EL CONCEPTO
PERSONAL QUE TIENE DE DIOS PARA SU VIDA.
Un día pensé
que llegaría a esta reflexión acerca de lo que pienso de Dios.
Sabemos que
su Palabra habla de Él, y lo hace de la forma más completa y extraordinaria.
Los expertos
como los teólogos, los estudiosos de estos temas, se han pronunciado a través
de muchos e innumerables escritos.
Hasta los
que no creen en Él y se declaran como escépticos y que voluntariamente no
quieren hablar de Dios, también han hecho conocer sus opiniones.
¿Pero la
pregunta es y yo qué pienso acerca de Dios?
No quisiera
dar la respuesta que la Palabra de Dios da por medio de un versículo, o aquella
respuesta rápida y automática que muchas veces decimos sin entrar en una
reflexión profunda, íntima y desde lo más interno de nuestro corazón, como
cuando decimos simplemente sí, Él es mí Dios y punto.
Personalmente
quisiera decir todas aquellas cosas que pienso, que siento y que hacen parte de
mi vida, unida a la de Dios.
Para los que
han conocido acerca de Dios, desde muy pequeños y jóvenes en edad, de seguro
parece muy fácil hablar de Él.
Para los que
lo conocieron en circunstancias muy particulares como: Tiempos de angustia,
persecución, miedo, dolor, soledad, pecado, amenazas de muerte, en la cárcel.
Pero también en algunos de alegría, éxito, el mejor momento de su proyecto de
vida y momentos de mucho confort; tal vez el concepto acerca de Dios, sea muy
amplio, muy significativo, a lo mejor tengan muchas palabras para expresarlo y
quieran decir mucho sobre Dios.
Me pregunto ¿qué
pueden decir aquellos que lo conocen en su último aliento de vida?
Puede que no
digan mucho, pero que digan como aquel hombre colgado en la cruz, que dijo lo
suficiente “acuérdate de mí, cuando estés en tu Reino.
Existen sin
lugar a dudas muchas personas, que desde niños, siendo jóvenes, en su edad de
oro, en momentos difíciles, en aquellos de gran gozo, escucharon acerca del
Dios y Salvador Jesucristo y cuando se les pregunta del concepto que tienen de
Él, no digan mucho o nada.
¿Qué diría
usted de Dios hoy, si alguien se lo preguntara?
Haga una
oración, en la que pueda conectar su corazón, con el corazón de Dios y
exprésele con sus propias palabras, lo que usted piensa, siente y vive con Él.
Pídale perdón, reconózcalo como su único y suficiente Salvador y comprométase
en un pacto de obediencia con ese Dios Santo y Maravilloso.
Yo quiero
este día decir lo que Dios significa para mí.
Es mi gran
amor, mi gran esperanza, mi final feliz, mi más allá, pero también mi más
cercano, mi vida, mi fuerza, mi orgullo, mi padre, mi alegría, mi anhelo; Él lo
es Todo para mí.
Bendito el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos
hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos,
1:4 para una
herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos
para vosotros,
1:5 que sois
guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que
está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
ESTE ES EL
MAYOR ANHELO DE NUESTRO CORAZÓN, ESTAR UNIDOS A JESUCRISTO POR TODA LA
ETERNIDAD.
Apocalipsis
22:17: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que
tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”
Dios utilizó
la analogía de una boda para describir el momento cuando llegamos a ser uno con
nuestro Señor Jesucristo. Cuando lleguemos a ser uno con Dios por la eternidad,
lo conoceremos en una manera más íntima de la que lo conocemos ahora. Dios lo
llama “las bodas del Cordero”.
El pastor
Rogers testificó: “Cuando pienso al respecto, no me molesta decirle que la idea
de ser arrebatado para encontrarme con el Señor en gloria y conocerle cara a
cara, es de tal satisfacción, que la Biblia describa dicho evento como la consumación
matrimonial. ¡Eso me emociona!”
Cuando
medita acerca de la segunda venida de Cristo, ¿palpita su corazón de emoción?
¿Anhela su retorno y su reino?
PREPARANDONOS
PARA EL DÍA FINAL ANUNCIADO POR EL SEÑOR.
“Más el fin
de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración” (1 Pedro
4:7).
G. Campwell
Morgan fue un gran expositor de la Palabra de Dios, y alguna vez dijo: “Nunca
recuesto mi cabeza en la almohada sin pensar que tal vez antes de despertar, mi
mañana final haya llegado. Nunca comienzo a trabajar sin pensar que Él puede
interrumpir mi trabajo para hacer el Suyo.”
Cada noche,
al irnos a acostar, deberíamos decir: “Jesús puede venir esta noche.” Y cada
día al ir a nuestros respectivos trabajos, deberíamos pensar que ese día pudiera
ser el último día de trabajo para nosotros. Debemos estar apercibidos para Su
regreso.
¿Está usted
orando por el retorno de Jesús? Si usted le ama, debería estar anhelando Su
regreso y orando: “Sí, ven, Señor Jesús” (Ap. 22:20).
Si éste
fuera su último día sobre la tierra, ¿qué es lo que haría diferente? ¿Cómo
invertiría su tiempo? ¡Piénselo! Luego viva como si Jesús fuera a venir
cualquier momento. ¿Y sabe qué? ¡A lo mejor lo hace!
No hay comentarios:
Publicar un comentario