JESUCRISTO
NOS PIDE HACER LA VOLUNTAD DE DIOS EN OBEDIENCIA.
Marcos 3:35:
“Porque todo aquel que hace la VOLUNTAD de DIOS, ése es mi hermano, y mi
hermana, y mi madre.”
Ian Thomas,
autor y fundador del ministerio Portadores de la Antorcha (Torchbearers) en
Inglaterra preguntó: “¿Cuál evento en la vida de Jesús es más espiritual? ¿Cuándo
Jesús predicó el Sermón del Monte? ¿Cuándo levantó a Lázaro de entre los
muertos? ¿Cuándo lavó los pies de sus discípulos? ¿O cuando escupió en la
tierra para hacer lodo con el cual ungir los ojos del hombre ciego?”
Ninguno fue
más espiritual que el otro. Jesús no dividió su vida en pequeños segmentos de
espiritualidad. Él simplemente estuvo DISPONIBLE para llevar acabo la VOLUNTAD de su PADRE. La voluntad de Dios
no es un mapa de carretera. ¡Es una relación personal! Usted solamente se
APARTA estando disponible para hacer la VOLUNTAD de DIOS.
¿Está usted
segregando su vida en actividades que son más espirituales que otras? RÍNDASE
todo a Él y DISPÓNGASE a realizar todo lo que Él lo llame a efectuar hoy.
"DALE...
LO POCO QUE TIENES"
Jesús cruzó
al otro lado del mar de Galilea, subió a una colina y se sentó allí rodeado de
sus discípulos. Enseguida vio que una gran multitud venía a su encuentro.
Dirigiéndose a Felipe, le preguntó:--
¿Dónde
podemos comprar pan para alimentar a toda esta gente? Felipe contestó: --
¡Aunque trabajáramos meses enteros, no tendríamos el dinero suficiente para
alimentar a toda esta gente!
Entonces
habló Andrés, el hermano de Simón Pedro: «AQUÍ HAY UN MUCHACHITO QUE TIENE
CINCO PANES DE CEBADA Y DOS PESCADOS. ¿Pero de qué sirven ante esta enorme
multitud?»
Jesús dijo:
«Díganles a todos que se sienten». Así que todos se sentaron sobre la hierba,
en las laderas. (Sólo contando a los hombres sumaban alrededor de cinco mil).
Luego Jesús tomó los panes, DIO GRACIAS A DIOS Y LOS DISTRIBUYÓ ENTRE LA GENTE.
Después hizo lo mismo con los pescados. Y todos comieron cuanto quisieron.
(Juan 6:1-14)
En esa
ocasión, Jesús utilizó lo poco que este niño tenía. Lo hizo también con la
mujer que solo tenía una pequeña ración de carne y un poquito de aceite, cuando
el profeta Elías le pidió un bocado de pan y después milagrosamente Dios les
proveyó más. Incluso con la viuda que se acercó al profeta, pidiendo ayuda
porque querían llevarse a sus hijos como parte de la deuda que su esposo había
dejado al morir, y éste le dijo: ¿Qué tienes en tu casa? Ella contesto: No
tengo nada, solo un frasco de aceite de oliva, y ese aceite fue multiplicado
para pagar su deuda.
Cada uno
tiene un tesoro dentro de sí mismo para ser explotado, si se lo damos a Dios,
Él transformará lo poco que tenemos en mucho y no solo para la suplir la
necesidad de una persona sino para todas las que están a nuestro alrededor.
¡Dios quiere
que usemos lo que tenemos, ese poco que está durmiendo y no ha despertado aún!
Autor(a)
Soraida Fuentes.
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