miércoles, 7 de junio de 2017

POR SU GRACIA INMERECIDA TENEMOS EL PERDÓN.

POR SU GRACIA INMERECIDA TENEMOS EL PERDÓN.
La Biblia está llena de historias impresionantes  de amor, guerras,  alimento que llueve del cielo, el sol se detiene, multitudes alimentadas con  cinco panes y dos peces, ciegos que vuelven a ver, muertos que resucitan y muchas más.  Hay relatos de perseverancia, de amor, de compasión de rectitud, de coraje, de fe, de arrepentimiento, de perdón y salvación.
Todas las historias nos enseñan algo pero hoy vamos a recordar a  aquellos  hombres y mujeres que fallaron, se equivocaron, desobedecieron,  pecaron, o hasta se rindieron. Gente que, aun habiendo andado con el Maestro, no hizo lo que debía. 
Todas estas historias son perfectamente aplicables a nuestras vidas, en un momento u otro, unas más que otras posiblemente, pero todas tiene algo para cada uno de nosotros. Tal vez te has identificado con  Jonás tratando de huir del llamado de Dios o Sansón permitiendo que tus fuerzas  se vayan al involucrarte con cosas del mundo o quizás la parábola del Hijo pródigo sea la que más se aplique a tu vida y quién sabe, hasta podrías haber sido como Judas ó Pedro en algunas oportunidades. Sin duda alguna hay muchos relatos y personajes en los  que nos vemos reflejados.
Pero sin importar con quién te identificas o cuál es tu historia, lo más importante es el fin que le des a tu historia.
Muchos de los hombres y mujeres que fallaron se arrepintieron, pidieron perdón y retomaron el rumbo de sus vidas y cambiaron la historia de la humanidad. No están en la Biblia por casualidad, sino para enseñarnos que Dios tiene un plan con nuestras vidas y que sin importar qué hicimos Él quiere perdonarnos.
¿Te equivocaste? ¿Fallaste? Bueno, no esperes más para pedirle perdón a Dios y cumplir el propósito  que Él tiene para tu vida.
Recuerda que  Dios siempre está presto a perdonarnos y a darnos una nueva oportunidad. Si no fuera así, hace mucho que la humanidad habría desaparecido, el pecado habría terminado con nosotros. Si a Dios le interesara castigarnos y darnos la espalda, ¿qué sentido tendría la muerte de Jesús en la cruz? Él decidió dar su vida por nosotros  aún sabiendo de nuestras imperfecciones y de nuestros errores.  ¿Qué otra prueba de su inmenso amor?
“Señor, Señor, si tuvieras en cuenta la maldad, ¿quién podría mantenerse en pie?  Pero en ti encontramos perdón, para que te honremos”.
 Salmos 130:3-4.
Autora: Ana María Frege Issa.
Perdón, historias, amor, arrepentimiento, pecado, maldad.
DIOS NOS ANIMA A SEGUIR ADELANTE.
“No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).
Muchas personas quieren saber qué es la vida victoriosa. Primero le diremos lo que no es la vida victoriosa.
1. No es una vida sin jamás cometer un pecado.
 2.No es una vida sin tener ningún fracaso.
3. No es una vida sin tener nunca una duda.
4. No es una vida sin experimentar desánimo.
 Por el contrario, la vida victoriosa es una vida que trae nuestros fracasos al Señor Jesús, permitiéndole a Él darnos un nuevo comienzo. Día tras día debemos decirle al Señor Jesús que necesitamos un nuevo comienzo, que necesitamos ser ungidos con aceite fresco diariamente, y que necesitamos perdón.
 Agradezca a Dios que Él es un Dios de gracia, un Dios de gloria, un Dios de segundas oportunidades. Usted probablemente estará mejor preparado para servir a Dios después de un fracaso y restauración, que quizás en ningún otro momento de su vida.
¿Ha fallado usted en algo recientemente? NO hay mejor tiempo que ahora para pedir su perdón (si es que tiene pecados no confesados) y pedirle que le dé un nuevo comienzo.
DEBEMOS VOLVER AL PRIMER AMOR.
“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido” - (Apocalipsis 2:4-5).
