jueves, 22 de junio de 2017

PREPARANDONOS PARA EL DÍA FINAL ANUNCIADO POR EL SEÑOR.

PREPARANDONOS PARA EL DÍA FINAL ANUNCIADO POR EL SEÑOR.
“Más el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración” (1 Pedro 4:7).
G. Campwell Morgan fue un gran expositor de la Palabra de Dios, y alguna vez dijo: “Nunca recuesto mi cabeza en la almohada sin pensar que tal vez antes de despertar, mi mañana final haya llegado. Nunca comienzo a trabajar sin pensar que Él puede interrumpir mi trabajo para hacer el Suyo.”
Cada noche, al irnos a acostar, deberíamos decir: “Jesús puede venir esta noche.” Y cada día al ir a nuestros respectivos trabajos, deberíamos pensar que ese día pudiera ser el último día de trabajo para nosotros. Debemos estar apercibidos para Su regreso.
¿Está usted orando por el retorno de Jesús? Si usted le ama, debería estar anhelando Su regreso y orando: “Sí, ven, Señor Jesús” (Ap. 22:20).
Si éste fuera su último día sobre la tierra, ¿qué es lo que haría diferente? ¿Cómo invertiría su tiempo? ¡Piénselo! Luego viva como si Jesús fuera a venir cualquier momento. ¿Y sabe qué? ¡A lo mejor lo hace!
SOMOS HECHOS JUSTICIA DE DIOS EN JESUCRISTO.
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2 Corintios 5:21).
ES LA OBRA DE JESUCRISTO Y NO NUESTRA RELIGIOSIDAD.
¿Alguna vez se ha acostado al final de un largo día y satisfecho se dice: “Bien, hoy fui una buena persona, así que si muero esta noche iré al cielo?” Si lo ha hecho, no está solo. Me atrevo a afirmar que la mayoría de personas creen que si van a la iglesia, diezman su dinero y hacen bien a otros, que Dios les permitirá entrar al cielo. Con todo, si ser religioso nos puede llevar al cielo, por qué fue un hombre tan religioso como Pablo confrontado cuando viajaba camino a Damasco y el Señor le preguntó: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:4b). Aún más importante, si pudiésemos salvarnos a nosotros mismos realizando buenas obras Dios no tenía necesidad de enviar a su Unigénito al mundo como sacrificio substituto por usted y por mí. No, es la justicia de Jesús lo que nos salva.
No es hasta que admitamos nuestro pecado que vamos a conocer la misericordia y el perdón del Rey. Póstrese ante Él hoy y admita que está perdido sin Él y que su salvación fue comprada exclusivamente con la sangre de Cristo.
TODA LENGUA CONFIESE QUE JESUCRISTO ES EL SEÑOR, PARA GLORIA DE DIOS PADRE.
“ ¡TODO SUCEDE PARA LA GLORIA DE DIOS!”
“Por cuanto agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud” (Colosenses 1:19).
¿Sabe usted por qué suceden todas las cosas? Es para traer gloria a Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo. De hecho, la Palabra de Dios nos dice que Jesucristo debe tener preeminencia en toda la historia. El todo de la historia culmina exclusivamente en eso. ¿Sabe la razón por qué el mundo fue creado? ¡Jesús! ¿Sabe por qué ministra el Espíritu Santo? ¡Jesús! ¿Sabe para qué habrá un día de juicio final? Para que “toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:11). Hitler y Hemingway lo confesarán. Buda y Mahoma lo confesarán. Ningún ser humano puede cambiar ese certísimo futuro: toda la creación reconocerá que Jesús es el Señor.
La próxima vez que alguien le pegunte por qué suceden ciertas cosas, dígales: “¡Para la gloria de Dios!”
LOS OJOS DEL SEÑOR CONTEMPLAN TODA LA TIERRA.
“Todas las cosas son puras para los puros, más para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas” (Tito 1:15).
