miércoles, 16 de marzo de 2016

EL LLAMAMIENTO SE HACE REALIDAD CUANDO ACEPTO HACER PARTE DE LA GRAN COMISIÓN.

EL LLAMAMIENTO SE HACE REALIDAD CUANDO ACEPTO HACER PARTE DE LA GRAN COMISIÓN.
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” - (Mateo 28:19-20).
¿Alguna vez ha compartido con otra persona la historia de cómo Dios le salvó? Algunas personas son temerosas de hacerlo porque tienen miedo de no saber qué decir. O tienen temor de que alguien les pregunte algo que no puedan responder. ¿Alguna vez se ha sentido así? Yo creo que está bien si usted dice: “No lo sé.” No es un pecado el ser ignorante de algo. Sin embargo, es un pecado el conformarse con serlo. Dios le ha llamado para que sea su testigo. ¿Sabe lo que es un creyente? Es un testigo: alguien que ha visto, ha escuchado o ha experimentado a Jesucristo. Nada más, pero tampoco nada menos. Jesús no nos ha llamado para que seamos abogados para argumentar un caso. Nos ha llamado para que seamos sus testigos. ¿Será usted su testigo hoy?
UN VERDADERO CRISTIANO DA TESTIMONIO DE SU SALVACIÓN.
Si usted nunca ha compartido su testimonio con alguien, tal vez es porque no sabe qué decir. El mejor consejo que podemos ofrecer es, primero, ser un buen oyente. Escuche cuando alguien comparte sus necesidades y, si puede, dé los pasos necesarios para ayudar. Luego pregunte si usted puede compartir lo que Dios hizo en su vida cuando usted tuvo esas mismas necesidades. ¿Dónde puede esparcir semillas hoy día?


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