La década de los sesenta trajo la revolución sexual. Ahora, explíquenos una vez más, ¿cómo el “amor libre” iba a traer paz y armonía a nuestro mundo? La gente está siendo absorbida en turbulentas cloacas de pecado. Los cimientos de los hogares se desmoronan. Preciosos bebecitos en el vientre son condenados a muerte. Las enfermedades transmitidas sexualmente están fuera de control. Parece que fuera demasiado tarde, y debemos regresar “a nuestro primer amor”. Es tiempo de amar al Señor con todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente, y amar al prójimo como nos amamos nosotros mismos (ver Mateo 22:36-39). Es tiempo de hacer conocer a la gente del “amor libre” ofrecido por nuestro Salvador, cuando Él murió para perdonar nuestros pecados y comprar nuestra salvación por la eternidad.
¿Cómo sabe que ha dejado “su primer amor”? Pregúntese: “¿Hay algo o alguien a lo que sirvo más que a Dios? ¿Hay alguien o algo a lo que amo más que a Dios?” Si lo hay, entonces confiese ese pecado, y arrepiéntase de su pecado de idolatría.
“Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria” - (Mateo 6:13).
¿Por qué piensa que repetitivamente acudimos a Dios para que nos perdone? Tal vez es porque omitimos orar la otra parte del Padre Nuestro: “Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal.” Nos despertamos en la mañana y al finalizar el día decimos: “Dios, perdóname. Fallé.” Y Él nos perdona. Sin embargo, ¿sabe por qué fracasamos? Porque aprendimos a orar: “Señor, perdóname.” Pero, no estamos clamando: “Señor, protégeme.” Usted no finaliza su día y ore: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.” El día se ha acabado. Esta no es una oración para finalizar el día, sino es una oración para iniciar su día. Señor, protégeme.
Por favor ore: “Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria” (Mateo 6:13).
DIOS SIEMPRE PERDONA.
“Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades” - (Hebreos 8:12).
¿Alguna vez ha sentido como si ya hubiese usado todas las reservas del perdón de Dios? Tal vez ha pensado: “No tengo el derecho de venir y pedir que me perdone otra vez.” Amigo, no importa cuántas veces haya pecado. Suponga que viene a Dios por la milésima vez con el mismo pecado. ¿Le perdonará Él? ¡Sí, por supuesto que lo hará! En lo que a Dios concierne, es como si viniera a Él la primera vez. ¿Por qué? Porque Él ha enterrado en el olvido todas las otras veces. Dios castiga el pecado, pero no guarda resentimientos. El Dios de Jonás, David, Marcos, Pedro y Jacob es su Dios y nuestro Dios. Nos hemos acercado a Él tantas veces, pidiéndole una segunda oportunidad, ¿y sabe qué? ¡Él nos la ha dado! Y sé que si Él puede darnos una segunda oportunidad, de seguro que le dará a usted otra oportunidad. ¡El fracaso no es final!
¿Ha estado usted indeciso de ir a Dios y pedirle su perdón acerca de algo? Amigo, ¡corra hacia Él ahora mismo!
DIOS NOS ADVIERTE SOBRE LOS PELIGROS.
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” - (1 Corintios 6:9-10).
La gente tiene la idea que está bien vivir inmoralmente y que Dios pasará por alto sus indiscreciones. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). A Dios no se le pasa por alto nada de nuestras vidas. Él es un Dios justo y juzgará (véase Hebreos 13:4). “Bueno Pastor, ¿significa esto que si he hecho alguna de estas cosas no podré ser salvo?” ¡No! Primera Corintios 6:11 promete: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” ¡Aleluya! No existe pecado tan atroz que la sangre de Cristo no pueda lavar. Él limpia al pecador más vil.
¿Ha pensado alguna vez que Dios no puede perdonarle un pecado o pecados cometidos? Entonces, pídale perdón por elevar su pecado más allá de la sangre de Cristo. Satanás no quiere que usted sepa que el pecado más vil puede ser limpiado por la sangre de Jesucristo cuando acudimos a Él en arrepentimiento y fe.
MUERTOS Y SEPULTADOS CON JESUCRISTO.
“Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” - (1 Corintios 15:4).
