mí.”
¿Se ha puesto usted en medio del camino de Dios, en lugar de entregarse sin reserva a Él y dejarle que viva a través suyo?


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