miércoles, 9 de marzo de 2016

ESPERANZAS PARA MIEMBROS PRÓDIGOS DE TU FAMILIA. EL HIJO PRÓDIGO.

ESPERANZAS PARA MIEMBROS PRÓDIGOS DE TU FAMILIA.
 EL HIJO PRÓDIGO.
Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió,
Y se echó sobre su cuello, y le besó.   -- palabras de Jesús (Lc. 15:20).
 Cuenta un reconocido Pastor:
Conozco a líderes cristianos por doquier cuyos hijos se han alejado vagando lejos de Dios.  Recientemente, en México, una hermana recostó su cabeza en mi hombro.  Ella estaba sollozando.  “Hermano John, mis tres hijos no me hablan.  No quieren que les hable de Dios.  Uno de ellos dice que es un ateo.  ¿Podría por favor orar por mí?”
Yo lloré.  Y oré por esa madre con su corazón roto y por sus hijos.

Tú puedes sentir la angustia de aquella hermana mientras lees este devocional.  En caso de que tengas tu corazón roto por uno de los miembros de tu familia cuyo corazón está lejos de Dios, déjame confortarte con estas tres simples preguntas. . .

1.  ¿Piensas que la rebelión de tu hijo/a es mayor que la voluntad de Dios?  Dios es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 P. 3:9).
 Es decir que es necesario seguir orando; “Orad sin cesar”.
2.  ¿Crees que los pecados de tu hijo/a son más poderosos que la gracia de Dios?  Más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia (Ro. 5:20).
 Gracia infinita, sublime gracia es la de Dios; debemos aferrarnos a sus promesas.
3.  ¿Piensas que el enojo de tu hermano hacia Dios va a exceder en duración al infinito amor y misericordia de Dios?  Las misericordias de Dios son nuevas cada mañana (La. 3:22-23) y duran desde la eternidad hasta la eternidad.  Más la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos (Sal. 103:17).
 Somos hijos de Dios y debemos clamar a Él por Justicia y Perdón para nuestros hijos.
Nunca está mal llorar.  ¡A menudo está bien!  Incluso Jesús lloró por su pueblo que lo crucificaron (Lc. 19:41).  Mientras lloras por aquellos que amas, permíteme sugerirte con amor lo siguiente. . .

1.  ¡Nunca, nunca, nunca te rindas!  Nunca dejes de orar por tu hijo, tu hija, tu hermano o hermana o cualquiera de tus familiares que andan vagando sin Dios.  Él contesta tus oraciones (Mr. 11:24).

2.  Nunca dejas de orar por ti mismo.  A través del dolor, Dios quiere que aumentes y purifiques tu fe (Stg. 1:2-4).  Él está preparándote para la incomparable gloria venidera (Ro. 8:18).

3.  Nunca olvides que Dios también es un padre con el corazón roto.  Desde el principio, su pueblo vagó lejos de Él, se reveló y corrió tras otros dioses.  Tu dolor y lágrimas por tus seres amados te permitirán identificarte más y más con el corazón roto de Dios.  Él quiere que conozcas Su corazón.  Él llora contigo.  ¡Y quiere que sepas que no estás solo!  Nunca.

Mantente animado.  Vive en victoria cada día.  Porque nada hay imposible para Dios (Lc. 1:37).

 Y todos tus hijos serán enseñados  por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos (Is. 54:13).
Salmos 71: 17: “Oh, Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas.”
Satanás está en medio de una matanza: él quiere asesinar nuestra memoria y sumergirnos en el mar del olvido sin recolección de la herencia cristiana que poseemos como nación. Trágicamente está dirigiendo su artillería a nuestros hijos y particularmente en el lugar donde en tiempos pasados crecían en el conocimiento de lo bueno: las escuelas públicas. En éstas se sacó la oración, más entró la policía. Se sacó la Biblia, pero entró el programa de aclaración de valores. Se sacaron los Diez Mandamientos, más entró la ingeniería social. Se sacó la creación, pero entró la evolución. Se sacó la historia correcta, más entró el revisionismo. Dios dice que debemos recordar la generación por venir.
Usted tiene una labor importante: influenciar las vidas de los que vendrán después de usted. Enséñeles a andar en los caminos del Señor e ir contra la marea del mundo.
EL Salmo 119: 9 dice:
¿Con qué limpiará el joven su camino?
Con guardar tu palabra.
Enseñar nuevamente a nuestros hijos La Palabra de Dios, para volver a Honrar, dar Gloria y Alabanza al Padre Celestial y a Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos en familia, reunámonos en torno a la mesa, alcemos nuestras manos al Cielo de donde vendrá nuestro socorro.
Salmos 78:7: “A fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos.”
El 8 de junio de 1845, Andrew Jackson dijo: “La Biblia es la roca sobre la cual descansa nuestra República.” Unos cuantos años antes en 1820, otro de nuestros estadistas, Daniel Webster declaró: “Que no olvidamos el carácter religioso de nuestro origen.” En los días de nuestros antepasados, la gente no contendía con respecto a la importancia de la Biblia. Nuestros antepasados proclamaron por todos lados su gran reverencia por el cristianismo, habiendo viajado en su luz y trabajado en su esperanza. Buscaron incorporar, escuchar e implantar su influencia en todas las instituciones: civiles, políticas y literarias.

La herencia nacional es importante, pero también lo es su herencia espiritual como creyente y como familia. ¿Por qué no toma un tiempo esta semana y se sienta a enseñar la herencia espiritual de su familia?

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