“CON AMOR
ETERNO TE HE AMADO DICE EL SEÑOR”
«TAL COMO
ERES»
Por Carlos
Rey.
(Canción
cantada por Carlos Rey en audio y en video)
En 1974,
cuando los médicos le dijeron que tenía cáncer, Félix Alejandro Quintana,
natural de Matanzas, Cuba, sólo tenía veintiséis años. Tan pronto como escuchó
ese diagnóstico, determinó que necesitaba pedirle a Jesucristo que fuera su
Señor y Salvador, para asegurar su entrada en el cielo cuando muriera. Así que
en el cuarto mismo del hospital, le abrió a Cristo la puerta de su corazón y lo
invitó a que entrara. Comenzó a leer la Biblia todos los días, y en sus tiempos
de oración le daba gracias a Dios por la relación personal que tenía con Él.
Pero a los
seis meses, lo asaltaron las dudas acerca de cómo Dios pudo haberlo aceptado a
él. Por primera vez desde aquel día en el hospital en que le había rendido su
vida a Cristo, Félix entró en un bar y pidió una bebida. Al pensar en su vida
—en el cáncer, en su esposa y en su pequeña hija, así como en el futuro
inseguro que tanto lo atemorizaba—, le preguntó a Dios: «¿Cómo puedes amarme
siendo yo una persona tan mala?» Tan pronto hizo esa pregunta, el grupo musical
del lugar comenzó a tocar una canción que lo conmovió hasta lo más profundo de
su ser. Sintió que Dios mismo le estaba contestando directamente mediante las
siguientes palabras de la canción compuesta por Billy Joel, interpretada
también por José José:
Nunca
cambies por complacerme, por quererme retener. Nunca imagines que te suceda que
yo te deje de querer.
Nunca
pienses que te abandone; no temas a mi ingratitud. Tanto en las buenas como en
las malas, te quiero tal como eres tú.
No trates ya
de impresionarme: me puedes hacer enojar Así te acepto, así me gustas: cómo
eres tú te voy a amar.
Quiero saber
si siempre vas a ser el mismo que yo conocí. Espero que tú creas siempre en mí tal
como yo he creído en ti.
Dije: «Te
amo», y es para siempre; pues nunca te voy a dejar. Así te quiero, así me
gustas: cómo eres tú te voy a amar
Lo cierto es
que Dios no abandonó a Félix Quintana ni dejó de amarlo, sino que le concedió
treinta años más de vida. Y Dios no solamente acompañó a Félix «tanto en las
buenas como en las malas», como dice la canción, sino también tanto en su
salida de este mundo como en su entrada al cielo, porque prometió amarlo y
estar con él para siempre.1. Gracias a Dios, todo el que se acerca a Él puede
llegar a comprender, así como Félix Quintana, que no tiene que cambiar para que
Dios lo ame, sino que Dios mismo lo cambiará por completo debido a lo mucho que
lo ama.
1. Jeremías
31:3. Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno
te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.
Mt 28:20. Enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
“NO SOMOS DE LOS QUE RETROCEDEN”
“Más el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a
mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de
los que tienen fe para preservación del alma”. - (Hebreos 10:38-39)
La salvación es para todo el mundo, la invitación a disfrutar
de la gracia, misericordia y perdón de Dios está a disposición de todo aquel
que desee, recibirla, no es por méritos o por obras, es un regalo, un don de
Dios.
Junto a este gran obsequio, está el requisito de iniciar una
vida diferente, de esforzarnos en agradar el corazón de Dios, de seguir el
ejemplo de Jesús y no dejarnos llevar por la corriente de este mundo que se
desborda en su deseo que hacer lo malo, ignorar la ética y valores, pero sobre
todo; ignorar a Dios.
Es precisamente en este punto en donde a muchos el evangelio
y la dadiva de Dios deja de parecerles atractiva, seguramente si el seguir a
Dios, no fuese por medio de un camino estrecho, muchos transitarían por él,
pero la realidad es que aunque el seguir a Jesús es la única diferencia entre
la vida y la muerte (literalmente), a la hora de empezar a vivirlo muchos
retroceden.
Estas personas no abandonan la senda de la vida porque hayan
conocido otra verdad, no, ellos saben que no hay verdad fuera de la que han
entendido y experimentado, ellos se alejan porque no desean pagar el precio. No
estamos hablando de este tema con el fin de señalar a ninguna persona en
particular, de ninguna manera, lo hacemos para que podamos identificar aquello
que nos está alejando de la vida eterna y nos está dirigiendo a una muerte
segura, no importa que tan atractivo se ve, dice la palabra que su fin es
muerte.
Dios nos invita a ser parte de los que no retroceden, de los
que caminan en Fe y vencen, para recibir la corona de Vida. Si bien es cierto
que el camino parece difícil, la recompensa lo vale. Debemos poner todo en
balanza, realmente el recibir el desprecio de nuestros familiares, el rechazo
de una sociedad y la mirada burlona de muchos, no es nada agradable, pero
volverse atrás, renunciando a la gracia, conformándose con cosas pasajeras y
dejándose llevar por los deleites de este mundo que sólo nos llevan a una vida de
perdición, no puede ser la mejor opción.
Asegúrate de ser parte de los que no retroceden y se auto
condenan al juicio e ira de Dios, sigue adelante, no importa la oposición, vale
la pena. Seguramente vas a enfrentar vientos fuertes, burlas, cansancio y hasta
desanimo, pero volver atrás no puede ser una opción, volver atrás es firmar tu
sentencia, renunciar es morir.