¿Alguna vez ha escuchado a alguien decir: “Deje que su conciencia sea su guía”? Bueno, eso no siempre es lo más recomendable, porque la conciencia puede estar contaminada. Un indígena norteamericano, creyente, dijo lo siguiente relacionado con nuestra conciencia: “En mi corazón hay una flecha que tiene tres afiladas puntas. Si hago lo malo, la flecha se mueve, y me corta. Si hago lo malo muchas veces, las puntas se desgastan y ya no me duele tanto. Pero cuando desaparece el dolor, ¡cuídese!”
Una persona puede estar adormecida o ciega a lo que ha hecho, y volverse insensible a sus malas acciones. Si tal ocurre, una persona puede llegar a tener “una conciencia cauterizada”. La única forma en que su conciencia puede ser su guía, es cuando Dios guía su conciencia.
2 Crónicas 16:9 dice: “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con Él [...].”
DIOS SABE LO QUE HABLAMOS, LO QUE HACEMOS Y A LOS LUGARES QUE VAMOS.
Viva hoy sabiendo que los ojos del Señor están sobre usted, y al final del día pregúntese: “¿He encontrado gracia a los ojos del Señor por la forma en que he hablado, por lo que he hecho, y a donde he ido?”
LO QUE HACEMOS EN ESTA VIDA TIENE ECO EN LA ETERNIDAD.
Eco en la eternidad. Mateo 6:19-21.
© Copyright 2010 Más de la Vida con Jorge Cota.
Mateo 6: 19- 21.6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
LA RAZÓN DE ADMINISTRAR BIEN EL TIEMPO.
Imagínese un banco que todos los días por la mañana le acredita a su cuenta personal $86,400 dólares pero el saldo no se transfiere al día siguiente.  En otras palabras, al final del día se le termina ese dinero. Cualquier cantidad de los $86,400 dólares que no gastó durante el día; los perdió. ¿Usted qué haría? Yo estoy seguro que la mayoría de nosotros gastaríamos cada centavo todos los días. Por lo menos transferiríamos el saldo a otra cuenta.
La realidad de las cosas es que sí hay un banco así y se llama el banco del tiempo. Todas las mañanas, usted y yo somos acreditados con 86,400 segundos y todas las noches el banco del tiempo cancela todo lo que no logró gastar, invertir o transferir. No le ofrece protección de ningún tipo, y su cuenta puede cerrarse en cualquier momento y sin previo aviso. Si usted falla en usar el deposito del día; la pérdida es suya.
En Planet Hollywood (una cadena de restaurantes) de Fort Lauderdale en Florida. Hay una nota escrita a mano por Bruce Lee que se llama.
Mi Objetivo Principal Definido. La nota dice lo siguiente:
"Yo, Bruce Lee, seré la primera superestrella oriental mejor pagada de los Estados Unidos. A cambio daré las actuaciones más excitantes y rendiré al máximo de calidad en la capacidad de actor. Comenzando en 1970, alcanzaré fama mundial y desde ahí en adelante hasta el final de 1980, tendré en mi posesión $10,000,000. Luego viviré de la forma que deseo y alcanzaré armonía y felicidad interior".
--Firmado, Bruce Lee (Enero 1969).
Cuatro años y medio más tarde Bruce Lee estaba muerto. Bruce Lee estaba radicalmente comprometido a una causa sin trascendencia y sin importancia. Yo le garantizo que hoy está eternamente arrepentido. La pregunta para todos nosotros el día de hoy es la siguiente: ¿Estaremos algún día eternamente arrepentidos?
Cuando usted esté delante de su Creador, estará avergonzado por su "Objetivo Principal"  y por todo aquello que consumió su tiempo, su talento y su tesoro. Espero que no.
De manera que yo lo desafío a que busque un lugar donde pueda impactar a la eternidad. Un lugar donde pueda decir: "Sabes, valió la pena mi existencia".
¿Cómo lo encuentra? Haciéndose cuatro preguntas…
1. ¿Qué sé hacer bien?
2. ¿Qué me gusta hacer tanto, que lo haría gratis?
3. ¿Qué puedo hacer que aún no está hecho?
4. ¿Qué puedo hacer que tendrá ramificaciones eternas?
Cuando encuentre una cosa que conteste esas cuatro preguntas estará listo para trascender. 
Como puede ver, "Lo que hacemos en esta vida, tiene su eco en la eternidad".
La Palabra nos dice claramente en Proverbios 27: 21.
