jueves, 17 de marzo de 2016

BIENAVENTURADOS LOS QUE CREEN SIN VER. LA FE Y NO LA VISTA.

BIENAVENTURADOS LOS QUE CREEN SIN VER. LA FE Y NO LA VISTA.
“Porque por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7).
En el capítulo 4 de Juan, leemos la historia de un hombre noble que tenía un hijo enfermo, y sin embargo Jesús escogió no ir hasta donde estaba el hijo enfermo para sanarlo. En otras ocasiones, Jesús fue y puso sus manos en los enfermos y los sanaba. ¿Por qué no hizo así esta vez? Creo que Él no fue para beneficio nuestro. Hay muchos de nosotros hoy en día que pensamos que “si tan solo tuviésemos la presencia física de Jesús, entonces tendríamos sus bendiciones. Asimismo decimos: “¡Ah, si yo hubiera vivido en ese tiempo!”, o “¿No será maravilloso cuando Jesús regrese?” No tenemos que vivir en el pasado ni en el futuro, puesto que poseemos su Palabra. Ésta es tan real y poderosa como si Jesús mismo estuviera aquí, en la carne. La distancia no hace ninguna diferencia.
¿Qué es lo que usted está esperando para dar el paso de fe? Bien se ha dicho: “Cuando usted no pueda ver Su mano, confíe en Su corazón.” Lea Colosenses 1:9-14. Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,
1:10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
1:11 fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad;
1:12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;
1:13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,
1:14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.






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