Nosotros somos de los que avanzamos en Fe, de lo que todo lo
podemos en Cristo que nos fortalece, de los que nos aferramos a la cruz y
soportamos cualquier tempestad. Nosotros somos los que esperamos la promesa y
el gran galardón, vale la pena, no vamos a retroceder.
Hebreos 10: 35 “No perdáis, pues, vuestra confianza, que
tiene grande galardón”.
Autor(a). Dilean Canas.
Primera Juan 3:2: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún
no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él se
manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es.”
Si Jesús es el Señor de su vida, entonces su vida entera no
está solamente ordenada, sino también cada paso dentro de su vida. Dios tiene
un plan para el plomero al igual que para el predicador, para el mecánico como
también para el misionero. Y si Dios, por ejemplo, le llama a ser un mecánico,
pero usted llega a ser un misionero, ¡usted está aceptando la segunda mejor
alternativa!
El conocer la voluntad de Dios es el logro más grande para su
vida. El éxito no se deletrea D-I-N-E-R-O. Tampoco se deletrea F-A-M-A. El
éxito es la realización continua de la voluntad de Dios, lo que Él desea para
su vida. Dios no hace clones, Él hace hijos. Hay un propósito especial para su
vida como su hijo (a): el ser como Jesús.
¿Tiene hijos? Comparta con ellos estos pensamientos
importantes acerca de sus futuros.
NACIENDO EN LA FAMILIA DE DIOS.
Juan 3:7: “No te maravilles de que te dije: Os es necesario
nacer de nuevo.”
¿Alguna vez ha conocido a alguien que haya nacido físicamente
dos veces? ¿Ha conocido a una persona que ha nacido espiritualmente dos veces?
En ningún lugar de la Biblia encontrará un pasaje donde alguien haya recibido
la salvación dos veces. Una vez que usted llega a ser parte de la familia, ya
está dentro de la familia.
En una ocasión el pastor Rogers explicó: “Hubo ocasiones en
las que defraudé a mis padres. Hubo momentos en los que mi padre me disciplinó;
con todo, seguía siendo un Rogers. Seré un Rogers por toda la eternidad; no
podré ser nada más de lo que fui al nacer.”
Es lo mismo en su vida espiritual. Cuando usted nace en la
familia de Dios, su nombre se registra en el libro de la vida del Cordero. Es
un hecho establecido.
¿Conoce a algún hermano o hermana en la fe que duda en cuanto
a su salvación? ¡Anímelo(a) con estas buenas nuevas!
DIOS HACE UN CAMBIO TOTAL.
Romanos 6:22: “Más ahora que habéis sido libertados del
pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y
como fin, la vida eterna.”
Cuando Jesucristo entra en su vida, Él le cambia. Quizás
usted tiene problemas con las drogas o el alcohol. Tal vez lucha contra la
lujuria, el miedo, la duda o autocompasión. Quizás es esclavo de la opinión
pública o del perfeccionismo. Con todo, el mismo Jesucristo que liberó al
pastor Adrián Rogers, es el mismo JESUCRISTO que le LIBERARÁ a usted. Aunque la
libertad en Jesucristo no significa el privilegio de hacer lo que nosotros
queramos, sí es el poder glorioso, abundante y sobrenatural para llevar acabo
lo que debemos hacer. Es la gracia salvadora la que nos libera. Es la gracia
sustentadora la que nos mantiene libres.
Póstrese ante el Señor y agradézcale la libertad que se le ha
dado a través del enorme precio pagado en el Calvario.
LA MEJOR DECISIÓN ES CREER EN ÉL.
“El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya
ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”
(Juan 3:18).
El mundo en realidad no sabe lo que es el pecado. Se piensa que pecado es
mentir, robar, asesinar, adulterar, violar, etc. No. Esos son pecados. ¿Sabe lo
que es el pecado? Pecado es rechazar a Jesucristo, y eso condenará un alma al
infierno. Usted no va al infierno porque ha robado, mentido o matado.
La gente dice: “Cierto, miento de vez en cuando, pero Dios no
me va mandar al infierno sólo por eso. Tal vez puedo penar unos años en el
Purgatorio, pero morir eternamente en el infierno por eso no tiene sentido.”
Cuando una persona habla de esa manera, no entiende lo que es
pecado. Pecado es alta traición contra un Dios Santo. Pecado es un puño cerrado
en el rostro de Dios. El pecado le dice a Dios: “No me inclinaré ante Ti. No te
serviré. No confiaré en Ti.” Eso es pecado.
El gran mandamiento es “amar a Dios con todo el corazón, con
toda el alma, con toda la mente”. El gran pecado es no hacerlo.
¿Se ha dado cuenta que, sin Cristo, su destino es el
infierno? ¿Está usted de acuerdo con el Salmo 16:2. Oh alma mía, dijiste a Jehová:
Tú eres mi Señor. No hay para mí bien fuera de ti.
Y con Isaías 43:11? Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.
Si no lo está, le animamos a que se arrepienta y crea en el
Señor hoy mismo. Entregue su vida a cambio de la de Él.
¿Hay alguna verdad en la Palabra de Dios que no entiende?
Pídale a Él que le dé entendimiento. ¿Hay alguna verdad a la cual usted no se
ha rendido en obediencia? Pida que Dios le perdone, y que le derrita y le
moldee como su siervo, para su gloria.
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