27:21.No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué traerá el día.
El Apóstol Santigo nos advierte en Santiago 4:13- 15.
4:13 ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos;
4:14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
4:15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.
SANTOS Y LIMPIOS DELANTE DE DIOS.
“Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado” (Salmos 51:2).
Antes de que el sacerdote pudiera entrar en el lugar Santísimo, tenía que detenerse en el lavabo y lavarse las manos y los pies. Él ya se había bañado desde la cabeza hasta los pies, pero el piso del tabernáculo era de tierra. Tampoco había utensilios, así que sus manos estaban sucias. Esta preparación final antes de entrar en la presencia de Dios, era el despojarse de la contaminación del mundo, lavándose las manos y los pies. Cuando estamos en contacto con el mundo, estamos contaminados. No necesitamos bañarnos completamente. Ya somos salvos. Pero cada día debemos pedir a Dios que mire nuestros corazones y nos limpie de nuestros pecados. ¿No sería maravilloso si cada uno de nosotros viniera a la presencia del Señor con la seriedad con que lo hacían los sacerdotes en el Antiguo Testamento? ¡Deberíamos!
¿Se ha acercado usted al lavabo esta mañana? Si no lo ha hecho, arrodíllese delante de Dios ahora mismo, y haga del Salmo 139:23 y 24 su oración. Dios está esperando para perdonarle: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.”
PEREGRINOS SOMOS.
Por Carlos Rey.
La batalla rugía con todo su furor. Los soldados avanzaban contra el enemigo. Al ponerse el sol, la oscuridad los obligó a descansar hasta el día siguiente. Era peligroso tratar de ganar más territorio de noche, así que el comandante de la tropa ordenó que todos cavaran una trinchera. Cuando ya los demás habían terminado, quedó un solo soldado que seguía cavando cada vez más hondo.
El comandante pensó que el joven soldado tal vez hubiera dado contra una piedra o que le hubiera tocado un terreno más duro que el de sus compañeros. Pero cuando vio que sacaba tierra suave y fresca, le preguntó:
—¿Acaso no ha llegado a la profundidad necesaria?
—Sí —le contestó el soldado—, pero prefiero que la trinchera quede bien honda y segura.
A lo que el comandante replicó:
—Recuerde, soldado, que no vamos a estar aquí más que una sola noche.
Esta anécdota nos hace reflexionar sobre la tendencia que muchos tienen a profundizarse en las cosas de esta vida. Tanto es así que pareciera que fueran a pasar toda una eternidad en esta tierra. No les cruza por la mente el que seamos peregrinos. Se afianzan a todo lo que ofrece este mundo. Se aferran a las cosas materiales. Se sujetan a esta tierra con ligaduras tan fuertes que algunos, al tener que soltarlas por alguna tragedia o por alguna adversidad económica, no soportan el cambio y deciden ponerle fin a su vida.
A los que tienen este sentir, y aun a los que no hemos llegado hasta ese extremo de desesperación, nos conviene atender a estas sabias palabras de Jesucristo: «No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.... Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.»1.
Lo cierto es que sólo estamos de paso en esta tierra. Vamos rumbo a nuestro destino final. La muerte no es un cese de actividades sino una transición. Ni constituye el fin de la vida sino sólo un traslado a otra esfera. Si durante esta vida hemos pensado únicamente en lo terrenal y no nos hemos reconciliado con Dios por el único medio que Él ha provisto, que es su Hijo Jesucristo, entonces, cuando pasemos a la otra vida, Cristo tendrá que decirnos: «Yo di mi vida por ti en la lucha que libré por tu alma, pero tú no me reconociste. Por eso ahora no puedo reconocerte a ti ante mi Padre aquí en el cielo.»2.
En cambio, si hemos reconocido a Cristo como nuestro único Salvador y hemos vivido como peregrinos que anhelan una patria mejor, entonces Cristo nos reconocerá ante su Padre y nos dará la bienvenida a la patria celestial que nos ha preparado.3.
1         Mt 6:19-21,33. 6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
2         Mt 10:3233. A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.
10:33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
3         He 11:1316. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.
11:14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria;
11:15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.
11:16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.

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