Una de las más grandes bendiciones en la Biblia pasa frecuentemente inapercibida entre creyentes. ¡Es la sepultura de Jesucristo! Me escuchó bien, la sepultura de Jesús es una bendición para usted. Porque no sólo murió usted con Él, sino que ha sido sepultado con Él. En tiempos bíblicos cuando la gente judía fallecía, eran inmediatamente embalsamados con aceites especiales y envueltos en lino. El cuerpo era ocultado y sepultado en una tumba. Eso es lo que Jesús ha hecho con su cuerpo viejo del pecado. No sólo ha sido usted crucificado con Cristo, sino también ha sido sepultado con Cristo. ¿Por qué el énfasis? Para que usted nos sea acosado por el fantasma de la culpabilidad. El diablo tratará de recordarle lo que usted fue. No se lo permita. No ande merodeando entre los huesos muertos de su vida vieja. ¡Ésta desapareció por la gracia de Dios!
¿Los demonios del infierno le acosan con acusaciones de culpabilidad de pecados pasados? Es hora de hacerlos correr de regreso a su fosa. ¿Cómo lo hace? ¡Con la Palabra! Si usted es acusado de algo ahora mismo y sabe que lo ha confesado, se ha arrepentido y le ha rogado a Dios perdón, apodérese de la autoridad que Dios le dio y declárele a esos demonios su Palabra:
1 Timoteo 1:12-14. Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio,
1:13 habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.
1:14 Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.
Y Romanos 8:1- 3. Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
RECUERDE QUE SOMOS JUSTIFICADOS POR SU HIJO JESUCRISTO.
“Más al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:5).
Justificación es el acto de Dios por medio del cual Él declara a los que han confiado en Cristo, que son justos, así como su Hijo es justo.La salvación no se basa en nuestras obras.
¿Sabe qué es lo que Dios ve cuando mira a uno de sus hijos (as)? Él ve a Jesucristo. Algunos dirán: “¡Eso es arrogancia!” No. No lo es. Está en la Biblia. Un hijo (a) está en Cristo y, por lo tanto, Dios no puede ver sus pecados (lea 1 Corintios 1:30). Él sólo ve la justicia de su Hijo.
Justificación es mucho más que sólo un perdón. ¡Es una promoción! Dios no sólo perdona nuestros pecados. Él nos hace justos. Sólo Dios puede tomar a alguien que es culpable y declarar a esa persona justa. Es el trabajo salvador de Dios. ¿Cuál es la base de nuestra justificación? ¡Su gracia!
La próxima vez que pase frente a un espejo y alguien está con usted, comience una conversación evangelizadora: “El otro día Dios me enseñó algo acerca de mi reflejo. Cuando miramos al espejo, nos vemos a nosotros mismos. Pero cuando Dios me mira, Él ve a su Hijo.” Vea cómo la otra persona reacciona y responde.
PRESENTARNOS DELANTE DE DIOS COMO VIVOS.
“Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia” - (Romanos 6:13).
¿Sabe que si el diablo hace lo que hace en su vida, es porque usted mismo se lo ha permitido? Antes de ser salvo, no tenía opción. Usted era esclavo del pecado (lea Juan 8:34). Y mucho más que eso, usted estaba muerto en sus delitos y pecados (vea Efesios 2:1-3). ¿Puede un hombre muerto escoger ser justo? Por supuesto que no. Pero si usted es salvo, Dios le ha dado vida en Cristo (vea Efesios 1:4-5). Ahora, usted no tiene que dejar que el pecado tenga autoridad en su vida. No hay absolutamente ningún poder que diga que usted debe pecar. Cuando Dios le salvó, le dio poder para vencer al pecado. Cuando Jesús es Señor, usted quita del trono al pecado y pone en el trono a Jesús. Necesitamos ser como el hombre que oraba: “Señor, ayúdame a cooperar contigo; así no tendrás que operarme.”
Pídale a Dios que le revele si usted consciente o inconscientemente ha cedido para ser un instrumento de injusticia. Pídale a Dios que le dé convicción de pecado y lo traiga al arrepentimiento. Pida Su perdón y Su poder para poder ser un vencedor.
¡Alabe a Dios porque Él hace nuevas todas las cosas!


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