ESPERANZAS
PARA MIEMBROS PRÓDIGOS DE TU FAMILIA.
EL HIJO PRÓDIGO.
Y cuando aún
estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió,
Y se echó
sobre su cuello, y le besó. -- palabras
de Jesús (Lc. 15:20).
Cuenta un reconocido Pastor:
Conozco a
líderes cristianos por doquier cuyos hijos se han alejado vagando lejos de
Dios. Recientemente, en México, una
hermana recostó su cabeza en mi hombro.
Ella estaba sollozando. “Hermano
John, mis tres hijos no me hablan. No
quieren que les hable de Dios. Uno de
ellos dice que es un ateo. ¿Podría por
favor orar por mí?”
Yo
lloré. Y oré por esa madre con su
corazón roto y por sus hijos.
Tú puedes
sentir la angustia de aquella hermana mientras lees este devocional. En caso de que tengas tu corazón roto por uno
de los miembros de tu familia cuyo corazón está lejos de Dios, déjame
confortarte con estas tres simples preguntas. . .
1. ¿Piensas que la rebelión de tu hijo/a es
mayor que la voluntad de Dios? Dios es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento (2 P. 3:9).
Es decir que es necesario seguir orando; “Orad
sin cesar”.
2. ¿Crees que los pecados de tu hijo/a son más
poderosos que la gracia de Dios? Más
cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia (Ro. 5:20).
Gracia infinita, sublime gracia es la de Dios;
debemos aferrarnos a sus promesas.
3. ¿Piensas que el enojo de tu hermano hacia
Dios va a exceder en duración al infinito amor y misericordia de Dios? Las misericordias de Dios son nuevas cada
mañana (La. 3:22-23) y duran desde la eternidad hasta la eternidad. Más la misericordia de Jehová es desde la
eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los
hijos de los hijos (Sal. 103:17).
Somos hijos de Dios y debemos clamar a Él por
Justicia y Perdón para nuestros hijos.
Nunca está
mal llorar. ¡A menudo está bien! Incluso Jesús lloró por su pueblo que lo
crucificaron (Lc. 19:41). Mientras
lloras por aquellos que amas, permíteme sugerirte con amor lo siguiente. . .
1. ¡Nunca, nunca, nunca te rindas! Nunca dejes de orar por tu hijo, tu hija, tu
hermano o hermana o cualquiera de tus familiares que andan vagando sin Dios. Él contesta tus oraciones (Mr. 11:24).
2. Nunca dejas de orar por ti mismo. A través del dolor, Dios quiere que aumentes
y purifiques tu fe (Stg. 1:2-4). Él está
preparándote para la incomparable gloria venidera (Ro. 8:18).
3. Nunca olvides que Dios también es un padre
con el corazón roto. Desde el principio,
su pueblo vagó lejos de Él, se reveló y corrió tras otros dioses. Tu dolor y lágrimas por tus seres amados te
permitirán identificarte más y más con el corazón roto de Dios. Él quiere que conozcas Su corazón. Él llora contigo. ¡Y quiere que sepas que no estás solo! Nunca.
Mantente
animado. Vive en victoria cada día. Porque nada hay imposible para Dios (Lc.
1:37).
Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus
hijos (Is. 54:13).
Salmos 71:
17: “Oh, Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus
maravillas.”
Satanás está
en medio de una matanza: él quiere asesinar nuestra memoria y sumergirnos en el
mar del olvido sin recolección de la herencia cristiana que poseemos como
nación. Trágicamente está dirigiendo su artillería a nuestros hijos y
particularmente en el lugar donde en tiempos pasados crecían en el conocimiento
de lo bueno: las escuelas públicas. En éstas se sacó la oración, más entró la
policía. Se sacó la Biblia, pero entró el programa de aclaración de valores. Se
sacaron los Diez Mandamientos, más entró la ingeniería social. Se sacó la
creación, pero entró la evolución. Se sacó la historia correcta, más entró el
revisionismo. Dios dice que debemos recordar la generación por venir.
Usted tiene
una labor importante: influenciar las vidas de los que vendrán después de
usted. Enséñeles a andar en los caminos del Señor e ir contra la marea del
mundo.
EL Salmo
119: 9 dice:
¿Con qué
limpiará el joven su camino?
Con guardar
tu palabra.
Enseñar
nuevamente a nuestros hijos La Palabra de Dios, para volver a Honrar, dar
Gloria y Alabanza al Padre Celestial y a Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos en
familia, reunámonos en torno a la mesa, alcemos nuestras manos al Cielo de
donde vendrá nuestro socorro.
Salmos 78:7:
“A fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de
Dios; que guarden sus mandamientos.”
El 8 de
junio de 1845, Andrew Jackson dijo: “La Biblia es la roca sobre la cual
descansa nuestra República.” Unos cuantos años antes en 1820, otro de nuestros
estadistas, Daniel Webster declaró: “Que no olvidamos el carácter religioso de
nuestro origen.” En los días de nuestros antepasados, la gente no contendía con
respecto a la importancia de la Biblia. Nuestros antepasados proclamaron por
todos lados su gran reverencia por el cristianismo, habiendo viajado en su luz
y trabajado en su esperanza. Buscaron incorporar, escuchar e implantar su
influencia en todas las instituciones: civiles, políticas y literarias.
La herencia
nacional es importante, pero también lo es su herencia espiritual como creyente
y como familia. ¿Por qué no toma un tiempo esta semana y se sienta a enseñar la
herencia espiritual de su familia?
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