EL PODER DE
LAS PALABRA PARA PRODUCIR VIDA O MUERTE.
¿A que no
sabes de lo que me entere?
En las
muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente.
Proverbios 10:19.
En las
escrituras, leemos que las palabras tienen poder, para bendición o maldición,
sin embargo vemos a menudo, como se usa algo tan valioso de manera tan
imprudente.
Por lo tanto
vemos gente que habla, casi sin poder parar y por su incontinencia verbal, terminan
diciendo palabras, de la cual tal vez en poco tiempo se arrepientan. De esta
manera, se hiere, miente, promete, engaña, o bien se maltrata, todo a través de
las palabras.
Cuantas
veces pasa, que nos comienzan a contar algo de una persona y al poco tiempo nos
vemos involucrados, también nosotros aportando nuestra propia opinión o
experiencia y cuando nos queremos acordar estamos murmurando, en chisme,
opinando de situaciones y personas que tal vez no conocemos en profundidad.
Por lo
tanto, debemos estar alerta a preguntas tales como: te enteraste lo que pasó? o
bien te voy a contar un secreto, pero no se lo digas a nadie... o bien la
versión religiosa del chisme: te cuento
esto, pero te lo digo para que estés orando.... No vayas a tomarme por un
chismoso.
Si por un
instante pudiéramos comprender lo dañino que resulta esto, seguramente seríamos
más prudentes en el uso de nuestras palabras. Es frecuente ver personas, que
hablan abundantemente, casi presumiendo saber de todo, sin embargo la
prudencia, está en refrenar sus labios.
Otra
característica del que habla mucho, es que es mas propenso a equivocarse, no
aprende de otros y de tanto hablar no escucha a los demás, sino solamente a si
mismo.
Es
importante reflexionar, si realmente le estamos dando buen uso a nuestras
palabras, piensa por un momento las
veces que lastimaste a alguien sin querer, por una palabra demás que se te
escapó. Piensa también en las palabras que a tí te han marcado, que otros te
han dicho casi sin pensar pero que en ti produjeron un dolor que aún hoy
recuerdas.
Hay personas
que se relacionan con los demás, con palabras fuertes, a veces con gritos o
insultos y esto casi que forma parte de su vida normal, pero hoy a la luz de la
Palabra, el desafío es cambiemos nuestra forma de hablar, para que logremos lo
que dice la Biblia acerca de cómo debemos hacerlo.
Sea vuestra
palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis
responder a cada uno. - Colosenses 4:6.
Daniel
Zangaro.
Director RDS
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