LAS OBRAS
QUE DIOS HA PREPARADO CON ANTICIPACIÓN.
“Si
permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la
obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo,
aunque así como por fuego” (1 Corintios 3:14-15).
CUIDEMOS UNA
SALVACIÓN TAN GRANDE.
Creo que la
salvación se obtiene por gracia, mediante la fe. Esto no es retórica religiosa.
Es doctrina bíblica. Pero, ¿sabe usted lo que algunas personas hacen con eso?
Dicen: “¡Estupendo! No tengo que hacer nada para ser salvo. Puedo simplemente
ir tranquilo en un carro, chupándome el dedo, hasta que lleguemos a la nueva
Jerusalén.” Como quien dice, sólo súbase en el próximo vehículo a la gloria. A
estas personas no les gusta la idea de que nosotros, como creyentes, un día
estaremos ante el tribunal de Cristo. Y todos tendremos que dar cuentas de cómo
hemos utilizado nuestro tiempo, nuestros recursos y nuestra fe. No nos salvamos
por obras, pero seremos recompensados por lo que hemos hecho.
Lea Romanos
14:10-12. 14:10 Pero tú,
¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano?
Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.
14:11 Porque
escrito está:
Vivo yo,
dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,
Y toda
lengua confesará a Dios.
14:12 De
manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.
¿Cómo usted intenta usar el día, conociendo esta
verdad?
VESTIDURAS
DE SALVACIÓN NOS DIO EL SEÑOR.
“En gran
manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió
con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me
atavió, y como a novia adornada con sus joyas” (Isaías 61:10).
Algunos que están
leyendo esta meditación, se van a quedar boquiabiertos, cuando tengan que
comparecer ante el Rey del cielo. Y aunque son miembros de alguna iglesia, no
son salvos, ellos se visten con los trapos de su auto-justificación, en vez de
ponerse las vestiduras nupciales de Su justicia.
En 1834, el
compositor Edgard Mote, escribió, en uno de sus himnos: “Oh, que entonces en Él
pueda yo ser encontrado, vestido sólo con Su justicia, y sin mancha estar
delante de Su trono.” Será muy trágico, por cierto, para aquellos que actúan en
cada forma religiosa posible, el que piensen que pueden venir a la boda del
Cordero, sin Su justicia. No tratamos de que usted dude de su salvación, pero
queremos preguntarle: ¿Es usted salvo? ¿Cómo lo sabe?
Si usted
está confiando, para su salvación, en cualquier otra cosa que no sea la sangre
de Jesucristo, entonces, necesita arrepentirse y creer en el Señor Jesucristo.
Ya es tiempo de que le corone como Señor de su vida.
SIGAMOS LA
CARRERA.
“¿No sabéis
que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se
lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis” (1 Corintios 9:24).
El pastor
Rogers corrió su carrera. Asimismo Dios le ha dado a usted una carrera para
correr. Cada persona corre su propia carrera. No estamos compitiendo unos
contra otros para alcanzar la corona del vencedor. Estamos juntos en un
peregrinaje. No tratamos de ir delante del otro. ¡Y estas son buenas noticias!
Dios tiene un plan para su vida con particulares límites de velocidad, desvíos,
y vallas que cruzar. Y usted tiene que permanecer en esta carrera hasta que la
termine. Pero no está solo. Aunque no estamos en la misma carrera, estamos en
el viaje juntos, para animarnos mutuamente para ganar. ¡Y deseamos que usted
gane la corona de la victoria hoy¡ ¡Corra, mi amigo (a), corra!
Pídale a
Dios que cubra sus pies con la preparación que proviene del evangelio de la paz
(ver Efesios 6:15), para que pueda correr la carrera con confianza. Ruéguele a
Dios que dirija sus pasos para ir a lugares en donde pueda declarar el plan de
salvación de Dios (vea Romanos 10:15). Y agradezca a Dios por la corona que le
espera al final de la carrera, debido a Su poder en su vida.
PRESENTEMOS
DEFENSA DE NUESTRA FE Y DE NUESTRA SALVACIÓN.
“Sino
santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados
para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande
razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15).
Esté listo a
dar una respuesta razonada cuando alguien le pregunta acerca de su fe. En el
Seminario, esto se llama Apologética El término “Apología” procede de una
palabra griega que significa ‘defensa’, como al defenderse ante una corte.
¿Puede usted
defender su fe? No es sólo suficiente “demostrar” su fe; usted debe también
“defender” su fe. Si usted está con alguien que se está muriendo, y esa persona
le pide que comparta su fe con él, o ella, ¿podría hacerlo? Necesita estar
listo. Necesita ser razonable. Necesita estudiar la Palabra de Dios y saber lo
que dice acerca de la salvación, el pecado, el cielo y el infierno. ¿Está usted
listo? Si no lo está, prepárese hoy mismo. No hay mejor tiempo.
¿Sabe usted
por qué cree? ¿Sabe qué cree? Si no, entonces es tiempo de invertir seriamente,
cada día, en el estudio de la Palabra de Dios, y pedirle que le muestre la
verdad. Pídale a Dios que envíe a un creyente maduro en la fe que pueda discipularle,
y comprométase a una vida de amor a Dios y de compartir Su verdad con otros. Es
la razón por la que está aquí en la tierra.
JESUCRISTO,
NUESTRO SALVADOR E INTERCESOR.
“Por lo cual
puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo
siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25).
Si usted es
hijo de Dios, ¡tenemos muy buenas noticias para usted! Porque Jesús vive, usted
vive. Porque usted es parte de Él y Él nunca morirá, usted nunca morirá.
Jesucristo es más que un Salvador, Él es Intercesor y Sumo Sacerdote.
El pastor
Adrián Rogers solía decir: “Me preocuparé de perder mi salvación, cuando Jesús
muera, y ¡Él no va a morir!”
¿Dónde está
Él hoy? A la diestra de Dios, “viviendo siempre para interceder por” usted.
Usted puede
estar seguro en este mundo porque su salvación está arraigada en la
misericordia del Padre, obtenida por la obediencia del Hijo, y hecha posible
por el poder renovador del Espíritu Santo.
Por favor
lea Hebreos 7:26-27 y 8:1-2.
Alabe a Dios
por la provisión de su Hijo como su Salvador y Sumo Sacerdote.
EL PECADO ES
COMO LA COLA DE UNA SERPIENTE.
“Hijitos
míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,
ABOGADO tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y Él es la
PROPICIACIÓN por nuestros PECADOS; y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:1-2).
Un artículo
titulado: “La cola era corta, pero la serpiente no”, captó de inmediato la
atención del pastor Rogers y se leyó todo el artículo. Parece que una señora en
África del Sur pasaba un día junto a un montón de paja, y vio la cola de una
serpiente. La señora buscó un palito para matar a la serpiente, y antes de que
se diera cuenta de lo que le sucedía, ¡se encontró luchando con una serpiente
pitón de seis metros de largo! Afortunadamente un hombre vino rápidamente y
mató a la serpiente con un poste de la cerca. De otra manera, la pitón hubiera
estrangulado a la señora.
Usted puede
pensar que su PECADO es “sólo un pecado pequeño”, pero queremos decirle que ese
pecado pequeño es parte de la misma serpiente grande. El pecado mató a Jesús, y
el PECADO lo ESTRANGULARÁ a usted. Su única esperanza es la salvación por medio
de Jesucristo.
¿Cómo
definiría usted las siguientes palabras: pecado, mediador, propiciación? Si
necesita alguna ayuda, lea 1 Juan 3:4, Hebreos 13:6 y Romanos 5:6-8.
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